OPUS
JUDEI
por Alfonso Carlos de
Borbón
Prólogo
1. La
mentira sin piedad
2. El entorno familiar
3. Seminario y adolescencia
4. Un vidente con mucha
vista. La revelación divina
5. Tendencias nefandas
6. Escrivá y las
mujeres
7. Escrivá y los
siete pecados capitales
8. Hombre sin nombre.
Delirios de grandeza
9. Masonería
10. Muerte y resurrección
11. Santo y seña
12. El escándalo de
una beatificación
1. El
problema del
criptojudaísmo en España
2. Infiltración
secular del criptojudaísmo en el clero
3. Las raíces
judaicas de Escrivá de Balaguer
4. La simbología
kabalística del Opus Dei
5. Los ghettos
judíos como modelo para el Opus
6. El Opus Dei y la
cuestión judía
7. Las finanzas del Opus
Dei y el judaismo internacional
8. Identidad ente el
"espíritu de la obra" y el "alma judía"
9. Influencias
jesuíticas en el Opus Dei
10. El gobierno mundial,
el nuevo orden y el Opus Dei
Bibliografía
OPUS
JUDEI
por Alfonso Carlos de Borbón
Una Aclaración y Descargo de
Responsabilidades
Un importante aspecto de esta obra, con el cual no podemos estar de
acuerdo, es que el Sr. de Borbón parece referirse a los
judíos como si fueran un monolito homogéneo, es decir,
que todos son iguales y tienen la misma agenda.
Esto sería lo
mismo y tan erróneo como considerar a todos los católicos
como si
constituyeran
un monolito homogéneo con el Opus Dei y compartieran la agenda
de Escrivá - cosa que no puede estar más lejos de la
verdad.
No hay duda alguna que hay una facción judía que coopera
con el Opus Dei, y eso es lo que el Sr. de Borbón acertadamente
quiere exponer. Dicha facción judía obviamente
desconoce la verdadera
disposición que el Opus Dei tiene
hacia todo lo que esté relacionado con los judíos -
practicantes o no.
Los Editores en Formato
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Libro Original
Impreso en Orion Editores
Santafé de
Bogotá, D.C.
Colombia
Se termino de imprimir en el
mes de
Octubre de 1994
Talleres de ORION EDITORES
quién sólo sirvió com impresor.
Publicación original
libre de
derechos de autor y/o copyright.
OPUS
JUDEI
por Alfonso Carlos de Borbón
PRÓLOGO
Para descifrar el
enigma de la simulación mejor caracterizada de los tiempos
actuales y resolver el laberinto de forma sorprendente, ha hecho falta
desenredar una madeja enmarañada en una confusa urdimbre. Las
apariencias pueden engañar. Las cosas no son lo que parecen. La
ambigüedad y la confusión son el síntoma de la
actualidad.
Decía León XIII, refiriéndose a
la Masonería, en la Encíclica "Humanum Genus" que
desenmascararla era vencerla. Esa búsqueda de la luz en el
significado real del Opus Dei, buceando en sus raíces,
interrelacionando sus más caracterizados pensamientos y
penetrando en las aguas freáticas y subterráneas que son
las que irrigan la estructura de ese organismo enquistado en la
médula de la Iglesia Católica, es el quicio que vertebra
un libro apasionante por descubrirnos el trasfondo, las entretelas, la
rebotica de la organización que hoy goza de una Prelatura en la
Santa Sede y que está en las jambas de elevar a la santidad a su
polémico y caricato fundador.
La Historia generalmente se narra unas veces por su
aspecto superficial y otras por el anecdótico de cualquier
acontecimiento. Se describen los hechos como si se produjeran de manera
espontánea, sin causa ni origen, lo que conlleva a tener una
visión meramente epidérmica de la pura realidad. Para
conocer a fondo los fenómenos y darles un sentido y una
explicación hay que separar la hojarasca, cuyo mantillo puede
tapar la luz, para hacer visible la otra cara del espejo, la parte
opaca, invisible que es sin duda la que mueve los hilos del
guiñol.
Cuando uno inicia el descenso a las simas más
recónditas e inexploradas, donde las tinieblas ciegan la
percepción, puede hallar la sorpresa de lo que se podría
tildar de inverosímil. El Opus desenmascarado es la historia de
una trama donde realidad y ficción parecen fundirse y conjugarse
como si fueran una aleación perfecta. Ante tales circunstancias
caben dos caminos. Silenciar y esconder en las entrañas
más profundas y telúricas las conclusiones o
evidenciarlas, revelarlas y divulgarlas para general conocimiento. Ante
esta dicotomía, el autor ha optado por la segunda para despejar
la gran incógnita de la ecuación alambicada que el Opus
Dei plantea.
No es un libro escandaloso, ni provocador.
Polémico sí. Se podrá estar de acuerdo o en contra
de su contenido. La indiferencia, la neutralidad y la equidistancia no
es posible.
El libro no agota ni llega a la meta última
aunque si a la instancia superior. Inicia el derrotero, abre un nuevo
campo de investigación hasta ahora inédito. El hombre ha
venido durante toda su historia sobre la faz de la tierra uniendo y
segregando, fusionando o disolviendo elementos, ideas, pensamiento. El
autor ha engarzado a una columna - que podría ser la quinta- el
Opus, con otro pilar, el judaísmo, de fundamento y de
colofón.
La lectura del presente libro es obligada si no se
quiere pecar de incauto, pues la ignorancia no nos eximirá
jamás de las nefastas e irreparables consecuencias. No es un
grito de alarma, sino una consciente voz de alerta para los hombres que
busquen la verdad para ser plenamente libres.
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Índice
Completo
OPUS
JUDEI
ÍNDICE - CAPÍTULO I
CAPÍTULO
I
LAS
SECTAS Y EL OPUS DEI
Índice
Completo
CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
1. La sospecha se confirma
Ninguna se considera a sí misma como tal (1). No obstante, estamos en
disposición de hacer una afirmación tajante y
categórica en relación con el Opus Dei. Es una de las
sectas más poderosas y misteriosas de la Historia del siglo XX. (2) El propio Raimundo
Panikkar, uno de los pioneros en la andadura del núcleo inicial,
miembro integrante de los fundadores, que asistió a los
prolegómenos del Opus dice que "lo que empezó por ser un
pequeño grupo más o menos carismático que,
lentamente, a raíz de las circunstancias por una parte y de lo
que estaba latente en el espíritu del fundador, se fue
convirtiendo en lo que sociológicamente se llama una secta." (3)
Vivimos inmersos en un proceso de crisis social que ha creado un
mercado de credulidades. Las sectas proliferan, se expanden, penetran,
se instalan, afectan y culminan sus propósitos inconfesables
infiltrándose como el humo en los tejidos sociales, destruyendo
y aniquilando a muchos para el beneficio lucrativo de unos cuantos.
La noticia era de primera página. Los titulares de cabecera no
ofrecían espacio para titubeos. El órgano que
difundía la información era un medio de
comunicación de ámbito nacional. Los epígrafes del
periódico rezaban: "Miembros del Opus Dei son tratados con
técnicas de desprogramación en una clínica de
Barcelona" (4).
El contenido de esa sorprendente noticia venía a confirmar que
un número no determinado de jóvenes aspirantes y miembros
activos del Opus Dei habían sido tratados en Barcelona, en los
últimos meses, con técnicas de desprogramación
mental. Los tratamientos clínicos fueron aplicados a
petición de sus familiares que intentaban corregir, de esta
manera, desarreglos emotivos.
Añadía la noticia que las técnicas asistenciales
que ofrece la Asociación Pro Juventud y el equipo técnico
del Centro de Recuperación, Orientación y Asistencia al
Sectario (CROAS) se conocen, genéricamente, con el nombre de
desprogramación y consisten, básicamente, en un proceso
de información y crítica sobre las creencias y
comportamientos de la organización a la que pertenece el
afectado.
Los primeros tratamientos clínicos con técnicas de
desprogramación a miembros y seguidores del Opus Dei se
efectuaron en noviembre de 1987.
Alrededor de 20 familias de miembros seguidores del Opus Dei, de
diversas partes de España, se habían dirigido a la
Asociación Pro Juventud reclamando información y
colaboración para "recuperar a sus hijos" o para tratarlos
clínicamente.
Los responsables de Pro Juventud -concluía la noticia- opinan
que las actitudes dogmáticas de algunos de los miembros y
seguidores del Opus Dei son similares a las que mantienen miembros de
sectas nocivas. El secretismo y el proselitismo o apostolado del Opus
Dei son, en opinión de los miembros de Pro Juventud, algunas de
las características más negativas y criticadas de la
Prelatura.
Terminaba la nota indicando que "en el primer congreso internacional
sobre los efectos nocivos de las sectas, celebrado el pasado mes de
noviembre en Sant Cugat del Vallés (Barcelona) se trataron y
debatieron algunos aspectos presuntamente perjudiciales y negativos del
Opus Dei". (5)
La sensación de hallarnos ante una secta perniciosa está
calando en la opinión pública española que, en una
encuesta realizada entre un elevado universo de jóvenes y cuyos
resultados estadísticos fueron dados a conocer por el primer
canal de la Televisión Española el 23 de julio de 1990,
durante la emisión de la segunda edición del Telediario,
la mayoría de los entrevistados citó como conocidas tres
sectas en España, siendo mayoritarios los que se pronunciaron
por el Opus Dei como "secta destructiva". (6) Dos años antes de
haberse producido este hecho, el escritor Vázquez
Montalbán en un artículo que titulaba El Opus que no cesa
decía también "que ha bastado un programa televisivo
informativo en el que se plasmaban algunas de las contradicciones
internas del Opus Dei, por ejemplo la necesidad de que algunos de sus
miembros se "desprogramen" como si fueran miembros de sectas no
homologables por la cristiandad establecida, para que de nuevo se haya
alborotado el corral de la jerarquía católica". (7)
Ahora podemos explicarnos mejor esa recomendación que ya en 1983
y con el enunciado "Cuidado con el Opus" se refería a la
iniciativa y precaución tomada por algunos "high schools"
norteamericanos que organizaban viajes de sus alumnos a universidades
españolas y que, antes de salir hacia España, les
entregaban unas normas e instrucciones sobre lo que debían comer
o los productos de que debían abstenerse, los lugares de
interés turístico o cultural que debían visitar,
los ambientes que debían evitar bajo riesgo de ser robados o
agredidos... y entre esas recomendaciones que impartían a los
jóvenes que venían a España a seguir los cursos
para extranjeros, se les prevenía igualmente que tuvieran
cuidado con una organización llamada Opus Dei (8). La noticia
mereció un hueco en un órgano de prensa y no dejaba de
ser todo un síntoma profiláctico ante una posible
intoxicación de la secta que intenta captar sus adeptos
principalmente entre el estamento universitario.
Yvon le Vaillant, en su documento libro titulado La Santa Mafia, publicado en
Méjico en 1985, nos cuenta que en Italia una célebre
doctora, conocida en los medios internacionales del
psicoanálisis, cuando supo que el hijo de una de sus pacientes
había ingresado en el Opus Dei le reveló que ella entre
las personas que acudían a su consulta tenía varios
pacientes que habían conseguido salir del Opus Dei y que estos
estaban neuróticos, añadiendo que "esto es un crimen. Los
tienen hechizados". (9)
El cuadro que nos describe el libro acerca de estas personas es que
"cuando les mira de frente, a los ojos se queda uno sorprendido al
percatarse de que no son verdaderamente ellos, que no son ellos mismos,
que parecen vivir al lado de ellos, como desposeídos de su
propia personalidad. Es que están vacíos de cuerpo y
alma, atados de pies y manos a una organización absorbente: "La
Obra". (10) Es
el cuadro arquetípico que presentan las personas que se ven
atrapadas en las redes de una tal tela de araña sectaria. La
revista Spielgel habla de "ratonera".
En un amplio informe que se publicó con la rúbrica El Opus Dei, el verdadero poder en
España, en la revista Tiempo,
quizá la de mayor tirada que se edita hoy, nada sensacionalista
y que cubre un dilatado espacio de información general, se
decía que "son cada vez más los padres que no se resignan
ante la impotencia legal para sacar a sus hijos de lo que consideran un
lavado de cerebro. En Valencia -proseguía el reportaje -existe
un psiquiatra que se ha especializado en desprogramar a jóvenes
captados por el Opus Dei", (11)
donde precisamente el proselitismo, la actividad cotidiana para la
mayoría de los socios numerarios del Opus, su primer
mandamiento, según John Roche, profesor de Historia de la
Ciencia en la Universidad de Oxford y miembro de la Obra durante 14
años, "Hoy empiezan a captar a los niños de 8 a 9
años...se prepara una ficha en la que poco a poco se van
recogiendo datos: edad, estudios, aficiones, ambiente social, familia,
actitud hacia la religión y el Opus, contactos con gente de la
Obra..." (12)
Entre las conclusiones del informe se establecía que tan oculto
es el poder del Opus Dei en España que el 38% de los
españoles están convencidos de que el Instituto, fundado
por monseñor Escrivá de Balaguer, es "una secta, un grupo
de presión, una mafia económica o un grupo
político. (13)
El propio director del semanario, José Oneto, apostillaba en un
editorial en relación con el informe que se publicaba, que "El
Opus, hoy día, continúa sumido en nuestro país en
el misterio y deseábamos aclarar parte de ese misterio, parte de
ese poder oculto. La encuesta, elaborada por OTR y Emopublica con 1200
entrevistas de todo el territorio nacional es de por sí
significativa: son bastantes los españoles que piensan que el
Opus Dei es una "mafia económica" o un "grupo de
presión". Es más, son muchos los españoles (el
35%) que están convencidos de que los fines fundamentales de la
Obra son influir en política como grupo de presión o
conseguir determinados fines económicos". (14) Con dificultades, con
mucho esfuerzo y trabajo, con arduas investigaciones, se iba viendo la
luz al final del túnel tenebroso y oscuro.
Este libro, elaborado tras varios años de exhaustiva
dedicación a la recogida y contrastación de datos
irrefutables y fuentes contrastadas, puede ser el detonante para la
puesta en acción de la "muerte providencial" para quien lo
escribe, por eso, vaya la advertencia por delante con un dardo sacado
desde las mismísimas entrañas de Camino, la máxima
340 que reza: "No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree
la muerte".
REFERENCIAS
1. García, Hernando, Julián "El
fenómeno de las sectas,"en Cuadernos de realidades sociales,
Nos. 35/36, p 27 (Madrid: Instituto de Sociología Aplicada,
Enero 1990).
2. "El Opus por dentro," p 33,en Area crítica, No. 2
(Julio 1983).
3. Moncada, Alberto, "Historia oral del Opus Dei", p 131
(Barcelona: Plaza & Janés, 1987).
4. Diario "El País", p 4 (11 Julio 1988).
5. Ibid
6. Diario "El País", p 50 (25 Julio 1990).
7. Vázquez, Montalbán, Manuel "El Opus que no
cesa," Interviu (14 Enero1988).
8. Diario 16 (03 Octubre1983).
9. Le Vaillant, Yvon "La Santa Mafia: El expediente secreto
del Opus Dei", pp 69-70 (Méjico: Edimex, 1985).
10. Ibid, p 213.
11. Artículo "El Opus Dei, El verdadero poder en España,"
Revista Tiempo (11 Abril 1988).
12. Ibid, p 15.
13. Ibid, p 10.
14. Oneto, José, "Tiempo" (11 Abril 1988).
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del Capítulo I
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
2. ¿Qué es una secta?
Julián García Hernando, en un artículo publicado
en la revista del Instituto de Sociología Aplicada, apunta hacia
dos vertientes a la hora de buscar la raíz etimológica de
la palabra secta que puede derivarse del latín "sequi" -seguir-.
En este sentido secta sería el movimiento de aquellos que siguen
a un líder religioso y que aceptan su mensaje. O bien que
pudiera tener su entroncamiento radical en el término "secare" o
"secedere" -cortar, separar-. En este caso significaría un grupo
que se ha separado de una iglesia o de otra secta, con una manifiesta
tendencia a cerrarse sobre sí mismo. (15)
Desde un punto de vista sociológico y en un concepto amplio
secta podría llamarse a un grupo convencional de gente que
participa de las mismas experiencias religiosas. (16) Una secta, en un
sentido global, no es más que un grupo de personas aglutinadas
por el hecho de seguir una determinada doctrina y/o líder. (17) En cualquier contexto
una secta es un grupo de personas unidas por una doctrina particular,
siendo la palabra secta incompleta, por eso se las denomina como
"cultos o sectas destructivas", "sectas jóvenes" o bien
"movimientos pseudo-religiosos totalitarios" (18).
Secta sería el "agrupamiento voluntario de convertidos, limitado
solamente a adultos, con exclusión de pecadores, es decir,
reservado solamente a los que se comprometen con la ley de Dios
después de haber tenido una experiencia de conversión si
nos atenemos a la definición dada por Benoit- Lavaud. En ella,
por tanto, los fieles se adhieren a las revelaciones hechas a un
fundador. La secta se distingue de la Iglesia (en sentido no
teológico) en que reconoce otra revelación nueva,
distinta a la testimoniada en la Sagrada Escritura y que afirma ser
necesaria para comprender ésta. Por lo demás la secta
limita la salvación a los propios miembros.
Según el P. Caballero los elementos que caracterizan a las
sectas modernas son los siguientes:
Factor
de seguridad y de certeza. Los miembros de la secta tienen
conciencia de pertenecer a un grupo que acapara la verdad y la
salvación.
Factor afectivo: El grupo se
considera autosuficiente. No tiene contactos con otros grupos si no es
para convertirlos e integrarlos en el propio grupo. No hay lugar para
el diálogo ecuménico, sólo para el proselitismo.
No se puede ejercer la caridad nada más que en el interior del
grupo, el cual es muy movido y fuertemente caliente, llegando a
convertirse en un auténtico "ghetto".
Factor de rigorismo doctrinal,
disciplinar y moral. Se concede una primacía total a los
principios, a la doctrina y a la interpretación de la misma por
encima de los derechos de las personas. Lo que prima es la "secta" que
se identifica con la voluntad de Dios. (19)
El pleno del Congreso de los Diputados en el que se decidió
investigar a los grupos considerados sectas en España,
registró una aproximación a las características
que permitían definir el carácter negativo o "antisocial"
de estos grupos. Según el diputado socialista Carlos Navarrete,
podrían considerarse las siguientes características: (20)
- La cohesión doctrinal,
religiosa o socio-religiosa, demagógica, como armazón de
esas organizaciones.
- La presencia de un líder carismático que se considera
encarnación de la divinidad o nuncio de ella.
- La existencia de una estructura teocrática, vertical y
totalitaria.
- Establecer un límite a la razón en virtud del
apriorismo de determinadas creencias.
- Constituirse en comunidades cerradas o con una gran dependencia del
grupo.
- La supresión de las libertades individuales, íntimas,
de las comunicaciones, etc.
- El recurso a determinadas manifestaciones neurofisiológicas de
meditación, renacimiento espiritual, "accesit", etc.
- El rechazo total de las sociedades y de las instituciones seculares.
- El proselitismo y la colecta de dinero y el despojo económico
de sus miembros.
A las anteriores características el periodista especializado en
el tema de las sectas, Pepe Rodríguez, en su libro
últimamente publicado sobre la cuestión con el
título El poder de las sectas,
corrige y aumenta las que ya había señalado en sus
anteriores obras Las sectas hoy
aquí y Esclavos de un
Mesías. Añade entre otras:
- Exigir una adhesión total al
grupo y obligar (bajo presión psicológica) a romper con
todos los lazos sociales anteriores a la entrada al culto: padres,
pareja, amigos, trabajo, estudios, etc.
- Controlar la información que llega hasta sus adeptos,
manipulándola a su conveniencia.
- Utilizar sofisticadas técnicas psicológicas o
neurofisiológicas (enmascaradas bajo la "meditación") que
sirven para anular la voluntad y el razonamiento de los adeptos
causándoles en muchos casos, alteraciones psíquicas
graves.
- Propugnar un rechazo total de la sociedad y de sus instituciones.
Fuera del grupo todos son enemigos (polarización entre el
bien/secta y el mal/sociedad). La sociedad es basura y las personas que
viven en ella sólo interesan en la medida en que pueden servir
al grupo.
- Tener como actividades primordiales el proselitismo -conseguir nuevos
adeptos -realizándolo de forma encubierta e ilegítima y
la recaudación de dinero -cuestaciones por las calles, cursos,
actividades claramente delictivas -. En el caso de las sectas
multinacionales el dinero recaudado es enviado, en buena parte, a las
centrales de cada grupo.
- Obtener, bajo coacción psicológica, la entrega del
patrimonio personal de los nuevos adeptos a la secta o de grandes sumas
de dinero en concepto de cursillos o auditorías. Los miembros
que trabajan en el exterior del grupo tienen que entregar todo o gran
parte de su salario a la secta. Y los que trabajan en empresas
pertenecientes al grupo, no cobran salarios (las nóminas de esas
empresas de la secta sólo son una cobertura legal ya que nunca
se llegan a hacer efectivas -o devuelven luego el dinero para sus
miembros/mano de obra). (21)
Hay dos aspectos en los que Pepe Rodríguez insiste y pone
especial énfasis al referirse a las características de
las sectas. Por una parte el aislamiento del mundo exterior, para poder
despersonalizar mejor al neófito, manipulando el ambiente,
cortándole los lazos afectivos, controlándole de una
forma minuciosa sus actividades sociales y relaciones, anulando y
suprimiendo la información ajena a la que le suministra la
propia secta mediante orientaciones, consejos y censuras estrictas en
cuanto a información y comunicación se refiere, creando
un lenguaje estereotipado y convencional propio de la secta, dando a
las palabras un significado diferente del uso vulgar o "profano",
creando unas peculiares señas de identidad, imbuyendo en el
adepto un sentimiento de hostilidad y rechazo hacia lo foráneo y
suprimiendo las propiedades y medios de supervivencia de los iniciados,
bajo el pretexto de su propia "evolución espiritual", que le
hace tener una dependencia sumisa y vejatoria de la secta.
El segundo aspecto que remarca y subraya Pepe Rodríguez es el
que se refiere a la supresión y anulación de la
personalidad, la destrucción de la individualidad mediante
estudiados métodos y técnicas que perfectamente
experimentadas con el adepto llegan a crearle la paradoja de que "el
hombre -tomado como individuo aislado -cree ser un ente frágil y
débil. Por ello, busca amparo en el seno del grupo y de una
masa. Allí se siente fuerte y poderoso cuando, en realidad -y
esa es la cruel paradoja -ha pasado a un estadio en el que es
totalmente vulnerable y manipulable. Mientras que el individuo aislado
actúa bajo pautas racionales, la masa lo hace bajo imperativos
emocionales e irracionales". (22)
Es un camino sin retorno pues "cuando se ingresa en la comunidad
sectaria ya jamás se vuelve a tener intimidad". (23)
Cuando se le formuló la pregunta de "¿Por qué no
es Ud. del Opus Dei?" al político y abogado madrileño
Manuel Cantanero del Castillo su respuesta fue breve y concisa, pero
esclarecedora "Porque no estoy dispuesto a sectarizarme" (24), en otras palabras, a
no venderse.
Hace ya algunos años, en febrero de 1984, el periodista Luis
Reyes ponía negro sobre blanco un dato en el semanario Tiempo que, a pesar de su gravedad,
pasó inadvertido. Escribía: "El Opus en Alemania
está incluido entre las sectas perniciosas, también
conocido allí por la policía como "El Camino".
Como testimonio elocuente reproduciremos la carta abierta que un padre
dirigía a su hijo miembro del Opus Dei, como grito que saliendo
de sus entrañas más íntimas se agudiza como
desgarrador: "Hijo Pedro: me gustaría que un día llegaras
a la luz de la verdad, que descubrieras los bajos fondos de la "secta"
en la que ahora estás atrapado, como una impotente mosca
enredada en las finas mallas de una tela de araña. Esa
gigantesca araña es el Marqués de Peralta, la malla su
Obra, el agujero cavernícola donde lleva sus presas para
devorarlas, es la Iglesia del Anticristo. Una inmensa alegría me
darás el día que logres escapar de las tupidas redes en
las que ahora estás atenazado poderosamente. Mientras
seguiré rezando por ti. Un abrazo de tu padre que sufre y
espera..." (25)
Son las lágrimas de un progenitor que lucha contra una secta
destructiva que, como tal, propicia la destrucción
(desestructuración) de la personalidad previa del adepto y le
daña severamente, destruyendo sus lazos afectivos.
REFERENCIAS
15. García Hernando, p 28.
16. Ibid, p 28.
17. Rodríguez, Pepe, "El poder de las sectas", p 31 (Barcelona:
Editorial B Grupo 2, 1989).
18. Rodríguez, Pepe, "Sectas y lavado de cerebro," en Esclavos
de un Mesías , p 25 (Barcelona: Elfos, 1984).
19. García Hernando, p 29
20. Diario "El Independiente", p 32 (03 Junio1988).
21. Rodríguez, Pepe, "El poder de las sectas", p 33; "Las sectas
hoy y aquí", pp 59-60; "Esclavos de un Mesías", p 26.
22. Rodríguez, Pepe, "Esclavos de un Mesías", op. cit., p
76.
23. Ibid, p 78.
24. Jardiel Poncela, Eva en "¿Por qué no es Ud. del
(1) Opus Dei?", p 58.
25. Cobo Martínez, Nicolás, "Faro inconfundible", No. 31,
p 6 (Febrero 1989).
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
3. El secreto oculto y el misterio
revelado
El premio nobel de literatura 1990, Camilo José Cela, declaraba
que "Yo no soy del Opus Dei porque no me gustan las sociedades
secretas". (26)
El secretismo dentro del Opus es como una obsesión, como una
pesadilla, como un síndrome. Sus adeptos practican el
hermetismo. Como escribía Santiago Aroca: "Otro de los mitos de
la Obra es el secreto. El Opus Dei oficialmente niega ser una
organización oculta". Sin embargo, el artículo 193
sanciona: "Estas Cons-tituciones, las instrucciones publicadas y las
que puedan publicarse en el futuro, así como los demás
documentos, NO HAN DE DIVULGARSE"; más aún, sin licencia
del "Padre", "aquellos dichos documentos que estuviesen escritos en
lengua latina ni siquiera han de traducirse a las lenguas vulgares".
Incidiendo en esta línea, el artículo 232 afirma: "el
negocio y las razones de nuestra vocación no los comunicaremos
con extraños, sino muy cautamente y muy rara vez". Para rematar,
el artículo 191 proclama el valor de la discreción e
indica que los socios de la Obra "deben guardar prudente silencio
respecto a los nombres de otros miembros y que a nadie van a revelar
que pertenecen al Opus Dei" (27).
Una de las personas que mejor conocen las interioridades del Opus Dei
es Alberto Moncada por haber pertenecido al grupo durante muchos
años, donde ejerció funciones y labores de relevancia. Ha
escrito varios libros en los cuales recoge que una "manía es el
secreto y el susurro, simplemente inaceptable en una sociedad moderna",
(28) definiendo
al Opus de "intrincada madeja" y haciendo suyas las palabras de R. S.
cuando afirmaba que "para que se entienda la Obra hay que acabar con el
Opus". (29) En
el Opus, según condiciones que los dirigentes suelen poner a los
que se van, es que no comuniquen a nadie sus experiencias en la Obra", (30) pero "todo poder
oculto, toda simulación repugna con las exigencias profundas de
la sinceridad cristiana". (31)
Para Yvon le Vaillant el aspecto más sorprendente - y más
frecuentemente señalado por los observadores - es el
carácter "secreto" del Opus Dei, su naturaleza y su
comportamiento de "sociedad secreta". Para ello existen consignas
precisas. El sacerdote jesuita Jean Beyer matiza que "el secreto
concierne, pues, a los miembros, las casas y los votos del instituto". (32)
Son muchas las máximas del libro de cabecera de los miembros del
Opus -Camino - que insisten y
reiteran esta necesidad asfixiante en la Obra. Hay capítulos
enteros destinados a temas tales como "discreción" o
"táctica" donde las consignas de secreto se suceden de forma
más o menos explícita. Así podemos leer:
"970: Es verdad que he llamado a tu
apostolado discreto 'silenciosa y operativa misión' y no tengo
nada que rectificar."
"639: De callar no te arrepentirás nunca; de hablar muchas
veces".
"654: Ha afilado tu lengua el despecho. ¡Calla!
"835: ¿Brillar como una estrella..., ansia de altura y de lumbre
encendida en el cielo? Mejor: quemar, como una antorcha, escondido,
pegando tu fuego a todo lo que tocas. Este es tu apostolado; para eso
estás en la tierra".
"840: Que pase inadvertida vuestra condición como pasó la
de Jesús durante treinta años".
Las Constituciones del Opus Dei, redactadas en 1947, también
insisten, machaconamente, en el aspecto del sigilo. De entre sus
artículos destacamos:
Artículo 6.- "El opus Dei... no
puede editar revistas u otras publicaciones a nombre de la Obra, a no
ser para uso interno de sus miembros, sus miembros no llevan ninguna
señal distintiva; hablarán con precaución del Opus
Dei con los que no son miembros..."
Artículo 189.- "Con el objeto de alcanzar su fin con eficacia,
el Instituto como tal quiere vivir oculto".
Artículo 190.- "... El pertenecer a la Obra no implica ninguna
manifestación externa, y se ocultará a los
extraños el número de socios, más todavía,
los nuestros no hablarán jamás de este asunto con los
extraños".
Artículo 191.- "...La falta de discreción podría
constituir un grave obstáculo para el trabajo apostólico,
y aún provocar algunas dificultades en el ambiente de la propia
familia o en el ejercicio de la profesión. Los miembros
numerarios y supernumerarios deben estar convencidos de la necesidad de
guardar un prudente silencio acerca del nombre de otros miembros y no
revelar a nadie su propia afiliación a la Obra, ni siquiera con
la intención de hacer conocer al Instituto, sin un permiso
especial del director local. Esta discreción obliga sobre todo a
los miembros del Instituto y a los socios que lo han abandonado por
cualquier razón".
Artículo 193.- "Estas Constituciones, las instrucciones
publicadas y las que puedan en el futuro publicarse, así como
los demás documentos, no han de divulgarse, ni siquiera han de
traducirse a las lenguas vulgares".
Artículo 232.- "El negocio y las razones de nuestra
vocación no los comunicaremos con los extraños, sino muy
cautamente y muy rara vez".
Sucede con frecuencia que dos miembros de una casa, de una misma
residencia de la Obra, fingen no conocerse cuando se encuentran en
público. Que miembros de una misma familia no saben que alguno
de ellos pertenece al Opus. Que las personas descubren con sorpresa que
un amigo, un compañero de trabajo a quien frecuentan durante
años, les ha ocultado cuidadosamente esta pertenencia. No es
raro que la aventura le suceda aun a los propios obispos que se han
sorprendido al saber que tal o cual sacerdote pertenecía al
Opus. (33)
A propósito de la proverbial discreción y el secreto que
rodea al Opus, otro jesuita, el padre Heyen dice así: "que se
nos permita señalar aquí la desviación
apostólica que deben evitar los institutos seculares, sobre todo
aquellos que deben observar cierto secreto. Se trata del peligro, con
pretexto de apostolado, de imitar a los comunistas y de "infiltrarse"
en el medio o de apoderarse de las palancas de mando y de los puestos
importantes. Se verá, y con razón, en semejante proceder
una flagrante deslealtad respecto a los otros cristianos. Se
verá en ello sobre todo, una alteración grave por su
naturaleza del apostolado específico de estos Institutos:
semejante infiltración no significaría utilización
a la luz y al amor de N. S. Jesucristo; los medios de sigilo,
significarían corrupción". (34) Y los escándalos
han sido una constante en la Obra. Eso sí, en secreto.
El Teniente General Fernando Rodrigo Cifuentes hacía las
siguientes manifestaciones al referirse al Opus Dei: "Por mi
condición de militar, considero totalmente en pugna los altos
compromisos que el militar tiene contraídos con la Nación
con cualquiera otros que, sin duda se contraen al aceptar la
reglamentación de una asociación secreta, puesto que
secreta es su labor de captación y actuación". (35) El Coronel Antonio
Sánchez Camara matizaba ·"muchos, muchísimos
miembros del Opus, si se les pregunta directamente, niegan su
pertenencia al mismo ¿por qué?... El Opus Dei es una cosa
cerrada y a mí me gustan los espacios abiertos". (36)
El escritor Evaristo Acevedo, en tono distendido, comentaba que el Opus
rodea sus actividades de gran sigilo y cautela, casi con la
calificación de secreto oficial, "hasta el punto de que ignoro -
decía - si mi mujer, hermanos, tíos, primos y amigos
estimados pertenecen a la Obra. El misterio y 'suspense' que circundan
a los opusianos y las actividades que realizan me impiden juzgar con
exactitud si sus propósitos, tareas realizadas y por realizar,
son beneficiosos o no para la colectividad". (37) No hay que olvidar que
con el espíritu sectario del Opus Dei, quienes son y quienes no
son es algo que se silencia y que sólo en contadas ocasiones, y
a su entera conveniencia, sus miembros pueden confesar pertenecer a la
Obra.
Con la práctica del secretismo al Opus se le ha denominado de
formas diferentes que refuerzan su condición: "Santa Mafia", "Franc-masonería católica",
este último apelativo se le atribuye a Henri Fesquet, el
más célebre cronista religioso del periódico Le
Monde, que el siete de junio de 1956 escribía en su columna con
el titular de Con el Opus el retorno
al equívoco, una especie de Francmasonería católica,
donde hablaba de una especie un poco particular de misioneros que
ocultan cuidadosamente el nombre de su organización y los
móviles verdaderos de su actividad.
Se podría contra argumentar que sus obras corporativas -es
decir, las que reconocen como suyas -existen y en ocasiones se las
conoce. Esta es la única publicidad que el Opus hace de sus
actividades, pero es significativo que no aparecen jamás con su
verdadero nombre. Ninguna de ellas pertenece al Opus Dei. En los
correspondientes registros no aparece nunca el nombre de esta recatada
asociación, sino: patronatos, inmobiliarias, personas
particulares o cualesquiera forma de sociedades mercantiles o
culturales, lo que dificulta la actuación de los poderes
públicos sobre las obras corporativas de este instituto secular.
Luego, eso sí, estos patronatos e inmobiliarias encomiendan al
Opus Dei la dirección espiritual de dichos centros. (38)
El catedrático universitario de Historia de España
Contemporánea, José Cepeda Adán, se hacía
la siguiente y lógica reflexión: "no entiendo ni
entenderé nunca, el misterio y el secreto que envuelve al Opus
en sus actuaciones. ¿Por qué? Si el camino es recto y
elevado, con la luz ganará nitidez y se desprenderá de
los peligros de la egoísta y oscura tierra". (39) En esta misma
línea el escritor y periodista Antonio D`Olano opinaba que "a
las gentes de nuestro tiempo, no pertenecientes a la llamada Obra de
Dios les es más difícil comprenderla que la teoría
de la relatividad..." Opuslencia... Me dan terror las tinieblas. Todo
lo que nos deparan es viscoso, alarmante. En las tinieblas los hombres
no establecen contacto, aunque sea a tientas, ni pueden mirarse cara a
cara a los ojos. Si somos partidarios de algo confesable ¿Por
qué ocultarlo?". (40)
Su inclinación por lo secreto y reservado en la secta les ha
llevado a adoptar palabras de pase y toques de reconocimiento, a imagen
y semejanza de la masonería. A algunos ha parecido significativo
el hecho de que entre los miembros de esta Obra, que entre nosotros ha
sido calificada de "masonería blanca" se usen numerosos
símbolos, contraseñas y signos. Si, por poner un ejemplo,
se encuentra uno en una reunión y una persona que acaba de
llegar dice al ser presentada "Pax", no hay que interpretar que esa
persona se haya vuelto loca. Significa que es del Opus Dei y que lanza
su "santo y seña", para que, si hay en el grupo otra persona
perteneciente a la Obra se identifique diciendo: "In aeternum". (41) Ritos secretos.
Esotéricos.
Seguramente la adopción de tales actitudes les viene dada al
comprobar los resultados tan considerables que tales prácticas
le han producido a la masonería. El Opus copió la
técnica del secreto, como medio y sistema de penetración
y control, con la enorme ventaja de disponer de la asistencia oficial
de sacerdotes.
El escritor mejicano Manuel Magaña en su libro Revelaciones sobre la Santa Mafia
nos desvela la existencia de "reuniones secretas" de los miembros del
Opus Dei con más frecuencia de lo que puede suponerse, con miras
al control de la prensa, el cine, la radio, la TV, a fin de que sus
planes de infiltración político-religiosa, de alcances
internacionales, resulten favorecidos con una imagen pública que
oculte los verdaderos propósitos. (42) Quizá, en tono
de humor y con intuición de la existencia de tales reuniones
secretas, el humorista Manuel Summer, al hablar sobre el Opus, relataba
que "cuando era pequeñito le enseñaron en su casa que
"secretitos en reunión son falta de educación" para
añadir "amo la libertad y no me apetece formar parte de
ningún rebaño". (43)
Un investigador y especialista en temas relacionados con el Opus Dei,
el periodista Santiago Aroca, daba un paso más sobre la
existencia de esas reuniones secretas apuntadas, al escribir que "el
críptico lenguaje interno de los socios, en sus altos miembros y
dirigentes se llaman por números y no por sus nombres en las
reuniones de gobierno en la cumbre." (44) El mundo está
necesitado de mayor número de luz y taquígrafos, cuando
se enfrenta con sociedades secretas del tipo Opus, que son clanes o
cárteles sometidos a la ley del silencio.
La consideración de sociedad secreta ha sido una constante.
Daniel Artigues en su documento libro editado en Francia en 1971 con el
título El Opus Dei en
España, ya en la primera página escribía
que se trataba de una sociedad casi secreta que aspiraba, en primer
lugar, a captar a las élites, al mismo tiempo que
perseguía fines, mal conocidos y más políticos que
religiosos, apuntando la notoria reputación de que gozaba el
Opus y su gusto por el secreto, concluyendo que "este afán de
discreción, como dicen los miembros del Opus Dei, este culto del
secreto, como pretenden sus adversarios, es uno de los caracteres
esenciales de la Obra". (45)
De ahí que no dude en calificarle con el apelativo de "grupo de
presión"
Nunca podremos saber exactamente cuáles ni cuántas son
las realizaciones oficiales del Opus Dei, cuáles son los puntos
oscuros o de penetración con pretextos virtuosos. Según
Yvon Le Vaillant es imposible, por ejemplo, conocer el número
exacto de residencias o de casas de estudiantes. Tampoco el nombre del
Opus Dei figura en ninguna guía telefónica y Dios sabe
que, aquí abajo, el teléfono es un instrumento usual,
aunque natural. El Opus no aparece a pecho descubierto, ni hace ninguna
publicidad a su nombre, pero conserva el control de la decisión,
por lo que se llega a una doble conclusión:
1) El Opus se reserva, sin que lo
parezca, la posibilidad de seleccionar a su clientela, sus adherentes,
sus interlocutores.
2) Conserva la posibilidad de hacer funcionar estas casas y residencias
como trampas. (46)
En cualquier caso es ilusorio pretender el esclarecimiento por parte de
los responsables de la obra. Jesús Ynfante, autor del libro La prodigiosa aventura del Opus Dei
encuentra en la Obra de
Escrivá un "terrible
alambique" (47)
cuya pertenencia está concebida de una manera múltiple y
complicada, desde unos amplios círculos exteriores hasta grupos
íntimos, secretos... operando según métodos
enigmáticos, de ahí que los menores de 18 años
reciben instrucciones de no decir nada a sus padres, de mantener el
secreto hasta que los progenitores no tengan capacidad legal para
apartarlos del Opus. (48)
Tal es el secreto que impera, que una autoridad dentro de la Obra
podía escribir: "dudo mucho que el uno por mil de los miembros
conozca las Constituciones del Opus" (49) por lo que razonaba:
"la pregunta ¿qué es el Opus Dei? no tiene
contestación clara y no puede válidamente sustituirse por
la otra ¿qué pretende el Opus Dei? porque entonces
pasamos al plano de las 'intenciones' y ese es el terreno movedizo". (50)
Cuenta Antonio Pérez (51)
-una de las personas más próximas a Escrivá y
durante algún tiempo su secretario particular-: "El Padre
tenía siempre una gran preocupación por el secreto. Ello
le llevaba a aplicar a estos temas la misma estrategia que a los
asuntos internos, es decir, que sólo unos pocos en la
cúpula, los conocían y los negociaban con los
directamente responsables, manteniendo al resto de los socios fuera de
esa información. Esto se producía sobre todo mediante el
control de la documentación y la mayor o menor accesibilidad a
las notas y avisos de Roma. Había incluso un código
secreto para la correspondencia, en el que cada numeral o
combinación de numeral con vocales tenía una
significación. "El libro se guardaba en un libro llamado San Girolano" recuerda María
del Carmen Tapia.
El diario El Mundo el 4 de
diciembre de 1991 publicaba una entrevista con el teólogo Hans
Küng que se encontraba en Madrid para presentar su obra Proyecto para una ética mundial,
y a la pregunta de si ¿tenía la Obra tanto poder en la
Iglesia como se decía? respondía sin ambages: "Mucho y,
aunque pasado, ahora el Papa apoya a la sociedad secreta del Opus Dei a
fondo perdido... El Opus es peor que una secta: es una
compañía secreta y clandestina".
REFERENCIAS
26. Jardiel Poncela, op cit, p 64.
27. Aroca, Santiago, "Tiempo" (11 Agosto1986).
28. Moncada, Alberto, "El Opus Dei: Una interpretación", p 21
(Madrid: 1974).
29. Ibid, p 38.
30. Ibid, p 143.
31. Le Vaillant, p 242.
32. Ibid, p 242.
33. Ibid, p 248.
34. Wast, Oscar H., "Jesuítas, Opus Dei y Cursillos de
Cristiandad", pp 62-63 (Méjico: 1971).
35. Jardiel Poncela, p 173.
36. Ibid., pp 188-189.
37. Ibid., p 38.
38. García Romanillos, Fernando , "La cara oculta del Opus,"
Historía, No. 6 (Septiembre, 1975), p 57.
39. Jardiel Poncela, p 67.
40. Ibid, pp 74-75.
41. Carandell, Luís, "Vida y milagros de monseñor
Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei", (Barcelona:
Editorial Laia, 1975), p 160.
42. Magaña, Manuel C., "Revelaciones sobre la Santa Mafia"
(Méjico: Self-published, 1974), p 228.
43. Jardiel Poncela, p 200.
44. Aroca, Santiago, "Tiempo" (07 Julio 1986).
45. Artigues, Daniel, "El Opus Dei en España" (Paris: Ruedo
Ibérico, 1971), p 74.
46. Le Vaillant, op cit, pp 94-95.
47. Ynfante, Jesús, "La prodigiosa aventura del Opus Dei"
(Génesis y desarrollo de la Santa Mafia) (Ruedo Ibérico,
1970), p 114.
48. "El Opus Dei, El verdadero poder en España," Revista Tiempo
(11 Abril 1988), p 16.
49. Moncada, "El Opus Dei: Una interpretación", p 95.
50. Ibid, p 28.
51. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", pp 12-13.
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
4. El líder carismático
Los sectarios suelen ser esclavos de un mesías, siguiendo la
terminología de Pepe Rodríguez que, incluso, llega a dar
tal título a uno de sus libros sobre las sectas. Según
este autor en las sectas hay dos cuerpos doctrinales íntimamente
ligados, pero perfectamente diferenciables. Uno es el de la doctrina
del mito personal y el otro es el de la doctrina revelada. La doctrina
del mito personal consiste en una sobrevaloración de todas las
cualidades humanas del dirigente, hasta adorarlo con valores y
habilidades propias de la divinidad.
En las sectas -siguen ilustrándonos -se equipara rango
jerárquico con madurez espiritual, cosa lógica si vemos
que la base de la pirámide la ocupan los neófitos y la
cúspide es monopolizada por el dirigente. Por tanto, una
confidencia sobre el Maestro tendrá tanto más valor y
fuerza cuanto más elevado jerárquicamente esté el
emisor de la misma. Este mecanismo origina otro hecho fundamental:
sólo el dirigente (vértice de la pirámide) tiene
derecho a la "doctrina del mito personal escrita y a ser adorado a
través de ella".
En la doctrina del mito personal no sólo se diviniza la
biografía del dirigente, sino que también se le inventa
un pasado y formación intelectual acorde. El objetivo es el
situar al dirigente en una posición tan elevada (en cualidades
físicas, morales y espirituales) que jamás ningún
adepto podrá ni tan siquiera soñar con llegar a ella. La
consecuencia de ello, una vez aceptada la posición del dirigente
como la "perfecta", es el cese de toda crítica y el sometimiento
total del discípulo a la voluntad del "maestro perfecto". (52) En este resumen
sinóptico de la teoría del líder
carismático expuesta por el escritor Pepe Rodríguez se
condesa la tipología estereotipada que se repite en todas las
sectas con pequeñas variantes.
Otro detalle apunta que matiza aún más esa teoría
y es que "los dirigentes de las sectas salen de la nada social y pasan
a crear y moldear una masa que no tendrá otro objeto que el de
seguirles u obedecerles ciegamente. Todos pretenden haber sido 'iluminados' por la divinidad". (53)
En todos los supuestos se aprecia una ostensible megalomanía del
líder carismático, siendo su autoridad sobre la grey
omnímoda y absoluta.
Es curioso constatar cómo "a nivel simbólico está
demostrado que los componentes de un grupo ven en éste a la
madre y en el líder al PADRE" (54) y éste es
justamente el apelativo y la nomenclatura que los adeptos reservan para
Escrivá de Balaguer.
El culto al Fundador ha alcanzado extremo inaudito dentro de la Obra de
Dios. Como nos narra Alberto Moncada en su Historia oral del Opus Dei los
opusdeístas se reconocen a sí mismos como miembros de una
familia en la que el Padre es el personaje principal. La historia de
estos primeros cincuenta años del Opus Dei no es sino una
biografía ampliada de Monseñor Escrivá, de su
evolución psicológica, de sus relaciones con propios y
extraños y de la obediencia incondicionada de sus gentes.
Esta obediencia, esta devoción
al Padre, se convierte en razón de vivir para sus hijos,
en clave para sus vivencias religiosas y termina oscureciendo cualquier
otro modo de entender la vocación del Opus Dei. El culto a la
personalidad del Padre, en el que los analistas ven la mayor dificultad
para una modificación de la trayectoria opusdeísta, se
engendró en el espíritu de ese hombre cuya fe en su
destino le hacía decir: "He conocido a siete papas, cientos de
cardenales, miles de obispos. Pero fundadores del Opus Dei sólo
hay uno". (55)
El "Padre" Escrivá se rodeaba siempre de sus más
íntimos leales y sus apariciones al grueso de los socios se
producían en un ambiente colectivo y, a ser posible, con chicos
jóvenes y gente adicta. (56)
El paroxismo de lo reverencial, en relación al Fundador de la
secta, nos lo narra Luis Carandell (57) cuando escribe que los
miembros del Opus Dei se arrodillan ante el Fundador (los cristianos se
arrodillan generalmente sólo ante el Santísimo). Todas
las mañanas, en la residencia romana, una doncella con cofia
entra en la cámara presidencial mientras monseñor
desayuna y arrodillándose, deposita sobre la mesa una bandeja de
plata con la correspondencia. Todos sus hijos se hincan de hinojos para
besarle la mano. Y aquí hay otro dato que confirma una vez
más el profundo rasgo de su carácter. Monseñor
"tolera" estas manifestaciones de la veneración que le profesan
sus hijos, pero desea institucionalizar la costumbre que tienen de
arrodillarse ante él para que no pueda pensarse que hay en su
aceptación la menor sombra de vanidad, soberbia o engreimiento.
Un antiguo miembro que desempeñó en su tiempo cargos de
gran responsabilidad en la Obra me contaba - prosigue Carandell - que,
en un congreso General del Opus Dei, al que asistió poco antes
de abandonar el Instituto, el único punto que se discutió
con verdadera amplitud, y sobre el cual se llegó a un acuerdo,
fue el de la obligatoriedad de que los miembros se arrodillaran ante el
Presidente General, quienquiera que fuese. Esto se hizo "para que el
sucesor del Padre Escrivá no se sintiera humillado" recordando
que los miembros se arrodillaban ante el Fundador.
El "Padre" Escrivá, líder carismático, está
dentro del grupo situado en un pedestal inaccesible, habiéndose
mitificado en vida.
Para descubrir a los sectarios, el propio Carandell nos da una clave al
indicarnos que (58)
la prueba decisiva para saber si una persona es del Opus es hablarle
despectivamente del "Padre". Saltan enseguida. Ellos alegan que es su
"padre" y que cualquier persona saltaría si le hablaran mal de
su padre.
Pilar Salarrullana, ex-senadora y ex-diputada, ha escrito un
interesante libro sobre Las sectas
como testimonio vivo sobre los mesías del terror en
España, donde señala que el líder es una
característica esencial de las sectas, pues es "un personaje
mesiánico, carismático, con un gran encanto personal y un
gran poder de atracción y sugestión, lo que los
psicólogos llaman un "paranoico expansivo", que se hace
dueño de cuerpos y mentes y, por supuesto, de la cartera de sus
adeptos. Se autodenomina sigue diciendo Pilar Salarrullana
-"gurú", "maestro", "profeta", "reverendo", "Swami", "pastor",
"presidente", "comandante" o "PADRE". En el Opus han adoptado esta
última denominación.
Para Salarrullana, el "Padre" es el que lo sabe todo, lo controla todo
y lo preveé todo. No se puede dudar de su palabra, ni de sus
escritos, ni de sus mandatos; no se le puede desobedecer jamás.
El Propio "padre" Escrivá se refería a los miembros del
Opus Dei diciendo que son sus "hijos" y sus "hijas", por eso
tenían que arrodillarse ante él cuando estaban en su
presencia.
Hasta tales extremos del paroxismo mitificador de la figura del
líder se llega a que, con tal de dejar al "Padre" en buen lugar,
no importaba mentir, ni trastocar los hechos, nos aclara en un amplio
reportaje publicado en la revista femenina Marie Claire una numeraria
que denomina su artículo La
historia amarga de una numeraria del Opus. (59)
Otra de las características que se dan en ese tipo de personajes
es que suelen poner al mismo nivel de importancia que la Escritura los
escritos del Fundador de la secta -el ejemplo lo tenemos en el librito Camino, escrito por el "Padre"
-teniendo que ser interpretada la Palabra de Dios conforme a los
caprichos exegéticos y a las enseñanzas del líder
de la secta.
Por consiguiente, la afiliación en la Obra es sumisión
absoluta, y el derecho del Padre lo abarca todo. Los hijos de
Escrivá son como borricos de noria: una vuelta, otra vuelta,
más vueltas, amarrados al palo que hace moverse la noria.
Están atados al Padre; ni pueden ni saben hacer ni pensar nada
fuera de la fuerza magnética del Padre. Podemos decir que viven
drogados. (60)
Escrivá de Balaguer es una poderosa droga para los que se dejen
atrapar en sus potentes mallas de tela de araña. Tan alto es el
grado de intoxicación que padecen y al que están
sometidos, que en el pensamiento, en la palabra, en los hechos, no es
Cristo el que está, es el "Padre".
Nada más gráfico y representativo que la imagen del burro
de noria, siempre andando, dando vueltas, para no ir a ninguna parte.
El padre Escrivá insta a sus "hijos" a ser, en lo espiritual,
como los borricos de noria. Y entre los socios de la Obra se puso de
moda tener en sus casas una figurilla de cerámica, de paja o de
madera, que representara un burrito con albardas. (61) La presencia del
burrillo en el recibimiento de una casa, en la antesala de un despacho,
podía ser un indicio que el experto opusdeiólogo
debía tener en cuenta para determinar si el inquilino
pertenecía a la Obra.
Covadonga Carcedo, una ex-agregada de Asturias, denunciaba
públicamente al Opus Dei diciendo: "El Opus es una mafia que lo
controla todo. Yo que me he hecho apóstata gracias al Opus Dei,
quiero descubrir a mis conciudadanos la hipocresía de esas
personas, todas ellas hijas espirituales de José María
Escrivá de Balaguer, un marqués al que aspiran llevar a
los altares". (62)
Al hablar de las sectas, hoy y aquí, el periodista Pepe
Rodríguez se cuestiona también si sería
interesante estudiar por qué hay tantos líderes
españoles en determinadas sectas con una homosexualidad
manifiesta o latente.
REFERENCIAS
52. Rodríguez, "Esclavos de un Mesías", pp 44-46.
53. Idid, p 28.
54. Ibid, p 78.
55. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", pp 12-13.
56. Moncada, "El Opus Dei: Una interpretación", p 125.
57. Carandell, p 98.
58. Ibid, p 23.
59. Revista "Marie Claire" (December 1987).
60. Cobo Martínez, Nicolás Cobo, "Faro inconfundible",
No. 23 (Junio 1988).
61. Carandell, p 125.
62. Carcedo, Covadonga. "Interviú" (04 Junio 1988).
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
5. Comunidad de elegidos: adeptos e
iniciados
Uno de los mejores estudios aparecidos en España sobre el tema
de las sectas es el de Steven Hassan, que bajo el título Las técnicas de control mental de
las sectas y cómo combatirlas, nos habla del
"engaño celestial" en el que "Dios perdona el engaño de
los "elegidos" si con ello se consiguen nuevos 'hijos espirituales'", y
donde se reitera que deben considerar al Padre como el representante de
Dios en la Tierra.
A los sectarios se les inocula la idea que por el mero hecho de formar,
de ser parte del grupo o del clan, pertenecen a una casta diferente de
elegidos, una comunidad de privilegiados, un núcleo de llamados,
un círculo de predestinados.
Las sectas, con un componente religioso motivador, llevan al adicto a
la necesidad de una experiencia personal de Dios y que, por
consiguiente, se autodenominan elegidos, e incluso se les inculca que
son "santos" respecto a los demás, (63) creando una
superioridad artificial y vacua.
Otra idea que se les transmite a los miembros de las sectas es el
carácter exclusivo y excluyente de su propio comportamiento.
Esta condición exclusivista se traduce en la falsa idea de
formar parte de la secta conlleva, automáticamente, al rechazo
de cuantos no pertenecen a ella; en adelante, sólo interesa la
secta y lo "demás" no cuenta.
El espejismo más evidente se manifiesta en que las sectas suelen
presentarse como "camino de salvación", aparentando los
más diversos itinerarios pero siendo todas coincidentes en un
denominador común en relación con el mundo exterior a la
propia secta, al que generalmente se le hace coincidir con el mal.
Este sentimiento de superioridad se consigue haciendo creer que todos
los miembros de la secta van a sobrevivir gracias a una
protección divina particular (64) generando ese
sentimiento de superioridad la sensación de ser un "elegido", factor que no
sólo cohesiona al grupo, sino que cambia su moralidad: los
"pecadores" no han sido "elegidos",
por lo tanto es justo que sean eliminados. No hay lástima ni
perdón para el "pecador".
Otro fenómeno que se produce al hacer aparecer a toda la
sociedad como hostil es que no sólo se aísla al adepto,
sino que le plantea el germen del miedo que, convenientemente
manipulado, se transformará en agresión cuando el
líder lo ordene. (65)
En el Opus Dei, más fuerza tiene aún la sensación
de que Dios, lo Absoluto, viene a ti a través de la
Organización. Esta idea de que tu camino hacia la felicidad
plena pasa por la Obra justifica todas las sumisiones que te impones o
te imponen. (66)
Las ansias de ser feliz y de no terminarse, de durar siempre, aquellas
que hacían estremecer a Miguel de Unamuno cuando sintió
la agonía de su cristianismo, son capaces de lograr todas las
renuncias, si estás convencido de que son el precio de su
realización.
En Opinión del escritor Evaristo Acevedo "El Opus parece dar a
entender que sólo aquellos hispanos pertenecientes a su
organización "están con Dios". Lo cual tiene un
carácter de monopolio y exclusivismo que no encaja con mis
criterios religiosos" (67).
María Angustias Moreno, durante muchos años miembro
del Opus Dei, nos aporta a este respecto un testimonio esclarecedor e
ilustrativo, "¿Que dice la Obra de sí misma? Que es
sencilla, que es auténtica; que sus socios son iguales a los
demás hombres, son gente corriente en medio del mundo. Sin
embargo, nada más llegar, inculcan exhaustivamente que ser de la
Obra es algo maravilloso, lo mejor del mundo, lo más grande.
Algo que, como lógica consecuencia hace mirar a los demás
como desde un pedestal: se entra en la iluminación de los
grandes misterios, se es elegido entre miles para formar parte de un
cuerpo perfecto; los demás ¡qué pena! siguen
allá abajo envueltos en las tinieblas del error, expuestos a
todos los peligros. Por el hecho de ser de la Obra, siempre
estará uno en lo cierto, se dará la doctrina segura a
esos pobres equivocados, deformados, ignorantes e ingenuos; porque nada
más llegar, uno ya está avalado, apoyado y garantizado
por los directores, personas especialmente selectas (así deben
concebirse) que poseen, por estar unidas al Padre, el don de lo
inenarrable. Porque el Padre no se equivoca nunca, y en la Obra todo
pasa por el Padre: "habéis de pasarlo todo por mi cabeza y por
mi corazón", dijo repetidas veces Escrivá a los
directores". (68)
Incluso no se puede ser un buen cristiano, para el Opus Dei, si se
tiene alguna tara, dolencia o enfermedad física. No se admite a
personas que no hayan superado el minucioso reconocimiento
médico al que son sometidos. El
club de Dios está restringido a los sanos, como nos lo
cuenta en su historia amarga una numeraria del Opus a la que le
chocó un poco que un par de días antes de "pitar"
-ingresar en la Obra - la dijeran que tenía que hacerse un
reconocimiento médico. "¿Qué tenía que ver
mi estado de salud para ser de la Obra? ¿lo importante no es
tener vocación? ¿o es que si me descubrían piedras
en el riñón, la vocación pasaba a ser una
decisión en manos del médico? Esta joven tiene arritmias,
olvidaros de todo lo que les habéis contado, no puede ser de la
Obra... ¿Gracioso, no? La razón de este trámite es
no cargar con una persona, aparentemente joven y sana, que al poco
tiempo de hacerse de la Obra se la descubra algún tipo de
enfermedad más o menos grave, porque tendrían que cuidar
de ella y la Obra no quiere enfermos prematuros, aunque dos días
antes del reconocimiento tuvieran 'claro' que tenía una
vocación como un castillo. A mí no me encontraron nada.
Eso sí, aconsejaron que no dijera nada en mi casa de lo del
médico. Había que ser discreta." (69)
En el librito Camino, escrito
por el "líder
carismático", aparecen también imágenes
opuestas, evidentes entre contrarios: (70) dos tipos de hombre. En
primer lugar, la imagen resplandeciente del superhombre, fiero,
arrogante, voluntarioso, inconmovible en la ideología de sus
jefes y con un desprecio de hierro para el resto; pistolero de Dios,
eficaz y despersonalizador, disciplinado hasta el absurdo, intolerante,
inquisidor, en busca de su absoluto.
Por otra parte la tierna imagen del humilde servidor, un poco
vulnerable, modesto, ínfimo entre los ínfimos, con la
mirada baja, la vista huidiza, perseguido, vejado por la hostilidad
general, masoquista en ocasiones, hipócrita en otras, un poco
muelle, tibio en todo, un tanto audaz, pero, sobre todo, nunca
temerario, va en busca de una buena cama para morir en mal de amor. Las
dos imágenes se superponen y se mezclan para formar el prototipo
del "Hombre del Opus Dei" tal como se le encuentra en la vida.
Los socios y miembros del Opus tienen anulada, en ciertos aspectos, su
capacidad de discernimiento al presentárseles y hacerles creer
ciegamente que cualquier ataque contra la Obra de Dios son "calumnias" (71) cuando proceden de
otros miembros de la Iglesia Católica.
REFERENCIAS
63. "Cuadernos de realidades sociales", Nos. 35-36, p 39.
64. Rodríguez, op cit, p 110.
65. Ibid, p 113.
66. Moncada, "El Opus Dei: Una interpretación", p 116.
67. Jardiel Poncela, op cit, p 41.
68. Moreno, María Angustias, "El Opus Dei, anexo a una
historia", 5ta edición (Madrid: Ediciones Libertarías
Prodhufi, March 1992), p 61.
69. "La historia amarga de una numeraria del Opus," Revista Marie
Claire (Diciembre 1987).
70. "Le Vaillant", p 28.
71. Ynfante, op cit, p 363.
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
6. La ambición de riqueza y
poder o la avaricia sin límite
Los miembros del Opus Dei son una síntesis de Mercaderes de Dios y Vendedores del Templo. Pere Pique
decía que un clan capaz de ganar tantos millones al año y
copar empresas punta desde la sombrea, cuando Jesucristo lució y
predicó la pobreza a pleno sol, da qué pensar y de
qué hablar. Encima, fundado por quien sería
Marqués e izado a prelatura por el polémico Papa polaco. (72) Urge ya dar luz a la
sombra.
Como indica el Instituto de Sociología Aplicada, a través
de su publicación especializada, las sectas no suelen dedicar
demasiado tiempo a obras de caridad fuera del propio círculo, ya
que todos los recursos materiales los destinan a sus propios fines. Lo
que buscan principalmente estos grupos sectarios es "mano de obra
barata al servicio de sus propios negocios".
Las instrucciones que recibe el socio del Opus Dei afectan a
cómo utilizar su tiempo y su dinero en beneficio de la
asociación. (73)
En el Opus Dei, si un hombre entregó a la organización el
total de sus ingresos durante su vida y puede probarse que gastó
menos que ingresó ¿tiene derecho a alguna
restitución o incluso a una indemnización? Los dirigentes
de la Obra sostienen que NO. (74)
El régimen económico al que están sometidos los
miembros y socios del Opus Dei, especialmente los numerarios, que
suelen vivir en común en pisos o utilizando la
terminología de la Obra, en "familias" compuestas por lo general
de ocho a diez miembros, estriba en entregar a fin de mes sus sueldos y
ganancias al secretario y cuando alguno de ellos necesita hacerse un
traje o comprarse unos zapatos, consultan con el director para que les
autorice a realizar ese gasto extraordinario. (75) Aunque el director no
tiene atribuciones para decidir cómo tiene que ser ese traje, no
cabe duda que su consejo pesa decisivamente en este aspecto.
Según antiguos miembros hubo una época en que en cada
ciudad había una persona que se ocupaba de "orientar" a los
socios cuando necesitaban renovar el vestuario y les dirigían a
determinados establecimientos más o menos ligados a la Obra.
La versión, con pequeñas matizaciones, también es
asumida por Alberto Moncada que confirma la entrega en la caja de la
casa de la totalidad de sus ingresos y que después tenían
que solicitar y pedir lo necesario, de acuerdo con los superiores y
siempre dentro de un esquema de escasez que se les impone No pueden
tener cuentas bancarias individuales, ni bienes privativos. Al final de
mes, deben entregar al director, como parte de la confidencia, una
relación de los gastos que habían efectuado.
Desde que entras en la Obra -nos informa una numeraria A. L. M. N.
-llevan una cuenta general de ingresos y gastos. Normalmente los
ingresos son superiores a los gastos, por lo que existe un
superávit. Pero si te vas no intentes nunca que te devuelvan tu
dinero. Podría empezar a creerse que la Obra es espiritual.
Todas las cosas que tienes a tu nombre hay que ponerlas a nombre de la
Obra, porque hay que vivir la "pobreza" y Dios nos ha pedido todo, -
son los argumentos empleados-. Tus propiedades y pertenencias se ponen
a nombre de numerarios fieles. También cuando se hace la
fidelidad hay que redactar testamento en favor de la obra (76) Cuando te vas
olvídate del testamento y de todo lo que entregaste.
Tal abuso de confianza lo justifican en el sentido de que al entrar en
la Obra es de buen espíritu -te insinúan- firmar lo que
te ponen delante sin echar una ojeada antes, porque la Obra, que es de
Dios, que tiene a un fundador santo -te dicen- y que es una madre para
sus hijos ¿cómo va a tratar de darte gato por liebre?
Firmas lo que te echen. (77)
Si en realidad, como engañan, tu eres miembro de una
asociación neta y exclusivamente seglar ¿por qué
son ellos los que administran tus ingresos? Si se gozara de esa tan
"cacareada" libertad, el dinero que ganas lo tendrías en tu
libreta de ahorros, a tu libre disposición. Pero no es
así: no sabrás nunca el dinero que tienes, ni
podrás disponer de él. Jamás te extenderán
un recibo por el dinero que has entregado. (78)
La revista Interviú
publicaba, por primera vez en abril de 1988, un documento excepcional
probatorio, una prueba de evicción fulminante, la fotocopia del
testamento de una agregada al Opus, María del Carmen
Rodríguez Pinto, a favor del Opus. El testamento está
otorgado ante el notario de Oviedo José Antonio Caicoya, y en
él designa, en su segunda cláusula, como heredero
universal de todos sus bienes, derechos y acciones, al Colegio Mayor
"Los Arces", de Valladolid, con la condición de que, cuando se
produzca la dejación sucesoria, la atención espiritual de
este colegio esté confiada y la lleve de hecho el Opus Dei. Los
testamentos, así como los vendís de las propiedades en
blanco en poder siempre de los directivos de la Obra, eran secretos
celosamente guardados.
Covadonga Carcedo, ex-agregada, miembro activo durante varios
años del Opus Dei , que, como se ha referido ya anteriormente ha
decidido apostatar a la Iglesia Católica tras largos años
de duda y desengañada por el proceder de la secta, ha declarado
ante la opinión pública: "Una vez superadas presiones,
dificultades y hasta amenazas de muerte, me voy. Quiero dejar de
pertenecer a una secta económico-financiera, a una mafia
compuesta por ricos demagogos que explotan a unos pobres ingenuos y, a
partir de ahora, pretendo vivir bajo unos principios de honestidad y
olvidarme para siempre de ese mundo de hipocresía.
Las sectas se mueven por criterios de pura rentabilidad
económica. (79)
Cuando un adepto -por estar enfermo- sólo supone un gasto de
mantenimiento y no aporta ningún beneficio, se le da una
palmadita en la espalda y se le manda con su familia, a la beneficencia
o a la calle. Y esto es válido para todas las sectas
destructivas. Nadie como ellos para convencer de la necesidad de amasar
fortunas para "su" dios o ideas.
Las corruptelas legales de las que se sirven estas organizaciones son
muy variadas. A la explotación de sus adeptos se les aplica la
fórmula de "donación voluntaria". Por lo general el
líder carismático o el padre vive en la opulencia,
mansiones y palacios, rodeado de lujos y comodidades, pero,
paradójicamente no poseen legalmente nada, pues los bienes y
propiedades de los que disfrutan están simulados a nombre de
personas jurídicas o bien a fiduciarios de su entera confianza,
aunque se suelen reservar las claves cifradas de las cuentas
corrientes. Los "padres" y líderes carismáticos eluden de
esta forma cualquier tipo de responsabilidad civil o penal.
Entre los líderes y los adeptos se da la relación
dios/esclavos. Y en esa circunstancia tan favorable no sólo se
apoderan del control de la mente de sus incondicionales haciendo acopio
de su alma, sino también, y eso es lo más importante, de
su rendimiento y capacidad de trabajo -explotación-, de su
cuenta corriente y bienes personales.
En las Constituciones del Opus Dei se encuentra camuflada aunque
implícita su estrategia. Así en el artículo
9º. Se dispone que "los socios del Opus Dei actúan, ya
individualmente, ya por medio de asociaciones que pueden ser bien
culturales o bien artísticas, pecuniarias, etc. y que se llaman
auxiliares. Estas sociedades están, igualmente, en su actividad,
sujetas a la obediencia de la autoridad jerárquica del
Instituto" o el descarado artículo 202 que reza como "medio de
apostolado peculiar de la Institución son los cargos
públicos, en especial de aquellos que implican el ejercicio de
una dirección".
Armando Segura Naya, como licenciado en Filosofía y Letras, se
hacía la siguiente reflexión lógica: (80) "el Opus en una
asociación inconcebible. En primer lugar es inconcebible que
fieles corrientes o simplemente personas de alta o baja
categoría política u económica, no tengan la
propiedad, administración y entera responsabilidad de sus
bienes, ni puedan garantizar absolutamente el secreto profesional, ni
siquiera la libre residencia. Claro que el nivel de incredibilidad
aumenta con el nivel social del sujeto... ningún socio numerario
y oblato administra sus bienes, ni tiene el título de propiedad
sobre los mismos, que es atribuido al Padre. Es inconcebible que se
intente cubrir con "visión sobrenatural" a lo inconcebible. Como
es bien sabido, lo que no debe ser, lo que no está bien
naturalmente, tampoco lo está sobrenaturalmente".
La justificación que da el Opus Dei a sus incautos es que la
posesión privada es egoísta, es un obstáculo que
impide llegar a la felicidad. Por ello es absolutamente imprescindible
que sus adeptos donen todas sus propiedades a la secta que las
tendrá a buen recaudo y, con ese gesto altruista, demuestra
estar imbuidos en el espíritu
de la Obra que, equívocamente y de forma ampulosa llaman
de Dios -lo que no sabemos es a qué dios se refieren; si al Dios
de los cristianos o al becerro de oro, dios Mamón.
Como es bien sabido buscan los mejores elementos, no para hacer de
ellos predicadores, sacerdotes o misioneros de los infieles, sino
directores de bancos, jefes de publicaciones o ministros, en la
obsesión de manejar en exclusiva, si fuera menester, las
palancas del poder.
Especialistas en el fenómeno de las sectas han acuñado el
término "Multinacionales del espíritu, S. A." a los
grupos del tipo del Opus Dei, porque, sobre los pilares espirituales,
montan negocios financieros multimillonarios, (81) resaltando que "El Opus
Dei apenas tiene nada a su nombre. No les es preciso ya que el control
de los bienes, productivos o de cualquier otro tipo, se
efectúa a través de lazos devocionales antes que
contractuales. Si uno posee la voluntad de una persona
controlará también todos sus actos y posesiones, pero
evitando, con tal argucia, posibles responsabilidades fiscales en
particular y jurídicas en general".
En el reciente libro aparecido en España con el título El poder de las sectas (82) donde se hace un
recorrido por todas estas organizaciones que están afincadas y
actúan impunemente en la Península Ibérica, cuando
trata del Opus Dei, dice: "El Opus Dei, no es ningún secreto
para nadie, siempre ha ejercido su poder e influencia desde
detrás de sus discretos fieles, sobre los que tienen gran
ascendiente tanto en sus vidas privadas como profesionales. Aunque la
época de los tecnócratas en la que los hombres de la Obra
detentaron directamente parte del poder franquista ya pasó a la
historia, hoy la actividad política encubierta del Opus Dei
sigue siendo tanto o más poderosa que antaño.
"Sus fieles controlan buena parte de la estructura financiera
española; están asentados por cientos en los resortes
claves de la Administración; tienen políticos afines -que
debe leerse como serviles a la Obra de Dios., en muchos partidos,
especialmente en formaciones como el Partido Popular y la Unió
Democrática de Catalunya; controla, en gran medida, el aparato
del Vaticano y la Conferencia Episcopal Española, que es otra
forma no menos importante de intervenir en los procesos
políticos, etc. En otros países, notablemente en
Latinoamérica, su influencia es un poco más modesta que
en España.
"Si los fieles de la Obra fueran simples 'buenos cristianos', tal como
gustan definirse, su mención en un libro sobre sectas no
tendría objeto. Pero la influencia que practica la cúpula
del Opus sobre su grey va mucho más allá del enmarcado
ideológico, lícito, que le es común a todo ideario
religioso o político. Lo corriente dentro de la Obra, que no
tienen por qué impedir posibles excepciones, es el control de la
psique de sus adeptos, bajo la excusa de administrarles el alma. Eso
es, obviando los ribetes poéticos, pasar a controlar sus
actuaciones mundanas de hoy en función de un hipotético
más allá en la mañana.
"El Opus Dei, con su innegable sentido de lo práctico e
inteligencia, se dedica a acumular poder temporal, a través de
sus creyentes, aquí y ahora, quizá porque, con su
intuición para lo ultraterreno, presiente que, en el
paraíso celestial, de existir, no habrá lugar para las
ambiciones de dominio, ya sean éstas materiales o espirituales.
El reino de la Obra de Dios, ciertamente, sí es de este mundo". (83)
Desde las páginas de un semanario de índole nacional (84) Fernando Jiménez
Loitegui, de Almería, no "podía entender cómo las
autoridades españolas no hacían una investigación
sobre el comportamiento de estos banqueros del Opus Dei que controlan
bancos y cajas de ahorros y tienen una influencia en la sociedad que
escapa a los controles".
La respuesta, pueril y cínica de una voz autorizada del Opus,
Salvador Bernal, autor de un libro encomiástico y
panegírico sobre la vida del Fundador del Opus titulado Monseñor Escrivá de Balaguer
publicado por la editorial oficial de la secta, Rialp, en 1976,
justificaba de esta forma el control de los bienes de los adeptos: "Los
niños no tienen nada suyo, todo es de sus padres... y tu Padre
sabe siempre muy bien cómo gobierna el patrimonio" (85)
REFERENCIAS
72. Pique, R. P., "Tiempo" (28 Julio 1986).
73. Moncada, "El Opus Dei: Una interpretación", p 94.
74. Ibid, p 119.
75. Carandell, p 59.
76. "Marie Claire" (Diciembre 1987).
77. Ibid
78. Ibid
79. Rodríguez, "Esclavos de un Mesías", p 92.
80. Jardiel Poncela, p 191.
81. Rodríguez, "El poder de las sectas", op cit, p 137.
82. Ibid, p 225.
83. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", op cit.
84. "Tiempo" (11 agosto 1986).
85. Bernal, Salvador, "Monseñor Escrivá de Balaguer"
(Barcelona: Rialp, 1976), p 208.
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
7. Captación y el proselitismo
de los miembros
La captación es uno de los primeros deberes que se imponen en
cualquier secta. Para lograr ese objetivo primordial que desde un punto
de vista artístico y plástico podría representarse
en el cuadro de Goya "Saturno devorando a sus hijos", estas
organizaciones emplean cualquier medio para alcanzar su fin, siendo el
engaño y la mentira las armas que utilizan para tratar de
colocar su mercancía, existiendo siempre una disociación
entre la propaganda que se exterioriza y la realidad que se vive en el
interior.
Los expertos en la materia explican que la mentira aplicada a la
captación adquiere todas las variantes posibles, desde la
mentira verbalizada explícitamente, hasta la mentira por
"omisión", pasando por la ocultación de identidad y
finalidades de la secta. (86)
De la captación de una de estas sectas destructivas nadie puede
sentirse inmune al peligro, nadie puede estar seguro de no caer en la
tentación, nadie puede ufanarse de ser alérgico a las
redes cautivas de estos grupos, dado que la necesidad de creer en algo
trascendental es consustancial al ser humano, la sociabilidad del
hombre tiene componentes psicólogos que, en un momento
determinado y si es nuestra hora baja o crítica, podemos
cualquiera ser presa fácil de este tipo de grupo.
Cualquier persona tiene momentos de crisis, de baja, de ruptura y son
precisamente esos instantes, las situaciones de depresión por
cualquier problema o circunstancia de relación, de afecto o
coyuntura de cualquier índole o naturaleza, cuando es el
instante más propicio e idóneo para ser abordados por los
adeptos. Se busca y procura,
en los jóvenes, las épocas de exámenes, cuando el
stress es mayor, lo que puede provocar ciertos desequilibrios en la
personalidad, o bien cuando se está retirado del ambiente
familiar o afectivo y en cualquier circunstancia próxima a la
soledad.
Casi siempre se repite el mismo cuadro, la idéntica escena
puesta en acción por las sectas para favorecer el proselitismo,
que empezará por una conversación trivial, motivadora,
agradable, que concluirá con una invitación (87) para asistir a una
conferencia gratuita sobre tal o cual tema, un convite a una
reunión donde conoceremos a un grupo de amigos, para ir a comer
o cenar donde se pueda hablar con mayor relajación, para pasar
un espléndido fin de semana en una "preciosa casa de campo",
para hacer un retiro espiritual o para realizar cualquier otra
actividad siempre gratificante.
Si se accede a la generosa y solícita invitación se va a
encontrar uno inmerso en un ambiente preparado, artificial, ilusorio y
fantástico, donde se presentará un mundo de "maya" y de
ilusión, donde se ve a gente sonriente y feliz, en un ambiente
distendido y de gran camaradería, que se van a preocupar y a
interesar por el nuevo "amigo" que accede, al que van a deparar una
bienvenida de gran cordialidad.
Se interesarán por sus problemas, sus aficiones, sus angustias,
sus temores, sus amenazas y sus resistencias, de forma amable. El
incipiente se encontrará agasajado y comprendido. Se
pondrán de manifiesto sus preocupaciones y sus esperanzas, que
alguno de los presentes manifestará que le comprende
perfectamente, porque así se encontraba él en el pasado
hasta que encontró el camino de la superación. Todo lo
que diga el incauto va a ser registrado y anotado, para ir abriendo la
ficha del potencial miembro y le será puesta de manifiesto por
algún dirigente en el futuro haciendo uso de esas incipientes
inquietudes manifestadas, pudo evitar los temores y lograr sus
expectativas merced al descubrimiento de una nueva dimensión
espiritual.
Siempre la leva de nuevos adeptos es de forma personal, por contacto
directo, por relación humana con algún miembro o adepto
de la secta.
En un valioso informe acerca de psicología empleada en el
proceso de conversión a determinadas sectas perniciosas,
realizado por el Dr. John G. Clark en equipo con otros especialistas
del Hospital General de Massachusetts, se describe ampliamente la
metodología que emplean para la captación de la juventud.
- Jóvenes que, cualesquiera sean
sus vínculos naturales, sufren las transformaciones
psicológicas propias del paso a la madurez. Los miembros de las
sectas encargados de ganar prosélitos frecuentan bibliotecas,
lugares de reunión en las universidades, etc.
- Persuasión: se invita al futuro devoto a asistir a un curso de
asesoramiento destinado a eliminar sus problemas. Durante estos
contactos iniciales y en las primeras reuniones dentro del
ámbito de la secta, los reclutadores hacen lo posible para que
la comunidad religiosa le resulte sumamente atractiva al recién
llegado. Le hacen conmover profundamente, expresándole el gran
interés que tienen en su bienestar, tratándole incluso
con cariño y prestando una calculadora atención a sus
ideas, aficiones y esperanzas.
- Conversión: los miembros de confianza, entrenados previamente
para este cometido, no dejan solo al aspirante ni un momento,
acompañándolo incluso hasta la puerta del lavabo.
- Adoctrinamiento: una de las consecuencias de esta reeducación
es la de polarizar la actividad mental del devoto, induciéndole
a creer que la secta representa todo lo bueno y provechoso que necesita
y que las demás asociaciones son perniciosas, incluso perversas,
por lo que hay que evitarlas a cualquier precio o manipularlas para
ponerlas al servicio del nuevo miembro.
- Mientras prosigue el adoctrinamiento, los líderes y directores
espirituales no pierden ocasión de conjurar el espectro de
castigos sobrenaturales que penan la desobediencia. La
redención, la santidad y la salvación les está
reservada a los creyentes y practicantes convencidos. (88) Así, poco a
poco, se ha ido convirtiendo en otro hombre distinto de que
anteriormente era.
En cuanto a las respuestas del por qué el hombre en la
actualidad entra a formar parte de una secta, pueden ser varias
según predomine la necesidad interrelacional del ser humano
compartiendo una vida comunitaria, la necesidad de la trascendencia, el
remedio a los males que nos aquejan, la afinidad compartida de una
determinada creencia, la necesidad inherente de lo místico y lo
religioso, la necesidad de encontrar remedio a nuestras frustraciones o
ayudas y socorros mutuos a nuestras necesidades, la aspiración a
un mejor posicionamiento social, etc.
En la obra El mundo secreto del Opus
Dei de Michael Walsh se explica, de forma pormenorizada, el
fenómeno del proselitismo en el seno de la Obra. (89) Cuando una persona no
tiene celo para ganar a otros es porque su corazón no late.
Está muerta. Y podemos aplicarle aquellas palabras de la
Escritura "Iam foetet, quatriduanus est enim" (Juan, 11-39), "Ya se
descompone -literalmente apesta -porque ya lleva muerto cuatro
días". Esas alma, aunque estuvieran en la Obra estarían
muertas, descompuestas, iam foetet. Y yo, dice el Padre (Escrivá de Balaguer)
no voy a ninguna parte con cadáveres. Yo entierro a los
cadáveres.
Buscar adeptos es una obligación primordial, es algo que debe
exponerse cada semana en los círculos: hasta donde ha cumplido
un individuo su tarea de "pesca" - la palabra del Opus - de nuevos
miembros. "Es el momento de contar. ¿Cuántas vocaciones
has traído?" "Nuestro apostolado personal se dirige en primer
lugar, a preparar a nuestros amigos en el trabajo de San Rafael". El
apostolado de San Rafael es el término que usa el Opus Dei para
la búsqueda de miembros jóvenes ("Yo no digo -concluye el
Padre - que no podamos encontrar vocaciones entre la gente mayor, pero
eso... es algo difícil") que podrían después si
son adecuados, ser reclutados para ser miembros plenos y célibes
(el apostolado de San Miguel), o formados como padres de familia (el
apostolado de San Gabriel). "Que de buena gana te reíste cuando
te aconsejé poner tus años jóvenes bajo la
protección de San Rafael para que él te guiara, como hizo
con el joven Tobías, hasta un santo matrimonio con una chica que
sea buena, bonita y rica" (Escrivá).
Los que tienen amigos entre los miembros del Opus pueden sentirse
molestos de saber que su amistad se considera un medio para atraer a
nuevos adeptos. Una vez ganados, los profesionales los reemplazan para
seguir con los procedimientos de la organización.
El apartar a los hijos de sus familias va de la mano con la
creación de una cada vez mayor relación de dependencia
con el Opus. (90)
El siguiente testimonio de un sacerdote catalán nos relata su
propia experiencia. (91)
Nos decían "vengan con nosotros, vengan a nuestra casa, a
nuestro local. Tenemos charlas y oraciones con otros muchachos que
tienen los mismos problemas que Uds. Allí encontrarán un
ambiente en el que se encontrarán bien. Uds. podrán
progresar en el orden espiritual". Algunos amigos detrás de
mí, me han perseguido, me han encerrado durante varios meses. Y
yo no sabía que pertenecían al Opus Dei. De repente, me
di cuenta de ello. Y era muy difícil escapar a su
presión, a su constancia, Ud. comprende.
"Yo entré en el Opus Dei por todo esto, como otros. Y hasta
después no me di cuenta que esto era una trampa, una asechanza.
Es necesario estar dentro para darse cuenta. Yo hice el camino que es
necesario hacer. Fui con ellos. Asistí a sus pláticas,
etc. Inmediatamente se me designó un director espiritual, un
laico, que hacía tu plan de vida, es decir, lo que se
debía hacer desde levantarse hasta acostarse, lo que se
debía hacer y lo que no se debía hacer. Se debía
rendir cuentas de nuestros actos regularmente todas las semanas, a
nuestros responsables. No había que ocuparse de nada. Cuando se
tenía un problema interior, se debía exponerlo al
director espiritual, quien daba la explicación, la
solución. Se tenía la conciencia para él. Esto era
cómodo. Esto ha contribuido grandemente al éxito del Opus
Dei. Yo me fui cuando me di cuenta de que aquello era un
encarcelamiento progresivo".
Por lo general la opinión pública desconoce los
métodos con los que el Opus actúa sobre la juventud
española. (92)
Sus sistemas de proselitismo son similares a los empleados por las
sectas orientalistas que proliferan en occidente y los conflictos cada
vez son más numerosos con padres cuyos hijos menores han sido
reclutados por la Obra.
Las sectas, como el Opus, se dedican al negocio de la enseñanza
como actividad propicia para la captación de nuevos adeptos,
utilizando la docencia y las aulas como laboratorios donde comienza el
proceso de selección y recepción de futuros miembros.
Sobre el Opus Dei pesan muchas y muy fundadas acusaciones sobre la
manipulación sectaria que ejercen sobre el alumnado que acude a
sus centros pedagógicos.
La infiltración del Opus Dei en los liceos ofrece innumerables
ejemplos. Los mejores elementos son sin cesar objeto de invitaciones
diversas. Esta manera expeditiva de actuar tiene cierto éxito
entre las clases burguesas. Se buscan los elementos más valiosos
para sostener al Opus y toda su parafernalia.
Escenas como la siguiente se suceden cada vez con más
frecuencia. "El Opus ha secuestrado a nuestra Conchi". Los guardias
civiles del pueblo de San Vicente (Alicante) no podían dar
crédito a sus oídos cuando un matrimonio de conocidos
comerciantes locales acudió a la comandancia del puesto de la
benemérita, en enero de 1988, con tan insólita
acusación.
Las acusaciones de estos padres, buenos católicos en su
mayoría, contra el Opus Dei, son principalmente por haber
secuestrado a sus hijos menores, haberles hecho un lavado de cerebro y
anulado su voluntad, enfrentándolos con las propias familias, a
las que se ha mantenido ignorantes, a la vez que las explotaban
económicamente.
Es significativo lo que le sucedió al Sr. Mosquera, (93) un podólogo de
Barcelona que acudió a la jefatura de la policía de
Vía Layetana para denunciar el caso de su hija María
Pilar. La joven se había ido a Viena a estudiar música
mientras trabajaba como au pair
en casa de una familia del Opus y había sido sometida a un
verdadero acoso por parte de gente de la Obra que, según ella,
la perseguían e incluso allanaron su domicilio y le boicotearon
los exámenes como forma de presión. "Me atendió un
sargento de la policía nacional muy amable -explica Mosquera -y
cuál no sería mi sorpresa cuando, tras explicarle mi
historia me dijo: ¡qué me va Ud. a contar! Yo tengo una
hija de 19 años que por poco me la vuelven loca los del Opus".
En Oviedo, la Directora del Club Montealegre, uno de los más de
100 que el Opus mantiene en toda España, recibió un
requerimiento notarial a través del cual los padres de una chica
de 17 años que frecuentaba el club, le exigían que se
abstuviera de mantener toda relación con su hija, al mismo
tiempo que negaban la validez a cualquier voto que la menor hubiera
podido hacer y advertían que no atenderían las
necesidades de la joven en el caso de que se fuera del Opus. (94)
Todo este montaje al que de forma sinuosa se le denominaba
acción apostólica, pero que con propiedad debería
llamársele exclusivamente "proselitismo"(95) en el Opus recibe la
denominación de "santa coacción".
"No nos importan las estadísticas" asegura Escrivá. Pero
sí importa, y mucho, el número de los que piden la
admisión en la Obra cada año. Incluso se llegan a fijar
cupos por casa o ciudad, y se exhorta con vehemencia a los socios para
que no dejen de lograr esas cifras.
Sobre el tema de la captación de jóvenes, Juan de Cozar
Martin de la Línea de la Concepción, en la provincia de
Cádiz, revela (96)
como esta secta religiosa, mediante unas técnicas muy bien
estudiadas (lavados de cerebro, confidencias periódicas,
coacciones de conciencia) deforma a los jóvenes de tal manera
que hacen que pierdan primordialmente el cariño a la familia,
desconectándolos de sus padres y hermanos. Los despersonaliza y
los convierte en máquinas programadas únicamente para su
conveniencia, exprimiéndoles como a un limón.
Eva Jardiel Poncela, la hija del famoso novelista español, nos
narra su experiencia personal, (97)
"mi primera experiencia con el Opus, sinceramente, me dio asco. Esa es
la verdad. No lo podía creer. Me pareció imposible, y
pensé en cuanta gente que como yo atravesaría un mal
momento en su vida se haría del Opus Dei sólo por
cobardía y dí gracias a Dios por no haber nacido cobarde".
Los principales medios de formación en el Opus Dei son los
cursos y retiros, que suelen tener lugar en casas especialmente
preparadas, situadas lejos de los núcleos urbanos importantes.
Hay casas para miembros numerarios, clero diocesano, chicas, en las que
la categoría social y el status de los asistentes son
discriminatorios. (98)
Así, en un curso de chicas numerarias nunca aparecerán
chicas de servicios -salvo para la limpieza de la casa-, de igual modo
que al retiro de un hombre de negocios, no irá nunca un obrero.
Según la duración y el momento psicológico hay
cursos y convivencias, cursos de retiros, círculos breves, etc...
Tal es la manipulación a la que se somete a los alumnos, que a
veces saltan a la prensa noticias en las que los organismos oficiales
se ven obligados a investigar irregularidades en los centros de
enseñanza del Opus, por denuncias de las familias de las
alumnas. (99)
El Departamento de Enseñanza de la Generalitat de
Cataluña investiga supuestas irregularidades en el Instituto de
formación profesional "Centro de Estudios El Vallés",
internado femenino ubicado en la localidad vecina a Barcelona de San
Cugat del Vallés y propiedad del Opus Dei, averiguaciones que se
iniciaron a raíz de la denuncia presentada por la familia de la
alumna Gema Saiz Broch.
Según la madre de la alumna María Broch, "El Opus utiliza
sus escuelas para captar menores" (100) "El porvenir de mi
hija es ser sirvienta de las casas del Opus Dei, que son preciosas y
limpias como chorros del oro gracias a esta rama de auxiliares
numerarias que trabajan gratis. ¿Si a mi hija no le hubieran
comido el coco no hubiera hecho a los 16 años votos de
sirvienta?"
El centro carecía de permiso para dar clases de hogar y la
inspección ha propuesto expedientar al internado y entre las
medidas que podrían adoptarse figuran la cancelación del
concierto económico, un apercibimiento de cierre del centro o la
retirada de la licencia de funcionamiento académico. El
sacerdote Don Luis Hernández, que ocupa la alcaldía de la
localidad de Santa Coloma de Gramenet, ha remitido una carta al
Presidente de la Conferencia Episcopal, Angel Suquía, (101) en la que acusa al
Opus de "cometer graves atropellos contra la libertad de las personas
en su afán de captar adeptos" afirmando que "la formación
que se imparte en los centros dependientes de la Prelatura -Opus Dei-
no es profesional, sino orientada especialmente a convertirlos en
ciegos seguidores del Opus".
La selección se hace entre los colegiales, los bachilleres, los
estudiantes. Estos pueden haber sido "elegidos" desde la edad de trece
años (102)
y a partir de este momento, son objeto de estrecha solicitud por parte
de los agentes de reclutamiento de la Obra, quienes tienden alrededor
de ellos sus redes cada vez más apretadas. Se les invita a los
círculos, a las reuniones, a las excursiones... En seguida se le
asignará al candidato un director espiritual. Después,
hacia los quince años, si está maduro, si entra bien en
el molde, escribirá una carta al "Padre", "solicitando ser miembro
del Opus Dei". Esta adhesión al Padre es un fenómeno
central.
Susana Crespi Boixador, de dieciocho años, consiguió
salir, como ella confiesa, "de aquel infierno". Su padre Jaime Crespi
opina: "los hijos no nos pertenecen para siempre. Pero si mi hija se
tira al río para ahogarse, yo me lanzo a salvarla. Y esto es lo
que pasó en el Opus. Ella entró en una espiral de
seguidismo que anuló su voluntad". Ahora, desde la verdadera
libertad de Susana Crespi, que cuando piensa en las chicas que
aún están atenazadas por el Opus se entristece, quiere
enviar a sus amigas un mensaje lleno de amor y sinceridad, pues afirma
categóricamente (103)
que "el Opus es peor que una secta. Te reclutan cuando eres una
niña sin que te des cuenta, y con el paso del tiempo te
conviertes en un autómata sin capacidad para discernir entre lo
bueno y lo malo. Lo único "bueno" es lo que ellos te inculcan".
A nivel universitario (104)
la Universidad de Navarra, propiedad del Opus Dei, se ha convertido en
un inmerso semillero de "apóstoles" del Opus, siendo la mayor
base de reclutamiento que posee la Obra en el mundo.
Después del proselitismo y la captación vienen los VOTOS
que al principio se hacen por un año y se renuevan durante cinco
- la denominada oblación; el siguiente paso es la
incorporación jurídica a la Obra, lo que se llama hacer
la "Fidelidad" -que es la culminación del proceso de
despersonalización.
REFERENCIAS
86. Rodríguez, "Esclavos de un Mesías", p 54.
87. Rodríguez, "Las sectas hoy y aquí", p 22.
88. "Cuadernos de realidades sociales", No. 35/36, pp 34-37.
89. Walsh, Michael, "The Secret World of Opus Dei" (Barcelona: Plaza
& Janés, 1990), pp 172-173.
90. Ibid, p 175.
91. "Le Vaillant", pp 209-210.
92. "Tiempo" (11 Abril 1988), p 11.
93. Ibid, p 13.
94. Moreno, María Angustias, "El Opus Dei, anexo a una
historía", op cit, p 218.
95. Ibid, p 69.
96. "Tiempo" (04 Agosto1986).
97. Jadiel Poncela, p 13.
98. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 120.
99. Diario "El País" (06 Diciembre 1989), p 28.
100. Ibid (08 Diciembre1989), p 28.
101. Ibid (06 Enero 1990), p 23.
102. Vaillant, pp 64-65.
103. Revista "Interviú".
104. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 80
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
8. Malos tratos y coacciones
"Mi hija está trabajando de fregona gratis -asegura la madre (105) -. La hacen trabajar
de diez de la mañana a once menos cuarto de la noche, sin parar,
para que no piense. Yo les he dicho a las señoritas que la
época de los esclavos negros ya había acabado, pero la
respuesta de ellas es que lo que hace lo hace por Dios. Pero mi hija no
está fregando suelos gratis para Dios, que no lo necesita, sino
para la Obra".
Covadonga Carcedo relata también su experiencia sobre las
vejaciones de las que era objeto cuando fue agregada del Opus Dei (106) "me levantaba a las
seis de la mañana, besaba el suelo exclamando 'serviam', me
duchaba con agua fría. Después del trabajo, me aplicaba
dos horas diarias de cilicio y entregaba todo mi salario a la Obra. En
el Opus, como en todas las sectas, tienen una gran capacidad para
lavarte el cerebro pero lo cierto es que son una auténtica
cohorte de escribas y fariseos. Predican que allí no hay lujos
y, sin embargo, a los numerarios ricos tienen que asistirles las
auxiliares ataviadas con cofia durante los retiros espirituales. Ahora
se les está yendo mucha gente, sobre todo los jóvenes,
que no sabían que una vez ingresados se convertían en
auténticos esclavos".
Las normas diarias que el miembro que vive en una casa del Opus Dei
debe observar son muy prolijas. (107)
Una persona que fue durante más de diez años socio
numerario del Opus Dei me ha asegurado que durante los siete primeros
años de su militancia en el Opus, vivía en tensión
constante y había sido incapaz de cumplir con todas las normas
señaladas. Aún más, creía que ninguno de
los que con él vivía o había conocido en las filas
del Opus Dei lo había conseguido.
Otra observación importante es que todas esas series de normas
son partes integrante del "espíritu
de la Obra". Al levantarse besan el suelo y hacen el
ofrecimiento de todas las cosas del día a Dios, pero el
fruto de ese ofrecimiento lo recogen los dirigentes sectarios. Se
duchan con agua fría y les tienen todo el día ocupados
para que caigan rendidos y no tengan tiempo de pensar en la miseria en
la que han convertido su existencia.
La dinámica coercitiva es una característica esencial de
toda estructura sectaria y no debería sorprender el encontrarla
en grupos tan aparentemente honorables como el propio Opus Dei. (108)
Un conocido arquitecto, Miguel Fisac -que fue uno de los doce primeros
afiliados al Opus Dei -, un auténtico vieja guardia que fue
miembro de la Obra durante años afirma:
Durante el tiempo que estuve en la Obra
me coaccionaron hasta extremos inadmisibles. Tanto que cuando al final
conseguí que me dejaran salir Alvaro del Portillo (gran guru y
sucesor de Escrivá de Balaguer) me pidió perdón
por esas coacciones y las justificó diciéndome que como
yo había mostrado una gran generosidad, ellos la habían
interpretado como vocación.
Este mal llamado exceso de celo o "santa
coacción" en terminología de la Obra, tan propio
del sectarismo explotador que identifica vocación (religiosa,
humanitaria, etc.) con sumisión irracional y esclavismo, no es
justificable ni con argumentos terrenos ni con alegatos divinos.
Pretender encubrir miserables coacciones, del tipo que sean y en el
grupo que sean, con la excusa de una "entrega desinteresada al ideal"
es tan poco de recibo como pretender justificar la actividad del gremio
de los ladrones bajo el manto de campaña humanitaria contra el
materialismo egoísta y pecador.
La tortura no sólo es física, sino también, y en
este caso más sutil, psicológica. Como prueba de ello el
testimonio de María del Pilar Domínguez Martínez,
de Tuy (Pontevedra), (109)
cuyo testimonio nos informa que nada más afiliarse al Opus,
cazada por una numeraria, fue llevada a un médico de la Obra
para que dictaminase si no poseía taras físicas.
Posteriormente las mortificaciones la deformaron el cuerpo y las
"confidencias", las charlas, adquirieron su verdadero carácter
de interrogatorio, por lo que manifestó su descontento. Cuando
advirtió que quería salirse del Opus Dei, su superiora
decidió llevarla a un psiquiatra de la Obra.
En 1965 la señorita Tapia fue llamada a la sede de Roma, donde
la pusieron virtualmente bajo arresto domiciliario durante ocho meses.
No se la permitió comunicarse con el mundo exterior, ni por
teléfono, ni por carta. Se la informó de que a cualquiera
que preguntase por ella se le diría que estaba enferma o
ausente. En un período de tres meses su cabello se volvió
blanco. Preguntó si podía volver con su familia a
España y el permiso se lo denegaron. Tapia había sido
directora de la sección de mujeres de Venezuela. El Opus la
arrebató el pasaporte y todos sus documentos personales. Al
marcharse, por fin después de la pesadilla, fue obligada a
confesarse. (110)
Un sacerdote del Opus Dei la advirtió que no importaba la
penitencia que hiciera por sus diversos "delitos", era poco posible que
se salvara. En su relato en el National Catholic Reporter, describe el
tratamiento maleducado e insultante que recibió de manos del
Fundador. Concluye: "mi asombro es infinito cuando oigo ahora que
monseñor Escrivá está en proceso de
beatificación".
La coacción también se produce por los documentos que
hacen firmar a los adeptos que les impiden tomar actitudes
críticas por temor a las represalias.
Las numerarias duermen encima de una tabla sin colchón y tienen
una altura determinada que, al taparse con la colcha, dan un aspecto de
cama normal, por si pasa alguien que no sea de la Obra. (111) El Padre dice que las
mujeres necesitan meter el cuerpo en vereda, que no hay que darles
ciertas comodidades porque es fuente de tentación.
Las numerarias usan el cilicio dos horas todos los días, menos
los domingos y fiestas de guardar. La disciplina es otra
mortificación de tipo corporal a la que son sometidas: es un
látigo de cuerdas que termina en varias puntas. Se usa los
sábados y sólo los sábados. Tienen que entrar en
el cuarto de baño, despojarse de la ropa interior y de rodillas,
azotarse las nalgas durante todo el tiempo que tardan en rezar un
Salve. De no hacerlo se tienen que confesar por ello, aunque no sea
pecado, ni falta grave.
En cuanto a los hombres, nos aclara Alberto Moncada, (112) a los jóvenes
se les acostumbra a manejar las disciplinas, una o dos veces por
semana, y el cilicio, que llevan dos horas diarias bien apretado al
muslo, durante las horas de estudio. Una vez a la semana tienen que
dormir en el suelo, en el famoso día de guardia que cada uno
tiene señalado para redoblar la observancia de sus hermanos.
El cilicio es una mortificación que según se les
manifiesta a los adeptos del Opus es completamente necesaria, aunque a
juicio de una exmiembro de la Obra (113) "se trata de un objeto
trasnochado que produce un sufrimiento innecesario". El uso del cilicio
(cinturón con pinchos) como práctica, es una norma en la
secta. En una ocasión una menor se lastimó y se hizo un
corte en un muslo, (114)
y cuando preguntó su madre la mintió. Después
averiguó la madre que la herida de su hija de 15 años
había sido producida por el cilicio. A esas mentiras las
denominan "secretos de la Obra".
Para comprender la aceptación voluntaria de los malos tratos por
parte de las sectas pseudorreligiosas hay que remitirse al proceso
despersonalizador que han sufrido y al complejo de culpabilidad que les
han creado. Se les mentaliza que acatar el dolor físico
producido por las autolesiones es una vía de evolución
espiritual para la expiación de los pecados y para la
redención de las culpas. Se trata de un fervor irracional el
acatamiento de los desprecios y malos tratos que reciben por parte de
la Obra. Cuanto más apretado esté el cilicio, más
hiera y más marque, cuanto más callado el padecimiento,
mejor se considera al adepto. Si las paredes del retrete quedan
manchadas de sangre después de aplicarse la disciplina semanal,
serán méritos a tener en cuenta y desde luego
querrá indicar inequívocamente, que la impronta y la
secuela del sectario está impregnada de forma indeleble.
REFERENCIAS
105. Revista "Tiempo" (11 Abril 1988).
106. Revista "Interviú" (06 Abril 1988).
107. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 117.
108. Rodríguez, "El poder de las sectas", p 70.
109. Revista "Tiempo" (04 Agosto 1986).
110. Walsh, p 181.
111. Revista "Marie Claire" (Diciembre 1987).
112. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 141.
113. Revista "Interviú" (06 Abril 1989).
114. Ibid.
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
9. Los despojos humanos o la
destrucción psicológica
Cuenta Saralegui: (115)
"Es por ese sentido de autoridad por el que se aparta a los socios
jóvenes de sus familias, se les prohíbe que cuenten a sus
padres la verdadera situación de sus relaciones con la
Institución, se les controlan férreamente sus lecturas,
su tiempo, sus relaciones sociales; se les niega la asistencia a
espectáculos, se suma un trabajo interno al profesional a fin de
que les sea difícil una reflexión crítica,
profunda y serena. Ese espectáculo de la presión
psicológica sobre corazones y cabezas inmaduros nunca lo he
podido aprobar. Hay otros rasgos de la Obra que, como todo lo humano,
tienen su cara y su cruz; éste para mí, ha sido
sólo cruz durante muchos años".
¿Por qué si la Obra es de Dios como dicen, si sus fines
son buenos, por qué tanto daño a tantos?
En la Obra algunos obtienen muchos bienes, a costa de mucho
daño, a base de mucha falta de amor, con muchas personas
destrozadas en su más íntima existencia.
El Opus es un fenómeno teratológico.
Los relatos siguen pautas bastante similares, en las acusaciones
dirigidas con regularidad. "Vi que su conducta cambiaba -decía
una madre de su propia hija que había ido a Lakefield, el
colegio del Opus Dei en Hampstead, Londres. Era una maravilla de hija y
ahora se ha vuelto reservada e introvertida". (116)
Las restricciones sobre las chicas parecen estar basadas en el miedo de
que, si estuviesen expuestas a acontecimientos familiares, los lazos de
afecto se restablecerían rápidamente. La asistencia a
bautizos o a bodas se considera especialmente peligrosa. Al menos dos
antiguos miembros del Opus en Inglaterra han explicado que su
decisión de dejarlo se manifestó por la negativa del Opus
a permitirles hacer de damas de honor en las bodas de sus hermanas. Las
visitas al hogar son muy escasas, y están estrictamente
reglamentadas: un par de noches al año es todo lo que
está permitido. En una ocasión un padre, conductor de
camión, se encontró con su hija en Londres; ella
decidió de improviso volver a casa con él para hacer una
visita. Un superior del Opus llamó a la casa y acusó al
padre de haber secuestrado a su propia hija.
Las relaciones de los jóvenes con sus familias son
prácticamente nulas. Desde la Obra se fomenta una clara
división entre la familia espiritual y la familia natural.
Incluso las Navidades las pasan los numerarios con quien les hacen
creer que son sus familias: El Opus.
Si existen centros de desprogramación de miembros del Opus es
porque previamente ha debido existir una programación. Eso es
obvio. El lavado de cerebro, como es el caso que nos ocupa, sólo
puede ser tratado mediante un adecuado tratamiento clínico, que
devuelva el raciocinio y el libre albedrío a la persona sometida
a los dictados de la organización. A través de la
manipulación religiosa se consigue el rompimiento de la psiquis
del individuo, alterando sus naturales sentimientos y convicciones,
arrastrándole hacia un abismo de irracionalidad y fanatismo.
Es el efecto que se conoce como "desorden disociativo atípico" (117) según lo
denomina la Asociación Americana de Psiquiatría o
"síndrome de la conversión al culto" como lo llama el Dr.
Clark.
Es un hecho denigrante e inmoral el que, por medio de técnicas
perfectamente estudiadas que vulneran la fragilidad de la mente humana,
se reduzca a las personas mediante temores y coacciones de
índole religiosa y espiritual a estados de servilismo y
esclavitud ante la inconsciencia del propio afectado.
Entre las formas y medios para anular las voluntades y conseguir los
fines preestablecidos se encuentran la de proporcionar al sujeto una
alimentación insuficiente. Los organismos débiles son
más frágiles que los cuerpos sanos y robustos. Es muy
normal que las sectas establezcan dietas especiales que, a la larga,
producen desnutrición o bien que prohíban por motivos
religiosos una serie de alimentos que pueden ser básicos para el
régimen alimenticio.
El descanso debe ser insuficiente. Es necesario que el adepto duerma
poco y mal, que no se relaje con un profundo sueño reparador,
que no se regenere. Se recomienda la vigilia nocturna, la guardia, la
vela. Incluso se llega a interrumpir el sueño a horas
intempestivas con la disculpa de hacer ciertos rezos o jaculatorias,
que, según los dirigentes, hacen bien al espíritu, cuando
lo que produce la falta de sueño es minar la resistencia del
hombre. El lecho debe ser molesto, incómodo, duro. Hay que
ofrecer ese nuevo sacrificio a Dios que nos agradecerá el hecho
de no dormir o de dormir a sobresaltos.
Se tiene que programar una actividad exhaustiva y desmesurada,
fatigante, ocupacional, al individuo. Hay que tenerle siempre en activo
aunque sea en cosas inútiles, realizando cometidos de toda
índole, desde la captación al proselitismo, el desarrollo
del trabajo profesional, las prácticas religiosas, los
cintarazos, el estudio, los cilicios, los círculos, los corros.
Hay que imprimir un ritmo frenético y sin parar, donde no haya
tiempo para pensar. Hay que imprimir una sensación de angustia
que no podemos hacer ni terminar en la jornada las tareas y los deberes
que tenemos que acometer, para sentirnos vejados y culpables,
inútiles, poco santos, pues la santidad se logra cuando se llega
a la meta de lo imposible, cuando se rebasa el listón
inalcanzable. Con una actividad estresante y agotadora, con poco tiempo
para el reposo y comida frugal y ligera, el organismo se va
deteriorando y la persona degradando.
La información que se reciba debe proceder de la propia Secta.
Hay que cortocircuitar la comunicación del adepto con el
exterior, controlar todos sus movimientos, sus hobbies, sus
sentimientos sus ideas, debiendo estar preferiblemente
acompañado.
Hay que atacar a los sentidos bloqueándolos. Es el ataque
sensorial bajo el pretexto de cometer el permanente y perenne pecado.
Hay que fustigar a los sentidos mitigándolos, lo que
provocará atrofias psicomotrices y alteraciones orgánicas
graves. Para reprimir los sentidos siempre estará afilada la
espada de Damocles del castigo y la penitencia, por pecados
inexistentes, figurados, artificiales, paranoicos, pero eficaces para
producir un sentimiento de miseria y culpabilidad interior en la
persona humana, que le provoque angustias vitales, polarizando y
disociando la personalidad. Es la secta la que marca las pautas de lo
puro y lo impuro, lo recomendable y lo abominable, lo justo y lo
injusto y el clan presiona para que se cumpla lo ordenado y se
castiguen ejemplarmente los desvíos, con humillaciones y el
desprecio de los compañeros y el aislamiento interior.
Agotamiento nervioso y terror. He aquí dos claves que van
minando la capacidad racional y potenciando a extremos inauditos la
emocional.
Se consiguen efectos de regresión e infantilismo que se traduce
en el propio y exiguo lenguaje que se utiliza en el interior de la
secta con significados ambiguos y cómplices. Palabras pueriles
utilizadas por personas adolescentes y veteranas.
Con todo ello debidamente dosificado se consigue la "drogodependencia
grupal", la afección sectaria sin cortapisas. Y lo que es peor,
la destrucción total y absoluta del adepto al que se ha reducido
a ser una herramienta, un instrumento eficaz para la obediencia y la fe
ciega en los designios que le imponga el Padre acatando cualquiera de
sus caprichos o veleidades como verdades incuestionables, como dogmas,
llegando a sumirse en la creencia de que uno está por propia
voluntad en la secta y que los fanáticos son los demás,
el resto de la humanidad. La cohesión interna se consolida
apiñándose en torno al Padre y considerando como graves
calumnias cualquier crítica procedente del exterior.
También les está vedado hacer algún tipo de
crítica sobre el Padre o el comportamiento de los dirigentes de
la secta. Son esclavos de nuestro tiempo, en los umbrales del siglo
XXI. Robots programados y dirigidos.
A ello hay que añadir la supresión de las propiedades del
adepto que lo dejan insolvente y que para sobrevivir no tienen
más remedio que establecer una acerada dependencia.
Suprimida la individualidad se ha conseguido el objetivo
despersonalizador.
A veces lo importante no es lo que cree, sino cómo lo cree. (118)
Son como las moscas atrapadas en un plato de miel. (119) Encadenarse al Opus es
perder todas las facultades intelectuales volitivas y espirituales para
convertirse en un autómata, en una marioneta, al servicio de la
Obra y del Padre. El Opus es la comedia de la hipocresía. Miguel
Fisac reconoce (120)
que lo único que le proporcionó el Opus fue padecer un
"auténtico martirio espiritual hasta su salida" y que "ha sido
después de su salida del Opus Dei cuando ha realizado más
obras y de mayor interés".
Conseguir desprogramar a los adeptos es una tarea de reeducación
lenta. Se precisa hacer snapping para comenzar una fase de
recuperación y de reajuste del sujeto para que vuelva a tomar
contacto con la realidad y extirparle las alucinaciones que le han
podido imbuir en la Obra.
REFERENCIAS
115. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 123.
116. Walsh, p 176.
117. Rodríguez, "Esclavos de un Mesías", p 139.
118. Rodríguez, "El poder de las sectas", p 30.
119. Cobo, Nicolás, "Faro inconfundible" (junio 1988)
120. Fisac, Miguel, en "¿Por qué no es Ud. Del Opus
Dei?", op cit, p 215.
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
10. Sectas y religión: los
defraudadores de Dios
El problema de las sectas viene aquejando a la Iglesia desde sus
comienzos. (121)
Ya San Pablo se encontró con un problema semejante en una de las
comunidades que él había fundado, la de Corinto. Cuatro o
cinco años después de haberla engendrado a la fe mediante
su predicación, constataba con honda pena la existencia de
"escisiones" y banderías, es decir de tendencias sectarias, que
él recrimina y fustiga acremente.
No hay que olvidar que la religiosidad es algo consustancial con el ser
humano y una de sus señas de identidad que lo separa y
diferencia de la fauna. De ahí el peligro de la
especulación con lo sagrado, con las creencias, con la fe.
La religiosidad nunca puede convertirse en moneda de cambio para
estafar al hombre aunque la "religión" haya podido concebirse,
como en el caso del Opus Dei, como "el tipo de negocio con el que
sueña cualquier empresario: vende bienes con nulo coste de
producción, de carácter imperecedero, siempre adaptable a
los nuevos mercados y a través de una estructura que utiliza la
mano de obra gratuita de sus creyentes y como fuentes de
capitalización sus pecunios particulares. ¡Eso sí
que es el paraíso en la Tierra!". (122)
No podemos olvidar que el recaudar dinero es el gran objetivo
religioso, es la meta espiritual, es el fin místico de este tipo
de sectas. Revisten su "marketing" haciendo creer al adepto que el
dinero corrompe, que es algo sucio, que deben desprenderse de él
para destinarlo al servicio de Dios y su obra, es decir, para la secta.
El mismo dinero que es fuente de perdición para los
demás, es manantial de santificación para la Obra,
convirtiendo la acumulación de dinero en una actividad
sacramental; por ello el miembro tiene que ganar dinero para entregarlo
a la secta.
Explotan lo sobrenatural, lo trascendente, lo religioso, el sentimiento
sagrado, vendiendo bulas de santidad precisamente por el trabajo
profano, cotidiano, profesional, dónde poder ganar medios de
subsistencia y amasar fortunas pero no para quien las consigue, sino
para la Obra. Se apela a la dignidad celestial, a las fibras más
sensibles del ser humano, se diviniza
la secta hasta la osadía de darla por nombre, inclusive, la
denominación suprema, nada más y nada menos que "Obra de
Dios".
REFERENCIAS
121. Hernando, "Cuaderno de las realidades sociales", No. 35/36, p 20.
122. Rodríguez, "Las sectas hoy y aquí", p 34.
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
11. Una usurpación escandalosa
The name "Opus Dei" implies in its second noun, "Dei", as being
produced or
worked by God himself. This is how the Founder and his members
interpret it.
As Moses met God to hear his will, so Escrivá heard within
himself on
October 2, 1928, God's desire that he should found "Opus Dei". Its
basic
concepts, its organization, its interior life, its aims, all of this,
down to the smallest detail, corresponds, according to him, to God's
will: therefore, it is
divine. This is not a merely human matter or a matter of
rational thought, but something unique and supernatural.
Moses heard the voice of God, who communicated to him his commandments,
clearly outlined. Escrivá received something else, that is, a
kind of
general power. Everything that passes through his mind in execution of
his assignment will have divine guarantee; it is unmistakably desired
by God himself.
In this manner he assured his work since
any hostile act towards it means a
confrontation with God. Never
in the history of the Church, not one
Pope, not one saint, not even one heretic, has made such a claim.
As a
parenthesis: it seems natural that in these almost divine
circumstances Escrivá would demand that one remain on one's
knees in
his presence.
In our world it was God-Man who said of himself: “I am the Way, the
Truth and the Life” (John 14:6). Now we are presented
with a Jew
who says, de facto, the same thing about his
person, copying and
impudently usurping the venerable figure of Christ, since already he
has become the way, the truth and the life, by a pretended
commission. He
says it and they believe it.
Can we imagine a worse blasphemy?
Is that not, moreover, a sign of the fierce and persistent struggle of
Judaism against the Church of Christ?
And it is precisely the young people who are targeted by
them because they are
aware that youth has a desire for religion, altruism, a desire for
spirituality. This is an asset gained on fertile ground.
This theological laboratory, full of religious fervor, arises from the
need for transcendence that Opus Dei transforms, alchemically finding
its philosopher's stone, into a desire for meditation, generating
"complicated and even morbid" relationships with its
followers. (123)
The popular imagination had circulated the joke that by comparing
members of Opus Dei with flying saucers, he said: “Do you know what
they call those in Opus Dei?” - “No” - "Well, the URO: Unidentified
Religious Objects.” (124)
Dr. Alfonso Alvarez Villar, professor at the University of Madrid and
head of the department of the Institute of Public Opinion, an expert in
psychiatry and a psychologist, offers the following explanation about
Opus Dei: (125)
“On an unconscious level, at some point
in our lives
the desire has arisen to 'tuck ourselves in' to a powerful organization
that would make things easier for us, encourage us to promote ourselves
culturally and professionally, and even defend us against that Spanish
envy that makes
a struggle of all against all. But then
doubts arose and, above all, we asked ourselves if, after this
protection, we were not going to give up a part of our freedom. I have
spoken many times about the cryptoreligions. Opus Dei is undoubtedly a
cryptoreligious.
“Moreover, its very name links it to these
cryptic sects, since, as we know, Opus
Dei means Work
of God; that is,
the members of this organization consider themselves representatives of
God on Earth, as the Brothers of Perfection felt in Languedoc before,
during, and after the persecutions of Simon de Montfort. Opus Dei,
then, concentrates in itself all the forces of an everlasting dimension
of man that I have defined with the term "enlightenism".
Only here this
enlightenism
has drifted into one of the two forms that I distinguish:
that of underground propagation. And here we should point out why a
merely religious association becomes a powerful pressure group on the
political, social, economic, and other levels. But this is not purely a
matter of internal dialectics: cryptic enlightenment tends to realize
what I also call "the myth of paradise. Its model can be, for example,
the "New Jerusalem of the Apocalypse". The journalist Mario
Rodríguez
Aragón goes so far as to write that “in Torreciudad they are
trying to
establish a cryptoculture in concurrence with the Vatican.”
It is symptomatic to see how these sects flourish in Christian
environments and that under no circumstances are they dedicated to the
conversion of unbelievers, of infidels. They are like a vine around the
tree. (126)
They proliferate only in Christian environments and the
more deeply rooted the Christian feeling in a given people or society,
the more prone these sects are to act, even though in reality they are
the antithesis of the Christian spirit.
One cannot serve two masters at the same time and one cannot claim that
the ideals of Opus Dei are compatible with the Gospels. Lucia Jones
wrote that “as a Catholic I detest Opus Dei for the simple reason that
it seems to me to be a prostitution of Christianity and a focus of
scandals.”
The member of the "Real Academia de la Lengua Española" ("Royal
Academy of the Spanish Language"), the writer
Juan Antonio de Zunzunegui, observes that “Opus Dei, to the simple
souls of our consumer society, not only promises the salvation of their
souls, but what is most attractive and immediate, the salvation of the
body in the form of vey worldly and delightful advantages,
positions, and tasty profits. What
a delight! Opus Dei's
insatiability for money is enough to make you tremble. (128)
Bryan Wilson in his work on "The
Sociology of Sects" published in B.
Wilson's essay on Religion in Sociological Perspective, published in
1982 by the University of Oxford, analyzes a type of sect that presents
the following characteristics. They tend: 1) to be exclusive; 2) to
maintain a monopoly on complete religious truth; 3) to be secular,
although they may develop a group of professional organizers; 4) to
deny "special religious virtues" to all but perhaps their own founders
and leaders; 5) to be "voluntary" - it is the individual who chooses to
be a member; 6) to be concerned with maintaining standards, sanctioning
the unfit and the unruly; and 7) to demand total loyalty.
In most of the above categories Opus Dei fits very easily. (129) It is
exclusive on
several levels, in its selective recruitment and in
the secrecy surrounding it. It would be uncertain to say that it claims
a monopoly on religious truth but
its members are completely
convinced that the interpretation of the Catholic faith to which they
adhere is the only Orthodox version, as confirmed by Escrivá's
exhortation to his faithful after Vatican II. That it is a lay
organization is one of its proudest boasts although technically it
is a prelature and is undoubtedly dominated by the Clergy. It is also
one of its characteristics to depend almost entirely on the writings of
its founder. It therefore fits neatly into the characteristic as
stated by Dr. Wilson. The recruitment procedures, the internal
discipline of Opus Dei, and the total commitment required of its
members are in line with points 5) and 7).
For members of Opus Dei, their "salvation" is guaranteed by the
"Father"/"Founder" when he promises his followers: "When the years go
by,
you will not believe what you have experienced. How many good and great
and wonderful things you will see! I can assure you that you will be
faithful, although sometimes you will have to suffer. Besides, I
PROMISE YOU HEAVEN. (130)
According to the teachings of Opus Dei, in the Church,
there can be
mistakes; in the "Father", no. (131)
REFERENCES
123. Moncada, "Oral History of Opus
Dei", p. 10.
124. Carandell, p 49.
125. Alfonso Álvarez in ""¿Por qué no es
usted del Opus Dei?"
("Why Aren't You in Opus Dei"), pp 42-45.
126. "Cuadernos de realidades
sociales", No. 35/36, p 32.
127 Lucia Jones, "Tiempo"
magazine (25 August 1986).
128. Juan Antonio de Sunzunegui, in "¿Por
qué no es
usted del Opus Dei?"
("Why Aren't You in Opus Dei"), p.
215.
129. Walsh, p. 194.
130. Ibid, p. 198.
131 Moreno, "Opus Dei, anexo a una
historia", p. 122.
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
12. Totalitarismo y fanatismo
Las máximas y consignas elaboradas por el propio Padre/fundador
son tajantes y no dan lugar a controversia. Así leemos en Camino:
941: "Obedecer..., camino seguro.-
Obedecer ciegamente al superior..., camino de santidad.- Obedecer en tu
apostolado..., el único camino; porque, en la Obra Dios, el
espíritu ha de ser OBEDECER O MARCHARSE".
484: "Tu deber es ser instrumento".
617: "Obedecer, como en manos de un artista obedece un instrumento -que
no se para a considerar por qué hace esto o lo otro -seguro de
que nunca se os mandará cosa que no sea buena y para toda la
gloria de Dios".
622: "¡Qué bien has entendido la obediencia cuando me has
escrito: "obedecer siempre es ser mártir sin morir!".
619: "... nunca olvides que eres solamente ejecutor".
Por su parte, las Constituciones de la Obra abundan en la obediencia;
citaremos como ejemplo algunos de sus artículos:
Artículo 31.3 - Dondequiera que
haya dos miembros del Instituto, a fin de no verse privados del
mérito de la obediencia, ha de guardarse siempre una cierta
subordinación, por medio de la cual el uno quede sometido al
otro según orden de precedencia".
Artículo 148.- La incorporación al Instituto exige un
voto privado comunitario reconocido de obediencia. En virtud de ese
voto, todos los miembros del Instituto, Numerarios y Oblatos, profesan
una obediencia plena y en todos los aspectos al Presidente General y a
los propios superiores.
Al neófito del Opus Dei se le dice textualmente. "Renuncias a
ser tú, para ser Opus Dei". (132) No existe
abdicación tan completa del individuo en provecho de un aparato
burocrático como la que se lleva a cabo en el Opus.
Escrivá escribió en unas de sus misivas a sus hijos: "El
que pone la mano en el arado no debe volver la cabeza atrás". En
la Obra se practica una intransigencia a ultranza, en una actitud
orgánicamente totalitaria.
Hay una canción o himno que se canta a menudo en los centros e
instituciones del Opus Dei. Se titula "Anda, borrico". (133) También otra
letrilla dice: No se va de mi memoria / lo que me han dicho llegar /
Vas a ser burro de noria / Borrico siempre serás...
El propio Antonio Senillosa, ex-diputado y que ocupó una
dirección general en el Ministerio de AAEE manifiesta que (134) no es partidario de
"obedecer ciegamente al superior" según reza la máxima
941, añadiendo que "Camino me parece un libro delirante y de una
aterradora pobreza intelectual".
En la Obra se repite machaconamente y con insistencia: "¡si no
puedes alabar, cállate!" (135)
La obediencia ciega se conjuga con el control de los miembros, que
abarca el control de gastos, lecturas y horario de actividades, (136) independientemente de
que al militante se le dan directrices a través de la
confesión, cuyo secreto se viola para participar al superior en
los planes político-religiosos de la Obra.
Cada semana el Opus edita una lista de novedades literarias
clasificadas y calificadas según su estricta observancia. (137) Un círculo al
lado del título de una obra significa que puede ser leída
por los socios con cuidado. Dos círculos que sólo puede
ser leída por directivos de la Obra y personas muy preparadas.
Tres círculos es la condenación al olvido: nadie puede
leerlo.
Las revistas de información general están prohibidas.
Como decía el Fundador "hay que cuidar la vista, la revista y la
entrevista".
Nos cuenta una ex-miembro de la Obra (138) que una vez se
dirigió a la encargada de la biblioteca para que la dejase un
libro para leer. Recuerda que la dió El principito a pesar de
que tenía 23 años y ya lo había leído
doscientas veces. Cualquier libro que, según sus inefables
criterios contenga peligro, no se puede leer.
Otro ejemplo: testimonia M.R.S., (139) que pasó 14
años de su vida en el Opus. Fue presionada para que ejerciese su
profesión tal como la Obra deseaba. Tras estudiar
Filosofía y Letras ejerció como profesora de arte y
decoración; fue la directora de Delsa, empresa que coordina las
librerías del Opus y después, durante seis años,
directora de la sala de arte Neblí. Debido a su prestigio, a los
15 días de salir del Opus ya dirigía la Sala Durán
de Madrid. M.R.S. opina que "en el Opus no se te deja avanzar como
persona, ni pensar. Tus directoras viven obsesionadas por los peligros
que conlleva una vida laboral normal para una mujer. Si llegaba a casa
más tarde de las 21,30 había bronca. No podía
tomar café con un cliente y para hablar con él
tenía que tener la puerta abierta. Profesionalmente no
podía leer nada sin el correspondiente permiso".
El espíritu de la Obra consiste en una obediencia irracional y
en una absoluta fidelidad al Padre y a sus sátrapas. Se te
impregna que la obediencia más importante es la obediencia que
Cristo nos enseñó en el Monte de los Olivos, es la
sumisión de la inteligencia al aceptar la voluntad de Dios, sin
entenderla. (140)
¿Y la libertad? El
padre quiere a sus hijos muy libres, pero haciendo exactamente,
prontamente, únicamente lo que él quiere. Ese es el
secreto de la libertad.
La palabra de orden en el Opus podría sintetizarse en la
exigencia de "¡Cumplid las
normas. Sed salvajemente sinceros con vuestros superiores y no
habrá ningún problema!" lanzada por el Padre y que se
engloba dentro de la infancia espiritual a la que se deben los miembros
del Opus.
Cuando los "enganchados" se quieren dar cuenta, ya no son dueños
de su respiración y muy pronto se empieza a comprender
cuál es el alcance exacto del voto de obediencia, que consiste
en decir que sí a todo lo que les proponga, a todo lo que les
sugieran, pues "en casa cuando se exige algo con más fuerza es
diciendo, por favor", por lo que eliminan de su vocabulario el
término órdenes para admitir mejor el de "sugerencias"
que deben cumplirse al pie de la letra.
El voto de obediencia significa aceptar sin condicionamientos la voluntad de Dios, expresada a
través de los superiores de la Obra. Lo que aterra es
pensar que esas constituciones las obedecen seres que ocupan cargos de
responsabilidad públicos políticos y financieros. La
dependencia de estos señores socios de sus superiores es tal que
incluso alcanza a lo profesional. (141) El voto de obediencia
en una institución tan jerarquizada como el Opus Dei supone una
entrega absoluta de la voluntad y de la capacidad de decisión.
Pero lo que resulta aún más increíble es que
invocando los preceptos de la religión, poniendo por premisa el
propio nombre de Dios, apoyándose en los mandamientos de la ley
divina, se posibilite que el fuerte domine al débil y que aun
esté agradecido al tirano porque gracias a la esclavitud a la
que le somete en esta tierra, le promete la santidad y el reino de los
cielos en la ultratumba.
Naturalmente se prohíbe la crítica, la opinión
contraria, la discrepancia que el Padre / Fundador interpreta en Camino como pura
"habladuría", "faena de comadres", "trapisondas, enredos,
chismes, cuentos e insidias", porque la "obediencia debe ser muda".
La crítica al "dogma" sectario se tipifica de sacrilegio. Como
antídoto, la capacidad de perdonar -tan gratuitamente adquirida
como la de culpabilizar - no es más que un mecanismo destinado a
magnificar el poder de la autoridad y a reforzar la correspondiente
capacidad de castigar. (142)
El perdón es el premio a la sumisión, así como el
castigo es el "premio" que corresponde a quien se empeña en no
seguir las pautas del grupo.
La lealtad a la persona del Padre debe ser incuestionada. "Rendir
juicio" (143)
significa lograr la máxima disponibilidad para la obediencia,
que impone la obligada censura intelectual, que en el interior del Opus
posee incluso una oficina entre cuyas misiones está la de
elaborar un grueso índice de libros y autores prohibidos para
los de la Obra, para cuya lectura hace falta el permiso del Padre. (144)
Por lo general el hombre de la calle, el profano, ignora hasta
qué grado una persona está comprometida con el Opus, dado
que los votos no se pronuncian públicamente, como sucede en las
grandes y tradicionales Órdenes religiosas aunque el voto de la
secta sea equiparable. (145)
¿Pueden tener sus miembros dos personalidades distintas
según el plano en que se desarrolle su acción? El
juramento que prestan los miembros "numerarios" y "supernumerarios"
tiene un contenido inquietante: "Con mi superior mayor inmediato o
supremo, según la gravedad del caso... consultaré siempre
acerca de los problemas profesionales, sociales y todos los
demás, aunque esto no constituya materia directa del voto de
obediencia, pero sin transferir las responsabilidades al propio
superior". Se establecen entre los miembros de la prelatura y la propia
prelatura vínculos estables mutuos, permaneciendo los miembros y
siempre y en todo moralmente bajo la dirección de sus superiores
que exigen a sus adeptos una disciplina estricta, por lo que cabe
preguntarse (146)
¿Cuáles son los límites exactos de la libertad de
que dispone un miembro de la Obra en el cuadro de su vida profesional e
inversamente, en qué medida se ve comprometido el Opus por las
actividades personales, cívicas y políticas de sus
miembros en sentido pleno?
REFERENCIAS
132. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 390.
133. Carandell, p 122.
134 De Senillosa, Antonio, en "¿Por qué no es Ud.
Del Opus Dei?", p 194.
135. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", p 44.
136. Magaña, p 29.
137. Aroca, Santiago, "Tiempo" (30 junio 1986).
138. "Marie Claire" (diciembre 1987).
139. Diario "El País" (01 mayo 1988).
140. Gracia,Vicente, "En el nombre del padre" (Barcelona:Editorial
Bruguera, 1980), p 40.
141. De Castro Feito, Dr. Luis, en "¿Por qué no es Ud.
Del Opus Dei?", p 6.
142. Rodríguez, "Esclavos de un Mesías", p 99.
143. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 100.
144. Ibid, p 117.
145. Wast, Jesuítas, Opus Dei y Cursillos de Cristiandad, p 62.
146. Artigues, p 99.
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
13. Sexo y contingencia
La problemática sexual en la Obra, como en las demás
organizaciones de célibes, se convierte en un mecanismo
más de manipulación autoritaria, en una fórmula de
autodesprecio, (147)
en una fuente de incontables lances de conciencia, que mantienen
enganchadas a muchas personas durante largo tiempo en una
dialéctica autodestructiva.
Como diagnostica el psiquiatra Alvarez Vilar, el mismo énfasis
en la castidad que propugna el Opus es un índice de su
afán expansivo. Cuando se encadena la libido su energía
cinética pasa a otras funciones de la psique.
Las consecuencias de la contingencia que se predica suele ser la
neurosis. La represión sexual engendra en el sujeto un estado
permanente de culpabilidad entre la tentación y la
prohibición, entre el poder del deseo y las abominaciones de la
Obra, entre el instinto y la noción de pecado que le amordaza.
Todo ello se hace para moldear personas obedientes y sumisas.
Todas las teorías psicoanalíticas, muy en boga
actualmente, reconocen que la represión e inhibición
sexual, lo que en lenguaje de la Obra se denomina "sacrificar el
egoísmo de la carne", está en la base de su actitud
autoritaria y despótica. (148)
La sexualidad y la capacidad de amar naturales han sido de esta forma -
diría un psicólogo - peligrosamente sublimadas.
En el Opus se ejerce la discriminación por razón del
sexo, donde la mujer sufre las consecuencias de la peor parte, puesto
que las numerarias agregadas y las auxiliares están
minusvaloradas en relación con sus homónimos varones y
con mucha frecuencia destinadas a su servicio.
A.G.C., (149)
numeraria del Opus Dei durante 15 años, relata su experiencia:
"entré a la Obra a los 17 años, pero en ningún
momento me llegaron a decir "El Opus es esto". Lo único que te
venden es la idea de santificación en el mundo. Lo demás
lo vas descubriendo después..."
Las mujeres que regentan las casas de los varones tienen vedado el
trato con ellos. Las casas están juntas, pero separadas por dos
puertas con dos llaves que guardan el director de los hombres y la
directora de las mujeres. El director de los varones suele llamar por
un telefonillo interno a la responsable de las mujeres a primera hora
para decirle "hoy somos tantos a comer". Durante dos horas, por las
mañanas, los hombres no pueden entrar en sus habitaciones para
evitar coincidir con las mujeres que están limpiando. Tampoco
pueden hablar con las sirvientas que les sirven la mesa.
La diferencia entre la vida que llevan los hombres y las mujeres del
Opus es tajante. Mientras los primeros disfrutan de libertad
profesional, dentro de lo que cabe, las segundas están
completamente atadas a su directora. No pueden pasar una noche en casa
de sus padres, salvo si tienen permiso especial. Unos permisos que
sólo se otorgan cuando los padres viven en una población
en donde el Opus no tiene ninguna casa.
Las mujeres tienen que dormir sobre una tabla para "poner su cuerpo en
vereda" como ya se apuntó. Asimismo no pueden viajar solas por
la noche y las más observantes deben pedir permiso para ir a la
peluquería o a comprarse ropa.
Por la calle "guardan la vista" para evitar tentaciones con la mirada y
por eso los hombres suelen llevar la mano en el bolsillo, porque en el
bolsillo llevan un crucifijo que será apretado con los dedos
cuando sobrevenga la tentación. (150) Si la tentación
es muy gorda en vez de crucifijo apretado se podrá quizá
hablar de estrujamiento.
El Dr. Mynareck acusa a estos grupos sectarios y los recrimina por
reprimir la sexualidad dándose una regla proporcional entre el
nivel destructivo del grupo y las tuercas que aprietan para reprimir la
sexualidad, siendo esta proporción en orden directo. Los mayores
represores suelen ser los más reprimidos, con problemas y taras
sexuales y con cierta carga morbosa de su estado patológico
sexual. La contingencia represiva y culpabilizadora crea seres
enfermizos entre la esquizofrenia y el complejo de pecador impenitente.
REFERENCIAS
147. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 158.
148. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 13.
149. Diario "El País" (01 Mayo 1988).
150. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 118.
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
14. Judas en acción
Judas el Iscariote ha pasado a la Historia no por sus posibles virtudes
como apóstol de Jesucristo, sino por la denuncia secreta que
hizo de su Maestro, por la confidencia
que condujo a la detención del Mesías. En un
círculo tan compacto y hermético como es el Opus todos
quieren ser delatores, acusadores públicos y privados, soplones,
confidentes de sus propios y más próximos hermanos y ello
por varios motivos, entre otros, porque la delación en el Opus
es práctica y "virtud"
para que, entre los adeptos, siempre vivan en una atmósfera de
desconfianza mutua y recíproca, de miedo, de inseguridad y de
aislamiento, todos estos factores de la máxima importanica para
encadenar, de forma perpetua, el adepto a la secta.
El Opus pone minuciosa atención y especial cuidado en lo que
llaman la dirección espiritual constante y pertinaz, que vincula
y marca a todos y cada uno de los miembros, que se ve complementada,
semanalmente, con lo que llama "confidencia",
que ayuda a configurar un orden jerárquico-espiritual
rígido. (151)
Por otra parte, la denuncia del hermano por el hermano, el bochorno y
la vergüenza de verse señalado por el prójimo
más próximo, es una norma y una obligación
consignada en los propios estatutos y reglamentos de la Obra. Es una
práctica corriente y habitual, fomentada, alentada y alabada por
los responsables de la organización.
La confidencia semanal es una
charla obligatoria del socio con su director (152) en la que el socio
debe abrirse plenamente y manifestar sin escrúpulos ni reservas
sus disposiciones interiores, a la vez que dar cuenta de todas sus
acciones. Es un acto de solidaridad y docilidad. Con el paso del tiempo
muchos socios se ven asfixiados por esta práctica, paralela a la
confesión y todo ello robustecido por la táctica
prohibición de confesarse "fuera de casa" e incluso con otro
sacerdote de la Obra que no fuera el designado para cada casa o centro.
Esta confidencia se plantea
por igual entre los sacerdotes y los laicos que conviven en la casa. Un
laico estará en condiciones de ser el escucha de la confidencia
que le susurre un sacerdote, un seglar puede ser el depositario de las
intimidades de un lego o de un religioso o viceversa. Una nota que
emitió el V Consejo General del Opus, desde Roma,
consideró que el papel del sacerdote no era necesario para la
confidencia y desde entonces el director u otro miembro del consejo
local, y a veces algún miembro selecto de la casa, son los
encargados de oír la confidencia. (153) Naturalmente que la
confidencia no exime de hacer también la confesión y, en
este caso, sí que es preceptiva la participación del
sacerdote que, necesariamente, tendrá que ser de la Obra, para
que los trapos sucios se laven siempre en "casa".
Para el Opus Dei, la confidencia,
aparte de dar a conocer las faltas del miembro que se escapan a la
confesión sirviéndole además de desahogo
psicológico (154)
modela el carácter del individuo y sirve para incrementar "el
espíritu de la Obra". La confesión sirve, en cambio, para
el perdón de los pecados y la liquidación de la ofensa.
Ex miembros de la Obra han revelado que el sacerdote numerario realiza
funciones de espía y fiscalizador (155) "al usar indebidamente
el sacramento de la confesión para revelar secretos de los
fieles que interesan a la Obra"... Los socios numerarios del Opus Dei
saben que sus confesores revelan lo que ellos dicen en el confesionario
si lo consideran conveniente los superiores.
Las confidencias y la confesión con los dirigentes del Opus Dei
deben ser "salvajemente sinceras" (156) porque -argumentan los
jerarcas opusdeístas- para alcanzar la santidad hay que contar
preocupaciones en el trabajo, en la familia, del fuero interno y lo que
ocurra en el mundo de la política o de la intelectualidad.
Es un hecho admitido dentro del Opus que el guía espiritual y el
confidente, en reunión con los dirigentes, analizan
disposiciones y problemas de cada uno de los numerarios y
supernumerarios bajo su jurisdicción.
Los sacerdotes opusdeístas tienen instrucciones de ser discretos
para que sólo cuenten al director del socio o al jerarca de
mayor categoría dentro de la Obra únicamente lo que
conviene saber en función del "bien de las almas".
Son muchos los socios que han roto con el Opus Dei al sufrir gran
decepción, una vez que se enteraron de las violaciones al
secreto de lo que dijeron en forma confidencial.
No nos resistimos a transcribir un testimonio de excepción, una
auténtica confidencia en voz alta y clara, hecha por una persona
que, durante años, estuvo inmersa en el Opus: (157)
"De una cosa me
enteré casi cuando estaba decidida a irme ya de la Obra y
contribuyó muy especialmente a darme cuenta de que este no era
mi sitio. Haber pasado por eso habría significado perder toda mi
dignidad como persona. Supe que tanto las charlas que mantienes con tu
directora, como las que mantienes con el sacerdote de la Obra (siempre
hay que confesarse con sacerdotes de la Obra bajo amenaza de
expulsión) se intercambiaban. Es decir que entre los dos se
dicen el uno a la otra las cosas que las numerarias les han contado
para ver si coinciden y para seguir una estrategia conjunta.
Además de semejante manipulación de los secretos
más íntimos de una persona, la directora envía
todas las semanas un informe de su dirigida a la delegación.
Basándose en lo que has contado, la directora escribe a
máquina para que lo lea una, que seguramente no te conoce de
nada, las confidencias que has hecho... Eso lo descubrí al pasar
a la habitación de la directora a coger algo. Ella no estaba y
como el papel, a medio escribir, sobresalía de la máquina
no fui capaz de vencer la tentación de leer lo que allí
ponía".
"Me pareció -continúa- lo más burdo, innoble y
anticristiano que había visto en mi vida. ¿Con qué
derecho se manipulan las intimidades de cada persona cuando para vivir
bien el espíritu de la Obra no hay más remedio que
hacerlas, porque eso es lo que está mandado por el Padre? La
más mínima conducta ética, seas o no cristiano, te
obliga a respetar el secreto de una confidencia.
¿Cómo se puede llamar algo Obra de Dios cuando se cae tan
bajo? Dios sabe el informe que tendrán de mí en los
archivos de Roma. Después de haber pasado mis confidencias por
tantas sucias manos que ni siquiera me conocían. Porque el
centro va a la Delegación, de la delegación a la
asesoría regional y de ésta a la asesoría central,
que está en Roma. En este momento se rompió
definitivamente lo que me pudiera unir a la Obra".
"Ocultar algo personal a los directores -según aseguraba
Escrivá de Balaguer -era tener un pacto con el diablo" y en la
Obra ese "algo" incluye desde lo más divino, hasta lo más
humano. (158)
Otra ex numeraria nos confirma que los miembros de la Obra tienen el
grave deber de sincerarse salvajemente con sus directores: deben
contarle sus deseos más íntimos, sus ansias, sus
defectos, las nociones más fugaces, los pensamientos más
recónditos. Es un deber de deberes, cueste lo que cueste. Pero
ese deber no presupone, ni necesita para nada, una contrapartida. Hay
que ser muy sinceros, hay que decirlo todo, hay que abrir el
corazón de par en par (son todos ellos mandatos del Padre) pero
hay que hacerlo frente a unos directores cargados de reservas, que no
tienen por qué explicar ni razonar nada que no les parezca
conveniente o no interese al súbdito que les está
abriendo su conciencia. Amurallados por el secreto que -dicen -les
impone su cargo, pueden decir que desconocen datos con los que han
estado trabajando cinco minutos antes; pueden callar ante una pregunta
directa; pueden prometer un silencio que de antemano saben que no van a
guardar.
La confidencia semanal es una
especie de balance espiritual al mismo tiempo que se informa
detalladamente sobre actividades diversas. ¿Por dónde
pasa en tales coloquios la frontera entre la vida religiosa y actividad
apostólica de un lado y la vida profesional y pública de
otro? He aquí una interrogante que tiene que quedar sin
respuesta. Entre las prácticas de la Obra, la "confidencia
semanal" no deja de ser una de las más inquietantes.
Pero si la confidencia puede resultar inquietante no menos es la delación pública, la
evidencia en la que también, semanalmente, deben dejarse los
unos a los otros, como Judas, pero en este caso la recompensa no son
los treinta denarios de plata, sino la santidad y el cielo en la
eternidad. La acusación y represión pública es un
deber ineludible e inexcusable, ordenado en las propias Constituciones
del Opus, que en su artículo 270 disponen que "Los miembros
numerarios y oblatos se reunirán cada semana para el
círculo breve donde se corrigen los defectos, donde se proponen
los medios de apostolado y donde se trata de manera familiar todo lo
que pueda guiar a nuestro espíritu y nuestra acción
específica". Todo miembro debe someterse o será llamado
al orden.
Se lee también en las Constituciones de la Obra en su
artículo 195 que "Los miembros tienen la obligación de
avisar a sus superiores cuando las actividades de otros miembros
amenacen con perjudicar la eficacia del Instituto". La
preocupación por la eficacia del Instituto en cuanto tal es
grande y el respeto por los individuos insignificante, quienes se ven
empujados hasta la delación (159) y a la denuncia entre
compañeros para el mayor provecho del Instituto.
Si por casualidad alguien falla será sometido a la corrección fraterna. Se le
someterá a la línea o bien se le expulsará. El
espíritu de desconfianza es total. Tu mejor amigo puede ser tu
más sádico enemigo; tu deberás ser, a tu vez,
implacable hacia quienes muestres tus simpatías.
En el Opus la corrección
fraterna es un genuino modo de formación. (160) Si un socio de la Obra
de Dios se entera de una falta cometida por otro de sus "hermanos" debe
acudir inmediatamente a un miembro del consejo director de la casa para
exponerle el caso y que éste decida la conveniencia o no de
corregirle. Si la decisión del miembro es afirmativa, el socio
de la Obra hará al otro, al de la falta, la correción
fraterna. El espíritu de la Obra forma nidos de avispas con el
aguijón siempre dispuesto para inyectar el veneno en nuestros
semejantes.
Se ha publicado (161)
que en las charlas colectivas semanales se instaba a que los miembros
simpatizantes "rivalizasen" en contar sus pecados públicamente,
aunque en la mayoría de los casos eran simplezas, como el no
haber hecho la oración reglamentaria en su momento o el haber
"desfallecido" ante una tentación. La mayor parte se acusaban
del pecado de soberbia o de falta de humildad, que era lo más
apreciado.
La culpabilidad tiene su rentabilidad en la confidencia y la
correción o delación fraterna. La culpabilidad suele ser
fuente de tensiones internas de carga emocional contenida, que para
equilibrarse necesita el desahogo, por lo que las sectas perniciosas
establecen el ritual en donde se pide al adepto que confiese todas sus
interioridades, que se vacíe.
(162) La
técnica empleada difiere según las características
del grupo y pueden consistir en una amigable charla donde se cuenten
las experiencias más íntimas.
Las técnicas de las confidencias
y de la correción fraterna
son actos de autosometimiento que conllevan el castigo moral de la
humillación pública, lo que genera un perpetuo
vacío interior a partir de la sensación de estar en
falta, como alguien que no tiene más derecho que el de obedecer.
Un hecho característico (163)
es que después de haber confesado y purgado el pecado, el adepto
se convierte en un fanático acusador y castigador de sus propios
compañeros, olvidando que poco antes él también
ocupó su lugar en el banquillo del sadomasoquismo en nombre de
Dios.
Pero la delación puede llevar a más altos vuelos. Es
sintomático que el entonces nuncio de Su Santidad,
monseñor Riberi, afirmaba (164) que se sentía
rigurosamente vigilado y que no podía hacer ni decir nada sin
que el Opus se enterara. El hecho de que todo el personal de servicio
fuese del Opus Dei hizo surgir el chiste de llamar a la casa del nuncio
la "Nunciatura Opustólica".
Es sintomático que el Opus tenga muchos centros diseminados por
toda la geografía para la formación
del hogar, que son escuelas de servicio doméstico que
constituyen un excelente negocio de agencia de colocación de sus
adeptas al servicio y en las casas de las clases dirigentes, que son
las que pueden permitirse los lujos de admitir doncellas y criadas, sin
percatarse que les están colocando submarinos en la misma
línea de flotación.
Sería muy interesante que se abriera para la ciencia y el
conocimiento público parte al menos del monumental archivo que tan celosamente se guarda en la casa romana de Bruno
Buozzi. Allí están, con las Constituciones y las
sucesivas ediciones de las Instrucciones de Gobierno, la
colección de notas y avisos
que ejemplifican, año tras año, un estilo de gobernar y
las ideas que Escrivá iba teniendo sobre lo que pasaba o
debía pasar en la Iglesia, en la política, en la moral
pública y privada y sobre todo "en las casas y en las vidas de
sus súbditos". (165)
Las redes de los servicios de inteligencia y de información no
pueden ser más sofisticadas, más groseras ni más
miserables.
REFERENCIAS
151. Wast, Jesuítas, "Opus Dei y Cursillos de Cristiandad", p 62.
152. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 149.
153. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", pp 120-121.
154. Ibid, p 121.
155. Magaña, op cit, p 236.
156. Ibid., p 236.
157. Revista "Marie Claire" (Diciembre 1987).
158. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historía", p 147.
159. "Le Vaillant", op cit, p 233.
160. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 120.
161. "El Opus por dentro" en Area crítica, No. 2, (julio, 1983)
p 34.
162. Rodríguez, "Esclavos de un Mesías", p 100-101.
163. Moreno, pp 84-85.
164. Carandell, p 163.
165. Moncada, "Historia oral del Opus De", op cit.
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Capítulo I
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CAPÍTULO I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
15. Abandonar la "Obra de Dios": el
acoso y derribo de los fugitivos o la muerte civil
La maldición bíblica, en boca del Padre, pesará
para aquel de sus miembros que deje de pertenecer a la secta.
Escrivá sentenciaba: "El que se sale de la Obra, abandona la
barca y se va a la obscuridad". (166)
Los disidentes del Opus son perseguidos, calumniados, y se trata de
aislarles para que no puedan contar lo que han visto, y si lo cuentan a
pesar de todo, para que nadie les haga caso. (167) Los medios de
comunicación, en gran parte manejados o dependientes de Bancos
alcanzables por la Obra o con miedo hacia el Opus, no han prestado casi
ninguna atención a estos testimonios.
La Obra, dice Alberto Moncada, echa mano de los mejores recursos para
retener al rebelde. Es también el momento de abrir la caja de
los truenos y sugerir que no perseverar puede llevar a la
condenación eterna, (168)
amenazando a los cómplices o a los neutrales con la idea de la
comisión de un pecado grave.
La salida de la Obra es un fenómeno curioso porque, de pronto,
sientes lo poco que importas a unas personas que han sido testigos de
años de tus mejores afanes. Eres un expediente para archivo. Se
acabó. Y cuantas menos señales de vida des, mejor. Porque
constituyes un recordatorio candente de sus fracasos.
De todas formas, la ira divina tiene una genuina vía de
expresión en la persecución a la que, en muchas sectas,
someten a sus antiguos miembros. Son ya muchas las denuncias
publicadas, avaladas por la credibilidad y/o pruebas de sus autores,
que sitúan al Opus Dei, a sus hombres, en el eje de
campañas de persecución en contra de sus ex-afiliados de
cierto peso. (169)
De esta forma, desde los infinitos resortes que los obedientes hombres
del Opus Dei controlan en la sociedad, se han llegado a arruinar vidas
y carreras profesionales de algunos de los tránsfugas de la Obra
que han mostrado excesiva locuacidad. Cualquiera que investigue los
aledaños del Opus se encuentra siempre con una constante
claramente verbalizada: miedo a hablar.
María Angustias Moreno tiene escrito que marcharse de la Obra no
es fácil. (170)
Si eres y dejas de serlo pasas a ser integrado en el grupo de los
absolutamente marginados. Pasas a ser despreciable. De la noche a la
mañana se acabó toda relación, todo interés
hacia la persona que se va. Los mismos que decían quererle
tanto, que proclamaba estar dispuestos a dar su vida por él, que
se aprovecharon de sus mejores posibilidades, le ignoran, le olvidan
por completo. Ya no les importa lo que pueden necesitar, les tiene sin
cuidado cómo vaya a rehacer su vida. Para todo ha dejado de
contar, no quieren volver a saber nada, preferirían no cruzarse
nunca más con él por la calle. ¡Es una
demostración palpable de lo poco que importa la persona!
Los mismos que, tiempo atrás, se hubieran volcado
-interesadamente- con uno porque era de la Obra, después le
ignoran y evitan porque ya no lo es. "Los que se van es como si
hubieran muerto". (171)
Para los del Opus, la salida de la Obra es una deserción sin
paliativos, una traición. Un consentimiento y pacto con la
tentación diabólica. De donde es lógico deducir
que quien sale se va al abismo, se pierde irremisiblemente. Sus
esfuerzos de nada sirven ya. Creo -sigue diciendo María
Angustias -que de alguna manera sobreentienden que los que se marchan
tienen la obligación de condenarse.
Basta dejar el Opus para perder la santidad.
A otra numeraria le presionaban, siendo los consejos que la daban para
quitarle de la cabeza la idea de marcharse los siguientes: "El que se
va de la Obra traiciona y vende a Jesús", "Nadie que se ha ido
de la Obra ha sido feliz", "Te espera el infierno". (172)
La gente encuentra difícil marcharse. Un jesuita colombiano
informó incluso de suicidios. (173) Y también Jonh
Roche, que dice saber de forma directa de un suicidio en el Opus Dei de
Kenia y que ha oído de dos más de mujeres en Londres, una
de las cuales se arrojó del cuarto piso de una casa del Opus.
"Cuando te vas te conviertes en una no-persona, y a ningún
miembro se le permite ayudarte - dice María del Carmen Tapia
-Cuando una persona deja el Opus se encuentra en la calle, financiera,
espiritual y psicológicamente". (174)
El padre de Susana Crepi abraza a su hija y la besa en la frente.
"Tranquilízate, ahora eres libre", le musita. "Yo sí,
papá, pero ellas no", le contesta la joven refiriéndose a
las que aún permanecen en la obscuridad del Opus, en la ceguera
de la secta. El padre apostilla: (175) "Nosotros,
afortunadamente, hemos recuperado a Susana, pero sentimos la necesidad
de explicar a la gente qué es el Opus por dentro y por
qué resulta tan difícil salirse de la
organización. A mi hija la persiguieron durante meses para que
regresara. Y la realidad es que en el Opus hay tres categorías
de miembros: los amos, los mozos y los perros".
Durante su permanencia en el Opus se les transmite el miedo y la
culpabilidad y la supervivencia espiritual del propio miembro fuera, a
la intemperie, en el mundo. Su finalidad es que los miembros no tengan
la tentación de abandonar el espacio cerrado de la
organización, el recinto acotado de la secta. Por eso hacen
depender la existencia de sus miembros del grupo, dejándoles en
la indigencia, para evitar la tentación del retorno a la
normalidad.
Tampoco habría que desechar el propio miedo que, a muchos
adeptos, les puede inspirar la propia secta, a la hora de plantearse el
abandono.
En la Obra se asegura que todo el que se va es porque ha dejado de
vivir unas prácticas de piedad -que ellos llaman "normas del
plan de vida" - o porque se han entretenido en problemas personales,
egoístas. Otras causas que también aducen son la
insinceridad, la lujuria o la soberbia. Con estos argumentos calman y
atemperan a los que permaneciendo dentro, pudieran caer en la debilidad
de marcharse.
A Covi Carcedo G. Roces cuando se salió de la Obra la dijeron
que "iba a desaparecer", que "iban a regar las calles de Oviedo con su
sangre", pero manifiesta que todo lo hacen cobardemente, no con la
valentía que nace de la honradez y de la verdad, sino con la
cobardía que nace de los beneficios". A su salida
presentó una querella contra el Opus Dei por estafa. (176)
Intentan meterte el miedo en el cuerpo, explica MRS. "Te repiten que te
condenarás, que ellos son la verdad, y que los demás unos
traidores". (177)
"Son los clásicos argumentos del chantaje moral". (178)
Por lo general los que salen lo hacen traumatizados por la experiencia
Algunos ejemplos nos los aporta Alberto Moncada. Miguel Fiscac, el
conocido arquitecto que entró en el Opus en la primera hora, se
apartó de él a causa de los conflictos morales que
él mismo ha relatado, cuando contrajo matrimonio con Ana
María Badell y hoy no quiere saber nada de la Obra de Dios, ni
de sus socios. Antonio Pérez, estrella que fue del ascenso
temporal del Opus, tuvo que sufrir una de las persecuciones más
tenaces cuando se apartó de la Obra en el ejercicio de un
doloroso viaje de auto esclarecimiento... María del Carmen Tapia
pasó de directora del Opus a reclusa en la misma
institución, en una peripecia abracadabrante. Raimundo Panikkar,
fue la otra estrella, la intelectual, de ese primer grupo de
opusdeístas de la postguerra que se alejó
dramáticamente de la institución. Francisco José
de Saralegui, cristiano viejo, tuvo casi hasta su misma salida
intervención importante en la actividad económica de la
Obra... (179)
Jesús Ynfante nos amplía que Antonio Pérez
Hernández de los Granales fue número uno de su
oposición a Letrado del Consejo de Estado, compañero de
Amadeo Fuenmayor y hombre brillantísimo para los que le
conocieron; había sido ordenado sacerdote e ingresado en la
Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz en 1948. Desempeñaba,
además, el cargo de rector de la casa la calle San Justo de
Madrid. Un día abandona todo y desaparece con lo que llevaba
puesto, es decir, el traje y los zapatos. Localizado en Méjico,
se le intenta convencer con resultados negativos. Entonces le
obligó el Opus Dei a cambiar de nombre y se comprometió a
no volver a España por el resto de sus días. (180)
Por lo general cuando un adepto sale de una secta como el Opus suele
presentar el siguiente cuadro psicológico: 1) Depresión;
2) Sensación de soledad; 3) Autovaloración negativa; 4)
Complejo de Culpabilidad; 5) Bajo nivel de autonomía adaptativa
a la conducta cotidiana 6) Embotamiento de la agudeza mental; 7)
Tendencia a caer en estados alterados de conciencia; 8) Fin del
complejo elegido; 9) Animadversión hacia la secta por la
traumática experiencia vivida; 10) Temor a la secta.
Para rehabilitar a algunos miembros y que vuelvan a la noción de
la realidad y de la libertad en muchos casos es necesaria la
desprogramación que les regenere y les haga olvidar la amarga
pesadilla.
REFERENCIAS
166. "Area crítica", op cit.
167. Ibid.
168. Moncada, "El Opus Dei: Una interpretación", p 116.
169. Rodríguez, "El poder de las sectas", p 75.
170. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", pp 84-85.
171. Ibid, p 87.
172. "A. L. M. N.," membresía del Opus Dei número
1,489,253.
173. Walsh, p 183.
174. Ibid. p 183
175. Revista "Interviú".
176. Roces, Covi Carcedo G., "Tiempo" (21 julio 1986).
177. Diario "El País" (01 mayo 1988).
178. Carandell, op cit, p 30.
179. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 11.
180. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 353.
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OPUS
JUDEI
ÍNDICE - CAPÍTULO II
CAPÍTULO
II
LA VIDA
OCULTA DE ESCRIVÁ DE BALAGUER
1. La
mentira sin piedad
2. El entorno familiar
3. Seminario y
adolescencia
4. Un vidente con
mucha
vista. La revelación divina
5. Tendencias nefandas
6. Escrivá y
las
mujeres
7. Escrivá y
los
siete pecados capitales
8. Hombre sin nombre.
Delirios de grandeza
9. Masonería
10. Muerte y
resurrección
11. Santo y seña
12. El escándalo de
una beatificación
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Completo
CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
1. La mentira sin piedad
Las biografías
sobre el "Padre" adolecen de una cuestión fundamental en el
relato de los hechos mundanos y peregrinos del líder
carismático del Opus y es la falsedad y la mentira como norma,
la ocultación de datos y referencias esenciales de su vida que
condicionan y disturban su verdadera personalidad. Se nos ha presentado
un retrato de Escrivá que se aleja bastante de la realidad, es
una fotografía retocada, edulcorada, falsa y engañosa.
Es impresionante, desde luego, la capacidad de "monseñor" para
todo tipo de montajes. Montajes que, indudablemente, han sido los que
le han hecho "grande". Y es que el Padre es él y su montaje (1).
Una gran parte del aparato de propaganda y publicidad que el Opus Dei
tiene instalado con gran dispositivo de medios, se encarga de difundir
y divulgar algunos trazos manipulados del perfil de Escrivá,
resaltando con pasión, y no sin ciertos tintes extremosos, un
curriculum vitae hecho a medida de incautos e ingenuos, donde se ponen
de relieve y se resaltan, agrandándose hasta extremos
inimaginables, algunos presuntos detalles de prestigio, mientras "se
ocultan importantes datos de su biografía y se escamotean
informaciones de gran significación para el enjuiciamiento de la
Obra por él fundada". (2)
Exhaustivamente se mencionan, con pomposidad grandilocuente, aspectos
que son signos positivos en el haber de cualquier ser humano, a
sabiendas de que se miente con descaro y sin piedad.
En las biografías encomiásticas hechas a su instancia que
circulan sobre el personaje, se destaca su preparación
académica, atribuyéndole una serie de estudios y
títulos sin ninguna justificación. Así por ejemplo
entre las mentiras más extendidas se encuentran las que le
atribuyen que "era superior del Seminario Francisco de Paula de
Zaragoza", mentira. Que fue "Profesor de Derecho Canónico y
Derecho Romano en Zaragoza y en Madrid", mentira. Que "alcanzó
el grado de Licenciado en Sagrada Teología por la Universidad
Pontificia de Zaragoza", mentira. Que "impartió clases de
Ética
General y Moral (Deontología) en la Escuela de Periodismo de
Madrid", mentira. Lo curioso y chocante es que es Doctor en Derecho por
la Universidad de Madrid sin nunca
haber pisado una Universidad en toda su vida (3) y gracias a la tesis doctoral que fue
redactada íntegramente por, al parecer, el confesor de Franco,
Padre Bugar.
Pero los embustes y la farsa sobre Escrivá no le limitan
sólo al terreno de unos estudios que nunca cursó, sino a
tratar de procurarle un linaje, llegando a escribir que "era de antigua
y limpia estirpe por ambas ramas del árbol genealógico",
mentira, camelo y cuento. Que con "15 años se había ya
enterado de su elección divina de fundar el Opus Dei",
invención. Que "se le había aparecido la Virgen con una
rosa en la mano pidiéndole la fundación del Opus Dei",
mentira. Que "el Opus Dei fue fundado en 1928 por encargo divino",
mentira. Que "ejerció una intensa labor pastoral en parroquias
rurales", mentira, o que, "desde 1927 inició una intensa
labor pastoral entre los pobres y enfermos de las barriadas extremas y
los hospitales de Madrid", mentira y camelo para prefabricar un
producto genuino de laboratorio, cuando se sabe que la realidad era
bien diferente. Estas patrañas han sido fabuladas y repetidas
insistentemente para darles el marchamo de verosimilitud,
basándose en que una mentira repetida mil veces puede llegar a
ser considerada como verdad incuestionable.
Al parecer, pues, queda al descubierto el móvil de las
tergiversaciones y los falsos datos biográficos, que consisten,
principalmente, en querer demostrar que Escrivá hizo de todo:
superior de seminario, cura párroco de aldea, abogado, etc (4).
Y así, todos los esfuerzos de estos pseudohistoriadores del Opus
se centran en ofrecer, para el consumo interno de la Obra de Dios y
algún otro incauto la figura sacerdotal, universitaria y secular
del fundador del Opus Dei, habiendo sido el mismo Escrivá de
Balaguer
el primero que estuvo firmemente interesado en mantener la mentira de
su propia vida.
Si por una parte se han propagado hechos inciertos, cuentos y
paparruchas sobre la vida del "Padre" hay otros, los auténticos,
genuinos y verdaderos que se han mantenido en el más estricto
secreto, guardando celosamente el sigilo de cuestiones importantes y
determinantes de su existencia como son la ascendencia judía de
Escrivá de Balaguer, las raíces criptojudías de su
doctrina, su propio y corto desarrollo intelectual hasta su
concepción del Opus Dei, sus inspiradores ocultos, la
condición de homosexual de Escrivá, sus conexiones con
ciertas ramificaciones de la subversión y, por supuesto, el
objetivo real y último de la fundación cuya mecha
prendía.
¿Quién ha sido el inventor de esta novela
biográfica que se nos ha facilitado por el Opus para
confundirnos? El propio Escrivá, conocedor de las
tácticas sectarias que se ha dado a sí mismo una imagen y
una sombra que no son ni el espectro de la cruda realidad. La
sugerencia sobre su autoinvención hecha a sus confabulados
adeptos y esparcida por ellos ha dado como resultado la
mitificación engañosa de una figura vulgar y en muchos
aspectos despreciable.
Existe una duplicidad, un desdoblamiento, una disyuntiva en la
personalidad de Escrivá. El auténtico y el falso, el real
y el mítico, el de laboratorio y el de carne y hueso, la cara
amable y la cara amarga, los opuestos, el que nos quieren vender con
autobombo y publicidad y el que era en realidad, el superficial y el
oculto, el público y el de entre bastidores.
La creación del mito, la "divinización" de su figura es
una de las técnicas empleadas en todas las sectas para
convertirlo en culto de adoración y punto inaccesible,
referencia para los enganchados y seguidores del carismático
líder que, con un adecuado lavado de cerebro, su pensamiento y
su sentir está centrado obsesivamente en la figura del
líder para manipularlos con objeto de explotación.
Se mezcla en la biografía del Padre ficción con realidad,
confundiendo intencionadamente hechos con tendenciosidad y sobre todo
diciendo en muchas ocasiones exactamente lo contrario de lo que es de
facto.
El engaño muchas veces se consigue con el mero cambio
semántico de los conceptos, vaciando las palabras de su sentido
original y llenándolas con otro contenido, como ha sido el caso
de Escrivá, que ha utilizado terminología cristiana en la
concepción de su obra para introducir, subrepticiamente, un
sentido egoísta y judeo-talmúdico en nuestra sociedad.
Es tan artificial su biografía que oculta y reniega incluso de
su verdadero nombre de Escrivá, el de su nacimiento, el de su
partida en el Registro Civil, el apellido de su progenitor, que
etimológicamente significa el "doctor e intérprete de la
Ley entre los hebreos" (5)
por el "Escrivá de Balaguer", que no lo era, ni lo es.
La única explicación del Opus es la figura del Padre, lo
que presupone que para comprenderlo es necesario entender la estructura
espiritual de su fundador.
Tiene razón José Ortega, catedrático de Derecho
Penal, que respondía así a una entrevista
periodística de urgencia el 26 de junio de 1975: "He
leído una biografía de D. Josemaría
Escrivá. Luego, he pensado en el hombre; y he llegado a la
conclusión que D. Josemaría no es biografiable". (6)
La abstrusa personalidad del padre es inaccesible al entendimiento
normal, razón por la que no es comprendido es su exacta
dimensión de falsificador. El análisis presupone estudios
y conocimientos de tipo antropológico-históricos y
caracterológicos que conllevan un notable esfuerzo intelectual.
La auténtica biografía del Padre es una de las cuestiones
tabú que se ocultan y que está desorbitada. La literatura
a nuestro alcance sobre el particular silencia o disimula los grandes
hechos que son incontrovertidos: Que la esencia del Opus es una sola
persona: la Obra es el Padre y su personalidad es la piedra angular
sobre la que se sostiene todo el edificio de la Obra. De ahí que
nos hayamos impuesto, siguiendo la directriz del Papa León XIII
en su encíclica "Humanum Genum" (1884) desmitificar a los falsos
mitos y desenmascaran los engaños, que puede ser un lema
apropiado para adentrarnos en la vida íntima y oculta de este
personaje de cartón-piedra simulador y enigmático, que es
el promotor del Opus.
Florentino Pérez Embid, biógrafo oficial de
Escrivá de Balaguer repite con insistencia sospechosa que "el
desarrollo de la Obra en todos los aspectos es la biografía
misma de su fundador", o también "la Historia del Opus Dei es la
biografía misma de su fundador" (7).
A estas alturas aún no se conocía lo más
trascendental para indagar desapasionadamente la realidad de
Escrivá y de su Obra. (8)
Yvon Le Vaillant escribe que "con frecuencia se pregunta uno si los
dirigentes de la Obra, comenzando por el fundador, han decidido de una
vez por todas reírse del mundo" (9). Y es el rictus de esta
sonrisa farisaica el que vamos a tratar de desentrañar.
REFERENCIAS
1. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", p 139.
2. Carandell, p 165.
3. Moreno, María Angustias, "La otra cara del Opus Dei"
(Barcelona: Planeta, 1970),p 34.
4. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 7.
5. Diccionario Enciclopédico CODEX, p 504.
6. Bernal, p 9.
7. Ynfante, pp 9-10.
8. Moreno, "La otra cara del Opus Dei", p 25.
9. Le Vaillant, p 9.
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
2. El entorno familiar
José
María
Escriba Albás, es el segundo de seis hermanos. Nace el 9 de
enero de 1902 en Barbastro (Huesca). Su padre José Escriba
Corzán se dedica en Barbastro al comercio. (10) Había nacido
el 15 de octubre de 1867 en Fonz, aunque su familia había venido
de Peralta de la Sal. Negociante, ya en 1894 era uno de los tres socios
de "Sucesores de Cirilo Latorre", sociedad que, por desavenencias y
disputas por motivos económicos en el reparto del dinero entre
los socios, fue disuelta en mayo de 1902, continuando dos de los tres
socios, Juan Juncosa y José Escriba, con el negocio de tejidos,
prendas y paños - el comercio de paños y tejidos ha sido
siempre uno de los oficios predilectos por los judíos
españoles desde la Edad Media peninsular - adoptando el nuevo
rótulo comercial de "Juncosa y Escriba".
José María nacía en el momento de la crisis de la
sociedad "Sucesores de Cirilo Latorre", en un momento en el que su
padre, en combinación con Juan Juncosa, trataba de quedarse con
la mayor parte del negocio, eliminando a uno de los socios para obtener
mayores ganancias. Su madre era la penúltima de trece hermanos.
La casa natal de José María fue la del domicilio de sus
progenitores que estaba situada en la Plaza del Mercado, llamada
así porque era donde se instalaban los puestos para las
transacciones y el trapicheo. Fue bautizado el día 13 de enero
imponiéndosele los nombres de José María
Julián Mariano. (11)
Era en la Plaza del Mercado, en la puerta de su casa, donde jugaba
cuando el tiempo lo permitía, a "civiles y ladrones" (12) con los otros
niños del barrio. Gustábale a José María
esconderse y que no le cogieran los "civiles". Era lo que se dice en el
juego infantil un perfecto "ladrón" que sabe simular, esconderse
y guardarse de las vistas y de la acción de los que en el doble
juego presentaban al orden y la autoridad, es decir, los "civiles".
No era un niño fuerte.
(13) Cuando tenía sólo dos años
cayó gravemente enfermo y se temió por su vida.
Llegó a estar desahuciado por los médicos. (14) Tres de sus hermanas,
las tres Marías, murieron en un periodo de tres
años, entre 1910 y 1913. José María creía
que sería el siguiente por su condición endeble y
enfermiza. Voluntariamente se apartó de la
compañía de los muchachos de su edad y entró en
una profunda depresión.
En una ocasión, estando el niño José María
en el Pueblo de Fonz, próximo a Barbastro, de donde era natural
su padre y donde tenía algunos tíos carnales como
mosén Teodoro o su tía Josefa, a donde había ido a
pasar unos días en casa del curato, el hermano de su padre, (15) le "sobrevinieron unos
ataques cuya gravedad diagnosticó el médico consultado.
Le examinaron los doctores de Fonz, Barbastro y Huesca. Padecía
de "alferecías", que es lo que modernamente se llama
epilepsias". Escriba padecería de estos ataques convulsivos y
que han sido discretamente ocultados y silenciados.
Estudió en el colegio de los Escolapios de Barbastro haciendo su
primera comunión en 1912. Según testimonio de Aurelio
Español, farmacéutico de Jaca que también
cursó en dicho centro su bachillerato, había allí
pocos alumnos.
Un testigo de aquella época fue D. José Mur,
compañero de escuela de José María en Barbastro,
que afirmaba que "su compañero de colegio era un niño
normal, no especialmente piadoso ni tampoco especialmente estudioso". (16)
Entre algunos de sus aficiones que nos revelan ya las inclinaciones del
futuro fundador, se encuentra la que nos cita su biógrafo
oficial Salvador Barnal en un libro publicado por la editorial del
Opus, Rialp, en 1976 cuando nos confirma que (17) "José
María algunas noches, después de cerrar su madre la
tienda, se quedaba ayudando a calcular el dinero que habían
hecho ese día; le divertía mucho contar monedas" - rasgo
arquetípico de los judíos-
Por otra parte "le gustaban mucho los cuentos". (18)
Escrivá también comentaría, por ejemplo, que "en
aquella época eran corrientes las visitas a su casa. Iban las
familias y algunas amigas de la madre. El tenía que saludarlas,
porque era el niño de la casa, y cuando las amigas de su padre
querían besarle se defendía, sobre todo de una parienta
lejana de su abuela, con auténtico bigote que pinchaba". (19)
Escriba recibió de sus mayores una educación severa y
semítica, rancia. "Desde siempre había hecho notar a sus
hijos la importancia de hacer durar las cosas, para ahorrar gastos
innecesarios; de pensar muy bien, con sentido común, cualquier
compra, sin alargar el brazo más que la manga"; de aprovechar
las cosas aparentemente menos aprovechables: "con los hilos que se
tiran, el demonio hace una soga" enseñó doña
Dolores a su hija Carmen cuando aprendía a coser en
Barbastro..." (20)
El padre no tenía muy buena reputación en el
pueblo y a finales de 1913, el negocio de telas estaba al borde de la
quiebra, presumiblemente fraudulenta. Son los "sinsabores financieros"
de los que nos habla Daniel Artigues (21) lo que provocó
la salida nocturna, la huída del pueblo, de su familia,
después que hubiera el padre dejado a deber fuertes sumas de
dinero a los vecinos, proveedores y suministradores, a los que con la
evasión y el traslado del pueblo dejó burlados a todos
sus acreedores.
Como escribía Francisco Umbral en su diario de difusión
nacional: (22)
"España no es un país de arribistas. El último fue
Escrivá. Los Escrivás, familia de comerciantes huidos en
la noche de Barbastro, por evitar acreedores". No se dió la
cara, no se hizo frente a las deudas, no se solicitó moratoria
para con el trabajo honrado y digno cumplir con los compromisos, se
prefirió la salida por la puerta pequeña, con
nocturnidad, para consumar el fraude a los acreedores.
Siguiendo el relato del suceso que nos proporciona Luis Carandell (23) la felicidad de la
familia quedó bruscamente interrumpida en el año 1915
como consecuencia de la quiebra - en todas partes se habla de quiebra y
no de suspensión de pagos - del hasta entonces floreciente
negocio de la venta de tejidos. Hay varias versiones respecto de las
causas de esta quiebra que había de representar una profunda
conmoción en la vida familiar. Un compañero de D.
José María Escrivá en el seminario de Zaragoza
decía que el propio Escrivá le había contado que
su padre había tenido un pleito con unas monjas. En Barbastro
también se dice que uno de los socios del negocio, el Sr. Mur,
decidió en un momento dado separarse de los compañeros,
Juncosa y Escriba, para lo cual les vendió su parte, incluyendo
en el contrato la cláusula de no concurrencia, para eliminar
Escriba a un futuro y posible competidor en la comarca, pero parece que
incumplió dicha cláusula a través de un
testaferro, lo que originó la iniciación de un juicio
instado por Escrivá y Juncosa del que, al parecer, salieron mal
parados, llevando la razón social a la ruina.
El tono dramático de la quiebra lo pone el hecho de que se viera
forzada la familia Escriba a abandonar la ciudad, dirigiéndose
Juncosa a Huesca y Escriba a Logroño, donde no les pudieran
localizar tan fácilmente.
"Algunas personas de Barbastro con las que hablé - relata
Carandell - me dijeron que monseñor "estaba amargado" de su
ciudad natal y ésta era la razón por la cual no iba
más a menudo por allí. Efectivamente Don Josemaría
Escrivá de Balaguer no ha visitado Barbastro, al menos
oficialmente". (24)
La ruina de su padre en el negocio de tejidos, con la secuela de
penurias y privaciones que la familia Escriba tuvo que pasar en los
años siguientes, dejó en la mente de José
María un trauma profundo que se manifestará,
inconfundiblemente, a lo largo de su vida, llegando a afirmarse que
"sin la ruina de la razón social Juncosa y Escriba la
personalidad del fundador del Opus Dei y, de hecho el Opus Dei mismo,
habría tenido un contenido muy diferente". (25)
En Logroño, desde 1915, vive con su familia Jose María
que cuenta con trece años de edad, en una buhardilla del
número 18 de la calle de Sagasta, donde parecen esconderse de
los apremios de los acreedores, en una atmósfera sórdida
de estrecheces y penurias económicas. Allí durante el
curso académico 1915-16 se matricula en el Instituto de
Enseñanza Media de Logroño. El padre, con el estigma de
la desconfianza por su pasado inmediato, logra al fin colocarse de
dependiente en una tienda de ultramarinos de la ciudad. (26)
En estas circunstancias su entrada en el seminario fue más una
cuestión de supervivencia que de arraigada vocación.
Tampoco se puede afirmar que su ambiente familiar fuera moralizante ni
ejemplar.
Como estudiante fue mediocre, aunque con descarga, o en su desagravio,
tampoco creemos que el entorno familiar fuera el más propicio
para que un espíritu se serenase. Ese era el cuadro de familia,
realista, viciado, sin aureolas.
REFERENCIAS
10. Bernal, p 16.
11. Ibid, p 16.
12. Ibid, p 18.
13. Walsh, p 24.
14. Bernal, p 22.
15. Carandell, p 137.
16. Ibid, p 133.
17. Bernal, p 18.
18. Ibid, p 19.
19. Ibid, p 17.
20. Ibid, p 32.
21. Artigues, p 17.
22. Diario "El Pais" (20 enero 1986).
23. Carandell, p 116.
24. Ibid, p 117.
25. Ibid, p 118.
26. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 4.
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
3. Seminario y adolescencia
Existe una
confesión sincera y directa del propio protagonista en
relación con su decisión de elegir los estudios
eclesiásticos que no ofrece lugar a controversias. "Yo nunca
pensé en hacerme sacerdote, ni dedicarme a Dios. No me
había planteado ese problema, porque creía que no era
para mí. Más aún: me molestaba el pensamiento de
poder llegar al sacerdocio algún día, de tal manera me
sentía anticlerical". (27)
Así, textualmente, en estos propios términos lo
manifestó Escrivá de Balaguer. Y por otra parte, ninguno
de los que le trataron de niño pensó que sería
sacerdote.
En relación con la asignatura de latín, y siguen siendo
palabras proferidas por Escrivá en una charla íntima y
confidencial, manifestaba "recuerdo que cuando cursaba el bachillerato,
estudiábamos latín en el colegio. A mí no me
gustaba y decía: el latín para los curas y los frailes...
¿Veis que estaba bien lejos de ser sacerdote?" (28)
El biógrafo oficial y miembro del Opus que más piropos y
adulaciones hace del Padre en su exegética obra escrita con
fines de publicidad y propaganda, Salvador Bernal, tiene que claudicar
y doblegarse ante la evidencia corroborando que "sabemos que a
Escrivá no le interesaba la carrera eclesiástica: no le
atraía ser cura". (29)
Tanto es así que cuando en Logroño comunicó sus
intenciones a su padre no fueron recibidas con alegría, sino con
tristeza, no fue un propósito acogido favorablemente, sino que
la reacción de su padre fue la de llorar de rabia porque como
nos narra en primera persona Escrivá, al relatar ese instante en
el que dijo a su padre su intención de ser sacerdote,
éste tuvo lágrimas no de emoción sino de
impotencia porque, y son palabras de su hijo "él tenía
otros planes posibles ". (30)
Agustín Pérez Tomás, condiscípulo en
Logroño, alude a que un compañero dijo alguna vez a
José María que podía ser sacerdote y él
respondió muy convencido: "¡Bah!, tonterías". (31) También Paula
Royo, coetánea, insiste en que nunca hubo nada en su
comportamiento, algo externo, que hiciera pensar en su vocación
sacerdotal. (32)
¿Cuál era la predisposición de Josemaría
Escrivá cuando toma la decisión de cursar estudios
eclesiásticos en el seminario? El mismo nos aporta la respuesta:
"yo no tenía ni una virtud, ni una peseta". (33) Aquí nos habla
de su carencia de virtudes y también, y esto es el subconsciente
que le traiciona, lo ensambla con el dinero, con lo material, con lo
económico, con las pesetas. Eso sí se jactaba de que "soy
muy tozudo". (34)
Por lo tanto, en 1918, a los 16 años de edad, sin virtudes
cristianas y sin pesetas - según su propio testimonio -
comenzó sus estudios eclesiásticos en el seminario de
Logroño, sin ser un seminarista completo dentro del cuerpo
estudiantil, por su frágil y afeminada salud, comenzando su
carrera como seminarista externo.
La insuficiencia en las letras latinas va a pesar decisivamente en la
vida y en la Obra del padre Escrivá. (35) La arrastra cuando
entra en el seminario de Logroño y la seguirá padeciendo
en el de Zaragoza. "Iba flojo en latín", dicen sus
compañeros de una y otra ciudad. "Era una vocación
tardía, es de los pocos curas que saben hacerse la corbata", y
añadían "y no tiene ni idea de latín".
En el seminario de Logroño permaneció desde octubre de
1918 hasta septiembre de 1920 en que se trasladó a Zaragoza.
Este cambio brusco de ciudad y de centro, de seminario, es un punto
obscuro en su vida que está bastante claro. Fue expulsado del
seminario de Logroño y la causa tuvo que ver con su
condición de homosexual. Luis Carandell al preguntarse por lo
que ocurrió en el seminario de Logroño para que apenas
obtenido el Exeat o transferencia de jurisdicción de Barbastro a
Calahorra, decidiera trasladarse a Zaragoza, no descarta la posibilidad
de que Josemaría Escrivá hubiese sido protagonista de
algún incidente e incluso de una expulsión del seminario.
(36) Esta
decisión de
ir a Zaragoza nadie, ni el mismo protagonista la ha justificado ni
explicado.
Las biografías dicen que la elección de Zaragoza se
debió a que pudo ingresar en el seminario de la ciudad del Ebro
por estudiar derecho después del incidente en el seminario de
Logroño donde fue "apañado", merced a los buenos oficios
de su tío carnal don Carlos Albás, que a la sazón
era Canónigo Arcediano de la Seo. El canónigo hermano de
su madre intercedió por la petición que le realizara su
hermana, pues no se daba muy bien con su cuñado del que pensaba
había sido con su conducta irregular el responsable de la
situación económica de la familia y del que
conocía muchas cosas. Este desprecio por su cuñado lo
dejó patente al no asistir a las exequias ni al entierro cuando
falleció en 1924. Don Carlos, por ser hombre recto y virtuoso y
conociendo las interioridades de su sobrino José María,
tampoco estaría presente en la primera misa de su sobrino,
cantada el 28 de marzo de 1925, a pesar de que fue por su
mediación por la que pudo echar tierra sobre la "faltilla" del
Seminario de Logroño y pudo proseguir los estudios en el
seminario de San Francisco de Paula de Zaragoza y por la influencia de
su tío obtener una plaza en la residencia sacerdotal de San
Carlos. No hay que olvidar que la primera misa es, como nos recuerda al
hablarnos de la ausencia de Don Carlos Albás el jesuita Michael
Walsh, una de las mayores concelebraciones familiares dentro de la
comunidad católica. (37)
Don Carlos conocía profundamente a su sobrino.
Se conservan las notas escritas de un profesor de José
María en el curso 1920-21 que definen al seminarista de
"inconstante y altivo" y donde también consta que "tuvo una
reyerta con don Julio Cortés y se le impuso el correspondiente
castigo". (38)
Hay que resaltar de este período que en sus estudios en el
seminario no obtiene Escrivá resultados particularmente
brillantes. (39) En
1924 llega incluso a suspender la asignatura de Historia de
España. Tampoco son muy favorables las opiniones que su conducta
mereció a sus compañeros que le recuerdan como un
"muchacho más bien antipático, poco dado a la
conversación y que apenas participaba de las preocupaciones,
inquietudes o esparcimientos comunes". (40) Algunos de ellos
interpretan este rasgo de su carácter como vanidad, orgullo o
soberbia, sin que falten los que lo atribuyan a una timidez que en esa
época no ha superado todavía.
Otros lo encuentran mediocre, cerrado, sin interés. Todos
parecen coincidir en una cosa: el tenía cierta tendencia a la
idolatría... a la autoidolatría. (41) Una suerte de vanidad
escondida que va a estallar al filo de su vida, al filo de sus
ambiciones realizadas, cuando se le felicita por algún triunfo,
él tiene la costumbre de responder: "¡Oh! yo no soy
más que un pobre cura ordinario" lo que provoca forzosamente la
elogiosa negación del interlocutor.
En Zaragoza tuvo un momento en que brincó de su pupitre y
gritó a los asistentes enmudecidos: "¡Formidable!
¡Soy formidable!". Lo que contrasta con la opinión de un
compañero de Escrivá en el seminario, Manuel
Mindán Manero, que lo ha calificado de "hombre oscuro,
introvertido y con notable falta de agudeza, un hombre de pocas luces". (42) Otros
compañeros de estudios lo mencionan como "un joven poco mezclado
en la vida común, de aspecto reservado y de temperamento a la
vez rígido y ardiente, que se desborda a veces en bruscas y
violentas cóleras". (43)
En el Seminario contó con la protección del cardenal
Soldevilla, que sería asesinado en 1923, y que le dispensaba un
tratamiento especial, confiándole que le informara si el resto
de los estudiantes del seminario cumplían las normas; era como
una especie de confidente, una actividad de "prefecto de disciplina" en
el interior de las aulas. Sus condiscípulos recuerdan
cómo el Cardenal alguna vez le indicaba: -"Ven a verme cuando
tengas un rato". En reconocimiento a su labor y como premio a la
delación a sus propios compañeros fue la
distinción externa de tener en la residencia una
habitación individual y un fámulo a su servicio (los
fámulos eran seminaristas que por su pobreza tenían
matrícula gratuita y se encargaban del aseo de ciertas
habitaciones y de servir la mesa para todos).
Al final de sus estudios eclesiásticos comenzó a preparar
su tesis sobre la ordenación sacerdotal de mestizos y
cuarentones en los siglos XVI y XVII. Nunca llegó a terminarla. (44)
La primera misa se celebró en el Pilar, en la capilla de la
Virgen, el 28 de marzo y a la misma asistieron muy pocas personas, unas
doce, (45) lo
que evidencia la poca simpatía que a todos los niveles gozaba el
nuevo sacerdote.
Por ello forma parte del grupo de jóvenes curas que desean dejar
su diócesis de origen para ir a residir en la de Madrid y como
insinúa uno de sus historiadores "este período de su vida
es bastante oscuro". (46)
En el mes de marzo de 1927 es autorizado por el Ordinario para
trasladarse a Madrid, (47) aunque
tampoco por aquel entonces parece que al joven Escrivá le
preocupara demasiado el mundo eclesiástico. Escrivá a
pesar de dirigirse espiritualmente con un jesuita, tenía un
notorio recelo por el clero y hablaba muy despectivamente de tantas
fundaciones de frailes y monjas que "nacen para hacer cosas
evangélicas y terminan dedicándose a educar niños
ricos". (48)
En relación con los supuestos estudios de Derecho realizados por
Josemaría Escrivá cuenta Antonio Pérez que fue, en
ciertos momentos de su vida su secretario particular, que "el Padre
Escrivá no era un gran jurista, como nos lo han querido
presentar después. Yo incluso
dudo mucho de que hubiera estudiado Derecho. Nunca vi su
título de licenciado y tal como eran las cosas en la Obra, de
haberlo, se le hubiera puesto en un marco dorado impresionante. Desde
luego, por las conversaciones que teníamos, yo creo que si
había estudiado derecho lo había olvidado por completo.
En todo caso no era aficionado al derecho y tenía incluso por
él un cierto desprecio". (49)
La cita es definitiva.
La tesis que se le atribuye sobre la abadesa de Las Huelgas, que
publicó en 1944 con su nombre como autor, fue
íntegramente redactada y escrita por el sacerdote Bugar. Una vez
publicado, Escrivá tuvo la "santa desvergüenza" de
presentarlo en la Universidad para que le dieran el título de
doctor en Derecho por ese trabajo escrito por el que sería
confesor del Caudillo, en el que se encontraba la historia de la
potestad jurisdiccional de la citada monja. Entre las pistas que lo
delatan como no autor de su texto se encuentran las numerosas citas en
alemán, idioma que desconocía por completo
Josemaría Escrivá, como también lo ha detectado
María del Carmen Tapia.
(50)
Aunque la obtención de los títulos académicos se
encuadra en las recetas que Escrivá tenía para su logro,
como se nos indica en el libro de Ma. Angustias Moreno titulado La otra cara del Opus Dei, al
reproducir una carta del abogado Féliz
Pons, antiguo colaborador de Escrivá, que cita
textualmente frases del Padre relativas a la obtención y
disfrute de títulos como que "en Zaragoza había un buen
amigo que sin examinarme, me aprobaría y me daría el
título" o que no era preciso estudiar - le decía
Escrivá- porque "cuando tengamos las cátedras, todos
tendrán sus carreras, sus doctorados, muchos títulos,
porque eso atrae mucho a la gente" rematando con que "nuestro fin es
acaparar todas las cátedras para que así podamos dar a
los nuestros sus carreras hasta sin examinarse, muchos títulos y
condecoraciones". (51) Eso
está dicho y escrito. Por lo que hay que pensar que
Escrivá, como su caridad empezaba por sí mismo,
aplicará para él lo que predicaba y quería para
los suyos.
Julián Cortés Cavanillas conoció a
Josemaría Escrivá en 1928 y lo describe como un curita
natural de Barbastro, que en "aquella época era un tipo de lo
que hoy se clasificaría como de cura progresista y contestatario
sobre todo en ciertos aspectos exteriores y dialécticos, que
vestía con frecuencia de paisano", (52) revelándonos en
su artículo un aspecto inédito que son "las vacilaciones
que alguna vez asediaron su vocación tras la muerte en
Logroño de su padre don José, el 27 de noviembre de 1924".
En Madrid uno de sus primeros empleos fue el de preceptor de los hijos
de un marqués; en los momentos en que empezaba a "barruntar" lo
que debía de ser el Opus Dei (53) acudía
diariamente a casa de un aristócrata madrileño. Para
obtener más ingresos trabajaba como capellán de un
convento de monjas. En 1932, su madre se desplaza a Madrid para vivir
en un modesto piso de la calle Martínez Campos número 4,
donde admite huéspedes (54)
como patrona de estudiantes que buscan pensión.
Fisac precisa dos aspectos de la personalidad de Escrivá de
aquellos años: "En mi opinión, el padre Escrivá no
era un intelectual" y también, y esto es más relevante
que "apenas había libros religiosos en el cuarto del Padre". (55) El Eusko-Ikasle
Socialista lo considera "ya que no brillante, un curita aragonés
bastante cateto". (56)
Hasta 1944 sería el único sacerdote del Opus.
REFERENCIAS
27. Bernal, p 55.
28. Ibid, p 57.
29. Ibid, p 59.
30. Ibid, p 58.
31. Ibid, p 27.
32. Ibid, p 31.
33. Ibid.
34. Ibid, p 30.
35. Carandell, pp 142-143.
36. Ibid, p 147.
37. Walsh, p 25.
38. Bernal, p 63.
39. Carandell, p 151.
40. Ibid, p 26.
41. Le Vaillant, p 12.
42. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 6.
43. Artigues, p 17.
44. Walsh, p 27.
45. Bernal, p 67.
46. Le Vaillant, p 11.
47. Le Tourneau, Dominique, "El Opus Dei", p 13.
48. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 15.
49. Ibid, p 19.
50. Ibid, p 20.
51. Ibid.
52. CortésCavanillas, Julián, "Mi amigo el padre
Escrivá," Diario "ABC" (14 septiembre 1986), p 52.
53. Carandell, p 70.
54. Ibid, p 169.
55. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", pp 90-91.
56. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 386.
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
4. Un vidente con mucha vista - La
revelación divina
El hagiógrafo
oficial de la Obra, Salvador Bernal, que ha buceado y tergiversado la
vida de Escrivá, ha escrito su biografía de forma
apasionada, subjetiva y un poco extremosa, evoca las palabras que tres
meses antes del repentino fallecimiento del Fundador de la Obra,
concretamente el día de San José de 1975, durante una
escena trivial pero que es producto más del subconsciente que
del inocente que quiere presentarnos. Decía Escrivá:
"Hemos pasado por delante del edificio (Luchana 33 entresuelo, academia
DYA) hace poco, y el corazón me latía fuerte...
¡Cuántos sufrimientos! ¡Cuánta
contradicción! ¡Cuánta charlatanería!
¡Cuántas mentirotas!". (57) Y subrayamos tres
conceptos salidos de los mismísimos labios de Escrivá,
contradicción, charlatanería y mentirotas.
Si tales eran los comienzos, los orígenes, los primordios, Obra
y Escrivá se confunden pues "La Obra hasta ahora, no ha sido
otra cosa que la persona de su fundador. La inspiración divina
de su concepción, su origen sobrenatural, su desarrollo
posterior, todo, ha necesitado, porque así lo creyó
oportuno Escrivá, estar encarnado en su propia personalidad, en
su personalidad humana. La Obra, hasta ahora, ha sido él y
sólo él". (58)
Esos años oscuros, ese pasado nebuloso, había que
cubrirlo con un aura divina y establecer un contrato con el
Altísimo, para impresionar a los creyentes. Escrivá
tenía que seguir la tradición de los profetas
bíblicos o de los fundadores de religiones, tenían que
prefabricar un encuentro con el mismísimo Dios, de quien
recibiría la orden. Una videncia. Una aparición. Ese era
el mito y el desencadenante.
A la pregunta formulada que ¿De dónde nace su descomunal
aureola, de dónde su magnetismo? Alberto Moncada, que
conoció bien y muy de cerca a Escrivá, dice que "El padre
Escrivá para los hombres de fe es aquel a quién como
Moisés, habló Dios.
Una historia interna susurrada por lo
bajo hace
mención de apariciones, de mensajes divinos que nunca terminan
de explicarse bien. Si a la parapsicología se la pudieran dar
los datos quizá podríamos tener alguna idea de lo que
realmente pasó en esos momentos estelares de su vida. Pero ni la
ciencia está todavía madura ni creo que se le den esos
datos.
"La carga emocional con que la gente crédula se encara con lo
sobrenatural convierte en semidioses a los presuntos emisarios de lo
divino hasta hacer de sus ropas talismanes y de sus palabras
oráculo.
"La única manera honrada que tiene la gente común de
contrastar esas personalidades es enjuiciar sus obras, sus frutos, su
comportamiento con las modestas herramientas de la ética
más universal". (59)
Han sido muchas las interpretaciones, las opiniones, las controversias
sobre el origen divino, el mensaje celeste, el soplo mágico que
sirvió de desencadenante a la Obra, en la persona de su autor.
Para unos el punto alfa fue el día 2 de octubre de 1928
"mientras realizaba unos ejercicios espirituales ve lo que Dios espera
de él. Ve que el Señor le pide que ponga su vida entera y
todas sus energías al servicio de lo que será el Opus
Dei". (60) Para
un historiador como Artigles "el 2 de octubre de 1928 - es la fecha del
pistoletazo de salida, el día señalado - que todas las
publicaciones del Opus Dei dan como punto de inicio de la Obra.
Según algunas de esas publicaciones Escrivá fue impulsado
a fundar el Opus por una inspiración divina. Por el contrario,
comentadores hostiles estiman que los orígenes verdaderos de la
Obra, al menos como la conocemos hoy, fueron muy posteriores,
probablemente en 1939, en los meses que siguen al final de la Guerra
Civil. Hay que señalar que esta última opinión
prevalece, también, entre los antiguos miembros del Opus Dei que
se han separado de la Obra". (61)
Otros autores señalan el escenario en "el 2 de Octubre de 1928,
cuando celebraba la misa -exactamente después de la
consagración de la Hostia y el Cáliz - Josemaría
Escrivá de Balaguer "tuvo palabras del cielo sobre lo que
tenía que ser la Obra". (62)
Se vuelve a insistir en el origen sobrenatural de la revelación.
La versión del hecho que nos relata el jesuita Walsh
sitúa a Escrivá en las proximidades de Madrid, en una
casa de retiros propiedad de los Padres Paúles, rezando, cuando
"vi el Opus Dei. Al mismo tiempo oyó sonar las campanas de la
cercana Iglesia de Nuestra Señora de los Angeles, que celebraba
la fiesta patronal, pues el 2 de Octubre es el día en que los
católicos conmemoran la fiesta de los Angeles Custodios. Lo que
sucedió realmente no está del todo claro. Algunos
miembros del Opus Dei quieren creer que Escrivá de Balaguer tuvo
una visión celestial, pero ni él mismo llega a afirmar
tanto". (63)
Muchas y muy diversas han sido las apariciones admitidas por la
Iglesia. En todas ellas y para su reconocimiento oficial ha exigido
pruebas, evidencias, hechos y datos concretos, testimonios
irrefutables. La certeza entre lo sobrenatural y la superchería
estriba en el tratamiento con seriedad de temas tan delicados y
controvertidos. Escrivá se encargó de difundir y divulgar
la imagen de la visión divina para relacionarla con el instante
de la Fundación del "invento". La realidad única es que
la Iglesia Católica no ha reconocido ni oficial ni oficiosamente la
aparición, ni la iluminación porque "no hay pruebas".
(64)
Y no hay pruebas porque no se produjo, sencilla y llanamente. Es otra
mentira urdida al amparo del abuso en la fe y de los espectaculares
efectos que produce todo lo que se quiere relacionar con lo paranormal.
Aportamos un testimonio de excepción, el de un amigo de juventud
de Escrivá, que nos narra cómo "es curioso que pese a la
gran amistad que me ofreció siempre, no me habla en el
año inicial de 1928 de su gran proyecto fundacional. Sí
me habla, en cambio, hacia 1929 de crear una asociación o
congregación eminentemente juvenil y universitaria
bautizándola en principio con el nombre de Caballeros Blancos.
Pero nunca en aquel tiempo, a pesar de nuestra gran amistad, me
contó que el 2 de octubre del año anterior, mientras
hacía un retiro espiritual en la Iglesia de los Paúles de
la Calle Gracia de Paredes en Madrid, se sintió llamado "a ser
en la tierra - según explica hoy su biógrafo Salvador
Bernal -el instrumento elegido por
Dios para realizar una empresa divina del Opus Dei".
"La realidad es que Escrivá se negó siempre a hablar de
una manera absolutamente clara, de ese presunto suceso del 2 de octubre
de 1928. Sí en cambio el actual Prelado del Opus, Alvaro del
Portillo, comentó que el joven José María rezando
en su retiro de los Paúles "vió el Opus Dei -son sus
palabras - y oyó repicar las campanas de la no muy lejana
parroquia de Nuestra Señora de los Angeles, junto a Cuatro
Caminos, que sonaban al voleo festejando a su patrona". A mí,
cuando por primera vez me habla en abstracto de la "Obra" es en 1931 y
al preguntarle alguien - según cuenta Salvador Bernal -
"cómo va esa Obra de Dios" responde que no quería que lo
que trataba de hacer como apostolado se llamara de ninguna manera. Y no
obstante, fue esa pregunta la que se decidió a tomar como
nombre: "Obra de Dios", "Opus Dei", "Operatio Dei", "Trabajo de Dios". (65)
Si la cuestión de la revelación divina, nunca reconocida
en la Iglesia Católica, ha quedado en entredicho, ha evidenciado
que se trata, por parte del Opus, de fabular y con algo tan serio como
es la visión mística de Dios, recibir el mandato y el
imperativo directamente de Nuestro Señor Jesucristo, sin que se
haya producido y sin que la Iglesia haya tenido el menor indicio o
convicción para haberlo reconocido.
La denominación acuñada por los miembros del Opus como
"la Obra", "sonaba a título algo provisional. Se ha sugerido que
su fundador pensó en un tiempo en llamarla Sociedad de
Cooperación Intelectual o SOCOIN" (66) aunque nada en concreto
salió de esta idea.
En el Opus Dei la mentira se oficializa. Esa falsa fecha del 2 de
octubre como fecha fundamental, falsa la intervención de Dios
mismo y de su presentación en el astral a Escrivá. "Hay
una prehistoria del Opus Dei de la cual no se sabe nada, o muy pocas
cosas, hasta la Guerra Civil española, hasta el fin de esta
guerra, pero lo mismo si ellos -los miembros del Opus Dei -no saben
nada de sus comienzos, los exégetas y los turiferarios oficiales
del Opus están a punto de crear toda una mitología, de
construir y difundir una leyenda dorada alrededor de este nacimiento y
de sus primeros balbuceos misteriosos". (67) Las cosas son como
son y no se puede andar engañando a los incautos.
Para Moncada el mensaje que Escrivá confiesa haber recibido de
las alturas -y que cuenta veladamente a los iniciados -es un mensaje de
influencia de la doctrina cristiana en el mundo civil. No fue algo
esporádico, casual, inesperado. "El ardoroso sacerdote de
Barbastro sabía muy bien lo que hacía cuando por
inspiración divina -según contaba él mismo
-tomó una decisión". (68)
De nuevo a Salvador Bernal, su más fanático y
enfervorizado biógrafo, le traiciona el inconsciente cuando
escribe atribuyendo la reflexión a una confidencia del propio
Escrivá "¿Qué puede hacer una criatura que debe
cumplir una misión, si no tiene medios, ni edad, ni ciencia, ni
virtudes, ni nada? Ir a su madre y a su padre, acudir a los que pueden
algo, pedir ayuda a los amigos... Eso hice yo en la vida espiritual.
Eso sí, a golpe de disciplina, llevando el Compás". (69) Y me atrevería a
decir la escuadra y el mandil.
Si en el origen de la Obra se manipula con el camelo de la
revelación divina, y sus sicarios "institucionalizan" un hecho
que nunca se produjo y es de invención tardía, posterior,
lo que sí es que hay que dar al síntoma la magnitud que
merece y por ello se confiesa un miembro: "a partir de los años
sesenta, no vi más Evangelio que Camino, ni más profeta
que Josemaría Escrivá" (70) a pesar de que en
"Camino ¡No hay contexto! Es una doctrina, si se osa decir, un
pensamiento prorrumpido en 999 pedazos disparatados. Un caleidoscopio". (71)
No sólo a Escrivá se le apareció el
mismísimo Dios. También vió la fisonomía
del diablo, del genuino demonio, cuando de pronto, mientras una
criatura indescriptible, ¿enano, gnomo, pequeñuelo? se
atraviesa saltando, le obstruye el camino, se enreda entre sus piernas,
le empuja, casi lo tira, lo injuria y finalmente le lanza este grito a
la cara: " - Burro... ¡Burro!". Y el joven cura responde:
"-Burro, sí. ¡Pero burro de Dios!".
"El sacerdote se llama Josemaría Escrivá. Es él
quien ha contado esta anécdota a sus amigos hace algún
tiempo. Según él, la criatura que lo empujó e
injurió fue el diablo. Esta irrupción en su camino
¿era un signo de favor de Dios o de furor del diablo?". (72) El visionario
tenía mucha vista.
REFERENCIAS
57. Bernal, p 175.
58. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", 1976, p 16.
59. Moncada, "El Opus Dei: Una interpretación", p 126.
60. Le Tourneau, pp 12-13.
61. Artigues, op cit.
62. Ynfante, La prodigiosa aventura del Opus Dei, p 12.
63. Walsh, p 30.
64. Magaña, p 16.
65. Cavanillas, op cit.
66. Walsh, p 11.
67. Le Vaillant, p 14.
68. Garcia Romanillos, Fernando, "La cara oculta del Opus," Historia,
No. 6 (septiembre 1975).
69. Bernal, p 45.
70. Moncada, Historia oral del Opus Dei, p 126.
71. Le Vaillant, p 18.
72. Ibid, p 9.
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
5. Tendencias nefandas
Escrivá
guardaba un secreto a voces. Aquello que todos pensaban, que muchos han
insinuado sin atreverse a decir en público. Escrivá
tenía una obsesión, un "defectillo", una tara relacionada
con sus comportamientos sexuales. Era homosexual, delicado y
pusilánime.
Ya desde su juventud siente la inclinación carnal invertida. En
Logroño, en el seminario, tuvo como ya hemos referido problemas
derivados de su condición. En Zaragoza, en su pubertad, llamaba
la atención porque "nunca salió allí con chicas.
Sus maneras elegantes, ese aspecto esbelto de su persona, la apariencia
agradable en el trato, atraían a las chicas. Cuando Antonio o
algún otro amigo le hacían llegar comentarios en ese
sentido, los cortaba exclamando algo así como: "si me conocieran
bien, por dentro, tal como soy..."" (73)
Esa tendencia la arrastró durante toda su vida. Un año
antes de su muerte, el 23 de junio de 1974, exclamaba a voz en grito en
el Teatro Coliseo de Buenos Aires: "Rezad por todos los sacerdotes
-pecadores como yo- para que no hagamos locuras". (74) ¿A qué
locuras se refería aquel hombre de apariencia atractiva "y una
marcada pulcritud, por no decir elegancia en el vestir, a pesar de sus
apuros económicos? En el seminario de Zaragoza su forma de
vestir le distinguía. La mayoría de los seminaristas,
observa Vázquez, eran algo vulgares e incultos. Escrivá
de Balaguer era la excepción. Su ropa siempre estaba limpia, sus
zapatos siempre brillantes. Aparentemente era motivo de comentario que
se lavase de los pies a la cabeza cada día". (75) El biógrafo
oficial (76) describe
a Josemaría como "guapo, alto y corpulento".
"Desde el primer momento, (77)
algunos no entendieron el porte, el talante y los modales de
Josemaría. Cuando fue nombrado superior del seminario,
-continúa su biógrafo - tuvo como fámulo a
José María Román Cuarteto, que le veía
siempre muy correcto y más refinado que otros seminaristas:
refiere por ejemplo que todos los días se lavaba de pies a
cabeza, cosa que no hacían los demás. Estos y otros
detalles hicieron pensar a este muchacho que Josemaría no
llegaría a ser sacerdote, porque le consideraba con
posibilidades humanas para hacer carreras mejores... Lógicamente
no todos enjuiciaban así las cosas. Algunos las interpretaban en
términos bien contrarios".
María Angustias Moreno nos revela un documento testimonial
definitivo al transcribir en su libro (78) el relato de
Félix Pons que textualmente dice: "desgraciadamente para
mí conocí al Opus, presentado por el sacerdote D.
Saturnino de Dios... en 1934 fue cuando me presentó a
Escrivá y empecé a ocuparme de la residencia de Ferraz
50. Era simplemente de estudiantes vulgares y corrientes. Para la
comida había un muchacho llamado Laureano que se había
incorporado a la Obra, procedente del reformatorio de Porta Coeli (de
jóvenes delincuentes dependiente del Tribunal de Menores) donde
se reunían los del Opus hasta tener esa residencia en Ferraz.
Laureano era el administrador de Porta Coeli y les facilitaba local
para sus reuniones en dicha institución. En Ferraz se encargaba
de la compra y de ordenar las comidas. No lo hacía mal. Por el
poco espacio de la residencia con una simple cortina en medio de una
habitación, en dos somieres que durante el día eran
divanes para sentarse, dormíamos los dos".
"Salvo su basta educación era buen chico y nada se podía
decir de él. De comunión diaria se confesaba con el
Padre. Y un buen día, sin saber por qué, se marchó
a Málaga y Ricardo fue a despedirle a la estación. Cuando
Ricardo volvió ví que el Padre pedía una
conferencia con un convento de Málaga, donde él mismo le
había proporcionado una colocación, que eran quienes le
habían sacado de Porta Coeli, y de marcharse de la Obra se
quedaba en la calle. Y cual no fue mi estupor cuando al hablar
Escrivá con el superior de ese convento le dijo: que se lo
había enviado con el pretexto de quitárselo de encima,
diciendo a Laureano que necesitaban un mandadero para el Convento, pero
que ni lo tomaran, ni lo recomendaran a nadie, porque era invertido.
Calcula como me quedé. Esto lo supieron todos, incluso Genaro
Gumiel, que te lo confirmará".
De 1934 a 1935 en el Opus no había más que siete y todos
vivían con sus respectivas familias, excepto Laureano - el
homosexual ya mencionado que estaba junto a Escrivá en la
residencia-. Los restantes eran Ricardo Fernándel Vallespin,
Saiz de los Terreros, Isidoro Barredo, Jenaro Lázaro Gumiel y
Jiménez. Y como incipientes o probables mi hermano Bernardo y,
después de mi hermano y yo, Esteban Portillo, Garnica, Fisac,
Casciaro y dos estudiantes de medicina hermanos que se apellidaban
Fontana. Esos fueron los que aparecieron en Ferraz 50. (79)
Más tarde la vida cotidiana de los numerarios de la Obra se
parecería mucho a la conventual y (80) "había tantas
prohibiciones con respecto a la vida civil como no ir a fiestas donde
pudiera haber mujeres, ni a cines, ni a teatros, que los jóvenes
del Opus sufrían constantes malinterpretaciones y
críticas de parientes y amigos". Además "como las casas
eran pequeñas, los numerarios dormían de dos en dos en
cada cuarto". (81)
Sus doce primeros seguidores fueron: Angel Santos Ruiz,
Rodríguez Casado, Ignacio Orbegozo, Alfonso Bacells, Juan
Jiménez y Vargas, Federico Suárez Verdeguer, Miguel
Fisac, Isidoro Zorzano, Alvaro del Portillo, José Luis
Múzquiz, José María Hernández Garnica y
Pedro Casciaro. "La deserción de Fisac, en el año 1965,
sirvió para incrementar el mito, equiparándolo al de
Iscariote, manejado en el caso de la Masonería Blanca como
carisma". (82) El
motivo del abandono de Fisac no fue otro que el de contraer matrimonio,
por lo cual fue excluido del círculo, lo que da a entender que
el celibato formaba ya parte de las obligaciones impuestas por el
fundador.
Parece evidente, escribe Luis Carandell, que Escrivá de Balaguer
(83) cultivó desde su juventud esa virtud de
líder que consiste en no prodigarse, en administrar sabiamente
"el atractivo espiritual e incluso físico que parece tener".
No deja de dar en qué pensar aquella frase que se le atribuye y
que recoge en su libro propagandístico de la Obra Jean Jacques
Thierry (84) atribuyéndosela
a Escrivá que manifiesta "permitidme de no entrar en detalles de
los comienzos de la Obra, pues estos principios están
íntimamente unidos a la historia de mi alma y pertenecen a mi
vida interior".
Escrivá quería vencer su fuerte inclinación con el
dolor y el castigo corporal. En la Academia "había naturalmente
un cuarto de baño. A pesar de la constante limpieza, sus paredes
estaban manchadas de sangre, de las flagelaciones que Escrivá se
infligía. (85)
Utilizaba una disciplina, una especie de azote de nueve ramales al que
había atado trozos de metal y pedazos de cuchillas de afeitar
(no se dice si otros residentes se unían, aunque esta
práctica penitencial llegó a ser de uso habitual en el
Opus). La disciplina y la cadena con púas que se ataba al brazo Escrivá de Balaguer
las guardaba en la 'habitación del Padre'. Allí, bajo una
representación de la historia evangélica de la pesca
milagrosa, se fomentaba la conversación confidencial y se
impartía guía espiritual".
El mejor retrato psicológico referente a la homosexualidad del
padre Escrivá de Balaguer lo ha pincelado el escritor Vicente
Gracia en su obra histórica, narrada en forma novelada titulada En el nombre del Padre editada en
1980. Vicente Gracia conocía bien el Opus, había sido
miembro y ha reflejado su vivencia interior. Nos ilustra de cómo
el Padre "movía las manos con suavidad" (86) y cómo
preguntaba con ansia: "¿Cuándo llegarán los chicos
que van a iniciar su curso de teología en el Colegio? Tengo
ganas de verlos. ¿Son guapos?" (87) para después
"humedecerse piadosamente sus labios" (88) y preparándose
para tal evento en la escena familiar que nos retrata:
- "Padre, el sastre está
aquí para probarle.
- ¡Ah! ¡La sotana!
Se observa minuciosamente en el gran espejo de tres cuerpos... los
faldones de la sotana se abren en un ondulado vuelo que produce el
fru-fru de las ropas delicadas.
- Estoy guapo, ¿verdad, Alvaro?" (89)
Cuando los colegiales llegaban a Roma se producían situaciones
como éstas:
- Oye, me gustaría verte... ¿eres guapo?
- Don Alvaro me tiene secuestrado aquí en mis habitaciones
¿sabes?... No quiere que os vea hasta el sábado, pero yo
no puedo aguantarme más ¿por qué no vienes a
verme? ¿En qué habitación estás?
Confuso acepta el fuerte abrazo contra su pecho del Padre y los besos
que éste reparte en su frente.
- Jamás dirás a nadie de este encuentro que será
siempre un secreto entre tú y yo ¿me lo prometes?
Mientras se deja acariciar los cabellos por las manos del Padre que lo
aprieta contra su pecho y lo besa tiernamente en las mejillas".
El tono de voz del Padre se va haciendo cada vez más
íntimo y emotivo. Toma las manos a Luis, lo acerca a su pecho y
susurra en su oído:
- ¿Me quieres hijo?
- Si Padre.
- Pero ¿Cuánto me quieres?
- No sé, muchísimo.
Juntos los rostros, ceñidos los pechos, en un total enlace
espiritual - a un tiempo inconsciente y puro - encendidos en la misma
frenética llama de amor a Dios, los dos amantes sellan su
contrato con un beso en las mejillas que se desliza húmedamente
en la piel.
Al Padre le brillan los ojos y un temblor de labios denuncia su
emoción. (90)
No es la única plástica donde Féliz Gracia, que
conoció al Padre, nos narra sus peripecias "amorosas". Este otro
romance que nos describe tiene lugar entre monseñor
Escrivá y un sacerdote:
"Monseñor lo toma de la mano y lo lleva hasta la ventana,
acercándolo a la luz.
- ¡Qué facciones más nobles! ¡Se
dirían esculpidas sobre piedra satinada!
Monseñor levanta la mano y acaricia con delicadeza la
mandíbula del joven sacerdote como si temiera romperla, cual si
fuera un bello objeto de cristal.
Monseñor continúa acariciando con dulzura el terso rostro
de un hijo bien amado.
- Bueno, bueno... - le disculpa el Padre con ojos y labios
húmedos - no tiene importancia. Te perdono si me das otra cosa.
- ¿Otra cosa? ¿Que desea el Padre?
- ¿No lo adivinas? - el Padre sonríe con picardía.
Y añade Ahora que nadie nos ve...
Don Víctor, atribulado, da vueltas a su cabeza discurriendo
inútilmente.
- Me gustaría que me dieras un beso.
Monseñor no puede evitar que una
sombra de arrebol cubra sus
mejillas. El joven sacerdote se aproxima al Padre y, abrazándolo
levemente, lo besa en las mejillas. Luego, apasionadamente, el Padre
devuelve la amorosa caricia humedeciendo con sus labios el cutis terso
y perfumado de su hijo, rozando casi el extremo de sus labios". (91)
Esa inquietud interior, ese desasosiego sexual, lo exterioriza
irremediablemente en su obra escrita y guía espiritual del Opus,
el Camino, del cual vamos a
seleccionar algunas de las máximas y consignas que se refieren,
entre las muchas que se encuentran, a los sentimientos pederastas de
Escrivá:
28 "El matrimonio es para la tropa y no
para el Estado Mayor de Cristo.
En tanto que comer es una exigencia individual, procrear es solamente
una exigencia para la especie, a la que los individuos pueden
sustraerse. ¿Sed de paternidad?... Si sacrificamos el
egoísmo de la carne, dejaríamos hijos, muchos hijos y un
rasgo inefable de la luz.
38 "¿Será cierto, yo no lo creo, yo no deseo creerlo, que
sobre la tierra no hay hombres sino vientres?
367 "El platillo más refinado, el más delicioso a lo
mejor, se transforma en manjar de los puercos, si es comido por un
puerco, para decir las cosas tal como son. Seamos ángeles para
ennoblecer las ideas asimilándolas. Al menos, seamos hombres
para transformar los alimentos en músculos vigorosos y bellos,
tal vez, en cerebro potente...
592 "No olvides que eres... el depósito de basura. Por eso, si
acaso el jardinero divino echa mano de tí y te friega y te
limpia... y te llena de magníficas flores... ni el aroma, ni el
color que embellecen tu fealdad han de ponerte orgulloso.
Humíllate; ¿No sabes que eres el cacharro de los
desperdicios?
743 "Me hablas de morir "heróicamente": ¿No crees que es
más "heroico" morir inadvertido en una buena cama, como un
burgués... pero de mal de amor?
999 "¿Qué cuál es el secreto de la perseverancia?
El amor. Enamórate y no le dejarás.
302 "Tu crucifijo -por cristiano, debieras llevar siempre contigo tu
crucifijo. Y ponerlo sobre tu mesa de trabajo. Y besarlo antes de darte
al descanso y del despertar; y cuando se rebele contra tu alma el pobre
cuerpo, bésalo también.
563 "Gánate el Angel Custodio de aquel a quien quieras traer a
tu apostolado - Es siempre un gran "cómplice"
16 "¿Adocenarte? ¿Tú... del montón?
¡Si has nacido para Caudillo! Entre nosotros no caben los tibios.
Humíllate y Cristo te volverá a encender con fuego de
amor.
22 "Sé recio. Sé viril. Sé hombre. Y
después... Sé ángel.
205 "...Ojalá también vivamos -tú y yo -nuestra...
"Tragedia" de la mantequilla.
121 "Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y
anule la labor salvaje de quienes creen que el hombre es una bestia...
381 "No te importe si dicen que tienes espíritu de cuerpo.
975 "Urge recristianizar las fiestas y costumbres populares... Pide al
Señor que haya quien trabaje en esa labor de urgencia, que
podemos llamar "apostolado de la diversión".
655 "Nunca te habré ponderado con bastante encarecimiento la
importancia de la discreción.
677 "Oro, plata, joyas... tierra, ¡montones de estiércol!
Goces, placeres sensuales, satisfacción de apetitos... como una
bestia, como un mulo, como un cerdo, como un gallo, como un toro.
130 "Quítame, Jesús, esa corteza roñosa de
pobredumbre sensual que recubre mi corazón, para que sienta y
oiga con facilidad los toques del Paráclito en mi alma.
134 "Aunque la carne se vista de seda, carne se queda.
387 "El plano de santidad que nos pide el Señor está
determinado por estos tres puntos: La santa intransigencia, la santa
coacción y la santa desvergüenza.
398 "Una cosa es la santa desvergüenza y otra la frescura laica.
391 "Si tienes la Santa desvergüenza ¿Qué te importa
el "qué dirán o el qué habrán dicho"?
Entre los slogans que lanzaba Escrivá y que se han hecho
clásicos en la Obra en relación a lo apolíneo, se
encuentra el recogido por Le Tourneau que invoca
"¡Libérate de la fealdad del alma y del cuerpo!" (92) El fundador del Opus
estimaba que para una persona normalmente constituida "el tema del sexo
ocupa un cuarto o quinto lugar" y añadía "acostumbraos
también a plantear la lucha en puntos que están lejos de
los muros capitales de la fortaleza". (93)
En la homilía de Navidad de 1970 precisaba: "La castidad- no
simple continencia, sino afirmación decidida de una voluntad
enamorada -es una virtud que mantiene la juventud del amor en cualquier
estado de vida". A veces en la soledad de su reflexión pensaba
en voz alta: "pasó el tiempo, y sucedieron cosas duras,
tremendas, que no os digo porque a mí no me causan pena, pero a
vosotros sí que os entristecerían". (94)
El Marqués de Valdeiglesias al hablar del Opus Dei se
cuestionaba
"¿Persigue fines puramente ultraterrenos o
específicamente humanos? ¿No estará, quizá,
en la mezcla de ambas cosas lo nefando?" (95)
Durante un periplo por tierras hispanoamericanas su biógrafo nos
cuenta la anécdota que sucedió un día de 1974 en
Brasil (96) cuando
"hacía trece años que Rafael Llano no le veía. El
fundador del Opus Dei respondió a su saludo con la
melodía italiana Tímida
é la bocca tua que solía entonarle amablemente en
Roma, mucho tiempo atrás, haciendo alusión a las
dimensiones no pequeñas de la boca de Rafael y de sus hermanos,
casi todos socios de la Obra. Por la tarde le comentaría:
Recuerdo que una vez había mucha gente. Vi a uno y le dije:
Tú eres fulanito. Y me contestó: Sí ¿en
qué me conoce? ¡En la boquita! ¿Te acuerdas?"
Braulia, la hermana pequeña de María Ignacia
García Escobar, contempla al Fundador de la Obra en 1931
"rodeado siempre de chicos jóvenes". (97) Al Padre le gustaba
repetir: "He hablado de mis veinticinco años. Yo tenía
barruntos de
lo que quería el Señor. Hasta los 26 no lo supe.
Quería esta locura, esta locura de cariño, de
unión, de amor..." (98)
Su pasión era famosa entre sus íntimos.
Entre las intimidades más silenciadas de Escrivá se
encuentra su afecto muy especial por Isidoro Zorzano al que profesaba
un amor profundo en todos los sentidos. Isidoro Zorzano había
sido compañero suyo en el Instituto de Logroño en su
pubertad. La simpatía era mutua y recíproca. Cuando
Escrivá se desplaza a Zaragoza deja de frecuentarle, aunque
mantiene algún contacto epistolar. "Deseaba hacerle del Opus
recién nacido. Y un 24 de agosto de 1930, lo encontró, en
Madrid. Isidoro trabajaba en Málaga como ingeniero de
ferrocarriles, había venido dispuesto a hablar con él de
sus inquietudes espirituales..." (99) Zorzano era
íntimo de Escrivá tanto que "durante algún tiempo
fue activamente promovido como candidato a la canonización,
aunque su causa ha sido silenciosamente abandonada, (100) aunque no hay
prácticamente en España nadie que sepa alguna cosa sobre
Isidoro Zorzano". (101)
La biografía sucinta de este muchacho soltero Isidoro Zorzano
nos llega a través de Florentino Pérez Embid que nos
ilustra que era de familia argentina -había nacido en Buenos
Aires el 13 de septiembre de 1902 - que "había de ser uno de los
primeros discípulos del Padre cuando éste fundara su Obra
y que debió compartir sus aspiraciones adolescentes". (102) Por un tiempo fue
director de la Residencia de Ferraz, permaneciendo durante toda la
guerra española en Madrid como ingeniero en las oficinas
centrales de la RENFE, muriendo en 1943, de la denominada enfermedad de
Hodgkins. Escrivá se apresuró a abrir poco tiempo
después de su muerte el proceso para su beatificación,
aunque el tiempo hizo pronto olvidar el amor. "¿Hizo en su vida
algo importante ese hombre? (103)
Murió joven, sin tiempo apenas para realizar ninguna tarea
especialmente notable... fue sobre todo, compañero de
Escrivá".
El epílogo de su vida lo pone Fisac que nos cuenta que "cuando
Isidoro Zorzano tuvo que hospitalizarse, debido a una penosa enfermedad
ganglionar, yo iba todos los domingos a hacerle compañía
y me resultaba gratificante poder hablar con él de mi deseo de
salir de la Obra, del malestar que me ocasionaban los escrúpulos
de mis problemas sexuales, que él comprendía; cuando
murió Isidoro, el Padre Escrivá reaccionó de una
manera muy extraña, como con miedo, y dejó que Eduardo
Alastrue y yo le amortajáramos sin intervenir para nada". (104)
Aquí resaltaremos la necrofobia de Escrivá que nunca
asiste a
entierros, ni reza por los difuntos, ni acostumbra a ir a funerales,
posiblemente porque un miembro muerto ya carece para él de todo
interés.
Tal era su grado de obsesión que "Escrivá llegó a
escribir que los numerarios ejecutivos no deberían tener
secretarias, sino secretarios", (105)
pues un gran tema de la vida de esos numerarios lo constituye el voto
de castidad en su doble aspecto de represión sexual y
afectiva... Pocos asuntos han merecido tal cantidad de notas y avisos
de Roma. Desde las fórmulas para que los miembros de las
secciones masculina y femenina no se traten, con la doble cerradura en
los edificios y el teléfono interior para la conversación
que "debe ceñirse a las necesidades de la
administración", hasta la casuística sobre cómo no
aceptar estar solo en una habitación con personas de otro sexo,
ni comer con ellas, ni mucho menos pasear o viajar con ellas. (106) La hipótesis
de Escrivá era tratar de negar la existencia del otro sexo.
Cuando en 1946 Escrivá se instala en Roma encontró en
Alvaro del Portillo -hoy sucesor, Prelado del Opus Dei y Obispo - "un
colaborador y un cómplice en todo momento. Sinuoso y
adaptable... sus relaciones con Escrivá fueron muy estrechas.
Hasta se puede decir que Alvaro del Portillo camina sobre las pisadas
de Escrivá". (107)
Cómo gustaba a Escrivá enfatizar: "¡Pues sí!
¡Nos queremos! Sí, señor. ¡Nos queremos y es
el mejor piropo que nos pueden decir! O de forma más castiza
cuando insistía que "los pecados del hombre se resumen en un
palmo. El palmo que va del bolsillo a la bragueta". (108)
Es fama, por ejemplo, que no se ve en el Instituto con buenos ojos el
ingreso de personas notoriamente feas (109) y que en los
oratorios e Iglesias del Opus Dei no faltan nunca representaciones
pictóricas y escultóricas de los ángeles y
arcángeles, jóvenes bellísimos que aparecen
triunfantes dando muerte con su espada a hombrones sudorosos y carnales
en cuyos ojos brilla el fuego de la concupiscencia. (110) Eros, lascivos,
seductores.
Ah, un detalle: Escrivá en cierta correspondencia firmaba como
"Mariano".
REFERENCIAS
73. Bernal, p 65.
74. Ibid, p 90.
75. Walsh, p 26
76. Bernal, p 26.
77. Ibid, p 62.
78. Moreno, "La otra cara del Opus Dei", p 98.
79. Ibid, p 30.
80. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 141.
81. Ibid, p 141.
82. Magaña, pp 16-17.
83. Carandell, op cit.
84. Thierry, Jean Jacques, "L' Opus Dei, mythe et realité", pp
20-21.
85. Walsh, p 39.
86. Gracia, "En el nombre del padre", p 9.
87. Ibid, p 12.
88. Ibid, p 15.
89. Ibid, p 17.
90. Ibid, pp 28, 31, 34.
91. Ibid, pp 204-209.
92. Le Tourneau, p 57.
93. Ibid, p 143.
94. Bernal, p 60.
95. Poncela, p 205.
96. Bernal, p 155.
97. Ibid, p 169.
98. Ibid, p 170.
99. Ibid, p 145.
100. Walsh, p 43.
101. Le Vaillant, p 15.
102. Carandell, p 145.
103. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 130.
104. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 145.
105. Ibid, p 158.
106. Ibid, p 157.
107. Le Vaillant, pp 57-58.
108. Carandell, p 100.
109. Ibid, p 56.
110. Ibid.
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
6. Escrivá y las mujeres
No es un secreto para
nadie que Escrivá es "antifeminista". (111) En vida dejaba
constancia incluso por escrito que en "el Opus Dei no habría
mujeres ni de broma", (112)
aunque le conviene en un momento determinado cambiar de estrategia y
fue así como el 14 de febrero de 1930 instituyó la rama
femenina que una vez constituida la abandonarían todas la
mujeres y "esta deserción significó un rudo golpe para
Escrivá que acentuaría su carácter
misógino". (113)
En Camino expuso sus ideas
sobre el valor y el papel de la mujer,
relegado a niveles secundarios, auxiliares, segregacionistas y
discriminatorios. No hay duda de que las mujeres reciben un trato
injusto por parte del Fundador del Opus Dei y que su libro de cabecera
está lleno de citas y apostillas que no dejan lugar a
confusión sobre el concepto que de la mujer tenía
Escrivá. Podemos leer en Camino
"Ellas no hace falta que sean
sabias: Basta que sean discretas" -946 - "insinuando que la
discreción les parecerá una virtud lo bastante
difícil de conseguir". (114)
En la nueva constitución de la Obra no se contempla que las
mujeres lleguen a puestos de elevada responsabilidad. Los miembros
femeninos deben asumir tareas tales como trabajar en librerías y
bibliotecas, alentar a otras mujeres en la modestia, educar a las
chicas en escuela de un solo sexo y preparar a sirvientas para el
trabajo doméstico, oficio y dedicación principal y
predominante de las mujeres del Opus Dei, que deben también
limpiar y cuidar de los templos y capillas y que se las debe utilizar
en misiones de apostolado como gancho para reclutar mano de obra barata
o económica creando siervas y criadas donde poder obtener la
"santidad" al servicio de sus ditirambos.
Escrivá no se ruborizaba cuando decía que los hombres no
duermen en tablas porque después de un día de trabajo
intenso necesitaban descansar. (115)
Por lo visto, al contrario que las mujeres "no
debían poner su cuerpo en vereda".
La fundación de la rama femenina del Opus Dei es también,
no podía ser de otra forma, de inspiración divina y pese
a su inicial y férrea oposición a la integración
inicial de la mujer en la obra de Dios; cuenta María del Carmen
Tapia como estando en 1930 diciendo misa el padre Escrivá en el
oratorio privado del Sol Casanova, una marquesa madrileña, Dios
le inspiró durante la celebración el nuevo rumbo, pues
manifestó "yo no os quería, os tenía miedo.
Empecé la misa sin saber nada y acabé sabiéndolo
todo". (116)
La creación de esa sección femenina se hacía para
cumplir el deseo inicial de Escrivá de que las mujeres fueran
"la inyección intravenosa en el torrente circulatorio de la
sociedad" pues seguía considerando que "el estado habitual de
una supernumeraria casada era el embarazo". (117) Teoría recogida
y expuesta por el sacerdote del Opus Jesús Urteaga que en su
libro Dios y los niños
escribía el desprecio a la mujer y
la convicción de que ella es objeto de impureza: "si vosotras no
tenéis hijos, terminaréis teniendo perros" o "las mujeres
se salvarán teniendo hijos". (118)
Toda una teoría de caridad cristiana y amor al prójimo.
La visión de lo femenino en la Obra se puede resumir en "que las
mujeres tienen la culpa de 80% de las infidelidades de los maridos
porque no saben conquistarlos cada día" y aconseja que "la mujer
casada tiene que ocuparse primero del hogar; recuerdo una copla de mi
tierra que dice "la mujer que por la Iglesia deja el puchero quemar,
tiene la mitad de ángel, de diablo la otra mitad". A mí
me parece enteramente un diablo". (119)
REFERENCIAS
111. Artigues, p 122.
112. Le Tourneau, p 11.
113. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 14.
114. Walsh, p 118.
115. Diario "El País" (01 mayo 1988), p 9.
116. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 104.
117. Ibid, p 126.
118. Le Vaillant, pp 29-30.
119. Carandell, p 103.
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II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
7. Escrivá y los siete pecados
capitales
El primer pecado
capital es la soberbia, ese orgullo desmedido que conlleva un exceso de
falsa magnificencia, de boato y de pompa innecesaria. Es la altivez
despreciativa una nota sobresaliente a los soberbios con grandes dosis
de arrogancia.
Escrivá de Balaguer era un soberbio nato y sin
escrúpulos. La soberbia la llevaba inoculada en su sangre y en
sus vísceras. Así, cuando el Conde de Barcelona, Don Juan
de Borbón, padre del actual rey de España, visitó
a Escrivá de Balaguer en su residencia romana, el fundador del
Opus le acompañó como solía hacerlo con los
visitantes ilustres, a recorrer la casa. "Cuando entró la
comitiva en la espléndida basílica, Escrivá se
acercó al coro de madera noble tallada y sentándose en el
sillón que le está reservado, y que parece algo
más adelantado que los demás, empezó a explicar a
D. Juan de Borbón que él se sentaba todos los días
ahí y hablaba con Dios de esta manera: - Señor,
Josemaría ha hecho mucho por la Iglesia". (120) La escena nos recuerda
a una parábola de los Evangelios escenificada.
Su vanidad y su soberbia le llevan el día del fallecimiento de
su madre a llamar el día 22 de abril de 1941 al Gobernador Civil
de Lérida al que tutea:
- Oye, Juan Antonio, se ha muerto mi madre. ¿Cómo
podría llegar pronto a Madrid?
- Ahora va el coche mío con el chófer. (121)
Los restos de su madre reposan en la cripta del oratorio de Santa
María de la Paz, en la casa central del Opus Dei, en la calle
Diego de León de Madrid, junto con los hermanos de José
María, pues los miembros de la familia Escrivá no
podían mezclar sus restos mortales con los muertos que yacen en
los cementerios municipales, ni en ninguna sacramental. En la cripta
especial y con privilegio, pinturas al óleo regias y con aires
aristocráticos donde están plasmados no sólo el
Padre, sino sus antepasados, "auténticos alardes de grandeza
para una familia de procedencia sencilla". (122) ¿A qué
todo eso? ¿Acaso hay que seguir llamándolo pobreza?
Incluso para la designación de su cargo como Prelado de la Obra
lo quiso vitalicio, circunstancia verdaderamente excepcional en las
instituciones de la Iglesia donde sólo el "papa negro", el
prepósito general de los jesuitas, goza de tal privilegio.
Como dice el premio Nobel de Literatura español, Camilo
José Cela, "el mismo nombre de la sociedad, Opus Dei, ya
encierra demasiada soberbia: Obra de Dios, así, con
mayúscula, es una estrella que brilla en el firmamento, o una
puesta de sol, o un pájaro que vuela, o una mujer hermosa. Pero
una sociedad hecha por los hombres, por nobles que sean sus fines, no
es Obra de Dios, sino de los hombres; recuerde aquello del libre
albedrío". (123)
Claro que el soberbio Escrivá no se recataba en decir: "Papas he
conocido varios, obispos conocéis todos un montón, pero
fundador sólo uno y Dios os pedirá cuenta de haber vivido
en la época del Padre", tales eran las palabras que
monseñor en el curso de una meditación dirigida a un
grupo de "hijos" suyos en Londres en 1962. Argumento que repite en
privado: "Mira, Alvaro. Obispos los he conocido como borregos,
cardenales a montones, Papas como media docena... pero fundadores del
Opus Dei sólo hay uno. Y ese soy yo". (124) Era la soberbia en
persona.
Como decía una antigua adepta a la Obra: No creo posible que la
santidad Monseñor pueda basarse precisamente en la sencillez o
en la humildad. A modo de ejemplo: monseñores en la Obra
había varios; es un título honorífico que en la
Curia romana abunda mucho; lo eran, entre otros, Alvaro del Portillo -
después obispo -, Salvador Canals y varios más. Pero este
dato se ha preferido ignorar hasta que monseñor Escrivá
ha muerto. Viviendo él, sólo de él debía
hablarse. Tampoco en la Obra, ningún sacerdote es Padre,
sólo lo es monseñor Escrivá.
También es sintomático el hecho de que monseñor
Escrivá jamás asistiera, en los muchos años de su
estancia en Roma, a los funerales de ningún cardenal, ni de
ninguna personalidad. "El sólo recibe en casa", se solía
argumentar. (125)
Su falsa modestia viene reflejada en la siguiente anécdota
cuando un sacerdote navarro, el padre Iribarren, que le visitaba hacia
1935 en la residencia de Ferraz, cuenta lo mucho que le costó ya
que le recibiera. "Repetidas veces tuvo que anunciarse y, finalmente,
viendo que no salía, le dijo al muchacho que le abrió la
puerta: "Dígale que aquí hay un cura que no se marcha sin
verle". Salió por fin don Josemaría y le
abrazó
diciéndole: "¡Hombre! ¡Cuánto lo siento! Me
ponen un muro, no me dejan salir". (126) El muro era él
mismo.
Por eso, antes de partir a Roma donde fijaría su residencia
desde 1946 argumentaba a sus más inmediatos: "venir a hablar
conmigo -aprovechaos ahora - que dentro de poco ya no lo podréis
hacer, porque instalaremos una gran mansión en la misma Roma,
junto al Vaticano - desde donde gobernaremos el mundo- todo ello con
dinero de cada Estado y en edificios oficiales de cada uno de ellos,
porque serán los mismos gobernantes los que nos lo
pedirán... yo me instalaré allí y ya no
podréis hablar conmigo... Aprovechaos ahora". (127)
El, de sí mismo, le gustaba repetir que "la gracia de Dios le
acompañaba", (128) afirmación
teológicamente soberbia. Será quizá por ello que
comienza a acaparar títulos y distinciones. Un día lo
será todo a la vez: cura, doctor, monseñor, prelado,
marqués, anhelante de prebendas, honores y condecoraciones puede
ser que para prenderlas en la sonata. Muchos socios de la Obra no han
podido todavía recuperarse de los efectos negativos del
"affaire" de marquesado. "Un hombre todo espiritualidad, (129) que reniega de las
pompas y vanidades ¿cómo puede buscar, en la segunda
mitad del siglo XX el oropel de un título de nobleza?". Claro
que lo que se calla y se silencia en la Obra es que el 22 de abril de
1947 Escrivá, luego de dar una fuerte suma de dinero como
limosna para obras pontificias fue nombrado "prelado doméstico
de Su Santidad" cargo honorífico que daba derecho al
título de monseñor (130) y que tal y mediante
esta nueva forma de simonía se producían las coordenadas
de causa a efecto.
Por otra parte, su secretario Antonio Pérez nos informa: "El
Padre Escrivá no solía ir a reuniones en las que no
quedara claro de antemano que él iba a ser la persona más
importante. Por eso iba a tan pocas. Pero una tarde le invitó
Ruiz Giménez a una recepción en la Embajada
Española y al llegar, le saludo con un "¿Cómo
está usted, padre Escrivá?". Escrivá se dió
media vuelta y se marchó. Luego nos explicaba Alvaro del
Portillo que aquella no era manera de tratarle. Ruiz Giménez le
hubiera podido decir Padre o monseñor Escrivá, pero no
"padre Escrivá". (131)
Su vanidad se halagaba al ver la trepa de muchos de sus "hijos", y ello
"se convirtió en un componente de su creciente
megalomanía"... Sólo tenía un rato para los
importantes. "A tí un beso, por ser director general, a
tí dos por ser subsecretario" les dijo a González
Valdés y a García Moncó, altos cargos entonces del
Ministerio de Comercio.
La cosa llegó a tanto que Escrivá impuso (132) como ritual
añadido a la liturgia interna sobre el Padre, enriquecida en el
Congreso General del Opus Dei de 1956, el rodillazo que se había
de dar en su presencia. Escrivá exigía que se hiciera
ante él la genuflexión, reverencia que en la Iglesia
sólo se practica ante el Papa y que sentaba precedente en la
Iglesia Católica en la que ningún héroe ni
santo de la Santa Madre Iglesia ha exigido en vida semejante acto de
postración.
Incluso "el Padre les cuenta ahora que el día que se escriba la
historia de la Obra se hará de rodillas". (133) Y eso que el mundo
eclesiástico romano, con sus intrigas y prepotencias
impresionó profundamente a Escrivá, que aseguraba a sus
hijos que había que tener fe en la Iglesia "a pesar de los
pesares".
A tales cotas llegaba la soberbia que nos cuenta Moncada que "a Lucho
Sánchez Moreno, un peruano numerario que había trabajado
conmigo en la secretaría general y que resultó ser el
primer Obispo del Opus, al verle yo me acerqué a saludarle y muy
sinceramente le besé el anillo pastoral. Al Padre aquello le
sentó muy mal porque, en casa sólo se le besa la mano al
Padre". (134)
La distinción honorífica coincide con la
exacerbación del culto a la personalidad de Escrivá.
Monseñor se autonombró Gran Canciller, título
tradicional de la educación superior eclesiástica de la
Universidad de Navarra en 1960, circunstancia que revalidó con
el mismo nombramiento en la Universidad de Piura en el Perú,
aunque como cuenta en la revista Area
Crítica, una vinculada a
la Obra, "Escrivá de Balaguer era todo lo contrario a lo que
puede ser un líder popular con ganchos, torpe de palabra, sin
grandes cosas que decir y con chascarrillos baratos de cura de pueblo;
toda su actuación pública se fundamentaba en el culto
artificial a la personalidad" (135)
o como le retrata su propio secretario al decir (136) que " el zafarrancho
externo coincide también con el conocido debilitamiento de la
lucidez mental de Escrivá, embarcado ya en una
megalomanía fomentada por sus fieles, cuyo episodio
público más desgraciado podría ser la
obtención de un marquesado para el Padre, el de Peralta".
El jesuita Walsh apunta que sea cual fuere la explicación,
solicitar el restablecimiento o la consecución de un
título nobiliario parecía impropio de alguien cuya
humildad se encuentra entre las virtudes que sus partidarios enumeran
mientras sigue su curso la causa de canonización. Especialmente
a la luz de la máxima 677 de su tratado espiritual Camino:
"Honores, distinciones, títulos..., cosas de aire, hinchazones
de soberbia, mentiras, nada".
Asimismo resulta algo extraño, a la luz de esa máxima,
haber reunido también una cantidad de otras condecoraciones
españolas, tales como la Gran Cruz de San Raimundo de
Peñafort, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, la Gran Cruz de
Isabel la Católica, y otras, así como también
diversas medallas de oro.
No sólo era soberbio, sino halagador y demagógico,
maestro en buscar golpes de efecto como en aquella ocasión que
declamaba: "¡Cuándo yo muera...!" y la multitud
viéndose a pique de perder a quien era su sostén y apoyo,
lanzó un tremendo alarido: - ¡NOOOOOOO!.
"¡Cuándo yo muera -repitió el Padre ante el
sollozante gentío que le escuchaba - mandaré que
arranquen mi corazón y lo entierren en el campus de esta
Universidad!"(137)
Soberbio y altanero como lo evidencia (138) cuando el Padre Arrupe
asumió las responsabilidades del cargo general de la
Compañía de Jesús, escribió una carta a
cada uno de los prepósitos de las Ordenes y Congregaciones
religiosas e institutos seculares anunciándoles su
intención de visitarles personalmente. Era esta una muestra del
espíritu fraternal que el Padre Arrupe traía a la
Compañía. Los prepósitos, unánimemente, se
apresuraron a contestar que no era el general de los jesuitas quien
debía visitarles a ellos, sino ellos los que estaban llamados a
acudir humildemente ante el general de los jesuitas. "No vengáis
vos hacia nos. Somos nos quienes vamos hacia vos". En este toma y daca
de cortesía vaticana se hizo patente el deseo de todos de
inaugurar una nueva etapa de la historia de las relaciones, entre las
órdenes y congregaciones. Pero hubo una excepción; el
Prelado General del Opus Dei, don Josemaría Escrivá de
Balaguer, no contestó, así se dice, a la carta del padre
Arrupe. No se arredró por ello el dinámico jesuita, ni su
humildad y nueva disposición eran tan pasajeras que no pudieran
resistir esta prueba. Telefoneó personalmente a Bruno Buozzi 73,
la suntuosa residencia de monseñor Escrivá de Balaguer en
Roma. Fuentes fidedignas informan que el padre Arrupe llamó a
monseñor hasta cinco veces y las cinco se le contestó que
"el Padre" no estaba en casa.
Tampoco "el Padre" tiene por costumbre contestar las cartas y menos las
que le dirigen "sus hijos".
El periodista Luis Carandell solicitó ser recibido en audiencia
por Escrivá; a través de Ayesta en Madrid recibió
la respuesta de que "monseñor Escrivá no juzgaba que su
persona fuera lo suficientemente importante como para ser objeto de una
especial atención. Que no obstante, llegado el momento
tendría sumo gusto en recibirle" y preguntado Ayesta sobre el
plazo prudencial en que podría tener lugar la entrevista
éste le dijo que dentro de unos "tres años"
añadiendo la frase "delante de tí hay sesenta periodistas
esperando; muchos de ellos extranjeros". La entrevista ni la audiencia
se concederían nunca.
A pesar de que su formación teológica era - según
sus compañeros de estudios - la de un mediocre alumno de
seminario conciliar, le gustaba decir "soy tan docto de la Iglesia como
el Papa", en el contexto de una ambición desmedida y loca.
Para él, sólo lo mejor era suficiente. Su capilla privada
era opulenta y su cerco de inaccesibilidad era "parte del juego, parte
del mito que cuidadosa y conscientemente se empezaba a construir a su
alrededor." (139)
Era un hombre importante y ocupado, que proyectaba una imagen de
vanidad
y de vacío interior y exterior, sólo cubierto por su
síndrome soberbio como queriendo permanentemente ocultar un mal
disimulado complejo de inferioridad y de resentimiento.
Su conocimiento de leyes y teología era escaso y parvo lo que no
le impidió ser, atraído por su soberbia, miembro de la
Pontificia Academia de Teología y Consultor de la Sagrada
Congregación de Seminarios y Universidades, miembro de la
Comisión Pontificia para la Auténtica
Interpretación del Derecho Canónico, y de las
Universidades del Opus, como ya hemos apuntado, Gran Canciller. Y es
que era de la opinión que el dinero todo lo puede, como poderoso
caballero, porque todo tiene, en la mentalidad de Escrivá su
precio y su resistencia.
Tenía un regusto por la grandeza para olvidarse de sus propias
miserias. Su pasión por la ostentación contrasta con sus
protestas de humildad.
En vida decidió e hizo cumplir que cada vez que llegara a
España le fueran a esperar, junto a las autoridades de la Obra,
todos los ministros de Franco que pertenecieran a la misma. Era un
placer que halagaba su jactancia.
Si Escrivá por una parte era un soberbio contumaz,
también estaba poseído por la avaricia, por un
afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas.
Era un gran materialista, avariento e insaciable. Y eso lo sabe todo el
mundo viendo las propiedades del Opus Dei, aunque traten de camuflarlas
a través de personas interpuestas, de fiduciarios selectos.
Monseñor quería el dominio de todo, la posesión de
cuanto más, mejor.
Ese disimulo para la pertenencia lo manifestó desde sus primeros
tiempos cuando ya abrió la academia DYA en 1928 - "oficialmente
abreviación de 'Derecho y Arquitectura', carreras favoritas del
fundador y en realidad 'Dios y Audacia' en el lenguaje secreto de
los socios de la Obra - ya estaba registrada legalmente a nombre de
segundas, terceras y cuartas personas. Nadie, legalmente podría
decir que aquella escuela de futuros dirigentes de la
Organización, era propiedad de Escrivá". (140)
Si para él lo quería todo, para los demás su
consejo era "llevarlos cortos de dinero, y que aprendan a usarlo,
aunque concretaba - es mejor que lo manejen cuando se lo ganen, (141) la cita
está tomada de su biógrafo oficial.
Su tesón por las ganancias le lleva ya desde muy jovencito,
cuando llega como sacerdote a la capital de España, a hacerse
"asesor espiritual de damas de alcurnia". (142) Más tarde, ya
al final, hace varios años, el presupuesto de Torreciudad
según estimaciones lo aproximaban a los dos mil millones de
pesetas...
No quería desperdiciar ocasión ni oportunidad y cuando el
generalísimo Franco asume la educación y formación
del entonces príncipe Juan Carlos, Escrivá está
atento a ello y consigue participar desde sus comienzos en el entorno
didáctico del principito para sacar la mejor tajada en el
futuro. "En el verano del 47 - cuenta Antonio Pérez - yo estaba
en Molinoviejo, la casa de ejercicios de la Obra, cerca de Segovia. Una
tarde apareció por allí Carrero Blanco que fue recibido
por el Padre y un rato después llegó Eugenio Vegas
Latapié, acompañado por Rafael Calvo Serer. Yo entonces
no sabía nada de lo que se tramaba aunque Eugenio Vegas, que
había sido Letrado del Consejo de Estado, al enterarse de que yo
también lo era, empezó a conversar conmigo. Luego supe
que aquella fue la primera reunión entre, representantes de Don
Juan y Franco, acerca de la educación del Príncipe".
Escrivá estaba a favor de que después de Franco reinara
en España don Juan de Borbón, al que tuvo ocasión
de tratar en Roma. En el equipo de educadores del príncipe
estaban bastantes numerarios y entre ellos destaca Angel López
Amo, que moriría en un accidente en los Estados Unidos en 1957 o
también Federico Suárez. (143)
Hablando de "los del Opus", el escritor Francisco Umbral (144) publicaba un
artículo en la prensa diaria en el que reflexionaba que "a uno
se le hace difícil creer que monseñor Escrivá
fuese capaz de planear todo esto, dado el carácter silvano y
ágrafo de su apostolado. El "Madrid" de Calvo Serer ensaya un
antifranquismo que dispara no sabemos desde donde ni en nombre de
qué. El Opus ha vuelto a lo suyo, de donde nunca debiera haber
salido: el apostolado monetarista. Y mucho valium para los disidentes.
La Basílica del Opus (arquitectónicamente inaceptable)
que hoy se levanta en Barbastro, es la respuesta de Escrivá a
las humillaciones que sufrió en su pueblo".
No hay que olvidar que aunque en sus primeros tiempos en Madrid
eligió a jesuitas como directores espirituales, más tarde
se volvería contra ellos, por considerarlos un obstáculo
en su carrera hacia la avaricia. Escrivá empezó a
desarrollar entonces una mentalidad de que el fin justifica los medios
y predica una y otra vez que la limosna cubre la muchedumbre de los
pecados (145)
animando a los socios a dar sablazos continuos. Con este motivo se
organiza la operación Colegio Romano en la que se expiden
títulos de cooperador a quienes dan dinero y en la que toda la
maquinaria administrativa de la Obra se pone al servicio de la
recaudación.
Recuerda Miguel Fisac (146)
que en la operación de la compra del palacete de Bruno Buozzi
colaboró algo con Alvaro del Portillo. Y a continuación
hizo los bocetos de la ampliación de la zona posterior de
servicio del palacio. Pero chocó con las ideas e imposiciones
arquitectónicas del padre Escrivá: decoraciones
ampulosas, con mármoles y lujosa ornamentación.
Era sabido por todos que el propio Escrivá, para obtener
beneficios y amasar dinero, estimulaba el tráfico de
influencias, encargando gestiones concretas cerca de comerciantes
amigos a los que se prometía contactos en los ministerios
desempeñados por gentes de la Obra. (147)
Escrivá había encumbrado al altar al becerro de oro, lo
adoraba como Aarón, el hermano de Moisés, quería
ser el sumo sacerdote donde la opulencia y la riqueza fueran los
valores supremos.
Creó el hábito del "óbolo al Padre" como otrora
fuera el de San Pedro. "El tema de los regalos al Padre se fue
convirtiendo en obsesivo - cuenta Antonio Pérez, secretario de
Escrivá -. Se iba poniendo de moda que cada visita de un
conciliario a Roma significaba la obligación de un óbolo
al Padre en forma de dinero o regalos de importancia.
"Cuando se logró para el Padre - a petición propia -la
Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, yo, en el primer viaje
que hice, le llevé una normal, de plata sobredorada y esmaltes,
que fue recibida casi como una ofensa. Poco después supe que
Alvaro había encargado otra con brillantes". (148) El culto a
Mamón era uno de los perfiles característicos de la
personalidad de Escrivá.
Para Yvon Le Vaillant, tal vez no apeteciera sólo el marquesado
de Peralta por simple preocupación de gloria nobiliaria pero "no
es tanto la nobleza cuanto la tesorería y la posesión de
una red internacional de infiltración". (149) De nuevo la
tesorería emerge en las fibras de monseñor.
Camino, que pretende estar en
una línea religiosa de lo mas
tradicional, tiende a formar burgueses que buscan influir en el mundo a
través de éxito material. (150) Presenta a un mismo
tiempo un cristianismo de Cruzada típicamente español y
a un cristianismo eficaz adaptado a la burguesía de negocios.
Buscaba el dinero, la riqueza y el poder por todos los medios
financieros a su alcance, incluida la política, objetivo
secundario pero indispensable para el primero, la hegemonía
financiera, aunque cínica y farisaicamente en una entrevista
decía que "si se diera alguna vez una intromisión del
Opus Dei en la política, el primer enemigo de la Obra
sería yo", y a lo mejor lo era de la auténtica y genuina
obra de Dios.
Con la misma hipocresía que hoy entre los argumentos para que
monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer y
Albás, Marqués de Peralta, sea declarado oficialmente por
la Iglesia santo "en base a sus muchas virtudes, entre ellas su pobreza
y humildad", (151)
no es para sonreír, sino para soltar la gran carcajada universal.
Escrivá se jactaba de conocer bien con algunos de sus hombres
los vericuetos laberínticos de los pasillos y las estancias
vaticanas y se "ufanaba de haber hecho algunas trampillas
burocráticas para el mejor fin de sus planes. La última
firma de Pío XII se consiguió literalmente en su lecho de
muerte. Parece que incluso el documento original conserva las huellas
de esa circunstancia". (152) No es de extrañar, cuando la
enseñanza que impartía monseñor era que "tenemos
que ser pillos y además de pillos, audaces".
El periodista Mario Rodríguez Aragón declaraba (153) que "no creía
en la pobreza de los que viven en la opulencia, en el apostolado de
aquellos que andan a la conquista de bienes materiales", al referirse a
Escrivá y su Obra.
Claro que la antología del disparate fue pronunciada por el
avaro Escrivá cuando dijo sin sonrojo: "la riqueza del Opus es
su pobreza". (154)
Sobre la lujuria ya hemos hecho alusión al referirnos al sentido
carnal y lascivo del Fundador del Opus Dei. Era lujurioso por, ese
deseo irrefrenable y no reprimido de los deleites carnales prohibidos.
"Yo uso Atkinsons, la colonia inglesa... huele, huele", (155) siseaba a veces a
alguno de los miembros de su círculo interior. El Dr. Donato
Fuejo Lago, especialista de pulmón y corazón de Madrid,
opinaba (156)
que Escrivá "y toda su acción visible me parecen cursis y
ridículas, y no hay nada que me produzca más
repulsión que la cursilería".
Monseñor era en su juventud presumido y mundano y según
el padre Hugo, coetáneo de su época de seminarista,
marchaba siempre "un poquito separado de la fila" como si no quisiera
confundirse con los demás. Para don Luis Borraz, el vicario
general de la diócesis, era un "vanidosillo". Para otro
compañero era "muy presumido", incluso de seminarista, "llevaba
siempre el bonete ladeado".
El jesuita padre Llanos (157)
fue invitado con motivo de un viaje a Roma a visitar la fastuosa villa
donde residía monseñor Escrivá. Le hicieron pasar
a una sala y tras una breve espera apareció en la puerta el
fundador del Opus Dei con los brazos tendidos hacia delante, como
solía, en santo ademán. Pensó sin duda Llanos que
Escrivá iba a abrazarle, pero aquí viene lo significativo
del episodio -cuál no sería su sorpresa cuando el prelado
general del Opus Dei se adelantó hacia él con paso vivo y
postrándose a las plantas del jesuita comenzó a mascullar
con voz de profunda emoción: "¡Soy un pecador! ¡Soy
un pecador! Padre Llanos ¡soy un pecador!".
No era amante de la música clásica; por el contrario se
deleitaba con los cuplés de Conchita Piquer.
Su afición por los "jóvenes guapos", por el refinamiento
afeminado y por la concupiscencia, no son secreto para nadie aunque
sobre el particular se guarda con celoso sigilo. Para Vladimir
Felzmann, inglés de origen checo y socio de la Obra desde 1952
que llegó a ser sacerdote, (158) "el fundador...
podría ser duro como el hielo y tierno como cualquier madre".
Sobre su ira son muchas las anécdotas, los episodios, las
escenas protagonizadas por Escrivá. A veces se comportaba como
si la furia de los elementos se hubiera desatado, con una
indignación y un enojo, por cosas banales y sin importancia. Su
carácter a veces se agriaba y entraba en fases coléricas,
en irritaciones "bíblicas".
Tenía los rasgos de "ingenio y violencia de carácter
propios de un aragonés". (159)
Su propio secretario, Antonio Pérez, narra que "el Padre en
presencia de chicos jóvenes de la Obra me echó una gran
bronca, como si yo hubiera sido el culpable de que fuera elegido
Montini. En el fondo se desahogó conmigo de su
frustración y puso verde a Montini, acusándole de
masón y de otras lindezas. Estaba muy excitado y previno que
todos los que habían cooperado en esa elección se iban a
condenar al infierno". (160)
Para una antigua numeraria
(161) "esa manera de ser y de actuar en la Obra es
consecuencia unida de los enfados del Padre, y de sus enérgicas
reprimendas. Unas las hemos vivido y de otras nos han hablado para que
aprendiéramos más".
Un cercano colaborador (162)
nos recuerda que le "impresionó la violencia con que
Escrivá abominaba en mi presencia de un sacerdote secularizado,
que había ocupado una posición directiva en la obra:
"¡Ya le he mandado por notario dos excomuniones!" Podría
decirse que es encantador, grato y persuasivo cuando se está a
su favor e intolerante, intratable y grosero (163) cuando no se aceptan
sus criterios.
Cuando tenía que reprender a alguien "lo hacía con
energía". (164)
Su temperamento se agriaba en esos trances, sus arrebatos de ira se
hacían más frecuentes y la gente que le rodeaba, incluso
la más cercana y leal, pasaba más de un mal rato en tales
lances. (165)
Era insoportable... Tenía lo que suele llamarse "bruscas y
violentas cóleras (166)
en las que monseñor pierde los estribos y empieza a gritar".
Solía decir cuando estaba enfadado: "para el que abandone el
Opus Dei no doy diez céntimos por su alma".
A una asociada (167) que
estuvo durante largo tiempo en el Instituto desempeñando
misiones de alguna importancia y que luego salió, la
llamó a Roma y según ella misma la increpó
duramente diciéndole: "¡La Magdalena era una pecadora pero
tú eres una corruptora!" y la amenazó afirmando que "si
se filtra algo de lo que tú has visto en la Obra, yo haré
publicar un editorial contra tí en todos los periódicos
del mundo."
La cólera de monseñor es sagrada. En una ocasión (168) el Padre
Escrivá asistía a una comida con seis u ocho
personalidades altamente representativas de los movimientos
católicos españoles. Se produjo en un momento dado una
discusión de escasa importancia entre monseñor y alguno
de los comensales. El Padre fue acalorándose y cuando se
demostró que era él quien tenía razón en la
disputa miró de frente a su oponente y, en un gesto que debe
considerarse sin precedentes, le sacó la lengua, dejando a los
comensales mudos de asombro y desolación.
Después de las iras epilépticas de Escrivá,
utilizaba otros medios contra sus contrincantes y tenía un
"habitual sistema de difamación". (169)
El cuadro de su acendrada personalidad quedaría incompleto sin
hablar de la gula, de esa falta de comedimiento en el comer y en el
beber, de ese apetito exagerado por los manjares del gusto, por esa
glotonería manifiesta.
Era un exquisito. "El Padre solía beber agua de Solares, pero
después de hablarse de aquel fraude que se corrió sobre
dicha agua, al Padre le llevan con él a donde vaya agua mineral
francesa, que ha sustituido definitivamente a la anterior. Para
él y a las casas que visita -continúa el testimonio de la
asociada (170) -se
traslada cada vez todo un equipo de personas especializadas que son las
encargadas de servirle (comedor, cocina, planchado, limpieza, etc.) a
él y sólo a él. Yo he tenido que dar por
inservible un colchón para el Padre, expresamente comprado para
él y sin estrenar, porque le faltaban tres centímetros de
ancho de las medidas establecidas y hubo que sustituirlo por otro
nuevo. A América se han mandado melones en avión
expresamente para el Padre, porque al Padre le gustan y allí no
los hay.
Aparentemente era austero en las comidas "aunque se ingeniaba para
ocultar esa austeridad cuando teníamos invitados". (171) Su dieta de
diabético le hacía sufrir porque le encantaba comer y
beber bien. (172)
En las casas por donde iba se extremaban las atenciones.
Había frutas. Muchas naranjas, aunque no fuese la
estación, por si el Padre pedía un jugo, docenas de cajas
de bombones por si le apetecía uno, cajas de vino de marca "que
si sois discretas y pillas me serviréis en jarra". El
perfeccionismo doméstico debía llegar al máximo
con el Padre quien a veces echaba las correspondientes broncas. En una
ocasión pidió la séptima tortilla porque las seis
anteriores no estaban a su gusto.
María del Carmen Tapia comentó que todo aquello con lo
que Escrivá de Balaguer comía, o de lo que comía,
tenía que ser de gran calidad. Los platos eran de la mejor
porcelana, los cubiertos de plata. (173) Según un
arzobispo al que llevaron allí a comer en 1965, durante la
última sesión del Concilio Vaticano, la vajilla era
chapada en oro. El arzobispo (aunque entonces era sólo obispo y
recién consagrado) es un hombre de una considerable conciencia
social. Le fue imposible conciliar los platos de oro con la vida
cristiana que él esperaba en un hombre de tal distinción
en la Iglesia. También le fue imposible comer aquellos alimentos
exquisitamente preparados y perfectamente servidos.
En público no probaba los licores pero "se refería a
sí mismo diciendo que, para fundador bueno, el que venía
embotellado" y esta frase la interpreta su biógrafo que la
decía porque se consideraba a sí mismo "fundador sin
fundamento". (174)
La envidia era una consecuencia de su avaricia y de su rapiña.
Lo deseaba todo y las cosas de los demás, del prójimo,
las codiciaba.
Sobre su pereza, era mental. "Muy raras veces Josemaría
Escrivá había accedido a hablar a través de la
prensa" escribe su amigo Julián Cortés Cavanillas. (175) Monseñor
tampoco apenas aparece en público y casi siempre exclusivamente
ante los socios de la Obra o simpatizantes conocidos, más que en
contadísimas ocasiones. El repertorio de preguntas en las
tertulias a las que asistía y a los encuentros que tan poco
proliferaran, estaban ensayados y sabía de antemano qué
se
le iba a preguntar, y cómo y de qué manera. Gustaba pasar
inadvertido según el lema de su vida: "ocultarme y desaparecer
es lo mío". (176)
Aunque su lema era que "el trabajo os hará santos", que nos
recuerda aquel frontispicio de los campos de concentración
alemanes: "El trabajo os hará libres", disfrutaba más con
el trabajo ajeno que con el propio, lo que gozaba realmente era con que
se trabajara incansablemente para él con disciplina,
sumisión y obediencia, como una nueva fórmula de
esclavitud, a través de su instrumento de la Obra de Dios.
REFERENCIAS
120. Carandell, p 103.
121. Bernal, p 36.
122. Ibid.
123. Jardiel Poncela, op cit, p 65.
124. Vicente Gracia, p 11.
125. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", p 20.
126. Carandell, p 26.
127. Moreno, "La otra cara del Opus Dei", p 36.
128. Le Vaillant, p 9.
129. Moncada, "El Opus Dei: Una interpretación", pp 126-127.
130. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 30.
131. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 63.
132. Ibid, p 72.
133. Vicente Gracia, p 198.
134. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 29.
135. Area Crítica, op cit.
136. Antonio Pérez, citado en Moncada, "Historia oral del Opus
Dei", p 85.
137. Carandell, p 106.
138. Ibid, pp 17-18.
139. Walsh, p 210.
140. Revista "Tiempo" (07 julio 1986).
141. Bernal, p 49.
142. García Romanillos, op cit.
143. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 65.
144. Umbral, Francisco, "Los del Opus Dei," Diario "El País" (20
enero 1986).
145. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 37.
146. Ibid.
147. Ibid, p 53.
148. Ibid, pp 53-54.
149. Le Vaillant, p 254.
150. Wast, Jesuitas, "Opus Dei y Cursillos de Cristiandad", p 61.
151. Magaña, p 117.
152. Moncada, Historia oral del Opus Dei, p 24.
153. Jardiel Poncela, p 175.
154. Le Vaillant, p 187.
155. Vicente Gracia, p 44.
156. Jardiel Poncela, p 88.
157. Carandell, p 131.
158. Walsh, p 19.
159. García Romanillos, op cit.
160. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 27.
161. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", p 134.
162. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 27.
163. Ibid, p 126.
164. Le Tourneau, p 21.
165. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 117.
166. Carandell, p 152.
167. Ibid.
168. Ibid, p 154.
169. Moreno, "La otra cara del Opus Dei", p 40.
170. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", p 134.
171. Le Tourneau, p 14.
172. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 107.
173. Walsh, p 207.
174. Bernal, p 9.
175. Diario "ABC" (14 septiembre 1986), p 52.
176. Bernal, p 10.
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
8. Hombre sin nombre, delirios de
grandeza
Lo primero que llama
la atención a cualquier persona que se detenga a meditar sobre
la figura de Escrivá, por extraño que parezca, es el
problema de su nombre de pila y de las mutaciones sufridas a lo largo
de la vida de este personaje, de sus apellidos de origen.
La primera sorpresa es que no existe partida de nacimiento en el
registro civil correspondiente, aunque sí queda constancia
escrita como fuente documental de su partida de bautismo que se
conserva en el registro de la catedral de Barbastro en la que consta:
"En Barbastro, a trece de enero de 1902, don Angel Malo, regente de la
Vicaría Catedral, bautizó solemnemente a un niño
nacido a las veinte y dos del día nueve, hijo legítimo de
don José Escriba, natural de Fonz y de Doña Dolores
Albás, natural de Barbastro, cónyuges, vecinos y del
comercio de esta ciudad. Abuelos paternos, don José de Peralta
de la Sal difunto y doña Constancia Corzán, de Fonz;
maternos, don Pascual, difunto y doña Florencia Blanc, de
Barbastro. Se le puso por nombre José María Julián
Mariano, siendo padrinos don Mariano Albás y doña
Florencia Albás, tíos del bautizado, siendo aquel y
ésta casados, vecinos de Huesca y representada en virtud de
poderes por doña Florencia Blanc, a quienes hice la advertencia
del Ritual".
En el expediente de los estudios que cursó en el Instituto de
enseñanza media de Logroño de 1915 a 1918, figura en el
encabezamiento de su matrícula, en los impresos oficiales, su
nombre de José María Escriba, que era tanto el de su
documentación personal como el de su partida de bautismo, aunque
por aquella época ya firmaba como "Escrivá", había
optado de forma caprichosa en cambiar la B por la V y había
puesto el acento enfático en la última letra, aunque su
apellido de familia era con B y sin acento alguno, conociéndose
a sus progenitores en Barbastro por la "familia Escriba".
El 16 de junio de 1940 aparecía un edicto publicado en el
Boletín Oficial del Estado, insertado por el Juzgado
número 9 de los de Madrid para que a los hermanos Carmen,
José María y Santiago Escrivá y Albás "se
les autorice para modificar su primer apellido en el sentido de
apellidarse Escrivá de Balaguer que, según se expresa en
el escrito inicial, es el nombre que individualiza a la familia" siendo
la justificación que se da para ello "ya que por ser corriente
en Levante y Cataluña el apellido Escrivá, dando lugar a
confusiones molestas y perjudiciales, se unió al apellido el
lugar de origen de esta rama de la familia, la que es conocida por
todos como Escrivá de Balaguer", aunque en el expediente de
cambio de apellidos no se aportara ninguna certificación
procedente de Barbastro ni de ningún otro pueblo o ciudad de
Aragón.
Como se ve el argumento que se da en la solicitud, de que el apellido
Escrivá es corriente en Levante y Cataluña y por ello
"puede dar lugar a confusiones molestas perjudiciales" es ya de por
sí revelador de un evidente deseo de distinguirse en
quien como
el padre Escrivá "no es ni catalán ni valenciano, sino
aragonés y en esa época, es decir, a principios de los
años cuarenta, tenía establecida su residencia en
Madrid". (177)
¿Qué confusiones no habrían de molestar y
perjudicar entonces a los millones de españoles que llevan
apellidos corrientes en la propia región y ciudad en que viven?
Los paisanos de la familia Escriba se sorprendieron al tener
conocimiento del hecho, pues la adición "de Balaguer" era
inédita, sin raíces ni tradición, de la que por
entonces no se tenía la menor noticia, por lo que se
opinó que "se la había sacado de la manga" (178) pues en el pueblo a
aquella modesta familia se la conocía por "los Escriba" o por la
"tienda de Escriba", sin más gentilicios ni aditivos. El padre
de José María, que murió como un modesto
dependiente de una tienda de tejidos en 1922, no podría ni
imaginar que ya difunto y transcurridos muchos años desde su
óbito iba a ser rebautizado con un "de Balaguer" que no aparece
en documento genealógico alguno hasta que lo solicita
ilusoriamente su hijo José María en 1940, quizá
por la sencilla razón de que sus apellidos familiares la
resultaban vulgares y excesivamente semíticos, o tal vez porque
quisiera aparentar reforzando y ennobleciendo su apellido original para
en un futuro con tal maquinación poder optar a algún
título nobiliario.
El Ministerio de Justicia, por orden del 18 de octubre de 1940,
autorizaba al sacerdote José María Escrivá y a su
hermana soltera Carmen "para adicionar a su primer apellido el de
Balaguer, formando el compuesto Escrivá de Balaguer que
usarán como uno solo y primero, conservando como segundo el que
tiene en la actualidad" diciéndose en la autorización que
"teniendo en cuenta que el apellido Balaguer no corresponde a los
peticionarios, es indudable que debe ser incluido en la
categoría de los gentilicios, constituyendo esta forma de
adición de los apellidos uno de los modos más importantes
de formarse estos en castellano, que por la importancia de la
población de la cual procede la gens no existe peligro de que
los solicitantes se introduzcan subrepticiamente en otra familia a la
cual corresponde legítimamente el apellido".
Cuando escribe y se publica la primera edición de Camino
aún va firmada como José María Escrivá a
secas. En posteriores ediciones ya se adulteraría la forma del
nombre que de dos palabras la fusionaría en una:
"Josemaría" y desdoblaría el apellido "Escrivá de
Balaguer".
En síntesis, podemos resumir que las operaciones de cambio,
mutación, transformación y maquillado de los nombres y
apellidos de José María Escrivá de Balaguer son
los siguientes cronológicamente:
1902 José María Escriba
(Con B de Barcelona y sin acento,
como figura en la partida de Bautismo y en su expediente
académico del Instituto de Logroño)
1915 José María Escrivá (Con V de Valencia y con
acento)
1934 Jose María Escrivá de Balaguer.
1960 Josemaría Escrivá de Balaguer (Josemaría en
una sola palabra).
1964 Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás.
1968 Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás,
marqués de Peralta.
La concesión del título que ostentó a partir de
1968 se vió rodeada de múltiples anomalías e
irregularidades, como por ejemplo que a la Diputación de la
Nobleza se la ocultó fraudulentamente en 1968 la
manipulación sufrida por el apellido "Escriba",
circunstancia que no aparece en el expediente de solicitud de
rehabilitación del título de "marqués de Peralta,
pedido por José María Escrivá de Balaguer y
Albás", así como a los consejeros de Estado que
intervinieron en la tramitación del título se les
advirtió uno a uno con gran apremio que tenían que
resolverlo pronto y bien, pues a los pocos días debían
cesar el Ministro de Justicia Oriol y el subsecretario Alfredo
López, los dos miembros del Opus Dei.
El título de marqués, como dignidad personal e
intransferible, fue concedido el 12 de febrero de 1718 por el
archiduque Carlos de Austria a don Tomás de Peralta. En
ningún documento figura que se le otorgara el "marquesado de
Peralta", sino simple y llanamente el título de Marqués,
por lo que el solicitante José María Escrivá de
Balaguer pedía su rehabilitación "eligiendo en la gracia
ahora interesada la denominación de marqués de Peralta".
Originariamente nunca existió un título con la
denominación de "Marqués de Peralta", pues el Archiduque
lo que concedió fue la "dignidad de marqués" como
dignidad personal y directísima concedida a una persona
particular en concreto, a don Tomás de Peralta, ni tampoco
ningún hijo ni heredero legítimo de don Tomás
reivindicó un título inexistente, por no tener la
dignidad conferida - convalidación de derecho sucesorio - no
existió reclamación alguna al mismo.
Don Tomás de Peralta, secretario de Estado, de Guerra y Justicia
del reino de Nápoles en 1718, fue uno de los fieles al
Archiduque Carlos que se enfrentó al primer Borbón de la
dinastía en la guerra de Sucesión. Los expedientes de los
títulos concedidos en España por el Archiduque Carlos de
Austria, están todos en Viena "sin que pueda encontrarse en
España ninguna referencia ni estudio sobre tales títulos". (179)
La resolución de la Subsecretaría por la que se anuncia
haber sido solicitada por don José María Escrivá
de Balaguer y Albás la rehabilitación del título
de Marqués, con la denominación de Marqués de
Peralta, lleva fecha de 24 de enero de 1968 y fue publicada en el B.O.E
del día 25 y va firmada por el subsecretario Alfredo
López, miembro del Opus Dei. A continuación en el mismo
Boletín Oficial se inserta la resolución por la que la
misma Subsecretaría anuncia la solicitud del hermano de
José María, Santiago Escrivá de Balaguer,
solicitaba la rehabilitación del título de Barón
de San Felipe concedido a D. Francisco Castillón el 23 de mayo
de 1728. En este último caso la trama no prosperó.
El Decreto 1851/68, del veinticuatro de julio, accediendo a la
solicitud se publicó en el B. O. E. número 186 del 3 de
agosto de 1968, en los primeros días del mes en que la mayor
parte de los españoles comenzaban a disfrutar de sus vacaciones
estivales, fecha elegida para que pasara más desapercibido el
"escándalo" del marquesado de Peralta a favor de persona sin
legitimidad de origen ni de ejercicio alguno sobre un título
imaginario, de pura fantasía e inexistente.
Puede calcularse que " la compra del título", sin respaldo ni
garantía de legitimidad de "operación
político-nobiliaria del fundador del Opus Dei, costó - a
valores de la época - la fuerte suma de un cuarto de
millón de pesetas. A la rehabilitación de un
título de marqués sin grandeza que costaba 175.000 ptas.,
hay que añadir gastos adicionales como actas notariales,
certificaciones, etc... En España 250.000 pesetas eran en esta
época una suma de dinero considerable, aunque ese capricho de
Escrivá sea una bagatela para la Obra de Dios". (180) Máxime cuando
Escrivá no era hombre de alcurnia, ni gran señor, ni
noble, ni protector de la justicia. (181)
El periodista Luis Carandell se pregunta: "¿Cuál es la
razón que pueda justificar el hecho de que monseñor
Escrivá de Balaguer, sacerdote y fundador de un Instituto que
persigue la santificación de sus miembros y del mundo,
solicitara un título nobiliario? ¿Se hallaba ya en el
ánimo del joven seminarista cesaraugustano, que usaba calcetines
de seda y llevaba el bonete ladeado, ver algún día su
nombre inscrito en la Guía de la Nobleza? ¿Había
surgido esta idea tardíamente en el sacerdote que bajaba las
escaleras mejor bajadas del mundo?". (182)
El articulista Juan Gomis, al tener conocimiento de la noticia por el
Boletín Oficial donde se insertó la autorización
del marquesado, escribió en la revista El Ciervo una nota titulada ¿Qué es esto,
monseñor? en la que decía "¿Qué es esto?
¿Cómo es posible que un cura aspire a estos honores? Si
el Opus Dei encuentra críticas y recelos en amplios sectores y
es acusado de clasista ¿se rehabilitará a base de que su
fundador y cabeza rehabilite título marquesal? No, no es
posible. Uno creería que la noticia es una inocentada, obra de
algún periodista zumbón y poco amigo del Opus y del autor
de Camino. Pero no se trata del dia de los inocentes. Es verdad, si, es
verdad".
Para Daniel Artigues (183) son
innumerables las conjeturas que se hacen sobre la significación
de tan extraña y costosa fantasía nobiliaria. Se ha
pretendido que la diligencia en cuestión descubría en el
Padre Escrivá lejanas pretensiones respecto a la Orden de Malta;
quizá se trate únicamente de que el fundador tenga un
punto más en común con Ignacio de Loyola que, como era
sabio, era de extracción noble.
El título estaba, no podía ser de otra manera, vacante.
"Escrivá aportaría poco más de un millón de
francos antiguos para recuperarlo, pero a condición de que sus
derechos fuesen reconocidos. Se pretende también que tres
ministros han intervenido personalmente para facilitar y acelerar el
procedimiento mientras que muchos españoles, ciegos o
maliciosos, se preguntan qué diablo se pudo introducir en la
cabeza de Escrivá para obligarlo a solicitar con tanto ahinco
ese marquesado. No hay nadie que no haya percibido la enormidad de este
paso viniendo de un hombre que ha hecho votos de pobreza, castidad y
obediencia, y que predica estas virtudes desde 1928. Pero lo que menos
se comprende es que no haya entre sus íntimos alguno que tratara
de persuadirlo de que se ahorrara esta incongruencia. En definitiva, el
título de nobleza que había codiciado, se le ha
concedido. He aquí el Asno de Dios convertido, bajo las
rechiflas, en Marqués de Peralta". (184)
Por su parte Camilo José Cela, el reciente nobel de Literatura,
apostillaba: "Escrivá de Balaguer. Eso de que ese señor
quiera ser marqués es un cachondeo. Los frailes no son marqueses
ni condes. A nadie se le ocurre poner en una esquela: su director
espiritual, el marqués de Tal... Eso no es serio créame:
la gente se ha reído mucho con eso del marquesado..." (185) Más que para
reír es para llorar, aunque las lágrimas puedan saltar de
las dos formas, riendo o gimiendo.
Quizá por ello "los escribas de Escrivá pasan verdaderos
problemas al tratar de explicar - sin éxito entre la gente de
razón - como está esto de que el creador de la Santa
Mafia fue hombre de corazón humilde, cuando existe el hecho de
que reclamó el título de Marqués de Peralta. (186) Infulas nobiliarias de
tal índole, resultan insólitas en un sacerdote todo
humildad a quien se supone a los 66 años de edad, desligado de
vanidades terrenas".
Con sus delirios de grandeza le vemos el 13 de mayo de 1967
entrevistándose personalmente con Juan de Borbón y
Battenberg para tratar, como intermediario y componedor, de la
sucesión de Juan Carlos al Caudillo Franco, en una trama de
intrigas y dobles juegos llevada por el Padre y sus acólitos del
Opus Dei.
Su "santa desvergüenza" le llevaba a decir "en una de las
Crónicas, revista
interna del año 76 creo, decía
textualmente: Yo que desciendo de una princesa de Aragón..." (187) Claro que
Escrivá dice (188) "que
su pasión por la libertad le
viene del octavo de sangre francesa que corre por sus venas de su
abuelo M. Blanc" y remata "me llamo Escriba y escribo" (189) Quizá los
renglones torcidos de Dios.
REFERENCIAS
177. Carandell, p 79.
178. Ibid, p 80.
179. Ibid, p 61.
180. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 32.
181. Carandell, p 64.
182. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 3.
183. Artigues, p 43.
184. Le Vaillant, pp 56-57.
185. Jardiel Poncela, p 65.
186. Magaña, p 17.
187. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 127.
188. Thierry, p 23.
189. Le Tourneau, p 125.
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
9. Masonería
Se sabe que en el
amanecer de su aventura Escrivá estuvo fascinado por dos
organizaciones famosas: la Compañía de Jesús y la
Masonería.
El Opus se ha dado una organización militar y fuertemente
jerarquizada, piramidal. Al contrario de la tendencia general de las
órdenes religiosas que evolucionan hacia la
descentralización, aquí hay concentración de
poderes a todos los niveles, local, regional, etc. y todo converge
hacia arriba.
La masonería le fascinó. Cuando se estudia de cerca la
masonería es curioso descubrir paso a paso el paralelismo
flagrante con el Opus Dei. Es como una copia. (190) Todo se parece: el
reclutamiento por proselitismo, la iniciación, los diversos
grados de afiliación, el avance progresivo pero lento en la
posesión del "secreto", el comportamiento entre los miembros y
con los profanos, la técnica de penetración en todos los
círculos, pero principalmente entre los intelectuales y entre
los burgueses, el papel inferior concedido a las mujeres, la
creación y satelización de organismos paralelos, etc.
No es extraño que "poco después de que abriera la
academia DYA, don José María empezó a encontrar
oposición a veces en sectores de la Iglesia". (191) Claro que
Escrivá no se recataba de decir en privado y en insinuar en
público que la Iglesia estaba entrando en una peligrosa
vía "llegando a confiar a alguno de sus hijos que él
pensaba que el mismo diablo se había instalado en la cabeza de
la Iglesia". (192)
Pero "sobre este aparente desorden cada uno tiene que aprender a
construir su propio orden",
(193) en frase que recoge el biógrafo oficial y
adulador Salvador Bernal, que traducida al lenguaje masónico es
la divisa de los grados 33 de la masonería, al areópago
más elevado de esta secta secreta que tienen como lema "Ordo al
Chao", que es el mismo mensaje lanzado por Escrivá de Balaguer.
Haciendo memoria de su pasado, en una predicación el 2 de
octubre de 1962 decía: "tenía yo 26 años, la
gracia de Dios (se atribuía en vida una gracia reservada a los
santos de la Iglesia) y buen humor. Nada más. Algunos
decían que yo estaba loco y que era un hereje". (194) Lo cierto es que
cuenta Fisac del centro de Ferraz 50 que "aquello tenía un aire
tan diferente que incluso llegó a inquietarle a un chico
católico, de corte tradicional, cuando visitó la casa por
primera vez. El comentó después: "cuando vi aquel
ambiente me alarmé". (195)
Fue un jesuita, el padre Valentín Sánchez, el primer
confesor de Escrivá, que acabó enfadándose con
él y rompió las amistades con su confesor, porque tras
haber sido un defensor de la Obra "cayó también en la
tentación de sospechar del Opus". También el primer
jesuita que tuvo roce con Escrivá, el sacerdote Carrillo de
Albornoz, abandonó el catolicismo posteriormente y se hizo
pastor protestante. (196)
De igual modo, el cardenal Villot, por ejemplo, desconfiaba de los
miembros del Opus Dei que se habían infiltrado en la Curia sin
que se conociesen sus nombres. Villot pidió, sin conseguirlo, a
Escrivá que le dijera la identidad de dichos miembros.
A fines de agosto de 1939 - según la revista 30 días, del
movimiento católico Comunión
y Liberación muy
cerca al Vaticano y en muchas ocasiones inspirada por el teólogo
Joseph Ratzinger (197) -
"el Opus Dei había abierto un oratorio anexo a la
residencia de la calle Jenner de Madrid. En torno a este oratorio
comenzaron a circular voces extrañas. Se decía que estaba
adornado con signos cabalísticos y masónicos".
Además, "La sociedad de Cooperación Intelectual - SOCOIN
- una iniciativa vinculada a la Obra, fue señalada como una
derivación masónica de una organización
judía internacional. En la época en que sucedían
estos hechos, un profesor de Derecho Internacional afirmó que
había encontrado en un diccionario hebreo el verdadero
significado de la sigla SOCOIN, que correspondía según el
profesor, al nombre de una secta hebraica de asesinos.
El año 1939 fue el año de la terminación, con la
victoria de las fuerzas nacionales, de la Guerra de Liberación.
Un ambiente de fervor religioso inundó la vida social y
espiritual española. La Iglesia detentó un papel de
extraordinaria importancia en la reconstrucción moral de la
nueva España y los sacerdotes eran tratados con respecto, alta
estima y gran consideración. En 1940 se creó un tribunal
especial para la represión de la Masonería y el
Comunismo, por considerar que ambas actividades eran enemigas de Dios y
de la Patria. En 1941 Escrivá comparecería ante dicho
tribunal acusado de "haber sido suspendido a divinis, de ser protagonista de
oscuras tramas para alcanzar la cima del poder, de hereje y
antipatriota".
El tribunal inició la apertura de las diligencias al sospechar
con fundamento e indicios racionales que "bajo el nombre de Opus Dei se
escondía una rama judaica de la masonería".
Escrivá viendo que su procesamiento seguía adelante tuvo
que recurrir a maniobras e influencias de múltiples agentes del
interior y del exterior para echar tierra sobre el asunto y que se
paralizaran las investigaciones emprendidas. También en
Barcelona se denunciaron las actividades masónicas del Opus y la
falsedad del comportamiento de Escrivá y fue "el nuncio
Cicognani quien advirtió al fundador del Opus Dei que no se
acercara a Barcelona, porque corría el riesgo de ser arrestado.
Fue un embajador amigo de Escrivá quien le avisó que
corría incluso peligro de muerte". (198) Su billete de
avión iba a nombre de José María E. de Balaguer -
pues se le conocía como padre Escrivá - y no se hospedaba
en los hoteles para eludir la acción policial. Era gobernador de
Barcelona Correa Veglison.
Es un episodio elocuente de cómo un sacerdote, el padre
Escrivá caso único en la actuación de Tribunal
especial para la represión de la Masonería, fuese
formalmente acusado y se abriesen diligencias en ese sentido, cosa
insólita e inaudita en los años de la postguerra. En una
época vocacional, donde miles de sacerdotes y autoridades
eclesiásticas ejercían su ministerio pastoral, un
sacerdote comparecía ante un tribunal muy especial en
función del ámbito de las materias de su competencia.
Las denuncias se suscitaron tanto en Madrid como en Barcelona. En la
capital de España "iba alcanzando su punto de máxima
gravedad que tachaba a los socios de la Obra de "masones". (199) Pero las denuncias no
se suscitaban sólo ante los tribunales de Justicia.
Monseñor Castán, entonces obispo Auxiliar de Tarragona,
supo por D. Leopoldo que un día fue una comisión a hablar
con él para acusar y denunciar al Opus". (200)
El número uno del Opus Dei en España, Tomás
Gutiérrez Calzada, en una entrevista concedida a un seminario de
difusión nacional (201)
- cosa excepcional pues prefieren el silencio a la comunicación
- saliendo al paso de ciertas noticias divulgadas se defendía
diciendo que "nos atacan los enemigos de la libertad" y "que
también denunciaron entonces a nuestro fundador ante el Tribunal
para la Represión de la Masonería y el Comunismo..."
Y esa fue sin duda no una sorpresa pero sí un indicio racional
al ser "una de las primeras acusaciones, hechas ante un tribunal
especial, que el Opus Dei constituía una rama judaica de la
masonería". (202) Acusación
que se zanjó por el General Saliquet presionado por altas
instancias del gobierno de la nación, lo que cortó de
raíz la posibilidad de ver la luz al final del túnel,
como hubiera sido de desear, ante una acusación tan seria y
fundada.
Consultado el Cardenal Segura sobre estos acontecimientos, a finales de
julio de 1941, confesó estar desconcertado, pues las primeras
noticias del Opus, dijo, eran confusas y alarmantes y procedían
incluso de padres de la Compañía de Jesús.
"Debería saber más acerca del mismo - proseguía-
porque Sevilla era una ciudad universitaria y los estudiantes eran el
objetivo preferido del Opus. (203)
También había logrado poco en sus investigaciones en
Zaragoza, que únicamente sirvieron para demostrar el
carácter rigurosamente secreto de la organización.
Ninguno de los que había podido consultar sabía nada
excepto generalidades. Tenía poca confianza en ella por la buena
razón de que estaba adoptando formas de proceder que eran ajenas
a la tradición de la Iglesia".
El Opus es reservado, su regla es difícil, si no imposible de
conseguir, se tienen sospechas de que es políticamente activo y
financieramente alarmante, opera en secreto entre los estudiantes
universitarios, no encaja bien con los modelos de trabajo tradicionales
de la Iglesia... Se cuenta incluso, que para calmar la obsesión
de Escrivá por el secreto, Elijo y Garay guardaba los documentos
del Opus Dei en los archivos secretos de la diócesis.
En Barcelona se llegó a rezar en un convento de monjas por la
conversión de Escrivá. (204)
Es sabido incluso que "Todos los miembros al entrar en el Opus Dei,
reciben un número, que depende de su fecha de ingreso.
Escrivá tenía el número uno y los doce siguientes
están distribuidos entre los doce primeros "discípulos",
y así continúa la serie. Los miembros adoptan con
frecuencia la curiosa costumbre, cuando hablan de alguno de ellos, no
de llamarse por su nombre, sino por su número... Dicen por
ejemplo: "el número 40 dijo; el número 10 hizo..." (205) Los primeros
números, por lo tanto, son los más antiguos y los de
mayor prestigio.
El Opus ha adquirido de hecho ese aspecto de movimiento político
religioso aunque lo niegue, acusación que cada día se
está perfilando con más nitidez en Europa y
América, donde los testimonios y denuncias son cada vez
más numerosos. Aquel nombre del canto del oficio divino de los
monjes "Servir al Señor con alabanza", que ya San Benito llamaba
Opus Dei, corresponde en la actualidad a una prelatura cuyos miembros
se hallan presentes tanto en los negocios como en la política". (206) La masonería,
vía Opus, se ha incrustado en la médula de la Iglesia. Es
una quinta columna que opera, masónicamente, al servicio de
otros intereses que nada tienen que ver con la fe cristiana. El Opus y
su fundador son otra cosa.
REFERENCIAS
190. Le Vaillant, pp 251-252.
191. West, W. J., El Opus Dei, ficción y realidad, p 50.
192. Moncada, Historia oral del Opus Dei, p 26.
193. Bernal, p 116.
194. Ibid, p 103.
195.Moncada, p 90.
196. Diario "El País", (22 mayo 1990)
197. Revista "30 Días", No. 5 (mayo 1990)
198. Ibid.
199. Bernal, p 249.
200. Ibid, p 250
201. Revista "Epoca", No. 74 (agosto 1986).
202. West, p 10.
203.Walsh, p 50.
204. Ibid, p 49.
205. Le Vaillant, p 59.
206. Wast, "Jesuitas, Opus Dei y Cursillos de Cristiandad", p 54.
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
10. Muerte y resurrección
Según la
versión oficial, (207)
el 26 de junio de 1975, al filo del mediodía, falleció en
Roma monseñor Escrivá de Balaguer. Horas más tarde
sus restos mortales reposaban sobre el pavimento del oratorio dedicado
a Santa María, en la sede central del Opus Dei. D. Alvaro del
Portillo, entonces secretario general de la Obra, depositó unas
rosas rojas sobre los pies del fundador, mientras repetía el
verso de S. Pablo: ¡qué hermosos son los pies de los que
anuncian el Evangelio de la paz, de los que anuncian cosas buenas!
(Romanos X, 15).
Moría el fundador del Opus conocido como (208) "sinarquía
tecnocrática, instituto todo inocencia y santa humildad,
sociedad secreta de inspiración confesional,
francmasonería de sotana, santa mafia, masonería blanca,
santa camarilla, etc..."
Fallecía de repente - una de las muchas muertes repentinas del
Opus Dei - en "Villa Tevere" y aquella misma tarde, el que sería
su sucesor, Alvaro del Portillo, dijo misa e hizo una homilía
sobre él (209)
"desde que ha muerto el Padre - dijo - he repetido muchas veces: ahora
sí que nos hemos quedado huérfanos. Y no es verdad
¡no es verdad! porque además de tener a Dios Padre, que
está en los cielos, tenemos a nuestro Padre en el cielo que
desde allí se preocupa por todas sus hijas y por todos
sus hijos". El juego sobre "nuestro Padre que está en el cielo"
iba a llegar a ser común entre los miembros del Opus. La
expresión elevada a Escrivá a un nivel parecido al de
Dios en la conciencia de la gente. Como mínimo era un santo.
Objetos que le pertenecieron han sido recogidos y se exhiben. Incluso
la pila bautismal en la que fue bautizado Escrivá de Balaguer ha
sido sacada de la catedral de Barbastro y reconstruida en Roma.
El escogió la inscripción para su lápida:
Peccator
Orate pro eo
Genuit filios et filias
(Un pecador. Rogad por él. Tuvo hijos e hijas). (210)
Aquí, en este caso, no se ha respetado su última voluntad
de pecador y sus fanáticos seguidores se han limitado a poner
sobre su tumba: "El Padre" aunque para muchos fue "el padrino".
El informe que sobre el fundador del Opus Dei dedica la revista
católica 30 Giorni (211)
termina con una manifestación de Escrivá, pocos meses
antes de morir, hablando con algunos miembros de la Obra.
"Escrivá dijo que había hecho un balance de su vida y que
podría resumirlo en una carcajada".
REFERENCIAS
207. Bernal, p 7.
208. Magaña, p 126.
209. Walsh, p 83.
210. Ibid, p 211.
211. Revista "30 Días", No. 5 (mayo 1990).
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
11. Santo y seña
Seis años
después de la muerte de Escrivá, el 12 de mayo de 1981,
se abría en Roma su proceso de beatificación. Recordemos
que en esa época estaban también en curso los procesos de
beatificación - aunque algo olvidados y durmiendo en los
anaqueles y las estanterías los legajos que informan su causa
por no poder permitir que se elevara a los altares a miembros de la
Obra antes que a su propio artífice - del ingeniero Isidoro
Zorzano, el amigo del alma y de intimidades de monseñor, muerto
en 1934, y la joven estudiante catalana Monserrat Grases, fallecida en
1959 a los dieciocho años de edad.
Para Fernando García Romanillos, Escrivá dentro de la
Iglesia fue una figura "controvertida por su afán de notoriedad
personal". (212)
Pero la Obra le necesita para sus intereses Santo, con el
reconocimiento y toda la pompa y ceremonial del Vaticano "que el
fundador era un santo al nivel de los grandes santos como Francisco,
Domingo o Ignacio de Loyola". (213)
Como opina Walsh todo esto es, sin duda, muy loable,
pero surgen complicaciones cuando se intenta presentar un relato
honesto de la vida de Escrivá. El Opus controla la
información sobre él. Los libros que autoriza son
naturalmente hagiográficos. Los dos más importantes son
el de Salvador Bernal y el de Andrés Vázquez de Prada.
Ambos autores son miembros del Opus, aunque en ninguna de las
biografías que aparecen en los libros se mencione este
pertinente detalle. Parece no haber otras que intenten una
valoración imparcial de Escrivá de Balaguer. No es
difícil descubrir por qué.
El Opus está decidido a presentar cada retrato de su fundador
como el candidato perfecto al honor de la santidad oficial. Tiene que
ser visto como una persona que fue especialmente escogida por Dios para
la suprema misión de fundar el Opus. Debe ser considerado no
sólo como heroicamente santo, sobresaliente en todas las
virtudes, sino también como sabio y erudito.
Un sacerdote del Opus, un par de meses después de la muerte de
Escrivá, durante la confesión de una miembro (214) la susurraba
entusiasmado: "El Padre, que aunque la Iglesia aún no lo haya
definido, es santo". Esa era la consigna general, la palabra de orden
de divulgar y expandir por todos los medios, desde homilías y
sermones, desde revistas y publicaciones, desde púlpitos y desde
confesionarios.
El Opus presiona para realizar su sueño dorado. Están a
punto de conseguirlo. Dispendio de medios y despilfarro
económico para el empeño no van a faltar. La
rentabilidad, en términos monetarios y de marketing, la plus
valia que se obtendría con esta beatificación del
fundador compensaría la inversión fortísima que
están llevando a cabo. Al padre Escrivá sólo le
falta hacer un milagro reconocido por la autoridad eclesiástica.
(215)
Hasta Juan Pablo II los milagros necesarios para una
beatificación eran dos, y otros tantos para la
canonización. Pero el Papa Wojtyla, que es proporcionalmente el
papa que ha llevado más santos a los altares, ha preferido
rebajar la cuota. Más aún, ahora los milagros son
más fáciles de aceptar porque se ha introducido el
elemento psicológico.
Conseguir que un candidato llegue a los altares cuesta mucho dinero y
por ello sólo los "ricos", es decir las congregaciones
religiosas o las grandes diócesis pueden permitírselo.
Eso explica que la mayoría de los santos oficiales en la iglesia
sean religiosos o sacerdotes y no seglares, ya que una simple familia,
por rica que sea, no podría nunca permitirse el dispendio que
supone empujar a alguien hacia los altares.
Para conseguir que alguien entre en el engranaje de la
canonización cuentan no poco las llamadas "recomendaciones". La
primera y más eficaz es la del papa. Si él quiere y
así lo hace saber al prefecto de la congregación para la
causa de los santos, es evidente que el recomendado tendrá
preferencia.
Mucho se ha especulado con el nombramiento por parte del Papa Wojtyla
del prefecto para los santos al anciano cardenal Pietro Palazzini,
conocido por sus "excesivos entusiasmos por la Obra". (216)
Sobre los denominados "abogados del diablo", los postuladores que
tienen que poner pegas a las virtudes del futuro santo, corre en Roma
la anécdota de que estos tienen que abrir la puerta de sus
despachos "con los pies, porque las manos las tenían siempre
cargadas de regalos", aunque un modo más sutil de ganarse a
estos eclesiásticos encargados de empujar un proceso es el de
hacerles saber que un cardenal importante se interesa "por su carrera",
una tentación, se dice en Roma, a la que suelen ser muy
sensibles todos, con pocas excepciones.
En 1986 el cardenal vicario Ugo Poletti declaraba cerrada la fase
diocesana del proceso de beatificación. Inmediatamente
comenzaría la segunda fase de la que se encarga el dicasterio
vaticano. Poletti definió a Escrivá de Balaguer como "un
precursor del Concilio Vaticano II". (217)
Mientras tanto el Opus ha gastado y sigue gastando "cientos de millones
para hacer santo a su fundador"
(218) al que ya se ha declarado "venerable"
faltándole el milagro para convertirlo en beato y santo.
La poderosa maquinaria del Opus se puso en funcionamiento
inmediatamente después de la muerte de su fundador. El
pistoletazo de salida fue el estertor del tránsito. Comenzaron a
arreciar las cartas de todos los socios, en campaña
perfectamente organizada para la apertura de la causa que fue
finalmente presentada por el Cardena Ugo Poletti el 19 de febrero de
1981, formándose dos comisiones, una en Roma y otra en Madrid
que se reunieron 98 veces y escucharon a 98 testigos que habían
conocido y tratado a Escrivá de Balaguer, testigos elegidos,
aduladores, interesados, parciales, selectos, no discrepantes,
homologados... Se escribieron seis mil folios que fueron "estudiados"
por el abogado del diablo ad hoc, padre Eszer Ambrosius, y examinadas
por el teólogo simpatizante de la Obra, Antonio Petti. La firma
la estampó el papa, el mismo que horas antes de celebrarse el
cónclave en el que salió elegido, se postraba, el 16 de
octubre de 1978, ante la tumba de Escrivá en posición
implorante -sin comentarios-.
El teólogo Enrique Miret Magdalena no reconoce en el padre
Escrivá heroicidades especiales, aunque un obispo sudamericano
ilustra: "El Opus ha invertido en este caso todo su poder y decenas de
millones de pesetas. No se va a permitir el fracaso ni que su fundador
se quede en "venerable". El Opus es una multinacional del
espíritu. Piénsese que el Opus ha pagado inclusive a cada
testigo y a toda su familia la estancia en Roma mientras durasen los
estudios, así como un viaje premio. Parece un concurso o una
subasta donde la zanahoria es el logro de la santidad para un hombre
nefasto. De lo contrario no haría falta tantos esfuerzos. Pero
querer demostrar lo contrario cuesta mucho más trabajo.
Para Luis Carandell, un buen abogado del diablo debería
preguntarse "por qué el fundador del Opus Dei fue y sigue siendo
un personaje discutido".
El papa, al que se le conocen sus filias al Opus, se ha rodeado de una
corte de personas miembros o proclives con la Obra, que argolla la Sede
de Pedro, entre los que podemos citar, a título meramente
enunciativo y sin ningún carácter exhaustivo: el cardenal
Pietro Palazzini, propulsor y artífice de la canonización
de Escrivá; el cardenal Sebastiano Baggio, ex-prefecto de la
Congregación de los Obispos; el arzobispo de Cotonou, Bernardino
Gantin, prefecto de la Congregación de los Obispos; el cardenal
Agnelo Rossi, administrador del patrimonio de la Sede
Apostólica; el cardenal Eduardo Martínez Somalo, cuyo
puesto en el escalafón le sitúa como el tercer hombre
más importante del Vaticano; Julián Herranz, miembro del
Opus y Secretario de la Comisión Pontificia para la
Interpretación auténtica del derecho canónico de
la Santa Sede; Raffaello Cortesini, miembro del Opus y Secretario de la
Comisión Pontificia para la interpretación
auténtica del derecho canónico de la Santa Sede;
Raffaello Cortesini, miembro del Opus y Presidente de la
Comisión para la Causa de los Santos; Joaquín Navarro
Valls, miembro numerario del Opus y portavoz del Pontífice a
través de la Secretaría de Prensa Vaticana desde 1985.
Está agradecido al Opus por su contribución a las
finanzas vaticanas. El dinero a veces tiene razones más
poderosas que el espíritu. Los mercaderes del Opus Dei se han
vuelto a instalar a las puertas del templo, en la propia
basílica de San Pedro.
El expresidente de la Confederación Episcopal española,
Angel Suquía, sabe que debe su nombramiento a la malla tejida
por el Opus y él o es uno de la Obra o por lo menos está
a su servicio. Cuando fue nombrado Suquía arzobispo de Madrid -
Alcalá, lo primero que organizó fue una
peregrinación a Torreciudad, el santuario del Opus Dei en Huesca.
Si la razón que lleve a santificar a Escrivá de Balaguer
se basa en la fuerza del dinero, si el Opus ha convertido la santidad
en moneda de cambio y el otorgamiento en un título nobiliario
cotizable para proseguir los grandes negocios, Escrivá, para el
que la vida fue una gran carcajada, después de su muerte su
enigmática sonrisa helará a la comunidad de creyentes.
REFERENCIAS
212. Romanillos, op cit.
213. Walsh, p 20.
214. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", p 339.
215. Arias, Juan, Diario "El País" (22 abril 1990).
216. Ibid..
217. Periódico "El Alcazar" (08 noviembre 1986).
218. Revista "Tiempo" (07 mayo 1990).
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CAPÍTULO
II
LA VIDA OCULTA DE
ESCRIVÁ DE BALAGUER
12. El escándalo de una
beatificación
"Te imaginas que yo
entre en una Iglesia y encuentre a ese señor en los altares" le
decía a Luis Carandell una ex numeraria del Opus que durante
muchos años le tocó sufrir el carácter de
monseñor, sobre quien existe, como recuerda el escritor, (219) innumerables
anécdotas que revelan la desmedida pasión que el hoy
beato tuvo por las riquezas de este mundo donde su pasión por el
lujo y la riqueza sólo tenía parangón con su
avidez por acumular títulos honoríficos y dignidades,
siendo el único sacerdote católico de toda la historia de
la Iglesia que solicitó un título nobiliario cuando los
que lo tenían realmente, renunciaban a él al ordenarse.
Teólogos españoles han pedido oficialmente que se aplace
la beatificación del fundador del Opus, concretamente en
Barcelona la Asociación de Teólogos Juan XXIII expresaba
el día 10 de febrero de 1992 en un comunicado hecho
público "su honda preocupación, teñida de malestar
por la próxima beatificación de Josemaría
Escrivá de Balaguer" expresando su sorpresa y hasta su
"sospecha". También teólogos alemanes se han manifestado
en el mismo sentido.
Por su parte, un colectivo de 16 profesores de la Facultad de
Teología de Cataluña se pronunciaba en un documento
crítico contra la beatificación de Escrivá,
indicando los firmantes que muchos "creyentes y no creyentes tienen la
impresión de que se beatifica un movimiento basado en el
éxito mundano a través del dinero y del poder". Los
firmantes del escrito, que lleva fecha del 19 de marzo de 1992, y entre
los que se encuentra el decano de la Facultad, justifican su repulsa,
por tener la impresión de que "se canoniza un camino diferente
al camino diferente al camino de Jesús: un camino de
éxito mundano y de los medios necesarios para conseguir este
éxito, que no son la pura competencia técnica sino el
dinero y el poder". Los alumnos han apoyado sin reservas el documento.
Para los estudiantes de Teología fue un alivio la actitud de sus
profesores y decano. Por su parte ellos habían pedido
también por escrito la posposición de la
beatificación de Escrivá mediante una carta enviada al
Vaticano y a los diez obispos catalanes, suscrita por seminaristas,
religiosos y laicos, en la que solicitaban que se realizara una
"revisión crítica" del proceso por considerar que
había habido "importantes irregularidades" porque "quienes
testimonian a favor de la causa de beatificación han sido
debidamente atendidos, mientras que han quedado marginados aquellos que
podían testimoniar en contra, cosa inadmisible en un proceso de
beatificación que, como todos, afecta a toda la Iglesia
universal". La carta se envió tras una aprobación en
asamblea realizada el día 11 de marzo de 1992 en el seminario de
Barcelona con el resultado de 67 votos a favor, 15 en contra y 9
abstenciones. (220)
Los estudiantes expresan su sospecha sobre la validez
"espiritual y jurídica" del proceso de beatificación y
sus dudas de que "el conjunto de nuestra sociedad pueda encontrar en la
figura de monseñor Escrivá una transparencia del estilo
de Jesús de Nazaret". La carta indica implícitamente que
el Opus Dei parece estar más preocupado por tener "una
relevancia pública e influencia interna" en el seno de la
Iglesia que por ser fiel al Evangelio, y reclama a la curia de Roma que
escuche la voz de quienes critican el proceso de beatificación
porque, de lo contrario, "será muy grave para la Iglesia del
futuro y para la credibilidad de la fe de los cristianos".
Rafael Llanes de la Torre se dirigía al director del
periódico El Mundo el
20 de marzo de de 1992 para reiterar que
"sólo ahondando en esta revisión se evitará que
pueda subir un asno cargado de oro a los tribunales eclesiales,
concluyendo que dado el escándalo que está produciendo en
las conciencias de muchos cristianos la beatificación,
sería renunciar a ella por humildad y por comunión
eclesial.
Un obispo español se ha manifestado ya abiertamente en contra de
la beatificación de Escrivá, monseñor Joan Carrera
-primera voz de la jerarquía eclesiástica española
que tiene el valor y el coraje de oponerse al proceso.- El prelado
catalán asegura que el anuncio de la beatificación
suscita "un cierto desconcierto de muchos que tienen otra
sensibilidad", recordando que "ninguna otra beatificación
anterior había levantado tanto revuelo". "En este sentido 'San
Escrivá' no será un santo de especial devoción.
Como obispo de la Iglesia acepto la decisión que tomará
el papa, pero un santo de particular devoción mía no
será". (221)
La respuesta positiva a su actitud la ha tenido en las comunidades
cristianas de Barcelona y Madrid que han señalado que "ya era
hora de que un obispo hablase claro, en nombre de los cristianos
preocupados por esta impopular beatificación".
El cardenal Silvio Oddi realizó unas declaraciones recogidas y
publicadas en la revista estadounidense Catholic World Report en las
que planteaba la hipótesis de que el proceso de
beatificación del fundador del Opus Dei fuera de nuevo examinado
para aclarar las dudas existentes sobre la causa, pues "si existieran
irregularidades en el proceso entonces la beatificación
debería ser reenviada y habría que realizar un
"suplementum".
Algunos han calificado la canonización de escándalo, como
el teólogo Juan Martín Velasco que opina que
Escrivá "no merece ser santo" y pone en duda la validez del
milagro atribuído al fundador del Opus. El prestigioso
teólogo español explica que "la declaración de
santidad de Balaguer debilita la credibilidad de la Iglesia". Juan
Martín Velasco es profesor de la Universidad Pontificia de
Salamanca y del Seminario de Madrid ocupando en la actualidad el puesto
de director del Instituto Superior Pastoral. No creo - dice
Martín Velasco a la revista italiana II Regno (222) - que se pueda poner
como modelo de ejercicio de vida cristiana a quien se ha servido del
poder, lo ha utilizado para poner en pie y extender la Obra y ha
dirigido con criterios oscurantistas (se le llama la mafia blanca)".
Critica también Martín Velasco las "auténticas
anomalías que, a su juicio, se han cometido en el proceso de
beatificación de Escrivá: "No se han admitido todos los
testimonios. Algunas personas que conocían muy bien al Padre,
por haber pertenecido a la Obra, quisieron testimoniar cuando se
abrió el proceso en Madrid, pero los que vinieron de Roma a
recoger los datos no quisieron escucharles".
El teólogo madrileño pone en duda, asimismo, el milagro
atribuido a Escrivá. "El supuesto milagro se ha producido en una
persona de la familia Navarro Rubio, ligada desde siempre al Opus. Uno
de sus miembros fue ministro de Franco - involucrado en el
escándalo financiero de Matesa - y otros son miembros
importantes de la Obra". El esquipo médico encargado de
certificar el milagro fue reclutado entre los doctores de la
Universidad de Navarra, que como el mundo sabe, pertenece al Opus Dei.
Jaime Peñafiel escribía un artículo bajo el
título La santidad
también es una tentación (223) en el que
decía que "considerar al Padre no un santo, sino un simple beato
en el serio - que no peyorativo sentido de la palabra - es cuando menos
un sarcasmo. Porque entre las muchas debilidades que el fundador del
Opus Dei tenía y que yo conocí y que callo por caridad
cristiana, la humildad no era precisamente una de ellas".
"José María Escriba Albás, que no Balaguer, era un
hombre poseído por el pecado de los ángeles, que no es
otro que el de la soberbia, amén de la vanidad, que le hizo no
sólo renunciar al apellido materno para diferenciarse de los
modestos familiares de su misma especie y clase, sino reivindicar todo
un marquesado como el de Peralta, sin importarle que su hermano -
cuando se hacía llamar tal - lo consideraba una mierda
así de alta". Así lo reconoce su sobrino Carlos
Albás.
En un reciente libro de M. García Viño sobre Josemaría o la
planificación de un santo escrito en forma novelada, se
pregunta el por qué se firma Josemaría en una sola
palabra Llegando a la conclusión de que "se firma así
para distinguirse y para llegar a ser el primer San Josemaría de
la Historia". Era un mitómano de su propio mito. (224)
Mariano Sánchez Covisa ha dirigido una carta abierta a la
atención de los españoles que pertenecen de buena fe al
Opus Dei, fechada el 23 de febrero de 1992, sobre El caso
Escrivá basándose en la cita de la
encíclica del
Papa León XIII Humanun genus
que ordenaba "desenmascarar los
engaños". Sánchez Covisa escribe que "el anuncio de la
beatificación ha incrementado la controversia en la que no sale
bien parado el presunto beato" ni el prelado del Opus Dei Alvaro del
Portillo "antiguo amigo de correrías del Fundador". Entre otras
muchas cosas reveladoras y poco conocidas de la personalidad de
Escrivá y de su obra dice:
"Debe saberse que el Opus Dei, traducción esotérica del
nombre de Teurgia, es una secreta rama masónica y judaica, con
una enorme organización económico-financiera y poderosa
influencia política tanto en España como en el
extranjero, en lucha contra los valores tradicionales, y que chupa,
como sanguijuela, los valores materiales y, en absoluto secreto, ha
edificado un reino de inmensa riqueza que controla empresas, bancos,
universidades, prensa, emisoras, editoriales, y un sin fin de
actividades humanas, como sociedades culturales y partidos
políticos de varias tendencias y dispone de un eficaz y barato
servicio de información a través de las periódicas
confidencias de sus miembros. El Opus Dei no es una masonería,
es la Masonería".
Termina Sánchez Covisa su extensa carta añadiendo que
"los miles de millones, la mayoría procedentes del contribuyente
español, que el Opus ha aportado al Vaticano para tapar su
agujero financiero, explica la influencia de la Obra en Roma y el
audaz, escandaloso proyecto de beatificar al Fundador, en cuyo proceso
prefabricado por miembros del Opus Dei, incluso el médico
avalista del milagro, han impedido aportar opiniones contrarias, lo que
ha hecho confesar a algún Cardenal - Enrique y Tarancón -
que si se consumase la beatificación se apartaría de la
Iglesia".
Se ha constatado que la beatificación de Escrivá puede
servir para distanciar aún más a la jerarquía
eclesiástica de los cristianos de a pie, y puede ser un
detonante y un motivo de división, más que de
armonía, en el colectivo episcopal. El cardenal Tarancón,
que asegura que "el fundador del Opus Dei no fue nunca, no va a ser
ahora santo -beato de momento - de la devoción del prestigioso
cardenal". (225)
Tampoco parecen tener apasionado cariño por la figura de
Escrivá los obispos de Azagra, Ubeda, Setién, Algora,
Echarren, Uriarte o Montero.
No ha sido del agrado de la Santa Sede, que desoyendo las peticiones de
que Escrivá de Balaguer ascendiera sólo a los altares,
fijó para el mismo día la beatificación de una
monja sudanesa, la madre Josefina Bakita, que habiendo sido esclava fue
rescatada de su condición por un Cónsul italiano e
ingresó posteriormente como sierva de las Hijas de la Caridad.
No ha gustado que la beatificación sea compartida y menos con
una humilde monja, lo que podría sonrojar al nuevo beato si se
mirara detrás del espejo, o a muchos de sus seguidores que
fanáticamente han intentado y presionado para que la
beatificación se hiciera en solitario.
Mientras se aproxima el día "D" la editorial del Opus, Rialp, ha
publicado una nueva colección de testimonios, donde se pretende
ensalzar calculadamente la figura de su futuro beato quien les
redundará un buen
interés a la inversión que están realizando,
aunque alguno de los "testimonios" están siendo rectificados
como es el caso del Agustino Eduardo Zaragüeta que ha rectificado
en el siguiente tenor: "No me parece correcto que se publique un
artículo mío del año 75, sin previa consulta. Soy
agustino y no debo implicar en esta cuestión a la Orden a la que
monseñor Escrivá agradecería favores". (226) Esa
alusión hará referencia, entre otros favores, al que le
hiciera a Escrivá el Presidente del Tribunal para la
Represión de la Masonería y el Comunismo cuando
archivó las diligencias abiertas contra el futuro beato. El
Presidente de dicho Tribunal era hermano del también agustino
José López Ortiz, amigo de Escrivá, por quien
intercedió para que no se le juzgara por los cargos fundados que
sobre él pensaban.
Por otra parte, están proliferando narraciones en la prensa
escrita sobre la "doble vida del fundador del Opus Dei"
tildándole de Menudo Santo
donde se resaltan algunos de los perfiles de su engañosa
personalidad: ambicionaba honores y riquezas, nuna habló bien de
nadie, en política fue un hijo de su época, tenía
un humor desigual y era autoritario, criticó a varios papas de
los que llegaba a poner incluso en duda su salvación, era
caprichoso y amanerado, presumía de origen y disfrutó un
título artificial durante varios años, era elitista, su
concepto de la mujer rozaba con la misoginia; como inteligente era del
montón, por eso no llegó nunca a ser obispo, a pesar de
que Franco le incluyera en las ternas...
Al final, el dinero del Opus venció toda posible resistencia.
Hizo reverdecer, a finales del siglo XX, la nueva simonía
santoral. El Vaticano vió así incrementar sus arcas y
disimular sus escándalos financieros a costa del viejo
ceremonial de la beatificación pública en la columnata de
la Plaza de San Pedro en Roma. El 17 de mayo de 1992, se consumó
la beatificación de la farsa viviente.
REFERENCIAS
219. Revista "Cambio 16" (16 marzo 1992), p 16.
220. Diario "El País" (20 marzo 1992).
221. Diario "El Mundo" (15 marzo 1992).
222. Ibid (21 marzo 1992).
223. "El Independiente" (04 agosto 1991), p 71.
224. García Viñó, M., "Josemaría o la
planificación de un santo", Primera Edción (Madrid:
Editorial Libertarias Prodhufi S. A., (noviembre 1991).
225. Revista "Tiempo" (16 marzo 1996), p 50.
226. Zaragueta, Edmundo (marzo 1992).
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Completo
OPUS
JUDEI
ÍNDICE - CAPÍTULO III
CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO
Y EL OPUS DEI
1. El
problema del
criptojudaísmo en España
2.
Infiltración
secular del criptojudaísmo en el clero
3. Las raíces
judaicas de Escrivá de Balaguer
4. La
simbología
kabalística del Opus Dei
5. Los ghettos
judíos como modelo para el Opus
6. El Opus Dei y la
cuestión judía
7. Las finanzas del
Opus
Dei y el judaismo internacional
8. Identidad ente el
"espíritu de la obra" y el "alma judía"
9. Influencias
jesuíticas en el Opus Dei
10. El gobierno mundial,
el nuevo orden y el Opus Dei
Índice
Completo
CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
1. El problema del
Criptojudaísmo en España
El tema del criptojudaísmo en España ha sido consciente y
voluntariamente soslayado, no teniéndose la menor idea de la
existencia del problema converso, sin cuyo conocimiento no es posible
comprender la historia de España, ni explicar los hechos que
están acaeciendo en la actualidad (1). De ahí la
imperiosa necesidad, si se permite, la urgencia, de sacar a la luz tan
importante y transcendental cuestión, divulgarla, estudiarla
serena y detenidamente, refrescar la memoria histórica, tan
quebrada y olvidadiza del pueblo español, para que se conozca
uno de los grandes enigmas ocultos de nuestro pasado que más
inquina y rencor ha rezumado contra lo nacional y lo cristiano.
Desconocer donde se encuentra el enemigo es estar de antemano condenado
a ser aniquilado por éste (2) por ello la ley y el
esclarecimiento, el desenmascaramiento y la apuesta en escena
será la primera etapa de la liberación.
No exagera el judío Roth cuando escribe que la "historia de los
cristianos nuevos constituye una parte inseparable de las de Portugal y
España en el período de su mayor brillo (3) siendo un fragmento
esencial de la historia eclesiástica, con amplias conexiones con
la política, la literatura y la economía. Tanto que
continua el mismo autor que "el país clásico del
criptojudaísmo es España. La tradición ha sido
allí tan prolongada y general que es de sospechar la existencia
de una predisposición marránica en la misma
atmósfera del país" (4).
Julio Caro Baroja (5)
investiga que el examen de la voz griega "Kryptós" y de la
latina "secretus" los diccionarios nos dan las siguientes acepciones:
1) cubierto o encubierto; 2) escondido, oscuro, ininteligible; 3)
disimulado, engañoso. Por ello el judaísmo hispano
adquiere carácter de cosa encubierta al quedar fuera de la ley y
al hacerse encubierto presenta también los consabidos rasgos de
mendacidad y disimulo.
A los judíos conversos que continuaban observando en secreto los
ritos judaicos se les denomina "marranos" que, según
Covarrubias, el origen de esta palabra hay que buscarla en el habla de
los moros, que llamaban marrano al puerco de un año. Otros
autores la hacen derivar del verbo marrar, del latín aberrare, desviarse de lo recto,
por lo que este término se acuñó en España
desde principios del siglo XV para designar a los cristianos nuevos que
se desviaban "del buen camino iniciado con la conversión"
guardando en forma solapada y oculta el ritual hebreo. Otros han
querido derivar la palabra de la raíz árabe murain (6) que significa
hipócrita, o bien de murar,
apóstata. Así mismo se la quiere relacionar con otra
palabra hebrea muranita que
era la vara con la que se castigaba a los excomulgados, aunque en
cualquier caso, marrano equivale al puerco o cerdo en castellano.
Criptojudíos son los judíos clandestinos que en
público aparentan ser musulmanes, cristianos o de otra
religión, pero que en secreto son judíos. Eran los falsos
conversos. Es muy difícil, cuando no imposible, que un
judío, hombre o mujer, se convierta sinceramente y realmente a
otra religión; cuando lo hacen fingidamente, se convierten en
espías o agentes de infiltración o control en la
religión que falsamente adoptan (7).
Según Heine "Las acciones y los gestos de los
judíos, al igual que sus costumbres, son cosas ignoradas por
todo el mundo. Creen conocerlos porque han visto sus barbas; pero no
han visto nada más que eso y, como en la Edad Media, los
judíos continúan siendo un misterio ambulante" (8). El poeta Heine, era
judío y sabía a que atenerse. Pero el que no se conozca
el problema no quiere decir que no exista, lo que sucede que al ser un
problema desconocido es no entendido.
Ténganse en cuenta que el judaísmo es indeleble: no hay
bautismo de agua ni de sangre que lo borre. Los apóstatas del
judaísmo son raros aunque muchos sean los que fingen abandonarlo
para servirlo mejor (9).
No importa que se haya bautizado. Un judío bautizado no deja por
eso de ser judío, pues le está permitido engañar a
los "idólatras" haciéndoles creer que pertenecen a su
culto, pues así lo prescribe su bendito Yore de áh. (10) Para los
criptojudíos, el bautismo de agua no borra el bautismo de sangre
de la Sinagoga.
Así lo habla el Señor Dios, por boca del profeta
Jeremías (111:10) cuando dice que "el pérfido Judá
no ha vuelto a mí de todo corazón; lo ha hecho con
falsía". Por eso, en cualquier nación que habite, y
aunque detrás de él haya habido veinte generaciones
nacidas en esa tierra, el judío se siente siempre cautivo, como
sus antepasados en la orilla de los ríos de Babilonia. (11).
La transhumancia ficticia de religión comienza en
España a partir de 1391, fecha en la que son decenas de miles
los nuevos cristianos que entran en apariencia a formar parte de la
Iglesia, habiéndose hecho estimaciones y cálculos de la
población judeoconversa en el siglo XV que oscilaban entre
250.000 y 300.000 personas (12).
Y si el problema converso ya era grave, lo fue más a partir de
1492 con la avalancha de nuevas conversiones que se produjeron (13) que a nadie
podían convencer de su sinceridad.
Ese aluvión de judíos conversos dió origen al
nacimiento de una nueva clase, la de los conversos, que pronto y desde
su nuevo status y situación comenzaron a trepar acaparando
riquezas y honores. (14)
Los conversos continuaban en su inmensa mayoría
judaizando, teniendo de cristianos sólo el nombre, manteniendo
intacta su relación con la ley mosaica en su intimidad , y entre
los de su raza que la inspiraban confianza. Hacia 1460 fundaron entre
sí una especie de secta que tuvo una cierta importancia y que su
lema podía resumirse del siguiente tenor: "en este mundo no me
verás padecer, en el otro no me verás ajusticiado". (15) Tenían dos
caras, dos rostros, dos nombres, dos personalidades, un solo arraigo y
una sola obediencia ciega.
Los judíos a lo largo de la Edad Media, por ser
responsables colectivamente del pecado de Deicidio, se hacían
repelentes al pueblo que además les consideraba usureros,
astutos, soberbios y de aspecto ingrato. (16) Cuando por diversas
causas pidieron el bautismo se sospechaba que lo hacían sin fe
alguna, lo que no impidió que como muchos de los falsos
conversos eran de "familias pudientes y adineradas, pronto hubiera
cantidad de personalidades de todas clases muy bien situadas dentro de
la sociedad cristiana, salidas de entre los nuevamente convertidos". (17) Eran estos
neófitos, por lo común, apóstatas e
hipócritas.
Los criptojudíos dichos se mantuvieron fieles a su ritualismo
casero, conservando un más o menos limitado número de
creencias y prescripciones, dentro de la tradición
talmúdica, ajustándose a una estructura social que les
permitiría vivir con un mínimo de garantías,
practicando incluso la endogamia y contrayendo nupcias entre parientes
para mantener la cohesión y el secreto, por lo que, para Julio
Caro Baroja, desde fines del siglo XV hasta comienzos del XVIII, las
grandes ciudades de España se vieron repletas de estos
criptojudíos que daban al problema judío en sí un
aire más misterioso y equívoco.(18) En el siglo XIX
Pérez Galdós recogía la tradición de que
gran parte de las familias de comerciantes asentados alrededor de la
Plaza Mayor de Madrid, descendían de judíos, subsistiendo
en España, en todo momento, una sociedad criptojudía que
decidió "con frecuencia los destinos económicos de
grandes y chicos" (19).
Una cosa es el bautismo -ceremonia formal para muchos
judíos- y otra la verdadera conversión en sí. Los
judíos bautizados seguían siendo judíos aunque de
otro modo. Se bautizaban sin convertirse. Se daba una mezcla de
cristianismo formal, incluso exagerado para afuera, y la
práctica clandestina de los ritos judaicos, ocultando la fe
secreta a los propios hijos, para revelársela más tarde,
cuando se les creía capaces de guardar el secreto. (20) Los conversos
resistieron obstinadamente en su ambigüedad religiosa.
Para un prestigioso historiador (21)
los criptojudíos no tenía sino un afán: el de
hacerse ricos cuanto antes, emigrar sus caudales y huir de
España; su ansia consistía en escapar a las
juderías de Amsterdam o de Bayona y volver a vivir en paz con su
conciencia como judíos públicos, por lo que "aquella
máquina criptojudía que gobernaba la economía
española trabajaba del revés. Era un motor no menos
potente que en otros tiempos, pero su eficacia se expresaba en efectos
negativos, desde el punto de vista de los intereses nacionales".
La perversión del grupo criptojudío interior era
innegable como grupo de presión y controlador de los intereses
económicos españoles. Para Fernández Suárez
(22) los
criptojudíos españoles estaban en comunicación con
centros exteriores resueltamente consagrados a destruir el imperio
español por medio de la política y la guerra y a sorberle
-era también un modo de destruirlo- sus recursos financieros. De
este modo el peligro para la nación, que se había tratado
de evitar con la unidad religiosa, se hizo mucho más agudo y
actuante pues se creó un aparato que trabajaba contra los
intereses del país, dentro y fuera, eficazmente organizado, y
cuyo dinamismo destructor se alimentaba en la perduración del
conflicto secularmente mantenido y estimulado por las reacciones que el
propio conflicto suscitaba de una parte y de otra". Un recurso
más del criptojudaísmo fue su mimetismo para incrustarse,
metido en sus repliegues genuinos y secretos, en la sociedad
tradicional española, en la que los conversos ricos - y con
mayor motivo si eran criptojudíos- se buscaban el respaldo de
una estirpe hidalga, comprándola a veces, pura y simplemente.
Para Sombart la súbita multiplicación de falsos
cristianos constituye un fenómeno tan extraordinario, tan
único en la historia de la humanidad, que uno queda asombrado y
estupefacto cada vez que tiene ocasión de profundizar en el
tema, por esa lucha inaudita y singular donde el disimulo más
congénito y la perseverancia más tenaz eran sus mejores
recursos. Los criptojudíos no se apartaron del judaísmo
más que en apariencia, como combatientes que adoptan el
camuflaje del uniforme de sus enemigos y enarbolan su bandera con la
intención de atacarle con mayor seguridad y para aniquilar con
más vigor.
El cristiano asimilado podría abstenerse de pensar en hebreo o
de leer libros judíos, pero en el carácter esencial de
todas sus pasiones y de todos sus actos seguía siendo
íntima e intrínsecamente judío, porque el
judío no puede cambiar "aunque lo desee" y haga lo que haga,
según nos confirma L. Lewisohn.
Los procesos del Santo Oficio contra los criptojudíos desde el
siglo XV al XIX se elevan a 30.847 procesos conocidos y a 37.862 el
número total estimativo de procesos según el siguiente
desglose: (23)
TRIBUNAL
|
No
PROCESOS |
%
AUMENTO
|
RECONCILIADOS
|
RELAJADOS
|
RELAJADOS
|
TOTAL
|
|
CONOCIDOS
|
|
|
ESTATUA
|
PERSONA
|
ESTIM
|
BARCELONA
|
1294
|
-
|
595
|
655
|
44
|
1294
|
CANARIAS
|
27
|
-
|
16
|
11
|
-
|
27
|
CÓRDOBA
|
1295
|
82%
|
2532
|
194
|
620
|
3166
|
CORTE
|
359
|
-
|
301
|
35
|
23
|
358
|
CUENCA
|
2758
|
20%
|
2670
|
469
|
161
|
3300
|
GRANADA
|
1677
|
-
|
1509
|
106
|
62
|
1877
|
LOGROÑO
|
166
|
300%
|
464
|
24?
|
12?
|
500
|
LLERENA
|
1088
|
200%
|
2029
|
61?
|
86?
|
2176
|
MAYORCA
|
1072
|
-
|
475
|
477
|
120
|
1072
|
MURCIA
|
866
|
80%
|
1209
|
70?
|
221
|
1500
|
SANTIAGO
|
483
|
-
|
420
|
44
|
19
|
483
|
SEVILLA
|
8117
|
20%
|
8540
|
159?
|
1041
|
9740
|
TOLEDO
|
7798
|
-
|
6689
|
748
|
361
|
7798
|
VALENCIA
|
2261
|
-
|
1043
|
143
|
7152
|
261
|
VALLADOLID
|
975
|
100%
|
1717
|
43?
|
140
|
1900
|
ZARAGOZA
|
609
|
-
|
416
|
70
|
123
|
609
|
TOTAL
|
30847
|
-
|
30805
|
3309?
|
3748?
|
37862
|
Para los criptojudíos "los sacerdotes cristianos eran
viles perseguidores del pueblo elegido y conservaban su odio a todo lo
cristiano", por lo que se valía de la máscara de la
religión cristiana para seguir materializando sus negocios
tratando de pasar desapercibidos externamente y continuando tejiendo
una red interna clandestina.
El problema del criptojudaísmo no ha sido un tema circunstancial
de un momento determinado de la historia, ni se puede concretar a los
aledaños del 31 de marzo de 1492 cuando se estampaba la firma en
el decreto de expulsión o alternativamente la elección
del bautismo para permanecer residiendo en los reinos. Hubo
judío conversos anteriores al Decreto de Expulsión pues
ya en el año 1480 "dos rabinos visitaron Guadalupe para
cerciorarse si los conversos de allí observaban adecuadamente el
judaísmo" (24)
En pleno siglo XVII el problema del judaísmo seguía en
pie. (25) El
converso español se refleja en nuestra literatura adoptando
vestimentas y ropajes de mil caracterizaciones. En Rinconete y
Cotadillo, Cervantes narra las andanzas de un judío sevillano
que vestido de clérigo se dedicaba a cometer todo tipo de
estafas, falsedades y engaños, personaje que "parece arrancado
de la realidad"(26).
Quevedo nos narra vicisitudes y fechorías, dobleces y
tipología de los falsos cristianos en muchas de sus obras, pues
eran muy numerosos y abundantes los judíos embozados y ocultos
que llevaban con gran disimulo su falta de sinceridad.
En la época de Felipe V rebrotan y se repiten los procesos
contra los judaizantes españoles y como ejemplo vemos
cómo en un auto de fe celebrado en Toledo el 19 de marzo de 1721
salieron varios judaizantes de la tierra y en ese mismo año, el
18 de mayo, en Madrid afloraban en auto de fe judaizantes de esos
contornos.
George Borrow, viajero inglés que recorría España
en 1836, en su obra The bible of
Spain nos refleja su impresión al ver por primera vez a
Mendizábal pensando para sus adentros "I have seen a glance very
similar to that amongst the Beni Israel". Y no se equivocaba en
absoluto. Borrow nos da en sus obras una síntesis del
criptojudaísmo español que Caro Baroja establece en los
puntos siguientes:
1. El criptojudío tiene dos nombres: uno para
cuando anda entre los cristianos, y otro, el de su linaje y su familia
hebrea.
2. El criptojudío sabe dos lenguas.
3. El criptojudío tiene dos familias, con dos
mujeres. Una es aquella con la que está casado legalmente; otra
es la "amiga". Pero para él en realidad son ambas esposas. Este
sistema de bigamia es corriente entre los judíos del Norte de
África.
4. El criptojudío está mal
considerado, es sospechoso para el pueblo. Pero está en buenas
relaciones con la gente influyente y rica porque sus negocios usurarios
le dan fuerza económica. También tiene comprados a los
agentes inferiores de la justicia como alguaciles y corchetes.
5. El criptojudío conoce a los que son de su
misma condición y tiene conciencia de la categoría
religiosa de ciertos linajes.
6. Hay criptojudíos en todas las escalas
sociales desde humildes criados hasta arzobispos de la Iglesia
católica (27).
Realmente el marrano era la metamorfosis del judaísmo
público en el secreto, lo que hacía más peligroso
y difícil de detectar, transmitiendo su fe subterránea de
"padres a hijos". (28)
Pérez Galdós en su obra también nos da
múltiples ejemplos de la pervivencia del criptojudaísmo
en los túneles de la sociedad española del XIX, como lo
hizo notar agudamente Mercedes Formica (29) al detectar que sus
personajes críticos que nos desvela la enigmática
"Fortunata y Jacinta" donde Santa Cruz es apellido judío, como
Santa María, como Aguado...descubriéndonos que el cuidado
que pone en la cesta de la compra de hoy la madre de Santa Cruz y su
fiel escudero procede de la preocupación de la familia por
comprar comida Kasher, es decir comida, sacrificada ritualmente y por
matarifes judíos, subrayando también la boda de Juanillo
con la borrosa y bondadosa Jacinta como unión entre seres de una
misma raza y donde aparece el racismo judío. La devoción
de Jacinta no significa nada, por muy cristiana que sea. El fondo
hebreo queda... Galdós representa en su Obra al judaísmo
secreto hispano.
El criptojudaísmo ha perdurado hasta nuestros días. Un
testimonio irrefutable lo encontramos en el diario ABC del 23 de marzo
de 1969 donde con el título de Los
problemas de nuestras minorias sefarditas se transcribe una
carta de fecha 2 de febrero de ese mismo año de la
Señorita Judith que escribe desde Madrid la que
dirigiéndose a la escritora Mercedes Formica y "teniendo en
cuenta su amplitud de espíritu, le suplicó unas
líneas en las páginas ABC que sirvan para disipar mis
dudas y las de no pocas personas que tienen el mismo problema acerca de
la posición que debemos adoptar en esta nueva época de
libertad religiosa los españoles que, por una razón u
otra, podemos considerarnos criptojudíos por razones de herencia
o tradición familiares... Soy burgalesa - continúa la
misiva. Quedé huérfana muy niña y me educó
mi bisabuela. Ella que era de familia noble, practicaba el
judaísmo en forma inocente, lírica, pura,
sintiéndose ligada a sus antepasados, algunos de los cuales
fueron victimados, según afirmaba, por la Inquisición. Su
influencia hizo que yo siguiera a escondidas, naturalmente, su misma
religión mosaica. Como los grupos criptojudíos
están desde hace siglos muy relacionados, puedo decir que fue
natural que, andando el tiempo, me casara con un caballero andaluz,
judío también, de gran influencia en los cerrados
círculos hebreos de Granada y Málaga. Por el contrario un
hermano de mi marido, el más joven, es sacerdote
católico... a partir del Concilio, aceptó que
practicáramos la religión que de acuerdo con nuestra
conciencia era la verdadera... No diré que somos millones los
españoles que, desde hace cinco siglos practicamos
disimuladamente la religión hebrea, pero sí somos
más numerosos de lo que la gente -y el Estado- supone". El
relato en primera persona es definitivo. El núcleo de
criptojudíos ya desde el principio fue muy numeroso, por eso no
nos extraña la conclusión final de la Sra. Judith.
El rabí Abraham ben Salomón de Tourrutiel escribía
en su Libro de la Traición
que en el año de 5172 (1412-1413 según el calendario
cristiano) se habían bautizado más de 200.000
judíos con motivo de las predicaciones de San Vicente Ferrer,
aunque, naturalmente, "siempre hay que desconfiar de las conversiones
en masa y mucho más tratándose de judíos".
Mariano Sículo dice: "comenzaron a vivir como cristianos. Mas
después, andando el tiempo, por persuasión
diabólica o por la conversación que tenían con los
judíos que habían quedado en su ley, o porque es cosa
difícil dejar las cosas acostumbradas- porque la
naturaleza de los hombres, que no se sabe mudar, cuando conociendo sus
delitos reconocen la virtud y se vuelven a mejor, luego después,
como inconstantes y sin firmeza- difícilmente se tornan a sus
costumbres siniestras y acostumbradas. Así que, pensando los
nuevos cristianos que Cristo no había sido el que Dios
había de enviar, y el que ellos esperaban, arrepentidos de su
conversión menospreciaban la religión cristiana y
celebraban en lugares secretos de sus casas los sábados las
ceremonias judaicas, entrando de noche en sus sinagogas y honrando sus
fiestas pascuales (30).
Los conversos suponían para el pueblo algo más que un
teórico cristianismo fingido. Suponían un equívoco
tremendamente práctico en lo tocante al problema social y
económico que les asfixiaba, pues el pueblo consideraba a estos
judíos bautizados como "adúlteros fingidos de
incredulidad e infidelidad, padres de toda codicia, sembradores de toda
cizaña y división, abundantes en toda la malicia y
perversidad, ingratos siempre a su Dios, contrarios a sus mandamientos,
apartados de sus caminos y carreras, según de esto da testimonio
el salmista Moisés en el Deuteronomio..." (31) (la cita está
tomada de la respuesta a la introducción del relato hecho por el
bachiller Marquitos, en los sucesos de la Ciudad de Toledo contra los
conversos desde el año 1449, que fue el robo que llamaron de
Pedro Sarmiento, hasta el año 1467, en el cual se removió
la clerecía contra los mismos, cuyo manuscrito se encuentra en
la Biblioteca Nacional de Madrid, manuscrito 2041, al folio 18 r-v)
El escritor judío Cecil Roth no obstante su fobia anticristiana,
deja en algunos párrafos traslucir la realidad al escribir que
"el populacho que se inflamaba cada vez más, no podía
apreciar las sutilezas teológicas y en los marranos veía
tan solo a los judíos hipócritas, que no habían
prescindido de ninguna de sus características y trataban de
hacerse camino hacia las más altas posiciones del Estado" (32) El pueblo con ello
perdía la paciencia y exigía por la fuerza, ya que con
los medios pacíficos fracasaba, el apartamiento de la vida
pública de los conversos. Como decía Fray Alonso de la
Espina en su Centinela contra los
judíos la única división era la de
"judíos públicos y judíos ocultos: para los
efectos, todos los judíos" (33) Y con ello no estaba
exento de razón al unificar una separación artificial.
Los conversos forman un núcleo de población
importantísimo, mucho más de lo que buenamente pudiera
creerse. No hay que olvidar que la Inquisición española
nace, precisamente contra los falsos conversos, contra la quinta
columna en la Iglesia, contra los infiltrados, que al principio de su
actuación salvo raras y contadas ocasiones, los encausados son
todos "Marranos". Es preciso constatar que en muchos autos de fe suenan
nombres importantes y familias semitas "distinguidas" y rabiosamente
anticristianos, formando los marranos" un verdadero quiste social". (34)
Entre las costumbres de los judaizantes se podían citar las
siguientes:
1. Adoptar nodrizas judías para alimentar a
los niños de pecho
2. Cambiarse y adoptar varios nombres
3. Lavar a los recién bautizados, nada
más regresar de recibir el bautismo para "desinfectarles"
4. Celebrar una doble boda. La endogamia era lo
habitual
5. Manifestar un odio infinito a Cristo
6. Negación de la virginidad de la Madre de
Dios
7. Cerrar sus ventanas y escupir al paso de la Cruz
en Semana Santa
8. Flagelar el crucifijo
9. Comisión de ciertos crímenes
rituales (Sto. Niño de la Guardia, Sto. Dominguito del Val, etc)
10. Profanar sagradas formas
11. Insultar a los cristianos
12. Prácticas secretas de ritos hebreos. No
santiguarse. Rezar el Semá
13. Beatería externa, alejada de la verdadera
religiosidad.
14. Despreciar las labores de labranza
15. Sentimiento de "grupo social"
16. Practicar la circuncisión.
17. Abstenerse de comer "carnes prohibidas",
derivadas del porcino. No utilizar la manteca para los guisos.
Abstenerse de conejo.
18. Guardar el sábado. Ayuno de guardar
19. Lavar a los muertos y afeitarlos. Amortajarlos
con ropa limpia. Ponerles una moneda en la boca. Colocar una cabecera
de tierra.
20. Dedicarse al comercio y actividades lucrativas y
financieras.
21. Acaparar cargos y dignidades
eclesiásticas.
22. Acumular riquezas
23. Pretender y comprar títulos.
24. Practicar el denominado "juego de Jesús".
25. Ser enterrados en tierra virgen.
26. Guardar el ayuno de Yom Kippur, de Judith, de
Ester y de las lunas del 14 de marzo, 9 de junio, 9 de julio, 10 de
septiembre, 11 de diciembre y 11 de febrero.
27. Cambiar la sábana y mudarse los viernes
de ropa interior.
28. Cortarse las uñas y guardarlas bajo
tierra.
etc, etc...
Desde el punto de vista político encontramos en los conversos
allá donde surge una conspiración o una intriga. Como
ejemplo citemos la participación del estamento marrano en el
movimiento comunero. Entre otros cabecillas podríamos enumerar a
Juan Padilla, casado con María Pacheco, descendiente de
judíos, Juan Bravo, casado, así mismo, con la
judía conversa María López Coronel, nieta de
Abraham Senior, Alfonso de Saravia, Pedro de Acuña -
cuñado de Padilla- Iñigo López Coronel, el
financiero suegro de Bravo...
La fuerza de los conversos fue la de saber callar, conjurarse en el
secreto, tapar sus manejos de miradas extrañas y continuar
subrepticiamente profesando su fanatismo judaico, formando parte de las
comunidades secretas hebreas de cada país y obedeciendo
ciegamente a sus dirigentes de Cahal para adueñarse sin que sea
percibida su intención, del país donde viven y actuando
sólo en beneficio de los de su raza y de lo que Israel
representa.
El problema de las conversiones ha traído una dificultad
añadida y no menos desdeñable desde el punto de vista de
la influencia ejercida en España que ha sido, no la presencia de
un número mayor o menor de israelitas a lo largo de la historia
en la Península Ibérica, sino precisamente su
conversión, pues si los judíos no se hubieran convertido,
se hubieran mezclado menos y su influencia y posición hubiera
sido más detectada y quizá menor, pues al convertirse los
judíos tuvieron la vía expedita para acceder a las altas
jerarquías eclesiásticas desde donde ejercieron su
influencia y arribaron a puestos preeminentes de la nobleza, con lo que
modificaron la sociedad española desde dentro e inocularon de
"alma judía", de "espíritu judío", al no poder
eliminar el converso al judío que llevaba dentro.
La influencia israelita, que hubiera sido externa y accesoria de no
haber existido el problema converso, pasó a ser "existencial".
La penetración fue sutil e íntima, pues no se olvide que
el judío que penetró en el espíritu español
era, precisamente, el converso y en la peculiar psicología del
converso no espontáneo, sino forzado en su intimidad por la
presión exterior, el miedo o la conveniencia.
No hay duda que la España previa al fenómeno converso era
más sencilla en sus expresiones emocionales, más alegre,
más desenfadada que la España posterior que fue adoptando
un aire más sombrío y cetrino por la inmersión
soterrada de los conversos en sus fibras y entrañas.
La venganza del judío violado y falso converso fue terrible: (35) "su espíritu,
atormentado y deformado, tomó posesión del alma
española y no ha abandonado aún su presa".
El criptojudío guardaba con celo en el fondo de su alma cuatro
sentimientos: una ambición desmesurada, una avidez insaciable,
un rencor eterno y un odio inextinguible, (36) que son los cuatro
sentimientos del alma judía: la ambición de dominar al
mundo; la avidez de poseer todas las riquezas; el rencor contra los
goyimlos no judíos y en especial los cristianos-; el odio a
Cristo.
Erasmo consideraba que España estaba profundamente semitizada (37) cuando escribía
que "En España apenas hay cristianos" o" estaís
atestados de judíos. Es un rasgo que os es común,
según parece, con Italia y Alemania en general, pero sobre
todo en España". Ese alud de conversos que se aloja en la
sociedad cristiana hace necesaria la actuación de la
Inquisición que contrariamente a lo que se cree no tenía
jurisdicción alguna sobre los judíos, puesto que estos no
eran ni herejes ni apóstatas, sino solo contra los conversos
falsos, contra los criptojudíos, para hacerles cumplir las
promesas formuladas.
El converso es el contrapunto del hidalgo. El criptojudío busca
la especulación y se desenvuelve bien en ambientes y medios
financieros. Es mentiroso, vanidoso, soberbio; practica la doblez
frente a los valores de nobleza, fidelidad, sinceridad y humildad.
REFERENCIAS
1. Rivanera Carlés, Federico, "Los judíos conversos, obra
inédita", p 1
2. Ibid
3. Roth, Cecil, "A History of the Marranos", Buenos Aires, 1946,
Prólogo
4. Ibid, p 15.
5. Baroja, Julio Caro, "Razas, pueblos y linajes" (Universidad de
Murcia, 1990), p 115.
6. Blázquez, Miguel Juan, "Inquisición y
criptojudaísmo" (Kaydeda, 1988), p 21.
7. Boyer, Jean, "Los peores enemigos de nuestros pueblos" (Colombia:
Editorial Libertad, 1979), p 23.
8. Wast, Hugo, "El Kahal" (Burgos: Editorial Aldecoa, 1946), p 43.
9. Wast, Hugo, "Oro", p 87.
10. Ibid, p 160.
11. Ibid, p 28.
12. Ibid, p 40.
13. Ibid, p 46.
14. Ibid, p 45.
15. Ibid, p 50.
16. Caro Baroja, Julio, "Destino del judío hispano" (Madrid,
1963), p 408.
17. Ibid
18. Ibid, p 415.
19. Ibid, p 417.
20. Fernández Suárez, Alvaro, "Los judíos en la
España moderna y contemporánea," Indice (September 1966),
p 7.
21. Ibid, p 15.
22. Ibid, pp 18-19.
23. Blánquez. Miguel, p 316.
24. Rivanera Carlés, p 2.
25. Caro Baroja, p 121.
26. Ibid, p 125.
27. Ibid, pp 149-150.
28. Roth, p 13.
29. Serrano, Eugenia, "Literatura y guerra santa," Diario El
Alcázar (05 September 1972).
30. Marineo Siculo, L., "Vida y hechos de los Reyes Católicos"
(Madrid, 1943), pp 68-70.
31. Biblioteca Nacional, "Manuscrito 2041", Folio 18v-v.
32. Roth, p 36.
33. López Martínez, Nicolás, "Los
judaizantes castellanos y la inquisición en tiempos de Isabel la
Católica" (Burgos, 1954), p 78.
34. Ibid, p 261.
35. Ibid, p 335.
36. Wast, "Oro", p 46.
37. Blánquez, Miguel, p 129.
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CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
2. Infiltración secular del
Criptojudaísmo en el clero
Los criptojudíos no se limitaban a someterse con ardor a las
leyes de la Iglesia. Iban mucho más lejos. Llevaban el disimulo hasta límites
extremos, hasta el punto que muchos de ellos no vacilaban en
ingresar y engrosar las órdenes religiosas. En el estamento
eclesiástico había sacerdotes y obispos oriundos del
judaísmo que practicaban ostensiblemente las prácticas
religiosas católicas y seguían, simultáneamente y
en sigilo, profundamente apegados a la ley mosaica.
Bajo los hábitos talares, bajo las sotanas y casullas, bajo las
mitras, mantenían en su corazón, con celoso cuidado, "la
llama de la religión paterna y minaron los cimientos de la
poderosa monarquía católica" según la
opinión del famoso historiador judío Graetz.
No hay que olvidar que los judíos conversos consideraban una
vía de integración, de escala y de influencia en la
comunidad cristiana, la carrera eclesiástica. De hecho, (38) la iglesia
española recibió un copioso aporte judío y ya, en
tiempo de Felipe II, cuando el Cardenal Siliceo tomó
posesión de la sede primada, se halló que "casi todos los
presbíteros de la archidiócesis toledana eran
descendientes de judíos y, en una sóla villa, de catorce
clérigos, sólo uno era cristiano viejo". Lo mismo
sucedía en las órdenes religiosas. Algunos de esos
clérigos y religiosos acabaron en la hoguera, como el sonado
caso de Fray García Zapata, prior del convento de los
jerónimos de Sisla que celebraba incluso las fiestas
judías en el interior del propio convento.
Es evidente que la Iglesia española estuvo llena durante todo el
siglo XVI de personalidades de origen hebreo que judaizaban de modo
claro y rotundo. Nos cuenta Caro Baroja (39) que un prelado famoso
por la rigidez y dureza, don Diego de Simancas, narra en su
biografía que en el año 1568 "se descubrió en
Murcia una gran sinagoga, en la cual de noche predicaba la ley de
Moisés un guardián de San Francisco, judío de
nacimiento que se llamaba Fray Luis de Valdecañas". Don Diego de
Simancas veía a los conversos amenazando la unidad
católica.
Por las autoridades de la época se descubrió con asombro
y estupor una carta firmada por Usuff, considerado el jefe de la
jerarquía máxima de los judíos
de Constantinopla, en respuesta a una consulta que la formulara
el rabino español Chamorro, sobre el plan a seguir, la forma de
actuar y de comportarse de los judíos y conversos
españoles, las indicaciones sobre sus manifestaciones externas,
sus pautas de conducta en la Península Ibérica. El texto
del documento remitido por conducto secreto, seguro y confidencial a
Chamorro fue hallado y revelado a la opinión pública. El
antropólogo don Julio Caro Baroja (40) ha sintetizado en cinco
puntos los extremos que se contenían en la carta-orden y que
resumimos sinópticamente:
1. Convertirse en apariencia al cristianismo
2. Dedicarse con más insistencia al comercio,
para arruinar a los cristianos
3. Practicar también la medicina y la
farmacia, para matar impunemente, si fuere menester a los cristianos.
4. Hacerse sacerdotes católicos para profanar
y destruir la religión y los templos cristianos
5. Introducirse en los cargos de gobierno para
subyugar a los opresores y obtener venganzas variadas.
Las consignas se cumplieron. El documento es coetáneo. Un
análisis histórico nos revela la identidad entre las
indicaciones dadas y el grado de cumplimiento de la orden recibida en
un ajuste perfecto, en una ósmosis total.
Gran número de confesores y predicadores eran de raza semita.
Los judíos utilizaban el sacramento de la confesión como
fuente privilegiada de información para beneficio propio y de
los de su raza. La predicación les servía para tomar
notoriedad y obtener canongías y prebendas, rentas y honores,
darse a conocer y proferir anatemas.
Por eso no anda descarriado Bataillón
al asegurar (41)
que fueron hombres de raza judía los que abonaron el terreno
para las nuevas tendencias morales y místicas de tan honda
resonancia en la espiritualidad española del siglo XVI.
Los conversos eclesiásticos introdujeron por vía
intravenosa en el clero su ideología si nos atenemos a la
situación privilegiada del clero por aquel entonces, lo que les
hacía atrayente y sugestiva su opción y adopción
del estado religioso. Se ha escrito que (42) "la tendencia de los
conversos a ingresar en el clero era sólo un aspecto de la
aspiración general de estas gentes a los empleos cómodos,
bien retribuidos y de suficiente categoría social para acallar
el complejo de inferioridad que les atormentaba".
El libro de Alborique los
acusa de estar "robando las iglesias, comprando los obispados,
canongías y las otras dignidades de la Santa Madre Iglesia,
tomando órdenes de clérigos, y no creen en la santa fe
católica, ni en la misa que dicen". (43)
Aunque numéricamente eran más abundantes en el clero
bajo, no era raro, extraño ni singular encontrar numerosos casos
de judíos y conversos amparados y protegidos de prelados,
miembros del alto clero, que compartían afinidades de raza y
religión anterior. La alarma de la presencia de estos altos
magistrados eclesiales llegó al propio Vaticano que dictó
disposiciones pontificias en las que, para evitar una posible
parcialidad en los juicios, se prohibía a los prelados conversos
ser jueces en causas de fe. (44)
Las altas dignidades también fueron sorprendidas judaizando,
poniéndose en evidencia su condición de falsos conversos,
como, por citar un ejemplo, el obispo de Calahorra, don Pedro Aranda,
que acabó siendo degradado el 16 de noviembre de 1498 y
encarcelado en el Castillo de Sant-Angelo por llevar una doble vida
religiosa, con un cinismo y una hipocresía digna de
escándalo.
Merece especial atención el caso de los frailes jerónimos, (45) los más ricos e
influyentes por este tiempo en Castilla; aunque los conversos pululaban
por todas las órdenes, en ninguna alcanzaron un número y
unos caracteres de escándalo como entre los jerónimos. Es
sintomático que prefieran acogerse a los frailes más
ricos y mejor vistos, a aquellos que, valga la frase, estaban de moda
en Castilla. El espíritu práctico de los hebreos no falla
jamás. "Acordaron retirarse a ella (la Orden Jerónima),
muchos conversos y como son tan astutos y les vienen tan de
atrás la hipocresía y ceremonia exterior, sin respeto a
las veras de adentro, pusiéronse a disimular y conservar
aquí mucho tiempo y aún ganar nombre" si nos atenemos al
testimonio que queda reflejado por Fray J. de Sigüenza en su Historia de la Orden de San Jerónimo
publicada en Madrid en 1605.
Se cuenta en el monasterio de Nuestra Señora de Sisla, en las
cercanías de Toledo, que las cosas no debían andar muy
bien ya que aumentaba de día en día el número de
conversos en la Orden, donde sucedían casos como el de Fr Alonso
de Toledo que en su contradicción e infierno espiritual, con
ansias ardientes de judaizar, se escapó dos veces no encontrando
ni viendo manera de desentenderse de aquel estado permanente de
disimulo e incertidumbre; o el de Fr. Juan de Madrid (el cual "no se
había metido fraile salvo por guardar mejor la ley de los
judíos"). El prior era fray García Zapata,
auténtico judaizante que junto a la mayoría de la
comunidad, entre los que estaban igualmente Fray Juan de Madrid y Fr.
Jerónimo de Vilagarcía, celebraban, todos los años
en septiembre, la fiesta judía de las Cabañuelas en el
mismo Monasterio. (46)
Cuando decía misa el prior no consagraba y en lugar de las
palabras de la consagración decía: "Sus, periquete, que
te mira la gente". Junto con él varios frailes serían
relajados por sus burlas y mofas.
Un hermano de García Zapata, llamado Francisco Álvarez
Zapata, era canónigo de la catedral primada y un serio oponente
a la implantación en la diócesis del Estatuto de
Limpieza, por la cuenta que le tenía.
Siguiendo con los Jerónimos, la Inquisición de Guadalupe
había encontrado "de aquesta lepra no solamente en el pueblo,
más aun dentro del Monasterio, en Fr. Diego de Marchena, de lo
cual se causó mucho escándalo e sospecha". (47) Hasta tal punto
llegaron las cosas que en 1486 tiene lugar el famoso capítulo
que niega la entrada en la Orden a los conversos y se determina hacer
inquisición dentro de la Orden para castigar a los numerosos
culpables.
Otro convento de la Orden, el de San Bartolomé de Lupiana,
fundado en 1456 por Fray Alonso de Oropesa, desde el primer momento fue
sospechoso de albergar judaizantes, lo que se confirmó cuando
fueron descubiertos Fray Diego de Burgos y Fray Diego de Zamora entre
muchos otros.
En Aragón, Pedro de Almería, judío al servicio de
la Corte, se convirtió al cristianismo ingresando como
canónigo en la Catedral de Huesca entre 1100 y 1104, recibiendo
del Obispo Esteban la almunia-monasterio de San Pedro de Séptimo
que había poseído el judío Zavaxorda, pasando
después como canónigo a la Catedral de Jaca y de
ésta a prior del monasterio de San Adrián de Sasau.
Después emigró y retornó al judaísmo. (48)
Otro converso fue Martín García, hijo del médico
rabí Azach Xuen que el 17 de marzo de 1507 fue promovido a la
primera clerical tonsura en Huesca, ingresando en la misma fecha en el
estado eclesiástico Juan de Baraiz, hijo del "magistri Abraham
Sustoris quodam civitatis Osce, noviter ad fidem Christi conversus". (49) La familia Fajol,
fachol, faxol o faiol, que con las cuatro grafías aparece en los
documentos conocidos entre los años 1468 y 1491 (50) también
dió clérigos en la zona del alto Aragón y las
condenas que contra ellos se vertieron por judaizantes en 1489 parecen
demostrar la poca sinceridad de sus conversiones al cristianismo, que
no pasarían de ser aparentes. Conversos eran los
canónigos Vicente Gómez y Martín de
Santángel, este último vicegerente de deán en la
catedral de Huesca, en el primer cuarto del siglo XVI, quien
costeó la capilla de Santa Ana, en la misma Seo, donde se
conserva la imagen orante del prebendado en alabastro policromado.
Los conversos podían ocupar todos los cargos públicos
gozando de idénticas prerrogativas que los cristianos, tanto en
la Corte como entre las jerarquías eclesiásticas;
así encontramos conversos en la Corte de Isabel la
Católica; Pedro Arias Dávila, contador mayor y consejero
real, al consejero Pedro de Cartagena o de los secretarios de la reina,
Fernando Alvarez, Alfonso de Acila y Fernando Pulgar, siendo el
confesor de Su Majestad el criptojudío Hernando de Talavera,
desde 1478 y encontrando a linajes marranos en Juan de Macuenda, Obispo
de Coria; Alfonso de Valladolid, Obispo de Valladolid; Alonso de
Palenzuela, Obispo de Ciudad Rodrigo, Pedro de Aranda, Obispo de
Calahorra, Juan Arias Dávila, Obispo de Segovia...influencia
judaica que se revela hasta en el propio matrimonio de la Reina que fue
concertado por un judío público, Alfonso de la
Cavallería, y un converso Abraham Señior.
El dominio del clan judío-converso se incrementó al
enviudar su esposo el rey Fernando y siguió imperando con Carlos
I, donde incluso el Obispo de Badajoz, titular de la Capilla
real, Pedro Ruiz de la Mota, era marrano y la hegemonía no
decreció en tiempos de Felipe II donde hasta su propio
secretario, Antonio Pérez, eran de estirpe judía y donde
la nobleza, la jerarquía y los cabildos estaban bastante
controlados por no cristianos, baste citar como ejemplo al
influyente Cardenal Mendoza y Bovadilla o al mismísimo Diego
Deza, a la sazón Inquisidor General.
Para protegerse de la "lepra" como se decía se implantaron los
estatutos de limpieza de sangre desde 1515 en la Iglesia de Sevilla y
Badajoz, en 1530 en la Iglesia de Córdoba -ciudad minada por los
conversos- en 1566 en León... y en las Ordenes ocurrió
otro tanto aceptándose como salvaguarda del estatuto de limpieza
desde 1486 en la Orden de los Jerónimos, desde 1489 en los
Dominicos, desde 1525 en los Franciscanos donde se decía "que
los cristianos nuevos atropellaban a los viejos pretendiendo el dominio
total de la Orden, para volver en bloque al judaísmo", o desde
1593 en la Compañía de Jesús , donde el
número de marranos era muy elevado. (51)
Para un mejor acceso al estamento eclesial los judíos
recurrían a la trampa de las trampas, o sea SIMULAR que
abandonaban la religión judía, para transformarse
falsamente en miembros del pueblo invadido, convirtiéndose
fingidamente a la religión de dicho pueblo y cambiando sus
nombres (52)
por los usuales del pueblo invadido y al que querían conquistar,
infiltrándose en él y en su Iglesia como el caballo de
Troya.
La Santa inquisición llegó a encontrar archivos secretos
entre paredes, en sótanos bien camuflados y hasta en
subterráneos de Iglesias cristianas y conventos controlados por
los judíos y judías infiltrados en el clero o incluso en
casas de obispos que gozaban de fama de muy buenos cristianos.
Algunos autores (53)
consideran que estos judíos con sotana es la peor
catástrofe que ha sufrido el cristianismo en toda su historia.
En el siglo XVII por judaizante fue procesado el bachiller Juan
López de Vilareal, cura presbítero de La Redonda,
diócesis de Ciudad Rodrigo y cura propio de Riofrío, de
la diócesis de Astorga, o Jacinto Vázquez Araujo,
capellán de la Catedral de Orense, detenido en 1687, o el famoso
Felipe Godínez, cura de Sevilla que hacía ostensible
manifestación de criptojudaísmo y llego a escribir dos
obritas literarias La reina Esther
y El Arpa de David, donde
disimuladamente vertía proposiciones judaicas. (54)
El clero criptojudío, bajo "el barniz de un catolicismo real
escondía en su corazón sus verdaderas convicciones
religiosas". (55)
Socabada desde dentro la estructura de la Iglesia Católica,
alcanzando desde sus posiciones de privilegio empleos cómodos,
bien remunerados y de indudable categoría social.
También en la Orden de San Agustín, en su convento de
Sevilla se descubrió un círculo judaizante y cuando el
prior quiso corregirles fue asesinado en 1536. (56)
Por citar enumeraremos los más escandalosos y significados
judaizantes de diferentes diócesis, como el canónigo de
Córdoba Pedro Fernández de Alcaudete que era
sacrílego, y su compañero de Catedral, Gómez
Fernández Solano; el prior de la iglesia de Santiago,
Bartolomé Pordel; Miguel Baeza, clérigo beneficiado de la
Iglesia de Baeza; el canónigo de la Seo Leridana, Dalmay de
Tortosa, que practicaba la superchería, que siempre llevaba
consigo una nómina judía escrita en hebreo y que
celebraba la pascua judía; compartía también la
superstición el clérigo de Calahorra, Diego
Sánchez, nigromante y criptojudío; el clérigo
García de Alava, detenido en Burbáguena por predicar
públicamente la Ley de Moisés, o el cura Pedro
López de la Iglesia de San Salvador de Cuenca, que tenía
más de sinagoga que de templo cristiano, pues también
Francisco de la Barrera, sacerdote de la misma Iglesia, era matarife
que sacrificaba animales siguiendo el rito judaico.
La inquisición, con independencia de su benemérita
actuación, fue blanco de la infiltración de
criptojudíos. Anteriormente hemos hecho alusión a uno de
los Inquisidores Generales, el cardenal Deza, de origen sefardita, pero
no fue el único de tal condición, otros encumbramientos
eclesiásticos en el Tribunal del Santo Oficio los encontramos en
Juan de Torquemada, cardenal de San Sixto y de inmediata ascendencia
judía, siendo en muchos casos los propios judíos los que
llevaron sus instituciones de la judería, el Tribunal del Din; a
la Inquisición cristiana, (57) protegiendo a los
falsos conversos en unos casos y castigando sin piedad al grupo de
conversos que se habían apartado en exceso de la fe mosaica. A
veces el exceso de celo ocultaba o disimulaba la condición que
se quería tapar, por parte del que lo imponía.
Los Jesuitas no quedaron exentos del problema criptojudío y por
las venas de muchos sacerdotes de la Compañía
corría sangre de Israel, como por ejemplo el Segundo General de
la Compañía, fundada por San Ignacio, el Padre Lainez,
era descendiente de judíos, como también lo fueron muchos
jesuitas famosos de todas las épocas.
Los judíos y jesuitas, nos dice Caro Baroja, (58) pese a que en la
Historia se han visto a veces en campos opuestos, han mantenido unos
vínculos muy sutiles, que pueden decirse arrancan de los puntos
de vista del mismo fundador de la Compañía. San Ignacio
mantuvo una postura hostil a los estatutos de limpieza... repetidas
veces dijo que hubiera considerado una gracia especial el venir del
linaje de judíos. Por lo que no ha de chocar, pues, que entre
los primeros y más eficaces colaboradores estuvieran varios
conversos; de este linaje fue, como ya hemos apuntado, el segundo
general de la Compañía Diego Lainez.
Y junto al converso de Almazán descuella Polanco, el hijo de la adinerada
familia, también conversa de Burgos, que no llegó a ser
el cuarto general de la Compañía a causa de las fuertes
presiones. Hasta 1593 no se implantó el estatuto de Limpieza de
Sangre en la Compañía y su incorporación supuso
más un trámite formal que real, pues es sabido, por otra
parte, (59) que
en pleno siglo XVII los hijos de conversos y aún judaizantes
estudiaron a menudo con los jesuitas, como es el caso de Isaac Cardoso,
llamado "el apologista de Israel".
La infiltración judía en el clero era una técnica
de conquista del mundo cristiano
que el imperialismo judaico consideró indispensable para dominar
a su principal baluarte, la Iglesia de Cristo (60) empleando para ello
diversas tácticas, que variaron desde los ataques frontales
hasta las infiltraciones. El arma favorita de la quinta columna
consistió en introducir en las filas del clero a los
jóvenes cristianos descendientes de judíos que
practicaban en secreto el judaísmo, para que una vez ordenados
sacerdotes trataran de ir escalando en la jerarquía de la Santa
Iglesia, ya fuera en el clero secular o en las órdenes
religiosas, con el fin de que usaran luego las posiciones adquiridas
dentro de la clerecía en perjuicio de la Iglesia y en beneficio
del judaísmo, de sus planes de conquista y de sus movimientos
heréticos o revolucionarios.
El clérigo falso cristiano criptojudío está
realizando, según el criterio rabínico, una empresa santa
para sus intereses inconfesables. La quinta columna en el clero ha sido
y es uno de los pilares básicos del judaísmo
internacional.
Los fines que persigue la infiltración de los
criptojudíos en el clero, se explica claramente en un
interesante documento que dió a la publicidad el abate Chabauty
y que cita el Arzobispo de Port Louis, Monseñor Meurin. Se trata
de una carta del jefe secreto de los judíos internacionales,
radicados a finales del siglo XV en Constantinopla, dirigida a los
hebreos de Francia, dándoles instrucciones, en
contestación a una carta anterior que Chamor, Rabino de
Arlés, le había dirigido solicitándolas. La carta
dice textualmente: (61)
"Bienamados hermanos de Moisés, hemos recibido vuestra carta, en
la que nos hacéis conocer las ansiedades e infortunios que os
veis obligados a soportar, y nos hallamos penetrados de un dolor tan
grande como el vuestro. El consejo de los más grandes rabinos y
sátrapas de nuestra Ley es el siguiente:
"Decís que el Rey de Francia os obliga a haceros cristianos;
pues bien, hacedlo, pero guardar la Ley de Moisés en vuestros
corazones.
"Decís que os quieren arrebatar vuestros bienes; haced a
vuestros hijos mercaderes, para que ellos despojen de los suyos a los
cristianos por medio del tráfico.
"Decís que se atenta contra vuestras vidas; haced a vuestros
hijos médicos y boticarios, a fin de que ellos priven de las
suyas a los cristianos sin temor al castigo.
"Decís que se destruyen vuestras sinagogas; haced a vuestros
hijos curas y canónigos, a fin de que ellos destruyan la Iglesia
Cristiana.
"Decís que atentan contra vuestras vidas; haced a vuestros hijos
abogados, notarios o miembros de otras profesiones que están
corrientemente a cargo de los asuntos públicos; por
este medio dominaréis a los cristianos, os apropiaréis de
sus tierras y os vengaréis de ellos.
"Seguid esta orden que os damos y veréis por experiencia que,
por abatidos que estéis, llegaréis a la cúspide
del poderío.
"Firmado V. S. S. V. E. F. Príncipe de los judíos de
Constantinopla al de Casleo de 1489".
Los réprobos fueron despreciados por su cínica
adhesión a las prácticas católicas. Se denunciaba
su deslealtad y su falta de sinceridad. Decenas de miles de nuevos
cristianos se sometían exteriormente, iban mecánicamente
a la Iglesia, mascullaban oraciones, ejecutaban ritos y observaban las
costumbres, pero el espíritu no había sido convertido. (62) Seguían
guardando clandestinamente las fiestas judías, comían sus
propios alimentos, conservaban restringidos sus círculos de
amistades hebreas y estudiaban su antigua ciencia y costumbres. Amador
de los Rios, autor apologético del judaísmo y del
marranismo, resalta cómo en Zaragoza "los conversos se
conceptuaron depositarios de la antigua cultura de sus mayores y
pusieron la mira no solamente en los cargos menores de la
república, sino también en las dignidades
eclesiásticas". (63)
Todos los historiadores judíos admiten y reconocen que los
conversos alcanzaron "exaltadas posiciones en la organización
del clero" - Joseph Kastein- para, según la Enciclopedia Judaica
Castellana que como "Daniel Israel Bonafoy, Miguel Cardoso, José
Querido, Mardoqueo Mojiaj y otros, defendían el marranismo como
un método de socavar los cimientos del enemigo y como un medio
que contribuía a hacer más elástica la lucha
contra él... a los que la reina Esther, que no
confesó ni su raza ni su nacimiento, les parecía su
propio prototipo"- Enciclopedia Judaica Castellana, Tomo IV, vocablo
España.-
Pero no se piense que estamos hablando sólo en pretérito
de algo que aconteció en el pasado, en una etapa
histórica o un capítulo ya cerrado. En la Iglesia actual
el criptojudaísmo tiene una gran presencia y potencia.
El cardenal Bea, de origen israelí (Bea Ohim) y uno de los
grandes artífices del Concilio Vaticano II, antes de cada
sesión conciliar iba a recibir instrucciones de los Jefes del
Poder Oculto por mediación de los B`nai-B`rith, para hacerlas
aplicar en el Concilio. (64)
El mismo Pío XII tenía como confesor al judío Bea.
El actual cardenal arzobispo de París Jean-Marie Lustiger
nació judío, se educó en la sinagoga y mantiene
una postura religiosa ambivalente, siendo un claro favorito de la
sucesión en el papado a Juan Pablo II. Es un judioconverso
contemporáneo, un criptojudío que alardea de ser "un
judío francés" como su primera evidencia (65) y que tiene "conciencia
de su origen judío, aunque sólo fuera por mi nombre
Aarón. (66)
También en el clero femenino y en el siglo XX se sigue
dando el fenómeno del criptojudaísmo como la hija de
Israel Edith Stein, la hebrea convertida al catolicismo,
discípula predilecta del filósofo Edmundo Husserl y
célebre en Alemania antes de hacerse carmelita. (67)
En España el criptojudío más famoso de los
últimos tiempos es Jose María Escrivá de Balaguer,
fundador del Opus Dei, a pesar de que como confirma el padre Basilio
Méramo (68)
"el judaísmo está contra la Iglesia y siempre ha sido su
enemigo".
REFERENCIAS
38. Fernández Suárez, p 19.
39. Caro Baroja, p 118.
40. Ibid
41. López Martínez, p 49.
42. Ortiz, Dominguez, "Los cristianos nuevos", p 254.
43. López Martínez, p 113.
44. Ibid, p 114.
45. Sigüenza, Fray J., "Historia de la Orden de San
Jerónimo", Vol. III, (Madrid 1605) p 33.
46. Blánquez Miguel, p 191.
47. López Martínez, p 118.
48. Gudiol, Antonio Durán, "La judería de Huesca"
(Zaragoza, 1984), p 31.
49. Ibid, p 88.
50. Ibid, p 91.
51. Rivanera Carlés, op cit.
52. Boyer, p 30.
53. Ibid, p 41.
54. Blánquez Miguel, p 236.
55. Ibid, p 190.
56. Ibid, p 192.
57. Formica, Mercedes, Diario ABC (23 de marzo 1969).
58. Wast, Oscar Hugo, "Jesuitas, Opus Dei y Cursillos de Cristiandad",
op cit, p 18.
59. Ibid, p 19.
60. Pinay, Maurice, "Complot contra la Iglesia" (pp 137-138,
Spanish Edition).
61. Ibid, pp 138-139.
62. Ibid, p 141.
63. Ibid, p 150.
64. La acción judeo masónica dentro del Concilio (1964).
65. Lustiger, Jean-Marie, "La elección de Dios" (Madrid, 1989),
p 16.
66. Ibid, p 17.
67. Lelotte, F., S. J., "Convertidos del siglo XX" (Madrid: Studium,
1956), p 39.
68. Revista "Interviú", No. 780 (22-28 April, 1991), p 28.
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CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
3. Las raíces judaicas de
Escrivá de Balaguer
Llegamos al secreto secretorum, a la
clave más sigilosa de las guardadas en el silencio impenetrable
de la Obra, a lo inefable y también a la verdad más
absoluta que se debe esclarecer, descubrir, revelar. Son las
raíces mosaicas del fundador del Opus Dei y su obra al servicio
de Israel y sus finanzas.
No conviene olvidar el nombre exacto
y en extenso de su propia creación y que por lo general queda, a
pesar de ser el nombre oficial y registrado, en el ostracismo de la
intencionada omisión. La denominación del Opus Dei es la
de "Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y el Opus Dei" y ya en su
propio nombre se cierra la llave de un misterio, cuyo enigma nos viene
descifrado por el historiador judío Cecil Roth que escribe en su
conocida y divulgada obra Historia de
los marranos lo siguiente: "en Barcelona, donde si un marrano
decía "Vamos hoy a la Iglesia de la Santa Cruz" referíase
a la sinagoga secreta llamada de ese modo. (69) Es una coincidencia
sospechosa que el nombre escogido por Escrivá de Balaguer para
su organización coincida exacta y crípticamente con el de
la "sinagoga secreta" en el lenguaje a la usanza de los judíos.
Se puede ser consciente que hablar del tema judío, y sobre todo
si alude a él sin alabanza, es tema tabú. Hay que
comenzar a llamar a las cosas por su nombre, decir que en la mente de
Escrivá de Balaguer bullía un cerebro judío, que
Escriba - que era su verdadero nombre de pila- era un
criptojudío y que no es posible entender su obra ni interpretar
la misma si no se relaciona con el fenómeno esencial de su
judaísmo interior y exterior.
Escrivá lleva el disimulo en la sangre, igual que sus
consanguíneos los judíos, es un fariseo y un
hipócrita que cree en el Talmud y sus enseñanzas
más que en el Evangelio y su Buena Nueva.
Escrivá va a utilizar a la Iglesia como instrumento para formar
grupitos donde los cristianos no advertidos van a ser las
víctimas de la maquinación.
En las biografías de Escrivá de Balaguer echamos en falta
tres elementos esenciales de su nefasta personalidad; se disfrazan tres
hechos básicos para entender al hombre y su Obra: que son que
Escrivá es judío, que era un homosexual
prácticamente y que creó el Opus Dei para servir a los
fines del poder judaico oculto y siniestro, nunca para mayor Gloria de
Dios y de su Iglesia. Escrivá se sirve de la Iglesia y no
viceversa.
Ya desde el principio puede resultarnos sospechoso que Escrivá
durante su vida cambie tantas veces de nombre, práctica usual
entre judíos. El documento indubitado y veraz de su apellido es
el de Escriba, y así figura inscrito en el Registro. El apellido
Escriba, si nos atenemos a su sentido etimológico, se deriva de
la voz latina scriba, y que significa "doctor e intérprete de la
ley entre los hebreos" según la primera y principal
aceptación del Diccionario de la Lengua Española. (70)
En la ley mosaica "sofer", la arcaica raíz hebrea que
significa escribir, se usa para designar al escriba, varón -las
mujeres están vedadas de ser estudiosas e intérpretes de
la Ley -consagrado a la estricta observancia de la ley judía. A
Esdrás se le llamaba "Escriba o doctor muy diestro en la ley de
Moisés" (Esdras VII, 6) que son instruidos en la palabra
y las prescripciones impuestas por el Señor que pacta y se
alía vincularmente con el pueblo de Israel. El escriba era,
pues, el sacerdote.
Los escribas fueron muy influyentes en las cortes de Judá y de
Israel, sobre todo durante el reinado de David y Salomón. En el
Eclesiástico, capítulo XXXIX, se pondera su relevancia
como depositarios de la sabiduría y de las profecías. En
la época salomónica existen, incluso, escuelas que
preparan para estos menesteres. En el Deuteronomio XVI, se asigna a los
escribas también, funciones judiciales.
Los escribas, desde su cautiverio en Babilonia, serán los
doctores de la Ley. Eran los sacerdotes-escribas. Su influencia les
lleva a dominar bajo su tutela al pueblo que consideraban la
profesión de escriba como "la más noble", como celadores
y hermeneutas de la Ley mosaica... Los escribas se agrupan y organizan
en las sinagogas, dividiéndose en tendencias tales como los
saduceos, los fariseos o los esenios.
Al principio los escribas de Israel seguían para su labor la
tradición oral. Posteriormente recopilaron las máximas
que difundían y hacían acatar en el Mischna. El primer y
principal deber de los escribas era recoger celosamente la Ley
judía. Así, el Talmud prescribe que "el que olvida el
precepto, enseñado por el escriba, echa a perder su vida".
Antes de llegar a ser escribas, pasaban por un aprendizaje. Eran
Talmid, es decir, alumnos que en contacto con su maestro recepcionaban
sus enseñanzas y a partir de los 40 años, si
habían asimilado la materia, eran ordenados doctores (hakam). El
escriba era la autoridad para dirimir cuestiones legislativas,
religiosas y rituales. Ocupaban los puestos claves en el derecho, la
administración y la enseñanza.
Sólo a los escribas les estaba permitido acceder al sanedrim.
El partido fariseo del sanedrim estaba compuesto totalmente por
escribas. Los escribas eran por antonomasia los portadores de una
ciencia secreta: "la tradición esotérica". La
cábala era la ciencia hermética de los escribas que
reservaban sus conocimientos. En Jerusalén, donde explicaban sus
enseñanzas, el pueblo se sentaba a sus pies, en señal de
sometimiento. Esta reseña o clave interpretativa es la carga
patronímica que lleva en su sangre y en sus genes José
María Escriba.
El gentilicio de su apellido original Escriba equivale a rabino. Su
procedencia la lleva en su propio nombre de familia. Si se llama
escriba es porque sus antepasados, más o menos lejanos,
próximos o remotos, eran "doctores e intérpretes de la
ley entre los hebreos", es decir rabinos. Cristo, en su Evangelio,
habla del cariz y del talante, en muchos de sus pasajes, de los
"escribas y fariseos", quiénes eran, cómo se comportaban,
cuáles eran sus sentimientos y cuán grande su doblez.
Escrivá de Balaguer era judío de sangre y de
espíritu.
Su obra, la secta de la que es líder carismático,
está hecha a imagen y semejanza de las pequeñas e
impenetrables comunidades judaicas. El
Opus no deja de ser un ghetto, sus leyes y estatutos oscuros no
traducidos y ocultos, su falta de sinceridad con respecto a sus
demás hermanos, los cristianos, a los que les niegan su
pertenencia al clan, su ayuda mutua, pero sólo entre ellos, su
afán por el lucro y el dinero, el sentido monetarista que
imprimen a sus vidas, la adoración al Becerro de Oro, las
palabras y contraseñas que usan, los testamentos a los que
obligan y toda su parafernalia son la extrapolación de las
leyes del Kahal incrustadas en la Iglesia.
Escrivá se puede manifestar con apariencia cristiana, pero su
transfondo es judío. Tan judío como el oficio de su
padre, mercader de telas, típico de las comunidades hebreas y
marranas. La historia de la judería de Huesca nos ilustra de
innumerables ejemplos al respecto. Entre las tiendas de la
judería en 1238 había una famosa, la del sedero Abraim
Aborrave. También se sabe que un tal Xalema Xuri era sedero y
proveedor de la casa real. (71)
Ya en 1290 se tenía concedido a los miembros de la
aljama de Huesca la facultad de tener tintorerías operatorias de
trapos de Francia. También se tienen noticias del comercio
judío en tejidos, habiendo destacado por su
significación, aparte de los ya señalados, el trapero
oscense Abrahim Alamaca, o los judíos Salomón Ablatorell
y Mosse Abulbaca, traperos de Huesca como el padre de Escrivá,
que en el año 1311 fueron sancionados y condenados al pago de
1500 sueldos e indemnizaciones por la compra de tejidos a sabiendas de
que eran robados en la localidad de Sariñena por el
también judío Caredin.
Tan arraigada y extendida estaba la vinculación de los
judíos en Huesca y su territorio -lugar de donde procede y es
oriundo Escrivá de Balaguer - al negocio y comercio de las
telas, que en la capital existía hasta un barrio de los sederos
dentro de la judería.
(72) Entre las actividades de los judíos en Huesca
encontramos las de médicos, especieros, alabarderos, pelliceros,
sederos, plateros, tintoreros, sastres, traperos, mercaderes y
prestamistas. (73) La
familia de Escrivá se dedicaba a uno de los oficios habituales
de los de su tribu, es decir, al negocio y comercio de las telas, y
como queda indicado en el capítulo II de esta obra, el padre,
tras
cometer una estafa colectiva en Barbastro a sus convecinos, no se
quedó en el pueblo para hacer frente a sus obligaciones y
responsabilidades, sino que huyó por la noche para consumar la
estafa y no tener que pagar a sus acreedores.
Escriba es un descendiente de los rabinos de Huesca y su
demarcación. En 1480 había en Huesca 9 rabinos que
ejercían en la aljama, que es la voz preferida de los escribas
para designar a la comunidad judía. Las aljamas se concentraban
y ubicaban en el call o caller, término que deriva del hebreo
kahal, comunidad o barrio donde se agrupaban los semitas.
En Barbastro existió un influyente núcleo judaico y tanto
el rabinado como el degüelle eran oficios provistos por
mandamiento real. (74) Existió
sinagoga y nos narra la historia que los judíos de Barbastro
derribaron la antigua sinagoga de la localidad y construyeron una nueva
por lo grande de la comunidad mayor. El propio rey Alfonso III al tener
noticia del levantamiento y construcción de la nueva sinagoga
para albergar a más judios en Barbastro, mandó, estando
el rey en Ejea el 3 de octubre de 1287, reconocer la obra y
ordenó que caso que fuera mayor que la sinagoga precedente, se
procediera contra la aljama.
Un documento interesante y curioso en relación con los
criptojudíos de Barbastro lo hallamos en Konrad Eubaer que nos informa en su
obra documentalmente cómo el papa Benedicto XIII, el 27 de abril
de 1415, ordena el trueque de la sinagoga de Barbastro en una iglesia
por haberse convertido al cristianismo los judíos de su aljama. (75) Barbastro era la quinta
judería de Aragón en importancia y la aljama se situaba
en los aledaños del castillo de la Zuda de la ciudad, junto a la
muralla, donde Jaime I les concedió en abril de 1271 la
autorización a la potente comunidad judía para abrir una
puerta en la muralla, para que entraran por el acceso directamente
desde el camino de Huesca, con una amplitud que pudieran transitar
hombres y bestias cargadas. La aljama de Barbastro fue una de las
denunciadas por usura, lo que dio motivo a abrir una
investigación que acabó con la imposición del pago
de 1000 sueldos en abril de 1298.
El fenómeno de las falsas conversiones de los judíos al
cristianismo en la zona de Huesca comenzó ya desde el momento
mismo de la conquista de Huesca por los aragoneses del rey Pedro I en
1096. Son célebres los casos del rabí Moisés
Safardó, que recibió el bautismo en la catedral de Huesca
en 1106 y tomó el nombre de Pedro Alfonso, que entró a
formar parte del clero y escribió dos obras: La Disciplina clericalis y Diálogos
contra los judíos.
Convertido lo fue también el canónigo de la catedral,
Pedro de Almería. El Obispo Vidal de Canellas nos da una pista
de sus inclinaciones al legar en su testamento 300 sueldos a una tal
Urraca, de raza judía. Notoria y sintomática fue la
conversión en masa de la familia de Azach abin Longo o Abelongo.
También lo eran los Santvicent o San Vicente igual que los
Santángel, algunos de los cuales eran familias de Barbastro, los
Alborit - Albás -, Azacha, Avin, Salomón, Argelet...
Fueron 35 las juderías en el reino de Aragón, unas de
realengo y otras sometidas al señorío eclesiástico
o nobiliario.
Escrivá parece volver constantemente sus ojos hacia su pasado;
su memoria histórica inmersa en el concepto judío le
lleva a escribir su principal obra, Camino,
como proverbios morales, como máximas, como sentencias cortas,
adagios de contenido moral y muchas veces recriminatorio. Estas
enseñanzas morales venidas en esas greguerías a veces
ambiguas, a veces con dobles sentidos, a veces con diferencias
interpretativas, eran muy usuales en la producción literaria de
los conversos y criptojudíos y bien analizadas demuestran un
transfondo de espíritu hispano-hebreo. Con sus aforismos morales
recrea la tradición conversa de los siglos XVI y XVII
españoles, sobre todo de la literatura ascética redactada
por conversos.
Si tuviéramos que buscar las fuentes o los precedentes de su
obra Camino tendríamos que hacer alusión y obligada
referencia a obras tales como La
certeza del Camino - aquí incluso está reflejada
la palabra camino - de Abraham Pereira, que también escribiera
su Espejo de las vanidades del mundo;
o las obras del converso Luis de
Granada Guía de Pecadores e
Introducción al símbolo de la Fe; o el libro de
Diego Estella Descripción de
las vanidades del mundo, al
polémico tratado del criptojudío Miguel de Molinos
publicado con el título de Guía
Espiritual. Todos ellos son modelos, estereotipos que de una u
otra manera, han sido consultados, utilizados; algunas máximas
copiadas y los pensamientos han sido plagiados cuando allá por
1934, en Cuenca, Escrivá redactaba sus Consideraciones
Espirituales, que así se denominó en primera
instancia el
boceto y borrador, la edición Príncipe de lo que luego se
popularizaría como el catecismo del "pueblo elegido" como se
jactan los miembros del Opus Dei, bajo el nombre de Camino. Por
supuesto, la inspiración y las consignas tenían un
contraste de autenticidad y buena línea en el Talmud, la fuente
originaria y total de la inspiración de Escrivá
Son los libros escritos a base de proverbios morales, de anatemas, de
obras con un tamiz de instrucción y con una orientación
didáctica, donde las reglas y preceptos, las normas, eran la
pista para saber que se trataba de un moralizante converso, un autor
marrano, que utilizaba trucos semánticos consistentes en
transcribir conceptos con sentimientos, ideas y creencias judaicas
mediante el cambio del sentido y de intención de los
términos, la significación de las palabras y empleando un
lenguaje mezcla de piedad y caricatura, que en los dos mundos son
idénticos como si de un fraude semántico se tratara.
En esa misma línea de pensamiento y de acción se
encuentra la tan reiterada frase que tanto gustaba repetir a
Escrivá: "somos el resto del pueblo de Israel. Somos lo que
queda del pueblo de DIOS..."la cita era tan de su gusto que ha sido
recogida incluso en la obra novelada
de Vicente García: "En
nombre del padre" (76) cuando
nos narra una pose de Escrivá relatándonos que "emerge el
Padre, quien enderezándose levanta los brazos por encima de su
cabeza y atronando con la voz exclama '¡Somos el pueblo de
Israel, hijas mías! ¡Somos el pueblo de Israel!...' Son
una y otra vez las que recrea con el mismo contexto: 'somos los
vestigios del pueblo de Israel' (77)
Su aparente humildad era tan falsa como él mismo.
Una vez mientras oraba, decía en voz alta "aquí tienes a
tu burrito sarnoso" a lo que de inmediato y desde lo alto
recibió la respuesta del mismo Dios: "un borrico fue mi trono en
Jerusalén". (78)
Tal era el perfil semítico de Escrivá que un sacerdote de
Madrid, amigo del escritor Luis Carandell en una conversación
sobre el Opus "aprovechó la oportunidad para hacer el chiste de
que el
Opus Dei estaba constituido 'por un escriba y setenta mil fariseos' y
añadió la españolísima pregunta de si
monseñor no sería de origen judío". (79) Sobre este particular se
pronunció el antropólogo Julio Caro Baroja no afirmando
ni negando su procedencia, aunque sí apuntillaba que cuál
no era el mejor apellido para pasar camuflado.
Por ello no es de extrañar que en su informe al sínodo
diocesano de 1985, el rector del seminario de la Diócesis de La
Rioja acusó al clero del Opus de "ir a la caza de las
herejías" y proseguía diciendo: "... creen pertenecer a
la raza de Melquisedec" (80) alusión
directa en sentido metafórico.
Su carácter de filiación divina, de alianza y pacto con
el mismísimo Dios, la experimentó el Fundador
personalmente "...esta realidad un día de verano de 1931, en un
tranvía de Madrid. Mientras se preguntaba cómo
podría llevar a cabo la misión que Dios le había
encomendado tres años antes, el 2 de octubre de 1928, tuvo una
respuesta nítida -que quedó grabada a fuego en su alma- a
través de unas palabras del Salmo II: "Tú eres mi hijo;
hoy te he engendrado yo". Con el alma inundada de gozo, empezó a
repetir en voz alta, como un niño; "Abba, Pater, Abba, Pater!
Abba! Abba!" (81)
Con razón Escrivá había sido denunciado ante
el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería,
por considerarse que en una España de efervescencia
católica y profundo sentimiento cristiano "el Opus Dei era la
rama judaica de la francmasonería" (82) También el Santo
Oficio, en el Vaticano, recibiría comunicaciones en tal sentido.
Una anécdota que inocentemente se cuenta en la biografía
de Escrivá escrita por su principal alabardero (83) nos refiere que "cerca
de Caracas, el 14 de febrero de 1975, se levantó un hombre
joven, de barba poblada y amplia, que realzaba su jovialidad.
- Padre yo soy hebreo...
El fundador del Opus le interrumpió: "Yo amo mucho a los
hebreos, porque amo mucho a Jesucristo -¡con locura! - que es
hebreo. No diga era, sino es: Iesus
Christus, hier et odie, ipse et in secula. Jesucristo sigue
viviendo, y es hebreo como tú. El segundo amor de mi vida es una
hebrea, María Santísima, Madre de Jesucristo. De modo que
te miro con cariño, sigue..." Le brotaba su instinto
judío que a veces no sabía o no podía refrenar,
aunque adornaba su impronta con alusiones a Dios y su Santa Madre, para
dejar la cosa más atenuada, que se comprendiera el mensaje sin
descubrirse por entero.
Una de las personas que conoció la realidad íntima de
Escrivá era su amigo el profesor Viktor E. Frankl, judío,
especialista de psicología que ha dejado varios testimonios de
sus encuentros con el fundador del Opus Dei, donde nos ha dejado
constancia de su capacidad de adaptación y simulación, su
metamorfosis, propia de los de su raza, remarcando "su asombrosa
capacidad para sintonizar inmediatamente con su interlocutor.
Vivía totalmente en el momento presente y se entregaba a
él por completo". (84)
Tan rematadamente judío era Escrivá que no
quiso, siguiendo la costumbre judía, que sus padres reposaran en
cristiana sepultura en un cementerio católico, siguiendo
así la tradición de los hebreos que se llevaban consigo
los huesos de sus mayores si eran desenterrados. Escrivá no
quiso que los restos mortales de sus progenitores yacieran en tierra
bendita y por eso les enterró en la cripta de la casa del Opus
en la madrileña calle de Diego de León, exhumación
de dudosa legitimidad si nos atenemos a las normas y ordenanzas
municipales sobre enterramientos que regían cuando los mismos
fueran sepultados extramuros de los cementerios en una calle y en un
lugar no aptos.
Otra tendencia que resalta como tradicional en muchos judíos es
la de "buscar entronque con linajes aristocráticos". (85) Y la adquisición y
el fraude del título de "Marqués de Peralta", para el que
Escrivá carecía en absoluto de legitimidad tanto de
origen como de ejercicio, y sólo su instinto judaico, le
arrastró a la feria de las vanidades terrestres, con la
búsqueda, la pesquisa y la adjudicación de un
título nobiliario para cuyo expediente debió acudir no
sólo al engaño a sabiendas de que no tenía derecho
alguno, sino hasta a la falsificación documental y a la
prevaricación de cargos públicos en el Ministerio de
Justicia Español afectos al Opus Dei.
También un claro indicio de poca fiabilidad, a la sazón
muy utilizado por los judíos de todas las épocas, es el
constante cambio de nombres para no ser reconocidos. Recordemos
aquí que Mendizábal, el autor de la más famosa
desamortización eclesiástica, ministro liberal discutido,
que en realidad se llamaba Alvarez y Méndez y que, como recalca
Caro Baroja" siguiendo la costumbre muy común entre los de su
linaje, modificó su apellido". (86) El sistema de cambiarse
de nombres y de localidad lo subraya al hablar del
criptojudaísmo Blázquez Miguel, como una técnica
usual y homologada entre los judíos.
Y hablando de tácticas y técnicas, de pautas de
comportamiento, es significativa la conducta de Escrivá el 28 de
marzo de 1975 cuando celebró sus bodas de oro sacerdotales en la
intimidad, según su norma de conducta habitual "ocultarse y
desaparecer es lo mío"
(87) inmersión y ocultamiento arquetípico
del criptojudío.
Según el historiador Pulgar los conversos de Aragón "eran
muchos" (88) y
según el historiador judío Baer "habría unas seis
mil familias judías en el reino de Aragón, lo que
proporcionalmente suponía muchísimo" (89) El famoso Libro Verde de
Aragón es un alegato documental y escalofriante sobre la
contaminación y la falta de limpieza de sangre en una gran
cantidad de familias de la nobleza aragonesa donde una gran parte de
las clases privilegiadas tenían verdaderamente origen
judío. Bernáldez,
en su Historia de los Reyes
Católicos nos informa que "en cuanto podían
adquirir honra, oficios reales, favores de reyes y señores,
algunos se mezclaron con los hijos e hijas de caballeros cristianos
viejos con sobra de riquezas" (90) para
luego llevar una vida doble y aprovechada.
Para los criptojudíos, como para Escrivá de Balaguer la
ética se reducía, en definitiva, a hacer lo útil
en término final en la jerarquía de valores.
Para Cobo Martínez, Josemaría Escrivá de Balaguer
es uno de los más cualificados y eficientes criados del
judaísmo". (91) Sus
servicios a la causa judía y los perjuicios que de su
actuación se derivan en la Iglesia Católica le confieren
el gran título de hijo predilecto de Israel.
De ahí su inclinación a la vida oculta y las llamadas
constantes a la imitación, no a la doctrina explicada por
Cristo, no al amor y a la caridad cristiana, sino "a los treinta años
de vida oculta del Señor" con una obsesión por el
acatamiento y la obediencia como corresponde a las exigencias de una
religión, la hebrea, que se basa no en la fe, sino en las
prescripciones de una ley sin concesiones donde, como decía
Escrivá, "Obedecer siempre es ser mártir sin morir". La
obediencia ciega, sobre el amor y la verdad. Esa es la gran diferencia.
Como nos advierte D. Julio Caro Baroja "hay que tener mucho cuidado con
los lobos sangrientos que pasan entre nosotros disimulados con las
pieles de mentidas ovejas". (92)
REFERENCIAS
69. Roth, p 27.
70. "Escriba," Diccionario de la Lengua Española, Edition 19
(Real Academia de la Lengua, 1970).
71. Duran Gudiol, p 34.
72. Ibid, pp 34-35.
73. Ibid, p 42.
74. Ibid, p 56.
75. Cantera, Francisco, "Sinagogas españolas" (Madrid: CSIC,
1984), p 170.
76. Gracia Vicente, p 63.
77. Walsh, p 196.
78. Ibid, p 211.
79. Carandell, p 80.
80. Walsh, p 131.
81. "Le Tourneau", p 132.
82. Ibid, p 46.
83. Bernal, p 263.
84. West, p 54.
85. Caro Baroja, "Razas, pueblos y linajes", op cit, p 128.
86. Caro Baroja, "Destino del judío hispánico", op cit, p
416.
87. Le Tourneau, p 19.
88. López Martínez, p 103.
89. Baer, Die Juden, Vol I, p 813.
90. Bernáldez, "Historía de los Reyes Católicos",
p 600.
91. Cobo Martínez, "Faro inconfundible", No. 23 (June, 1988), p
10.
92. Caro Baroja, "Razas, pueblos y linajes", p 133.
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CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
4. La simbología
kabalística del Opus Dei
Si Escrivá era de tronco
judío sus signos y símbolos tenían que ser, como
representación gráfica e interpretativa de su
subconsciente, acordes con su condición. El Opus, su Obra, su
Pompa, su instrumento, su gran engaño, tenía que estar
cincelado de emblemas y alegorías conexas con la Kábala
hebrea. Sobre este presupuesto comenzamos nuestras indagaciones y los
resultados han sido sorprendentes.
El biógrafo oficial y laudatorio de la figura de Escrivá
nos puso en la pista al escribir que "corrió la voz por Madrid
de que su oratorio estaba lleno de signos kabalísticos..."(93) También se
habló del oratorio elíptico en la casa de la calle de
Diego de León. El P. Severino Alvarez, dominico, Decano de
la Facultad de Derecho Canónico del Angelicum de Roma contaba ya
en 1950 que también se habían recibido en el Santo Oficio
de Roma denuncias contra el Opus en las que entre otras cosas se
hacía alusión a la heterodoxia del Opus,
indicándose la forma
elíptica del oratorio y las señales externas, las
manifestaciones poco convencionales utilizadas, por lo que el Maestro
General de los Dominicos, aprovechando que el Padre Severino
realizó por aquel entonces un viaje a España, le
encargó encarecidamente que visitara y le informara de lo que
viera en el oratorio en cuestión.
Comenzaban los indicios, los atisbos, los comentarios sobre la criptografía empleada. Fue
a fines de 1939 cuando el Opus Dei había abierto un oratorio
anexo a la residencia de la calle de Jenner, en Madrid, en torno al
cual y ya desde aquellas prematuras fechas comenzaron a producir la
alarma y el desconcierto entre los creyentes que comenzaron a circular
por medio de boca a oído que la capilla "estaba adornada con
signos Kabalísticos y
masónicos y
se afirma que gracias a sabios juegos de luz Escrivá de
Balaguer simulaba fenómenos de levitación". (94)
Además, la Sociedad de Cooperación
Intelectual -SOCOIN-, una iniciativa vinculada a la Obra, fue
señalada como una derivación masónica de una
organización judía internacional. En la época en
que sucedían estos hechos -en los albores de la fundación
del Opus -un profesor de derecho internacional afirmó que
había encontrado en un diccionario hebreo el verdadero
significado de las siglas SOCOIN que correspondía al nombre de
una secta hebraica de asesinos." (95)
En 1940 el Tribunal Especial para la represión de la
masonería y del comunismo y que tenía entre otras
misiones la de tutelar la seguridad del Estado, abrió expediente
informativo contra José María Escrivá de Balaguer
acusándole de que "bajo el nombre de Opus Dei se escondía
una rama judaica de la masonería". (96) Una acusación tan
grave e inusual debía tener algún fundamento, estar
respaldada, tener motivos y argumentos, que vamos a tratar de alumbrar.
El primer símbolo que nos llama la atención es la
adopción de la rosa como figura emblemática, como
símbolo diferenciador e identificativo, que se arroga y atribuye
al Opus Dei. En este contexto no se puede olvidar que el asunto de la rosa no es un capricho o algo
casual, sino que revela una profunda coherencia, pues según el
Zohar la rosa designa "La Comunidad de Israel" (véase Zoar, I
1a) Quizá el padre Escrivá quería avisar con esta
leyenda a unos pocos iniciados que no se olvidaran de sus
raíces... y de sus obligaciones.
Ediciones Rialp, la editorial
propiedad del Opus Dei, donde se editan los libros y textos oficiales
de la Obra, el vehículo difusor de la bibliografía
más
apologética y exultante del Opus, tiene como anagrama editor la
imagen y el diseño de una rosa. Son las señas de
identidad de su labor bibliográfica. Es la imagen de marca. Es
la señal de la rosa...
El origen para la introducción del signo kabalístico de
la rosa se remonta a los años del período de la Guerra
Española, cuando Escrivá, que había estado sin
demasiados problemas en "zona roja" teniendo la información
previa sobre el desenlace de la contienda con la victoria de las
fuerzas nacionales leales a Franco, se pasa de zona en conflicto a
través del Pirineo, por la frontera francesa, donde el grupo se
refugió en pleno invierno en una cabaña para pernoctar.
Por la mañana cuando iban a reemprender la marcha se
solicitó a Escrivá que oficiara una misa, a lo que se
negó, inexplicablemente, saliendo del refugio de montaña
en solitario y caminando hasta que se perdió entre la nieve y el
hielo de las montañas, regresando poco después al punto
de partida alborozado, eufórico, según los testigos
presenciales, con el rostro iluminado y con una rosa de madera en las
manos que según dijo "le había dado la Virgen, que se le
acababa de aparecer" (97)
en todas las apariciones reconocidas oficialmente por la Iglesia
Católica, hay pruebas. De la aparición que
difundió Escrivá, ninguna, a pesar de su testimonio en
vivo y en directo, que como se tratara de una burda mentira, no
insistió con posterioridad, ni ha sido jamás reconocida
tal aparición por la Iglesia.
Después de aquella situación inventaría toda una
leyenda. Dijo que la rosa estaba semi enterrada entre la nieve y para
él "era la señal evidente de que se acercaba otra
época en la vida del Opus Dei y que se acabaría pronto el
período de las plantas cubiertas por la nieve", (98) en clara alusión
metafórica a su cirptojudaísmo secular, con dos
interpretaciones evidentes, la rosa y su significado y su escondite y
salida a la superficie.
El símbolo de la rosa forma parte importantísima de la tradición kabalística
hebrea. (99)
Ya en los salmos y en los poemas
proféticos judíos, la rosa roja y la rosa blanca
personifican los cuerpos castigados y purificados de Israel. Pero en la
Kábala se va aún más allá en el
camino de
significaciones. El Árbol, sefirótico, dividido en tres
columnas verticales, tiene la central precisamente bajo la
advocación de la rosa, que de este modo restaura y equilibra la
parte rigurosa y severa de la creación -izquierda - con su lado
clemente y misericordioso -el derecho-.
La rosa no sólo está impresa en todas las publicaciones
que salen de la Editorial del Opus Dei, Rialp, que curiosamente lleva
el nombre de la aldea donde supuestamente en 1937, en su ermita y a
él solo, sin testigos incómodos, se le apareció la
Virgen y que desde entonces ha pasado a ser el auténtico
símbolo para el Opus. Tampoco podía faltar por doquier en
Torreciudad, el templo suntuoso construido con el óbolo de los
escándalos financieros. En torreciudad encontramos rosas
esculpidas en la capilla, en la ermita, en el interior y en el exterior
del templo, en muchos edificios del complejo arquitectónico, en
todas partes, para que no se olvide que estamos en un lugar con mensaje
kabalístico.
Parece que también cuando besan el suelo, en ese amor a lo
material, mascullan la divisa
templaria "Non nobis, Domine,
non nobis, sed nomine tuo da gloriam" (100) También se ha
querido asimilar la rosa a la importancia que tenía en la Orden
Templaria. Para el Temple, la rosa y la espina fueron un
símbolo de capital importancia.
Aparte de la rosa y su claro mensaje Kabalístico, otro signo
caro al fundador del Opus Dei fue la representación
gráfica de palmípedos,
el signo hermético de la oca, la pata de ganso. Existen
dibujos de patos realizados por la mano de Escrivá en el
cristal, madera, porcelana, papel. En una casa de ejercicios en Molino
Viejo, en la provincia de Segovia, se conserva pintado en una pared un
pato atribuido al propio fundador. La obsesión por los graffitti
de los gansos tiene otra cara y sibilina vertiente kabalística,
de un enigmático y profundo significado.
Otra de las peculiaridades más llamativas es la
eliminación de la imagen de
Cristo de los crucifijos. Tampoco aparece el INRI típico
de la cruz ni la faja negra con el mors
mortem superavit. (101)
Para el Opus según el diseño de su fundador,
el crucifijo es la cruz sin cuerpo,
luego reverencian y adoran no a la figura de Cristo, sino alaban al
cadalso, a su último patíbulo, veneran al instrumento de
suplicio y del tormento.
Los miembros del Opus Dei son portadores, en sus bolsillos, de cruces
sin el cuerpo de Cristo. Del Hijo de Dios crucificado, la Obra
sólo acepta y reconoce como suya una cruz de madera
vacía. Las razones camufladas que da Escrivá son que los
cuerpos desnudos de Jesucristo suelen estar malísimamente hechos
y son repugnantes. El crucifijo es el símbolo de la fe. El
madero, el calvario donde los judíos ejercieron su deicidio.
Es costumbre y norma obligatoria que en cada centro o casa del Opus
"exista una cruz negra sin Cristo, que será adornada dos veces
por año." (102)
Estas prácticas heterodoxas han sido censuradas igual que su
secretismo, que su dedo pulgar puesto sobre sus labios.
Si a la cruz pelada le juntamos la rosa tenemos la rosa-cruz. La
alquimia kabalística no puede ser más explícita y
perfecta.
Siguiendo en la búsqueda y en el hallazgo de elementos
kabalísticos, la numerología ha sido una ciencia
tradicional donde se inspira la kábala hebrea y cuya
representación no podía faltar en el Opus Dei. El libro
de Escrivá, Camino,
tiene exactamente 999 máximas o puntos, a los que en ninguna
reedición ha sido variada su cifra, que invertida se convierte
en el 666 apocalíptico, el número de la "Bestia" lo que
nos
sitúa en el carácter escatológico de la Obra. Su
misión histórica parece señalada en clave clara,
siendo como es el judaísmo un factor principal en toda
época apocalíptica. Como nos dice el Apocalipsis, el
nombre de la Bestia está escrito en cifras cuyo valor es 666.
Indudablemente el número no es mero azar. (103) Dante
utilizó profusamente el número 9 y otros múltiplos
de 3 en la Divina Comedia. En dimensiones de vida (máxima 279),
tres veces tres, 999, 666...
El número 9 tiene una importancia esotérica de primera
magnitud en cuanto que representa al signo del noveno sefirá
kabalístico y tal como explica el profesor Gershom Scholem, de
la Universidad Hebrea de Jerusalén, conocer el significado de
las razones profundas de los números en tanto que son magnitudes
cósmicas -era, para los kabalistas y para quienes seguían
la esencia universal de su teosofía- "un sistema de pensamiento
que se plantea conocer y describir las operaciones de la Divinidad". (104) Para la kábala
la constante ininterrumpida del número 9- yesod,
fundación- tiene su justificación plena en el Opus
como módulo de construcción. Tres veces tres hacen nueve
y tres veces nueve forman el 999 al que hay que invertir, dar la
vuelta, para que veamos reflejado el enigmático y significativo
nombre bestial.
Otros signos que utiliza el Opus Dei en sus manifestaciones son el olivo y el árbol; según las
explicaciones que nos da la Haggadah en el Talmud, Israel se parece al
olivo porque el aceite que de él se extrae no se mezcla con los
otros líquidos y así Israel conserva su individualidad;
porque el aceite sobrenada, lo cual dicen los judíos
-está escrito en la ley "Dios te colocará arriba de todas
las naciones" (Deuteronomio XXVI, 19) y porque el olivo necesita ser
aplastado para producir y así Israel sacará provecho de
las desgracias y persecuciones, unas fingidas y otras provocadas. (105)
Como marca comercial también han utilizado en grandes
holdings cercanos al Opus Dei,
tal es el caso de Rumasa, otro
símbolo kabalístico; la abeja
encerrada en un exágono,
que es la representación
gráfica del hebreo "Débora" con todas sus connotaciones
intrínsecas.
Por último hay que resaltar que entre los miembros del Opus
existen, como en la masonería judaica, ciertas palabras de pase
y reconocimiento. Se saludan con la palabra "Pax" y la respuesta es "In
aeternum". Son palabras de identificación y filiación,
argot interior usado para resaltar su pertenencia, una especie de
consigna o de santo y señal particular. Utilizan el latín
en las palabras escogidas como pase o palabras sagradas para utilizar
entre sí y no con los demás hermanos supuestos, los
cristianos.
Otro exorcismo que se detecta es el de rociar la cama con algunas gotas
de agua bendecida antes de acostarse, flagelarse,
llevar cilicios o dormir en el suelo una vez por semana en
señal de penitencia y para acercarse en la distancia y en el
lugar donde se encuentran al simbólico muro de las lamentaciones
hebraico.
REFERENCIAS
93. Bernal, p 246.
94. Ricci, Marina, "Opus Dei,"Revista 30 Días, No. 5 (May 1990),
p 16.
95. Ibid, p 17.
96. Ibid, p 17.
97. Magaña, p 1576.
98. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 19.
99. García, Atienza, Juan "La Kabala, Revista Mundo
desconocido", No. 31 (Enero 1979).
100 .Cristóbal, Ramiro, "Los templarios, un antecedente del Opus
Dei," en Historia, No. 6 (Septiembre 1975), p 62.
101. Ynfante, Jesus, "El silencio de las termitas", p 15.
102. Le Vaillant, p 213.
103. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 386.
104. García Atienza, p 45.
105. Wast, Oro, p 160.
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CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
5. Los ghetos judíos como
modelo para el Opus
El modelo y el patrón de la
estructura interna del Opus Dei no es la comunidad cristiana basada en
la caridad y en el amor de todos sus semejantes. El esquema interno de
la Obra, su organigrama interior y sus leyes y normas de funcionamiento
son un plagio, una transposición de la vida religiosa, social y
jurídica de las comunidades del ghetto judío, reguladas
por el Talmud y las leyes
rebínicas del Kahal.
Escrivá de Balaguer crea el Opus a imagen y semejanza del ghetto
judío, reglamentando su vida en común bajo los
mismos
principios y dando una cohesión intrínseca basada en las
experiencias y en las regulaciones normativas, en las prescripciones,
en las que se basaba la Ley del Kahal.
Podemos afirmar sin
ambigüedades que Escrivá colma las antiguas normas de vida
espiritual judía con alegorías y lenguaje cristiano. Son
los viejos odres rabínicos y el agua bautismal. Habla en
cristiano y piensa y siente en hebreo.
Todos los niveles de comportamiento y de intransigencia férrea
sobre el grupo son manifestaciones resultantes del espíritu del
Talmud. El Opus Dei es la institución del rabinato en el seno de
la Iglesia Católica.
Escrivá en su juventud conoce y aplica el espíritu del
ghetto que se refleja en el libro de Jacob Brafmann El libro del Kahal
donde se detalla la vida, la norma y la administración de los
ghettos judíos que Escrivá quiere asimilar para su futura
Obra, copiándolo al pie de la letra.
Generalmente se piensa que ser judío es simplemente profesar la
religión judaica, pero en realidad es otra cosa bien diferente,
es nada menos que pertenecer a un pueblo diferente y distinto elegido
según ellos -a aquel en que se ha nacido o se vive.
Erróneamente se tiene la consideración de que la sinagoga
no es más que el lugar de culto de los israelitas, cuando se
ignora que además es su centro de gobierno, su legislatura, su
foro, su tribunal, su escuela, su bolsa y su club. (106) La sinagoga es el alma
del judaísmo y su alma a la vez no es la Biblia, sino el Talmud
que se materializa en el kahal, en el que desde que el judío
llama a los umbrales de la vida, hasta que sus despojos, lavados con
agua hervida con rosas secas, vive secretamente sometido.
El Kahal, como el Opus para sus miembros, rige sus existencias, los
subordina y avasalla, los reduce y los maneja infaliblemente. El Kahal
existe dondequiera que hay un núcleo judío, que si es
pequeño el número se le llama Kehillah y si son muchos y
cuentan con rabino y sinagoga, ya es un kahal, que tiene
jurisdicción sobre los Kehillahs de las inmediaciones y de los
aledaños. Si el número de la comunidad hebrea es
considerable, donde se concentran en una misma ciudad millares de
hebreos como la ciudad de Nueva York, por ejemplo, donde se dan cita
millones de judíos - se instala un Gran Kahal, que tiene
ámbito jurisdiccional sobre los kahales de todo el territorio.
El
Kahal actúa como un soberano invisible y absoluto al que deben
doblegarse voluntades personales e intereses individuales, igual que en
el Opus Dei, réplica de su sistema y funcionamiento. El Kahal
también juzga a modo de tribunal y persigue como implacable
exterminador. El Opus juzga permanentemente a sus miembros vigilados
entre sí y los corrige y enmienda. Kahal y Opus son dos
realidades de la misma identidad.
Comercio, política, economía, religión, vida
privada hasta en sus detalles más íntimos y minuciosos
-relaciones entre padres e hijos, entre marido y mujer, entre amos y
criados -todo está regido por el Talmud y controlado por el
Kahal -el Opus- que es su expresión concreta. (107) Existe una estrecha
inteligencia entre el Rabino que elabora la doctrina y el Kahal que la
aplica y que el público en general ignora, se licencia, se
guarda y se confunde.
El Kahal y el Opus, legislan su régimen interior a su
albedrío y antojo, según las máximas y los dogmas
talmúdicos. Más recóndito está y
actúa el Beth Din, tribunal secreto que juzga al margen de la
justicia convencional, siendo sus códigos no los textos legales,
sino su propio
espíritu judaico. El engaño ha consistido en hacer
parecer a las
comunidades judías o al Opus Dei como simple asociaciones de
carácter religioso, ocultando con esta apariencia su verdadera
naturaleza. Su presentación es como núcleos inofensivos,
cuando son en realidad sociedades secretas que controlan de forma
totalitaria a los individuos que forman parte de ellas. (108)
Los judíos, como el miembro adepto al Opus Dei, son
individuos sujetos totalitariamente a la comunidad israelita o a la
Obra en lo político, lo económico, lo religioso, lo
militar, lo cultural y hasta en lo privado. Son los hombres más
carentes y privados de libertad de la tierra. Son esclavos de un deseo
y de una promesa. Se les obliga al secreto, se les reduce al silencio y
a la obediencia ciega e irreflexiva a la comunidad judía, a la
Obra y a sus órganos de gobierno, que para la mayoría,
incluso para los que están dentro, siguen siendo ocultos y
secretos.
Su única libertad es la de obedecer a sus jefes y directores
espirituales. Obediencia debida, conjurada y juramentada en todo, en el
trabajo y en la ideología, en lo religioso y en lo cultural.
Nada deberá hacerse sin el beneplácito inapelable de los
jefes y directores espirituales que son los que marcan de forma
indeleble la personalidad desprovista de sus seguidores. Pedir permiso
para todo. No tener iniciativas propias. Cualquier sugerencia a
emprender, debe contar con la aquiescencia y el conocimiento previo y
preliminar del "superior",
El Opus, igual que el judaísmo, es la actualización del
fariseísmo de antaño, que otorga a los rabinos no
sólo el papel de sacerdotes y sumos sacerdotes, sino
también el de líderes políticos, el de gobernantes
totalitarios y omnímodos de las comunidades judías o del
Opus Dei dispersas en el mundo. Tanto los rabinos, como los dirigentes
del Opus dirigen sin contemplaciones en todos los planos de la vida
humana a sus seguidores, en lo político, económico,
religioso, social, en sus inquietudes particulares, porque de su
influencia hacen un instrumento totalitario, valiéndose de un
intrincado sistema de presiones y control, de espionaje y de
infiltración en todos los órdenes de la vida personal y
moral de sus seguidores, para imponer su voluntad y dominio.
La palabra "sinagoga" como el término Opus, tiene tres
significados: como asamblea o célula básica organizativa,
como templo o edificio, bien inmueble donde se reúnen, que puede
ser un templo o en casas particulares que dependen de otras casas de
ámbito regional o de una demarcación mayor según
la entidad territorial o el núcleo de los adscritos y por
último también es sinónimo de totalitarismo
judío cristiano, donde sus dirigentes se erigen en foros de
obediencia suprema.
Entre los judíos los "Parnasim" o miembros del Kahal regional o
local y en el Opus Dei los directores espirituales - que pueden ser o
no sacerdotes de la Obra -dirigen la comunidad local, planifican la
infiltración de sus miembros en todos los estamentos, partidos y
grupos políticos, económicos, laborales, etc., sin
importarles la ideología, por ello nos encontramos judíos
y miembros del Opus Dei en las huestes de los partidos y organizaciones
de izquierdas y entre los partidos de derechas o de centro. Su
fijación es la obediencia servil.
Dice el israelita Jacob Alejandrovich Brafman, que el control de cada
individuo judío es muy minucioso en todas las actividades de su
vida pública y en la privada y que el dominio totalitario de
la comunidad judía sobre el individuo judío es absoluto y
hasta penetra en la intimidad del hogar israelita. (109) Igual que en el Opus Dei.
El secreto para conseguir la obediencia ciega y totalitaria es la
coacción, las leyes represivas, la intimidación con el
castigo de la eterna condenación sin atenuantes si se desobedece
a los superiores inmediatos, las mortificaciones, las evidencias, las
represalias como reos del crimen de esa colectividad. Desobedecer a los
superiores en estos núcleos es semejante a ofender a Dios, a
apartarse de la senda del "bien" y entrar en el camino de la
"perdición" eterna. Es el mayor de los pecados. El desacato no
se tolera y su corrección más que fraterna es terrible.
Entre las medidas que se toman contra los judíos disidentes que
desobedecen, equiparadas a las que adopta el Opus Dei, se encuentran
las siguientes:
Todo judío al ingresar en la "Santa Hermandad Sinagogal" tiene
que firmar documentos comprometedores que una vez suscritos no vuelve a
ver pero que sabe de su existencia. Cada cierto tiempo tiene que
renovar sus juramentos de fidelidad de forma pública y solemne
ante los demás, para que no exista la más mínima
duda y se evite cualquier tentación de arrepentimiento del paso
dado. Se debe prestar subordinación a ultranza al Kahal o a la
Obra, por encima de cualquier valor o institución exterior,
porque sólo en el círculo interno se encuentra la verdad,
debiendo informar a los rabinos o en su caso a los directores
espirituales en la Obra, de todos los pormenores y secretos a los que
el judío o miembro del Opus Dei tenga acceso, ya sean militares,
políticos y los miembros del Opus Dei viven permanentemente
hipotecados para toda su vida.
Las leyes internas de la secta judaica o de la mafia católica
obligan a ventilar las diferencias en el interior. Los trapos sucios se
lavan en casa. Las controversias las debe conocer y resolver el rabino
o los superiores de la Obra. El escándalo no debe jamás
trascender a la opinión pública, que debe vivir en la
ignorancia de las interioridades del ghetto y de la Obra.
-Al judío, como al numerario que desobedece, se le priva de la
relación carnal con su cónyuge, para lo que se insta a la
esposa que también suele ser de la Obra -endogamia judía
y del Opus o espiritual- que niegue toda relación sexual hasta
que el marido vuelva al redil de la obediencia a las órdenes de
sus jefes, para que pueda regresar al lecho matrimonial.
-Como santa coacción también están permitidas las
sanciones pecuniarias, siendo tanto el Opus como el judaísmo los
grupos totalitarios mejor financiados del mundo.
-El fanatismo y la intransigencia son tan exacerbados que en
casos de desobediencia grave y pública puede llegarse a la
eliminación física del "desertor" o el malsín. En
el Opus hay un sin fin de "muertes providenciales" y "misteriosas" de
hombres que sabían demasiado y que no interesaban en un momento
dado. En el judaísmo sucede otro tanto. Los intereses en juego
son tan enormes que no se detienen ante nada.
Cada miembro de la comunidad es un espía para sus hermanos y
están obligados a denunciar cualquier signo o síntoma de
desafección a las órdenes emanadas o a la comunidad. Por
ello en una comunidad basada en la delación no puede haber ni
sincera amistad, ni confianza, ni hermandad. Denunciar al descarriado
es un timbre de gloria. Ser confidente de las intenciones heterodoxas,
un tanto a favor del denunciante. La disciplina mediante este sencillo
método está siempre garantizada, por funcionar integrados
los sistemas más minuciosos de información, espionaje y
traición. Así vemos a hijos denunciar a sus padres,
esposas contra esposos, amigos entre sí en todo el mundo
judío y del Opus.
-La pena en casos de contumacia en el "error" de la desobediencia y de
la liberación del yugo del grupo o comunidad, es el herem o
excomunión, lo que conlleva una especie de muerte civil y donde
antes era ficticia hermandad, ayuda recíproca y socorros mutuos,
de pronto, como por un resorte se convierte en animadversión y
muerte civil, negando el pan y la sal, haciendo al que se marcha de la
espiral de obediencia el boicot más espantoso en todos los
dominios, en el económico, en el social, en el político y
en el personal. Hay que arruinarlo, eliminarlo socialmente,
desacreditarlo, infamarlo, anularlo y neutralizarlo.
-La obediencia se da hasta en la censura previa a las lecturas, los
juegos, las diversiones, los espectáculos e incluso los amigos.
El no judío en un goim, un extraño; el que no es miembro
del Opus Dei, aunque también sea católico, o cristiano,
deja de ser un hermano.
Toda la información que recaben los judíos o los miembros
del Opus Dei sólo debe servir para beneficio del judaísmo
o de la Obra, teniendo de esta forma unos controles de
información, unas centrales de datos, impresionantes y gratuitas. Conocer es imperar.
"Todos los judíos, sin excepción, están
obligados por lo menos semanalmente a entregar a su rabino un informe
de todo lo que vean, oigan, lean, etc. en la oficina militar,
política, comercial, de prensa y de toda índole donde
trabajen, así como de todo lo que vean y oigan por la calle, en
el mercado, en la tienda, en la escuela, en el club, en la
instrucción pública, militar, periodística
universitaria, religiosa, económica, sindical o de cualquier
otra
índole donde se encuentren o donde "ocasionalmente tengan
acceso". (110) En
el Opus el paralelismo es idéntico pues todos sus miembros
están obligados a una entrevista semanal con su director
espiritual a la que se denomina "confidencia"
para informarle de las actividades y comunicarle de todo lo que haya
tenido conocimiento, visto, oído, leído en cualquier
medio en que se haya desenvuelto. El director confecciona con todos los
datos que semanalmente le transmiten los miembros un informe que a su
vez lo eleva a los superiores y según su importancia y tras la
valoración e interés de las informaciones, las mismas se
transmiten hasta la cúspide de la Casa Central del Opus en Roma.
En el Opus Dei también existen las criadas - la Obra tiene
centros donde enseña y adoctrina a las jóvenes para el
servicio doméstico en casas de la aristocracia y de la
burguesía; son adiestradas para comportarse como agentes del
espionaje. En su "confidencia semanal" deben relatar las amistades que
frecuentan la casa de donde están prestando servicio, las
llamadas telefónicas que reciben sus señores, la
correspondencia e incluso las conversaciones que escuchan en el hogar.
Existe en el Opus, igual que entre los judíos, la
obligación de denunciar todo lo que pasa en el interior de la
comunidad o del ghetto, en lo que se refiere al cumplimiento de sus
costumbres y normas que en la Obra se denomina la "corrección fraterna". Esta
obligación está dirigida tanto al culpable, a quien hay
que tachar y censurar sus faltas con el fin de que se corrija y al
director espiritual a quien hay que pedir permiso para
desempeñar esta acusación o actuación frente al
culpable, lo que significa que también el director espiritual
está previamente informado del contenido de la denuncia
pública ante los demás miembros del clan.
Estas prácticas ejercen un control y una continua vigilancia
mutua, creando un ambiente de mutua desconfianza, recelo y sospecha que
imposibilita una normal convivencia pero que van configurando el estilo
del judaísmo o el espíritu de la Obra.
La obligación de la denuncia,
con sus continuas sospechas y vigilancia en el Opus es una copia de las
vivencias usuales y comunes de los ghettos
hebreos, en los que se exigía a sus miembros comunicar al
rabino todos los pormenores. Los efectos son idénticos en el
ghetto que en la Obra en tales prácticas. De esta forma se
obliga a todos los miembros a actividades de espionaje y de
investigación, tan útiles para mantener la
cohesión interna y los vínculos de las respectivas
comunidades.
Las "confidencias" semanalmente y la "corrección fraterna" son
piedras angulares en el fundamento de la Obra según la
concepción de Escrivá, siendo, en gran parte, la
razón de sus éxitos y de su expansión en el mundo
entero. Si se suprimieran en el Opus estas técnicas o mecanismos
de control, el edificio comenzaría a resquebrajarse,
derrumbándose y terminando por carecer de fuerza vital.
La información recibida, clasificada, procesada, transmitida a
niveles o escalones superiores según su contenido o su
importancia son una clave del dominio, la hegemonía, la
preponderancia y la falta de escrúpulos y de moral que
desarrolla.
En el Opus diversos países están a la cabeza de la
región. El que sus nombres no sean, por lo general, conocidos,
no se debe únicamente a la casualidad. (111) También en cada
región, ciertos hombres
del sistema están secretamente y en confianza encargados de
funciones y cometidos particulares, bien sea del sector
finanzas, del comercio, de la enseñanza, etc, sin que sus
nombres ni sus misiones sean revelados a los miembros de base y
naturalmente totalmente tapados al conocimiento del resto de los
mortales.
La vida del ghetto en los judíos y del Opus entre los cristianos
repercute en su personalidad y en el interior de sus almas, creando una
"estirpe" secreta y "diferenciada" de los demás de sus
semejantes, a los que ignoran, pues para el judío y para el
Opus, sólo son semejantes los iguales, es decir ellos mismos.
Ellos y sólo ellos son los elegidos, los que han hecho un pacto
con Dios, la Obra de Dios, el pueblo de la Alianza, los hijos de
Israel. Los demás son la basura y la escoria de la humanidad.
Por ello la vida y el ordenamiento jurídico de sus leyes del
ghetto o de sus constituciones interiores prevalecen sobre la
legislación civil o política de cualquier Estado en el
que se asienten.
Si el judaísmo ha sobrevivido
a la dispersión, a la diáspora, o a las contingencias
coyunturales ha sido por su espíritu
de ghetto que ha generado entre los hebreos un fanatismo
despiadado y una fuerza de voluntad fortificada por la
educación, la necesidad y su propia miseria, lo que les ha hecho
concebir una sed insaciable de oro, poder y dominio. Oro, poder y
dominio que son las premisas del Opus Dei, que al igual que en los
ghettos, desde el primer momento se inculcan y estimulan los
sentimientos de odio, intolerancia y orgullo, sentimientos que
experimenta el seleccionado, el "elegido" contra sus adversarios, es
decir, contra todos los que no sean judíos o miembros de la
Obra. Sus pasiones y voluntades se tensan al máximo.
Sus organizaciones, las del Opus y las del ghetto son cerradas; los
judíos forman, como dirían Schiller o Fichte, un Estado
dentro del Estado.
Ghetto y Opus se aprovechan conscientemente de los vicios de sus
miembros, de sus pasiones. Como afirma Brafmann en su libro sobre el
Kahal, "el mantenimiento del
judaísmo sólo fue posible
gracias a la implantación del ghetto. La separación era y
debía ser la solución, separación por el idioma,
la vestimenta, la religión. La religión se
conformó consistentemente como una religión de culto.
Todo judío - lo mismo se puede aplicar a los miembros de la Obra
-se ve obligado intencionadamente a prestar atención a su
religión y a sus prohibiciones casi en cada momento de su vida,
en cualquier pensamiento debido a las innumerables
prescripciones, donde uno es moralmente responsable incluso del
comportamiento vecino. Así, la disciplina del ghetto era la
principal arma defensiva en la lucha por el mantenimiento del pueblo judío y
sus pequeñas colonias" que garantiza la pervivencia.
En el ghetto, como en el Opus, la desobediencia se reprime sin
contemplaciones y la traición no tiene perdón. Se utiliza
el anatema como arma terrible. En el ghetto y en el Opus el ambiente es
de soberbia, orgullo e intolerancia, como corresponde al "pueblo
elegido" sobre una base religiosa. Para esto sirven sobre todo y
fundamentalmente las festividades, los ritos, las celebraciones, las
prácticas, los retiros, los ejercicios, las lamentaciones y los
rezos... Los cuatro pilares básicos del dogma judío eran
la fe en el pacto con Yavé,- el Opus Dei u Obra de Dios
también se considera a sí mismo la élite, los
selectos, los puros y los elegidos; la pureza de la raza, en el Opus
ellos son los inmaculados frente a la contaminación exterior; la
fe en ser el pueblo elegido y en el Mesías; para la Obra el
Mesías redivivo está representado por el propio
Escrivá, cuya figura es objeto de veneración interior.
Ghetto y Opus tienen rasgos defensivos. De ahí por una parte su
odio al "alter" y a la vez su mimetismo, su desarrollo en paralelo con
el secreto de su organización y su fanatismo propio de cerebros
alineados y talmúdicos, su odio y su disimulo, su agresividad o
su servilismo según las circunstancias, y todo ello en aras de
una apariencia de espiritualidad inocua.
En el judaísmo, en la
celebración de las fiestas del Pesaj, los rabinos recalcan que
un solo israelita agazapado, como nos narra la Biblia, pudo apoderarse del gobierno y de las
riquezas de Egipto, con mayor razón puede conseguirlo toda una
comunidad judía, infiltrada en una nación. La
lección silenciosa la aplica el Opus Dei y fue transmitida en
secreto por Escrivá a sus hombres de confianza y a sus
más próximos.
Otra máxima del Talmud que siguen al pie de la letra los
seguidores de Escrivá es aquella que reza: "dondequiera que se
establezcan los judíos, es preciso que lleguen a ser los amos y
mientras no posean el absoluto dominio, deben considerarse como
desterrados y prisioneros, aunque lleguen a dominar algunas naciones,
hasta que no las dominen todas, no deben cesar de clamar:
¡Qué tormento! ¡Qué indignidad!". (112)
De forma inconsciente, en el silencio de la termita, Jesús
Ynfante nos dice del Opus que "lejos de buscar la transparencia, se
entroncan en la oscuridad de los ghettos y de las mafias". (113)
REFERENCIAS
106. Ibid, p 14.
107. Ibid, p 16.
108. Boyer, p 43.
109. Ibid, p 44.
110. Ibid, p 71.
111. Le Vaillant, p 60.
112. Talmud de Babilonia, Tratado Sanedrín, folio 104, column 1.
113. Ynfante, "El silencio de las termitas", p 15.
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CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
6. El Opus Dei y la cuestión
judía
El escritor y
ensayista Alfredo Marquerie,
conocido en el mundo de las letras
españolas por su elegante crítica teatral, hacía
la siguiente valoración de los miembros de la Obra: "Creo que
los del Opus son nuevos cristianos". (114) El término de
cristiano nuevo se acuñó para designar a los marranos y
conversos, a los criptojudíos, a los cristianos. Aunque
quizá fue más una intuición que una
reflexión, no estaba exenta de razón.
Hay que revelar una noticia que ha pasado desapercibida para la
mayoría pero que demuestra hasta qué punto el Opus Dei es
una organización judía que opera como quinta columna
infiltrada en las fibras más profundas de la Iglesia
Católica. El día 10 de
mayo de 1968 la Agencia de
Noticias EFE difundía, fechada en Nueva York, la noticia de la
que al día siguiente algunos periódicos del mundo se
harían eco e insertarían en sus ediciones y que
textualmente decía:
"Con la asistencia del arzobispo católico de N.Y, Terence Cooke,
y un grupo de familiares y amigos, se celebraron en la sinagoga
"Emmanuel" de esta capital las honras fúnebres de Sol A.
Rosenblatt, fallecido en Biarritz (Francia) el 4 de mayo a los 67
años de edad, como consecuencia de un ataque al corazón.
El Sr. Rosenblatt fue un famoso abogado neoyorquino y asesor
jurídico del fallecido cardenal Spellman en la
archidiócesis de N.Y.
"Recordamos con afecto su generosa vida, su talento, su lealtad y su
disposición de espíritu para todos aquellos que
necesitaban su ayuda" dijo el arzobispo de Nueva York en unas palabras
de recordatorio para la figura de Sol A. Rosenblatt, al término
de los servicios religiosos celebrados en la citada sinagoga.
"Esta ha sido la primera vez que un arzobispo católico asiste a
los servicios religiosos judíos en una sinagoga. A
monseñor Terence Cooke le unía una gran amistad con el
difunto.
"Sol A. Rosenblatt, amigo personal y colaborador legal en tiempos del
presidente norteamericano Franklin D. Rooselvet, fue también un
gran amigo de España. Recientemente el gobierno le
concedió la Cruz de Isabel la Católica por su
promoción de la comprensión internacional.
"El conocido abogado neoyorquino también mantenía una
oficina jurídica en Madrid, siendo amigo personal de numerosas
autoridades y abogados españoles, entre los que se encuentran el
Ministro de Educación y Ciencia Sr. Villar Palasi -miembro del
Opus Dei-.
"Entre los familiares asistentes al funeral se encontraba su esposa,
Estrella Carrol Boissevain que llegó anoche procedente de Madrid
y sus dos hijos, Richard y Robert, abogado y banquero respectivamente.
"Sol. A. Rosenblatt, nacido en Omaha (Nebraska) estudió en la
Universidad de Harvard, donde se graduó en Leyes en 1924". (115)
Conviene agregar a esta noticia de los funerales y oficios
religiosos del judío Sol A. Rosenblatt que en 1964 circulaba en
los medios y entre las notas y ecos de sociedad que era un asiduo de la
Costa Azul y era el hombre fuerte de las finanzas, el tesorero del Opus
Dei. (116)
¿Cómo es posible que una supuesta corriente
cristiana, tan adicta al dinero como el Opus Dei, tuviera como
responsable de las finanzas a un afamado judío
practicante? A
veces los hechos son mucho más expresivos y elocuentes que las
propias palabras.
La primera vez que una revista
católica ensambla al Opus con los judíos fue en el
número correspondiente al mes de enero de 1990 de la
publicación mensual "Tradición Católica" en
la que apareció un titular destacado, en letras de molde de
varios ciceros cuyo texto era el siguiente: "Opus y Judaísmo. Táctica
del sabotaje" (117) La
revista empezaba a vislumbrar la clave del enigma y del fenómeno
Opus.
Ya es significativo y sintomático que al Opus -que se presenta
como ultracatólico sospechosamente, con la fe del converso
-puedan pertenecer personas "no cristianas" y "donde hay una gran
representación judía, lo que puede explicar el
rápido auge financiero y la influencia de la Obra en la alta
economía". (118) Y
lo que es más insólito aún, al Opus pueden
pertenecer incluso los no creyentes. Según el periodista
judío del N.Y. Times Herbert L. Matthews, gran conocedor del
Opus, "nunca se tiene seguridad respecto a los miembros de este
organismo, que trabaja en gran secreto en cuanto a nombres,
número, actividad..."
(119) Cuando todo se quiere ocultar, cuando la verdad
misma se disimula, alguna razón poderosa deberá existir
para enmascarar la Obra de Dios con tanto misterio.
Escrivá recibía, según varios autores, a
numerosas personas: católicos, cristianos de distintas
confesiones, judíos, agnósticos, etc. "que deseaban
conocerle y pedirle consejo". (120)
Los judíos no se sabe si
iban o venían, si se acercaban a recibir consejos o a
dárselos.
Tuvo exquisitos cuidado Escrivá en abrir las compuertas para que
desde dentro de la Iglesia, a través del Opus Dei, operaran
gentes no sólo no católicas, sino incluso anticristianas.
Esta posibilidad se la brindó por medios de los "socios
cooperadores" aunque resulta difícil comprender cómo una
persona que no cree, que no siente, que no profesa unas creencias
religiosas, pueda ayudarla, a no ser que la ayuden a destruirla como
caballos de Troya. Las cuatro categorías de los miembros
opusdeístas pueden ser: numerarios, supernumerarios, oblatos y
"cooperadores" y es en este cuarto poder dentro de la Obra por donde
penetra un tufillo de insinceridad y donde se sitúa, para no
levantar sospechas, el estamento judío puro.
Entre las conexiones destacadas del Opus Dei con el judaísmo,
citemos por ejemplo al cardenal de origen judío
Agustín Bea- confesor del pontífice reinante
entonces, S.
S. Pío XII- que fue una de las jerarquías
eclesiásticas que más apoyó tanto
económicamente como a través de su tráfico de
influencias en los corredores y pasillos Vaticanos al Opus y a
Escrivá, con quien le unían lazos de sangre y de amistad.
El judío Cardenal Bea fue el impulsor y creador de
controvertidos documentos del Concilio Vaticano II, tales como los
referentes al liberalismo religioso, al pueblo judío -al cual
pertenecía -, a las relaciones de la Iglesia con las sectas o
catapultando con toda clase de ayudas y recomendaciones al Opus Dei.
Los contactos de Escrivá de Balaguer con el cardenal
Agustín Bea, permitieron más tarde que el fundador del
Opus Dei respondiera a la pregunta 21 del folleto 24 preguntas a José María
Escrivá de Balaguer, en los siguientes términos: (121) "Padre Santo - se
refería a Juan XXIII -, en nuestra Obra siempre han encontrado
todos los hombres, católicos o no, un lugar amable: no he
aprendido el ecumenismo de vuestra Santidad - en clara alusión a
Bea -El se rió emocionado porque sabía que ya, desde
1950, la Santa Sede -por intermediación de Bea -había
autorizado al Opus Dei a recibir como asociados cooperadores a los
no católicos y aún a los no cristianos". Era un
reconocimiento explícito y personal de la penetración del
elemento judío en cuña en la Iglesia Católica.
A sus hombres posicionados en esferas políticas se les
comenzó a llamar tecnócratas, influidos por las ideas
económicas del judío estadounidense Trostein Veblen que
en 1919 publicó su libro The
Engineers and the Price System de donde partiera la tecnocracia
fomentada por el también judío Howard Scott, y entre los
más ardientes defensores de la teoría económica
tecnocrática adoptada por el Opus se encuentran la plantilla de
Walter Rastentrauch, Basset Jones, Del Hitchoc, Ackermann, todos de la
misma antropología física que basan su sistema en
provechos inmediatos y rentabilidad.
El Opus dejó su estigma judaico en la basílica mejicana
de "Arena Tepeyac", para
acoger a la Virgen de Guadalupe, cuya construcción
levantó polémica como el artículo de Gloria
Fuentes denominado La Virgen en una
Carpa de Circo, aunque unas personas opinan que es semejante a
un canódromo y otras a un platillo volante, como signo de total
irreverencia, pero donde "la estructura del altar principal es
exactamente la misma que la del presidium de las sinagogas. (122) La
Iglesia fue un proyecto del Opus Dei entre bastidores.
El judaísmo estaba en las "Obras" y en el espíritu. En la
homilía que pronunciaba Escrivá de Balaguer en 1967 en el
campus universitario de Navarra, el centro de estudios superiores
patrocinado y al servicio de la Obra, se expresaba de esta guisa,
traicionándole el subconsciente: "yo solía decir a
aquellos universitarios y a aquellos obreros que venían junto a
mi por los años treinta que tenían que saber MATERIALIZAR
LA VIDA ESPIRITUAL". (123)
No se puede ser ni más
explícito, ni más judío.
El judío Mikel Gotzón Santameria Garai, de Bilbao,
publicaba en el diario "ABC" el dos de febrero de 1992 la siguiente
confesión: "Yo aprendí el orgullo de ser judío del
fundador del Opus Dei. Siempre había estado orgulloso de esa
parte importante de mi herencia paterna, pero de sus labios
aprendía cuales eran los motivos más importantes que
tiene un cristiano para estar orgulloso de su ascendencia judía.
De él aprendí que los primeros amores de un cristiano son
judíos... Por no tener más que una parte de judío,
envidiaba a los que podían decirle en una tertulia: "Padre soy
judío" porque sabíamos que el fundador del Opus Dei no te
dejaba terminar. Te cortaba con cariño y empezaba a enumerar los
motivos que tenía para quererte de un modo especial".
Entre los numerosos judíos que frecuentaron a Escrivá
están el médico Josef
Ganglberger, profesor de la
Universidad de Viena para el que es un gran descubrimiento la
redención y santificación por el trabajo, o el
célebre judío austríaco Victor E. Frankl,
psiquiatra, también profesor de la Universidad de Viena, que
visitó
con cierta asiduidad a Escrivá, que para magnificar a un hombre
tan socarrón y cateto como era Escrivá, lleno de ripios y
de gramática parda, le encomiaba, como si de una campaña
de imagen se tratara, con la siguiente presentación propia de
marketing "me fascinó el ritmo inaudito con que su pensamiento
fluye, y finalmente, su asombrosa capacidad de contacto inmediato con
sus interlocutores". (124)
El psiquiatra hebreo, adulando a su consanguíneo, el
también judío suizo Edwin Zobel, visitaba en Roma en 1960
a Escrivá, a quien dedicó piropos y frases galantes,
desde su judaísmo militante...
Escrivá quería a todo trance preservar a la Obra del
contagio cristiano. "Somos ese resto de Israel, elegido por Dios para
iniciar la conversión". Solía decir (125) para poco a poco
abrirse en su mente, al hilo de su creciente aislamiento y
endiosamiento, la idea de que la Obra constituía el resto de
Israel.
Uno de los primeros seguidores, de aquellos míticos iniciales,
Raimundo Panikkar, dice: "si sólo nos empeñamos en
mantener vivo el recuerdo del Holocausto de los judíos,
únicamente conseguiremos facilitar su repetición. (Uno
acaba por volverse como lo que se odia)", para proseguir "pero en
general, los buenos han sido hasta ahora poco inteligentes: nosotros
tenemos el deber y la vocación de ser buenos e inteligentes:
"¡el
minúsculo resto de Israel! De ahí la discreción y
aun el secreto, la "disciplina arcani, si es necesario para no caer en
asechanzas del "espíritu del mal ¡ingenuos no!". (126) Cabalísticas y
enigmáticas palabras que termina por confesar en lenguaje
ambiguo: "el motivo" por el cual me resistía a entrar en
todo este negocio estriba en la distracción que para mí
supone preocuparme por la menta, el comino y el anís, cuando lo
importante de la vida, la "Torah" como dice el texto, es la justicia,
la misericordia y la fe (el discernimiento, la compasión y la
lealtad)". Las palabras son textuales para el buen y el mal entendedor.
Así se explican las reticencias y las normas impartidas desde
Roma por Escrivá en circulares reservadas a las que algunos de
los importantes como Antonio
Pérez, secretario particular, no
encontraba explicación al recordar en sus vestigios del pasado
que "una vez le vino una numeraria pidiéndole una
explicación porque había recibido una norma de Roma
indicando que en nuestras casas no debía entrar nunca carne
picada". (127)
Prevención y abstinencia de comer sin proponérselo carne
de cerdo.
Para justificar la opulencia daban citas de que Cristo vive y convive
mezclado con los judíos de más dinero, (128) con Mateo
que era el recaudador, con Judas Iscariote que era intelectual y
rabino, con los novios de Canaan, con el rico Zaqueo. Incluso su
túnica era de tal categoría que a la hora de repartir sus
vestiduras junto a la cruz, no quisieron partirla y se la sortearon. Se
entierra en un sepulcro rico y sin estrenar, excavado en la roca viva y
es que según el Opus todos los sitios son buenos en todas las
situaciones de la vida.
Los engarces del Opus Dei con el judaísmo salen a la superficie
incluso en las obras y libros que su editorial imprime y divulga. Entre
el fondo editorial de Rialp encontramos entre otros muchos que no
citamos para evitar reiteraciones, los siguientes títulos y
autores: Judíos
españoles en la Edad Media editado como volumen
número 2 de la colección cuyo autor, Luis Suárez
Fernández, catedrático de Historia en la Universidad de
Alcalá, es un activista y propagandista de la cuestión
judía en España, siendo un "agente" de la embajada de
Israel, habiendo sido el promotor de ciclos de conferencias sobre el
sionismo, el mentor del recuerdo al 850 aniversario del nacimiento del
judío Maimónides o el que selecciona y acompaña a
los profesores españoles que hacen intercambio de jornadas
culturales en Israel con fines proselitistas; otro libro editado por
Rialp es el escrito por el propio embajador de Israel en España,
Shlomo Ben Ami-Zvi Medin, con el título de Historia del Estado
de Israel que figura en su colección con el número
7; o
el libro de Joseph Lecuyer Nuestro
Padre Abrahán o las obras
completas de algunos místicos españoles de notoria
ascendencia judaica.
El Opus, igual que el judaísmo, siempre ha sentido una
atracción especial por controlar los medios y la
información general. Aparte de la Editorial Rialp, su labor de
divulgación la efectúa a través de varias revistas
y semanarios, así como a través de las ondas, como es el
caso de la emisora SER, Sociedad Española de Radiofusión,
una de las más potentes y de cobertura nacional radicada en
España, que ha sido controlada por la familia Fontán,
Eugenio y Antonio, este último uno de los hombres más
influyentes del Opus Dei, antiguo ex-presidente de las Cortes
españolas y actualmente "preceptor" del líder de la
oposición José
María Aznar. Un paquete importante de las acciones de la
empresa está en poder del Opus por intermedio de los
Fontán, magnates de los medios de comunicación y "el otro
paquete importante de acciones en la SER lo detenta la familia
Garrigues, testaferros del Chase
Manhattan Bank en España". (129)
El imperio anudado y detentado por el Opus Dei en torno al
cuarto poder es inmenso y se ahonda con espíritu investigativo y
crítico el origen del dinero en muchas publicaciones del Opus
tendríamos más de una sorpresa, como por ejemplo la
Prensa Mejicana, S.A de C.V. que edita la revista Gente, cuyo capital
en gran parte fue aportado y puesto a disposición del Opus por
los judíos Carlos Epstein y Pedro Moreno Epstein, (130) o como
sucedió en la inauguración del club "Mundo" donde el
judío francés Hubert Beuve-Mery, fundador y director del
diario francés Le Monde, dió una conferencia con tal
motivo, después de visitar la Universidad de Navarra, propiedad
del Opus Dei. (131)
A pesar de sus 53 años de existencia oficial,
todavía para muchos surge el interrogante, salta la pregunta,
sobreviene la duda de ¿Qué es el Opus Dei? porque no es
entendido y ello es así porque para poder comprenderlo hay que
partir de la premisa y tomar en consideración sus estrechos y
anudados vínculos con el judaísmo, tanto en sus formas
como en su esencia y pensamiento y para muchos el Opus Dei sigue siendo
incomprensible porque no
pueden o no quieren ver su concomitancia con el criptojudaísmo,
como manera de pensar y sentir y herencia cultural de la sinagoga y por
otro lado por su herencia sanguínea. Lo mismo como el
judaísmo, tampoco es entendido.
Para conocer a fondo y entender bien al Opus hace falta, es
imprescindible, considerarlo desde esta doble perspectiva, su fondo
judaico y su origen criptojudío, aunque ambos aspectos han sido
sistemáticamente y con mucha habilidad ocultados. Ambos son
temas tabús, y por lo tanto anatematizados. Judaísmo y
criptojudaísmo en el Opus son sus vigas maestras, su esencia
más recóndita, su naturaleza y su fundamento, aunque para
muchos el tratamiento de estos temas, su debate de palabra o por
escrito, lancen el perjuicio de que sólo el desenmascarar su
existencia sea una manifestación de antisemitismo.
Y de la misma manera que la cuestión judía no es una
cuestión religiosa, tampoco lo es el Opus Dei, aunque,
ciertamente el Opus utilice un lenguaje y una terminología
cristiana, como ropaje externo para tapar y cubrir su verdadera
intención, para lo que es preciso despojarlo de su costra
formada con arte y técnica divulgada y expandida con un gran
aparato propagandístico. Por ello hay que desvelar su secretismo y su mimetismo religioso.
¿Qué es el Opus Dei? Sociológicamente dicho
es una técnica de control, un instrumento totalitario para
conseguir hombres dóciles y obedientes con total disponibilidad,
aunque sustancialmente haya que encuadrarlo como pseudorreligión
pues se enquista en el cristianismo, de donde toma fundamento su
materia prima, su nutrición y sus elementos, aunque les prive de
su auténtico y genuino significado. Por ello la
preocupación esencial del Opus como organización es
captar y formar a sus socios y miembros con métodos extremos y
rigurosos, eliminando brutalmente cualquier movimiento perturbador,
para hacer de sus integrantes instrumentos despersonalizados y
condescendientes al máximo, programados y provistos de juicio y
pensamiento crítico y sumidos en una ciega y fanática
ignorancia.
El Opus Dei hace lo que siempre hizo el judaísmo en todos los
tiempos a lo largo de su historia: monopolizar o intentarlo al menos,
la dirección de la cultura, la vida religiosa, la
política y la economía, siendo su principal medio para
lograrlo la infiltración en todas las áreas y los
estratos de la vida social.
La ética del Opus es la ética judaica, es la ética
de la sumisión, la obediencia y el cumplimiento. Para
"santificarse" basta con cumplir estricta y escrupulosamente las
múltiples normas y reglas establecidas por Escrivá en sus
miles de prescripciones como los rabinos en relación al Talmud.
Quien "cumple" es "santo" según Escrivá "santo". Es la
ética del cumplimiento o del Deuteronomio judaico, frente a la
ética del amor o agapística que nos enseña la
religión cristiana.
Es de constar que el Opus no tiene teología propia, sino que es
la teología judaica en vestimentas cristianas. Tienen una doble
semántica, un doble sentido sus conceptos y nociones que con
argumentos y términos cristianos envuelven sentidos y
vivencias judaicas con un significado opuesto, con un arte del disimulo
y del secreto.
Por todo ello y como ya se ha indicado la acusación contra el
Opus desde su inicio fue muy específica, la de ser una "secta
judía vinculada a los masones". (132)
El Opus en palabras de Escrivá de Balaguer "era los
vestigios del Pueblo de Israel".
(133) Por ello
cuando Raimundo
Panikkar -uno de los primitivos seguidores de Escrivá -se aleja
del centro de poder de la Obra de la que le separan ciertas
diferencias, cuando atravesaba por una crisis personal y de conciencia,
se estableció en un instituto intereclesiástico en
Tantur, en Israel, del que fue nombrado por Pablo VI como miembro
fundador Israel, siempre Israel.
En Japón la mayoría de los miembros del Opus Dei eran
conversos. (134)
En USA también tenemos a este respecto ejemplos
significativos, como el director de fotografía judío Eric
Srreiff, socio del Opus Dei y supuestamente "converso",
propietario de
unos grandes almacenes en Nueva York junto a su mujer hebrea, Jolene,
diseñadora de moda, (135)
igual que el médico judío de Australia Dr.
Ben Hanemann, miembro de la sinagoga local, de EDA y presidente de la
Warrane Association, de cuya carta publicada en el Sydney Morning Herald, con motivo
de salir en defensa del Colege,
propiedad del Opus Dei, decía: "para empezar, quiero dejar claro
que soy judío y no católico, que soy socialista... Mi
esposa es protestante, pero yo siempre he pensado que la gente del Opus
Dei estaba haciendo un buen trabajo. Y también desde un punto de
vista más amplio, que Australia necesita la contribución
del Opus Dei a su pensamiento"
(136) o como el testimonio de la Sra. Límbers
-judía que tanto ella como su esposo Paul "están
convencidos de que pueden confiar a sus hijos a los centros del Opus
Dei en los que tenemos una confianza total" (137)...
Entre los simpatizantes más notables de la Obra en
los Estados Unidos se señala a los judíos David M.
Kennedy, presidente del Continental Illinois Bank y antiguo secretario
del tesoro bajo la administración Nixon; o a M. Erikson uno de
los "reyes" de la publicidad en los Estados
Unidos. (138) Desde
su
implantación los socios del Opus Dei compraron una casa
editorial, la Scepter Press, domiciliada en Chicago.
También en Francia, en
1955, el Opus Dei fundó la
Asociación de Cultura Universitaria y Técnica,
apareciendo en el alto comité del patronato los nombres de los
judíos René David, profesor de derecho y ciencias
económicas de París y Maurice Schumann ex-ministro y
presidente de la comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea
Nacional Francesa. (139)
En España, un organismo público, el Consejo
Superior de investigaciones Científicas CSIC, va a ser un coto
privado del Opus Dei, desde los tiempos de Albareda. El Consejo les va
a servir para detentar el monopolio de la cultura y para disponer de
ingentes sumas y caudales aportadas con cargo a los presupuestos
generales del Estado. Ya desde su fundación se detectan
conexiones singulares, pues la transacción de los terrenos donde
se ubican las instalaciones y edificios del CSIC se hacen a
través de la Fundación Rockefeller. (140)
La influencia intelectual judaica llega a tal extremo en el
Opus que el libro de López Amo, quien fuera preceptor del
entonces
Príncipe de España Juan Carlos de Borbón, titulado
La monarquía de la reforma
social está fuertemente influido por las teorías
del judío Leonardo von Stein.
(141)
López Amo asume lo esencial de la doctrina Stein.
Nada debe sorprender nuestra capacidad de asombro al indagar sobre las
ataduras del Opus a Sión pues entre las traducciones del libro
del fundador Escrivá Camino
está su versión en hebreo, (142) o constar cómo
en Estados Unidos se advierte la incorporación como miembros de
la Obra de muchos afiliados a logías masónicas. (143) También han
sido varios los autores, entre los que citamos a Ramiro
Cristóbal, los que han asimilado Opus Dei parcialmente a la
masonería.
El padre de un miembro del Opus, Nicolás Cobo Martínez,
que comenzó a sospechar de las verdaderas intenciones de dicha
organización, llegó a la conclusión que el Opus
era la "comedia de la hipocresía" y la gran Mentira del Siglo
XX, intuyendo sus interrelaciones con el judaísmo más
grosero. Hombre profundamente católico, en una visita que
giró a la residencia del Opus donde estaba su hijo, escribe que
(144) "pude comprobar, y me espanté que en el lujoso y espacioso
comedor (San Bernardo le llamaría "comedero") no había un
solo signo que denotara que allí comían personas dotadas
de alma: ni crucifijo, ni pintura de la Santa Cena, ni de la
Santísima Virgen, ni de cualquier otro símbolo o recuerdo
religioso".
El mundialismo ha sido otra de las características
típicas del judaísmo. Tampoco esta nota tan definidora y
definitiva le falta al Opus. El ex-ministro de Obras Públicas de
España, Gonzalo Fernández de la Mora, nos aclara e
ilustra esta circunstancia al escribir (145) que "el Opus Dei no
está vinculado a ningún país, a ningún
régimen, a ninguna tendencia política, a ninguna
ideología" para concluir que "aunque nació
geográficamente en España, pero desde el principio su fin
era universal."
El Opus y judíos se funden y confunden: Rafael Calvo, hombre de
influencia en el Opus que protagonizó el "affaire" del diario Madrid mantuvo
siempre más que una estrecha amistad con el corresponsal
judío del N.Y. Times en España; Escrivá
solía pernoctar en la casa del Rabino de Londres en sus
desplazamientos a Inglaterra (testigo Mr. Cantero); los miembros del
Opus solían tener estrechas conexiones y circuitos abiertos con
los servicios de información israelí, el Mossad, e
incluso un hijo homosexual del escritor Thomas Mann vivía en una
residencia del Opus en Madrid.
Por su parte, el periodista judío M. Sulzberger, simpatizante de
la Obra, escribía en el N.Y. Times un artículo bien
informado en el que presentaba al Opus como el "instigador de las
relaciones comerciales entre España y la Unión
Soviética" (146)
En los gobiernos siempre han buscado los puestos de relevancia
económica, financiera o comercial, tanto "el judío
clandestino como el falso tecnócrata del Opus Dei" (147)
Por ello nos parece oportuno reproducir el toque de alarma lanzado
por Jean Boyer cuando escribe (148)
del peligro de caer "bajo la influencia espiritual del Opus Dei que,
diciendo salvar a las almas del infierno y garantizarles su entrada en
el cielo, lo que consiguen, su pretexto de convertirlos en santos, es
convertirlos, después de sucesivos lavados cerebrales en
incondicionales adeptos", enganchados a la "esencia del
judaísmo".
REFERENCIAS
114. Jardiel Poncela, op cit, p 133.
115. "El Sol de Méjico" (11 de Mayo de 1968).
116. Wast, "Jesuitas, Opus Dei y Cursillos de Cristiandad", p 93.
117. "Tradición Católica" (Revista de la Fraternidad San
Pio X), No. 54 (Enero1990), p 23.
118. Sánchez Covisa, Mariano , "Las relaciones Guevara Opus", p
2.
119. Ibid, p 4.
120. "Le Tourneau", p 18.
121. "Magaña", pp 20-21.
122. Ibid, p 222.
123. Bernal, p 125.
124. Ibid, p 147.
125. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 29.
126. Ibid, pp 133, 136-137.
127. Ibid, p 147.
128. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", Editorial Planeta p
214.
129. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 201.
130. Wast, O. H., "Jesuitas, Opus Dei y Cursillos de Cristiandad", p 93.
131. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 290.
132. Walsh, p 49 y Bernal, p 249.
133. Ibid, p 196.
134. West, W. J., p 29.
135. Ibid, p 137.
136. Ibid, p 169.
137. Ibid, p 177.
138. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 350.
139. Le Vaillant, p 136.
140. Artigues, p 46.
141. Ibid, p 157.
142. Thierry, p 32.
143. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 115.
144. Cobo Martínez, Nicolás, "Faro inconfundible", No. 31
(Febrero 1989).
145. Fernández de la Mora, Gonzalo, "Pensamiento español"
1968 (Barcelona: Rialp, 1969), p 98.
146. Thierry, p 32.
147. Boyer, p 79.
148. Ibid, p 80.
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CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
7. Las finanzas del Opus Dei y el
Judaísmo internacional
Al Opus Dei y al
judaísmo la experiencia les había enseñado que
sólo gracias a la honestidad hay negocios para los pillos. Ya
desde los tiempos de la Biblia el mejor negocio es no hacer ninguno.
Prestar plata, denarios, a los que hacen negocios para que al cabo de
los años, cuando sobrevenga la crisis, al que pide prestado le
ahorque el prestamista. (149) Judíos
y opusdeístas, tan aferrados al dinero, hacen negocios con los
ajenos, es una lección aprendida antaño y compartida,
para que si el asunto marcha bien, ganan el financista y su cliente y
si sale mal, sólo pierde el cliente.
Los judíos sienten pasión, igual que el Opus Dei, por la
Banca y la Finanza. Es la fiebre del oro. Es una atracción
hierofántica e irresistible. El goce de la posesión de
las riquezas, su búsqueda, el acaparar dinero sin reparar en los
medios y sin prestar atención a los escrúpulos o a la
moral. La única ética es la de que el fin justifica los
procedimientos.
Judíos y opusdeístas se quieren erigir en los banqueros
del
mundo, para que gobiernos y particulares sean sus eternos deudores. Con
la riqueza en sus manos hacen fluctuar los vaivenes de las
economías a su antojo. Provocan crisis y momentos de
tensión y crean expectativas de estabilidad según sus
intereses. Pueden crear pánicos ficticios y salidas de las
crisis como un ejercicio de acordeón.
Los vemos atesorar sin límite ni medida, sin contingencia.
Estimulan y fomentan la superproducción en ciertos mercados y
cuando las operaciones son abundantes sobreviene la crisis no prevista,
la crisis de la opulencia, en la que los stocks y los excesos de
existencias se liquidan a precios de saldo en beneficio de los
financieros y los prestamistas que conocen las leyes mecánicas
de su actuación.
La fuerza la cifran en magnitudes de riqueza y oro. Si a los
judíos y al Opus Dei se les privara de sus caudales
quedarían inermes, vulnerables, peleles.
Para los judíos y criptojudíos sirve el presente
razonamiento: "mejor que la espada, el fusil; mejor que el
fusíl, el cañón;
mejor que el cañón el oro..." (150) Pero de la misma
manera que no todos los hombres, no todos los pueblos, ni todas las
razas, han sido capaces a lo largo de la historia de manejar la espada,
tampoco todos son capaces de manejar los resortes y las palancas del
dinero, los hilos de la economía.
El deseo, expresado en forma de premonición o de profecía
está próximo a su cumplimiento. Nos referimos al famoso
manifiesto de Adolfo Crémieux, fundador de la Alianza Israelita
Universal, que redactara en 1860 y que dirigía el magnate
Moisés Montefiore cuando le vaticinaba que "no está
lejano el día en que todas las riquezas de la tierra pertenezcan
a los hebreos". (151) El
Opus ha sido creado para sumar al patrimonio judaico los activos de los
cristianos, para colmar de bendiciones a sus hermanos los judíos
que según su libro sagrado, el Zohar, la "bendición en la
tierra consiste en la riqueza", máxima o aforismo del que se
impregnan Opus Dei y judaísmo.
En el semanario Cambio 16 del 16 de marzo del 92 podemos leer lo que
escribe Luis Carandell significativamente: "En las fiestas del
día de Reyes, sus hijos le mandaban poner el roscón, en
lugar de las clásicas figuritas de la suerte, monedas de oro de
Carlos III, las llamadas "peluconas", sabedores de la enorme
satisfacción que les proporcionaba encontrarlas".
No es una norma, sino una inclinación y una tendencia
atávica la de atesorar bienes y riquezas. De siempre los
prestamistas y financieros predominan entre los judíos y
así, durante la Edad Media fueron los judíos los
banqueros de Europa pues según el padre Mariana "sabían
todas las veredas de llegar dinero". (152) Si a los judíos,
como a los responsables del Opus Dei, se les podía aplicar la
célebre sentencia de Pedro Sarmiento de que "por grandes
astucias y engaños han tomado e robado grandes e innumerables
cuantías de maravedís e plata". (153) Y es curioso ver
cómo se emponzoñan en toda clase de usuras a las que ha
dado un sentido casi religioso. La usura siempre ha sido denunciada y
prohibida por la Iglesia para sus fieles y ejercitada hasta la saciedad
por los judíos y sus organizaciones afines.
La coincidencia esencial entre judíos y Opus Dei está en
que ambos son una sola y misma cosa, eternos servidores del becerro de
oro al que orientan todas sus actividades, incluidas las
religiosas, cuyas prácticas se asientan en motivaciones
económicas, lo que les hace por lo general y cuando se descubren
sus intenciones reales, ser hombres repugnantes, sin entrañas y
sin Dios, con mayúscula.
Para el Opus Dei, el cristiano es objeto de expolio, de saqueo
económico, de materia prima para la explotación y la
extracción.
En el mundo de las finanzas forman un recinto impenetrable para
los profanos, dentro de las economías tanto nacionales como
internacionales y el Opus Dei ha llegado con su simulación a
alcanzar incluso el control de las propias Finanzas Vaticanas, que
hasta la fecha le eran de difícil acceso y penetración a
los judíos. El Opus en la Iglesia es un poder que en gran parte
la atenaza, pero un poder que busca no la perfección por la
caridad y el amor, por la ayuda a los pobres y a los necesitados, sino
a través de la labor del trabajo en pos de todo lo que
signifique expansión de poder y de riqueza.
Para el Opus, la religión tiene una dimensión
utilitarista y es un buen caldo de cultivo para el proselitismo
interior para la infiltración en todas las esferas de
influencia. Así se explica la clandestinidad con la que
actúan y la hipocresía de la que hacen gala. Vida doble.
Vida de conversos. Vida más judía que cristiana, aunque
parezca y digan otra cosa.
Que los criptojudíos intenten el asalto a las riquezas no es una
novedad ni una originalidad del Opus Dei. Ya en el siglo XVI, tanto en
Portugal como en España, los falsos cristianos eran los
elementos más vitales del mundo comercial, de la banca y de las
finanzas. Financieros conversos en España eran los
Santángel, o el tesorero general de Aragón, Luis
Sánchez, o el banquero de la Corte, Alfonso Gutiérrez, de
Madrid. En Sevilla, ya en 1480 poseían veinticuatrías
Pedro Fernández Cansino, Gabriel de Zamora, Pedro de
Jaén, Pedro del Alcázar de Sevilla, Francisco
Almazán, y entre las familias de poderosos banqueros conversos
estaban los Espinosa, oriundos de Medina de Rioseco, como
también lo eran los prestamistas al por mayor, la familia
García Sevilla y Pedro de Jerez... Encontramos a los clanes
criptojudíos como asentistas, comerciantes, mercaderes,
banqueros y prestamistas aventajados.
En el siglo XVII, bajo Felipe IV, los conversos portugueses se
desplazan a España para tomar en parte las riendas de la
Economía, entre los que están los Cardoso, Luis Correa
Monsanto, Marcos Fernández Monsanto, Felipe Maetín Dorta,
Simón Suárez o Rui Díaz Angel. El propio Conde
Duque de Olivares era marrano y sus dos principales colaboradores eran
los corraciales Manuel López Pereira y Jacob Cansino. (154)
Manuel Cortizo era receptor del Consejo de Hacienda y asesor, de S. M.
en
la Contaduría Mayor de Cuentas. Sebastián Ferro o Hierro
de Castro, primo de los Cortizo, fue pagador de Felipe IV en Flandes y
comisario de millones. La banca Cortizo, a través de José
Cortizo, hijo de Sebastián, apoyó y financió al
archiduque Carlos contra Felipe V en 1717 y cuando fue derrotado se
marchó a Inglaterra donde volvió a abrazar
públicamente el judaísmo muriendo en 1742 como miembro de
la sinagoga sefardita.
La situación del poder financiero criptojudío se refleja
también en la propia literatura. Quevedo, en su obra La Isla de
los Monopatos pone en boca de un rabino las siguientes palabras:
"En
Ruan somos la bolsa de Francia contra España y, juntamente de
España contra Francia; y en España, con traje que sirve
de máscara a la circuncisión, socorremos a aquel monarca
con el caudal que tenemos en Amsterdam en poder de sus propios
enemigos, a quienes importa más el mandar que le difiramos las
letras, que a los españoles cobrarlas". (155)
Escrivá de Balaguer parece que leía con
deleite y pausadamente, memorizando, los versículos XXIII, 20
del Deuteronomio, en el que se ordena a los hebreos exigir y prestar
con interés a los no judíos, pero no a sus
consanguíneos "para que Yavé, tu Dios, te bendiga en
todas tus empresas, en la tierra en que vas a entrar para poseerla".
La vida terrena para Cristo sólo era una fase de
transición, por lo que resulta natural que Jesús no
atribuyese ningún valor a los bienes materiales de este mundo y
que llegará a expulsar física y violentamente a los
mercaderes del Templo. El mismo provenía de una familia pobre, y
eligió a todos sus apóstoles entre la gente humilde. No
se limitó sólo a arrojar a los cambistas del interior de
los recintos sagrados, sino que proclama que "más fácil
es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre
en el Reino de Dios" (Lucas, XVIII, 25). La actitud mental de
Jesús estaba en contra del dinero, de la riqueza, del ahorro.
Interrogado un día acerca de la posesión de bienes
terrenos, instruyó así a sus discípulos: "No
toméis nada para el camino, ni báculo, ni alforja, ni
pan, ni dinero, ni llevéis dos túnicas" (Lucas IX, 3). (156)
Pero entre el Opus Dei y el mundo de las altas finanzas internacionales
encontramos muchos vínculos con los Rothschild, la Banca
Hambroos de Londres o la Morgan de N.Y, aunque sus transacciones e
interrelaciones se llevan con el más rígido secreto.
Ernesto Giménez Caballero, el filósofo e ideólogo
judío español, vanguardista de nuestras letras,
imaginativo, idealista, poeta y quijote, que fuera embajador de
España en Paraguay decía que "El Opus Dei era el
órgano que ahora Roma necesita para afrontar no sólo el
demonio de la técnica, sino su financiador, el gran capitalismo,
en manos fundamentalmente, de judíos y protestantes". (157)
Por eso Escrivá de Balaguer quería captar desde
"campesinos que cultivasen la tierra en pueblos apartados de la sierra
andina, hasta banqueros de Wall Street", (158) amos y esclavos del
siglo XX.
Lo que perseguía Escrivá de Balaguer por mediación
de su Opus Dei, su vocación genuina y original más o
menos explícita, era obtener el poder temporal a través
del poder económico.
La prueba de admisión en el Opus, por lo menos en ciertas
instancias de la Obra, es dura. La escena, en forma ficción,
podría desarrollarse suavizando sutilmente las expresiones, de
esta guisa:
-¿Tienes dinero?
- No
- ¿Tienes posesiones; casas, fincas, acciones bancarias?
- No
- ¿Tienes influencias políticas o títulos
nobiliarios?
- No
- Pues entonces no nos vales. El Opus Dei no es una oficina de
colocación; busca por otro sitio...(159)
Escrivá de Balaguer llegó a escribir sobre la "pobreza
espiritual" pero es público y notorio que vivió rodeado
de opulencia corporal, con criados, siervas, detalles refinados,
delicadezas, suntuosidades...(160)
Para Oscar H. Wast la
osadía financiera sin límites que
los miembros de la Obra han tenido en España sobrepasa en nivel
imaginable a la Orden Jesuita, lo que permite que muchos se
interroguen: ¿por medio de qué vías están
conectados algunos miembros conspicuos del Opus Dei a la más
alta banca internacional? (161)
Por poner algunos ejemplos que den respuesta al interrogante, citaremos
el caso del Banco Europeo de Negocios, vinculado al Opus Dei, en el que
el capital fundamental fue suscrito por trece entidades bancarias, diez
extranjeras y tres españolas. (162) El banco madre y
nodriza del Opus, el Banco Popular
Español, se reservaba casi la
mitad del capital; también suscribieron la Caja provincial de
Ahorros de Guipúzcoa y el Banco Zaragozano, controlado por
miembros de la Obra y hoy bajo el predominio de la familia judía
Koplowitz. El capital financiero internacional estuvo
presente en el Eurobanco del Opus con la Banque de l`Indochine, Credit
Comercial del France, R. de Lubersac et Cie., la Société
Générale, la Bayerische Vereinsbank, la Bankhaus F.
Simon, Mediobanca Italiana, Lombard et Cie., Odier et Cie., Hambros
Bank Ltd. y el First National Bank de Boston. Todo un selecto
grupo de bancos gerenciados por judíos.
En 1962 el opusino Banco Popular Español compraba un fuerte
paquete de acciones, concretamente 34.900 de la Banque de
l´Intérêts Français perteneciente a los
Giscard D´Estaing, del que Rafael Termes, que es antiguo miembro,
fue consejero. El miembro del Opus Rafael Termes presidiría
durante muchos años la patronal bancaria española. En
Suiza el Opus adquiriría inicialmente la casi totalidad de la
Banque d´Investiments Mobilier et de Financement, domiciliada en
Ginebra. En Alemania, en 1964, el Popular se hizo con el control de la
Banca Hardy and Co. de Frankfurt. En Méjico los
tentáculos se alargaron en un principio por medio del Banco del
País y de la Financiera y Fiduciaria Mexicana, S.A. (163) También la
vinculación del Opus en el capital americano era
múltiple, siendo, según E. Zujar, (164) "el Opus el grupo
financiero más ligado al capital yanki".
No faltaron también inversiones en el sector de la
construcción y en el mundo inmobiliario por el Opus Dei, y entre
las numerosas empresas que controlan algunas con el sugestivo nombre de
Urbanizadora Hebrón o Babel, S.A., evocadores y
nostálgicas denominaciones sociales.
La orientación de la Obra en la vida terrenal es nítida
hacia el dinero, correspondiendo con su estilo judaico de vida en la
concesión de títulos universitarios o la
aspiración a los nobiliarios, el amor al dinero, sobre todo al
ajeno más que al propio que se convierte en codicia, la
colocación de sus hombres en cargos políticos y
administrativos, el lujo en la decoración, el comer bien, -"en
el Opus se come y se bebe con refinada elegancia y superabundancia"
según Angustias Moreno -y el atildamiento en el vestir son
cuestiones que tienen una atención primaria para Escrivá
y su Obra que repetía sin cesar: "Ricos, inteligentes, bien
parecidos y de buena familia quiere su fundador para esta humilde Obra".
Es curioso resaltar que el santo más venerado en la Obra
después de San José, sea Nicolás de Bari, que como
es bien sabido la Iglesia le considera el patrón de los
banqueros. Una clave más para una interpretación
elocuente.
Las relaciones económicas con los organismos financieros
internacionales como el Banco Mundial
o el Fomento Monetario Internacional, se canaliza en
España a través del que los hombres del Opus denominaron
"Plan de Desarrollo" que se puso en marcha el 26 de enero de 1962 y a
cuyo frente estaba el ministro y numerario Laureano López
Rodó. Otro de los hombres destacados del Opus con ligazones
financieras internacionales fue Antonio Garrigues, testaferro del Chase
Manhattan Bank y emparentado con los influyentísimos Nelson y
David Rockefeller. (165)
De forma novelada, que es la forma muchas veces de revelar secretos y
decir cosas importantes como si carecieran de importancia, Vicente
García en su libro En el
nombre del Padre, relata las escenas y situaciones siguientes: (166)
"A la primera hora de la mañana ha despachado
telefónicamente con la Comisión de Finanzas, en Madrid y
con los altos ejecutivos bancarios de Roma y Londres. Mientras espera
que monseñor ya lo
haya hecho con Luis Valls, uno de sus banqueros en España y con
míster George Dulles, del Chase Manhattan Bank de N.Y., uno de
los
hombres que más influyen del clan Rockefeller.
"Pero Padre, ¡Rockefeller es judío!., exclama don Benito.
"¿Y qué? ¿Qué tienen de malo los
judíos? replica el Padre con energía. Mira, la persona
que yo más quiero en este mundo es Jesús, y fue
judío. Y la segunda persona que más quiero es
María su madre, y también fue judía... por lo
demás no es ninguna novedad para nadie que la Obra acoge desde
hace años a simpatizantes y protectores de cualquier creencia,
fe o ideología siempre que se acerquen de buena voluntad pues...
hijos míos, en el Vaticano es la única razón que
entienden: el dinero.
"...¡Tenemos que salvar al mundo y esto cuesta dinero! Dinero,
dinero, siempre dinero..."
Esa apetencia de dinero, esa ansia de Dios que tenía
Escrivá y que confundía con monedas, pues su dios era el
propio dinero, le hace erigir holdings bancarios y grupos financieros
vinculados a lo más rancio y avaro del sector internacional.
Banco Popular Español, Banco Atlántico, entre cuyos
consejeros el Opus designará al judío José Salama
o más tarde, cuando pasó a integrarse en el "holding de
la Abeja de Rumasa" al propio Jesús Aguirre, duque consorte de
Alba que ha presidido asociaciones judías que firmará en
1966 un convenio de cooperación e intercambio de acciones con el
Continental Illinois Bank and Trust Company de Chicago y cuyo
presidente entonces era David M. Kennedy, judío que
llegaría a ser en la administración Nixon Secretario del
Tesoro y gran cooperador del Opus, los holdings controlados por el Opus
fijaban sus sedes además de España, en Luxemburgo -
International Holding and Investment Company o la Société
Holande Suisse de Participations - o en Suiza- el Norfinanz Bank de
Zurich o la Société Anonime de Trust et
d´Operations Financieres de Ginebra, o en España, a
través de la división bancaria del holding Rumasa... El
Opus Dei es el primer grupo oligárquico de las finanzas
españolas y el más potente de su Banca privada,
ostentando incluso sus miembros la presidencia de algunas de las
mayores entidades financieras o de crédito como son el caso del
Popular - Luis Valls-, el Banco Bilbao - Vizcaya- Ybarra -, etc.etc...
Entre sus asociados y cooperaciones influyentes en
América, el Opus contaba también con el judío M.
Erickson, uno de los "reyes de la publicidad" americana. (167)
Viceversa pero idéntico hemos visto a hombres del Opus (Enrich
Vals, Llopis Guiloche) representado en España los intereses
hebreos de Coca Cola Internacional.
Oro, oro, siempre oro. Alfredo Sánchez Bella, ex-ministro del
Opus en España que había sido previamente Embajador en
Roma, jefe de ciertos servicios de información y
"colaborador del FBI" estaba muy introducido en las empresas de
compra-venta de oro (168)
Un caso típico de la evolución de la interconexión
del Opus en las finanzas internacionales judías nos la da, como
botón de muestra, la empresa Ex-intrade que se crea en 1958 con
un mínimo capital social y la dirigen dos jóvenes
miembros del Opus Dei, un ingeniero y un abogado que son profanos en
cualquier asunto relacionado con el comercio exterior y el marketing
internacional, lo que no obsta para que antes de transcurrir un
año desde la fundación de esta empresa y sin haber
realizado prácticamente actividad alguna de lo que
constituía su objeto social, el poderoso grupo internacional
judío Goldschmit (169)
se asociaba con ellos.
Y es que el Opus sin el dinero no vale nada, de la misma manera que el
Kahal sin la fuerza del oro es más débil que
Sansón afrentado por las tijeras de Dalila. La serpiente
judía repta por el mundo católico a través del
Opus Dei.
Encontrar el engarce incógnito, el eslabón perdido, es el
cierre que sirve de broche a la cadena. Cuando no aflora a la luz se
busca con denuedo para que la concatenación vea cerrado su
círculo. El Opus Dei también tenía sus lapsus no
emergente, ignorado para sus miembros y sus instituciones a
excepción de Escrivá y de Alvaro del Portillo que, con el
hombre oculto, formaban el triángulo enigmático y
elocuente.
El "tercer hombre" era un judío que se convirtió al
catolicismo por mera conveniencia, de nombre Bernardino Nogara. Su
profesión, banquero. Había nacido en Bellano, en las
proximidades del Lago Como, al norte de Italia. Hombre hábil,
viscoso, insinuante. Trabajó en su juventud en Turquía
como gemólogo. Más tarde se le encomendarían
misiones diplomáticas, como su participación en octubre
de 1912 en la firma del Tratado de Paz de Ouchy entre Italia y
Turquía o su participación en 1919 en la comisión
que negoció el Tratado de Paz entre Italia, Francia, Gran
Bretaña y Alemania, como corolario de la primera
conflagración mundial.
Como banquero fue el representante de la Banca Commerciale italiana en
Estambul,
pasando posteriormente a hacerse cargo de las finanzas vaticanas por
designación del Papa Pío XI, a quien apuntó su
nombre el amigo y confidente del Pontífice, monseñor
Nogara, hermano del banquero.
Nada más tomar posesión de sus responsabilidades al
frente de la economía santa, comenzó a colocar el dinero
en actividades y sectores impensables hasta su nombramiento, tales como
la Bolsa, las industrias armamentísticas e incluso los
profilácticos. Anudó y trabó íntimas
conexiones con sus hermanos de raza de las Bancas Rothschild y Morgan
de París y Londres, el Credit Suisse, Hambros, J.P. Morgan, The
Bankers Trust Company de N.Y., la Banca Continental de Illinois o The
Chase Manhattan Bank.
El 23 de junio de 1946 Escrivá aterrizaba en Roma con el firme
propósito de quedarse a la sombra de la cúpula de San
Pedro. Ese mismo año sería recibido en dos ocasiones por
el Papa S. S. Pío XII, los días 16 de julio y 8 de
diciembre. La primera audiencia va a tener un significado relevante. Al
término de su estancia el Santo Padre le presentó al
judío converso y encargado de las finanzas vaticanas, Bernardino
Nogara. A partir de ese mismo instante se convertiría ya en el
epicentro de la economía del Opus, haciendo las veces de
consejero, asesor, mago y corruptor de una larga serie de
tropelías financieras que con el visto bueno y la aquiescencia
de Escrivá y Portillo, hicieron posible el "milagro".
De este personaje capital nunca se habló en la Obra, ni su
nombre es siquiera conocido para personas que se piensan en atalayas de
responsabilidad. Es el nombre enigma y misterio, pero también el
judío clave para quien se puso a trabajar la maquinaria
económica de la Obra.
Tal fue su influencia que en 1956, en agosto de aquel año, el
Segundo Congreso General del Opus Dei se celebró en la ciudad
suiza de Einsiedeln a instancias de Nogara. En aquel Congreso se
debatieron, junto con temas de carácter espiritual a modo de
cobertura, otros más profanos como el asalto de la Obra a los
Estados Unidos e Hispanoamérica o asuntos de indudable matiz
crematístico. La reunión general se prolongó
durante tres semanas, acudiendo a la convocatoria casi un centenar de
miembros. Cuando se dieron por finalizados los trabajos,
Escrivá, Del Portillo y Nogara permanecieron algunos días
más para enraizar las redes financieras de la Banca Suiza,
haciendo escalas en Zurich, Berna y Ginebra, donde establecieron
contactos sólidos e impenetrables entre otros con Mr. G.
Drollaert de la Unión de los Bancos Suizos, con Mr. Wintermaier,
agente judío que gozó de la confianza de Escrivá,
o Zs. Freeman, que estuvo en el secreto silencioso de los hilos
invisibles del gran aparato que el Opus Dei instaló en Suiza,
donde consolidó el gran centro de su sede económica
internacional.
Se trafica con dinero, se evaden divisas, se cobran comisiones
fraudulentas, se fuerzan quiebras, se pasa el cepillo de la Obra para
instituir un óbolo cuyo destino será Suiza. El Opus
trabaja en connivencia directa y subordinada con el capitalismo
financiero judaico. EL diseñador de la estrategia y de las
tramas operativas fiduciarias, artífice y canalizador
máximo de las operaciones hacendísticas y financieras fue
el judío Nogara, que en maridaje con Escrivá y con Alvaro
del Portillo como testimonio desencadenaron la multinacional del dinero
al servicio de los especuladores hebreos, bajo el patrocinio del Opus
Dei.
REFERENCIAS
149. Wast, Oro, p 61.
150. Ibid, p 12.
151. Wast, "El Kahal", p 49.
152. López Martínez, Nicolás, "Los
judaizantes castellanos y la inquisición en tiempos de Isabel la
Católica", op cit, p 127.
153. Ibid, p 127.
154. Rivanera Carlés, op cit., p 127
155. Caro Baroja, "Razas, pueblos y linajes", op cit, p 127.
156. Corrado, Pallenberg, "Las finanzas del Vaticano" (Barcelona: Ayma
ediciones, 1970).
157. Jardiel Poncela, p 104.
158. Fernández de la Mora, op cit, p 169.
159. Cobo Martínez, Nicolás, "Faro inconfundible", No. 31
(febrero 1989), p 11.
160. Ibid, p11
161. Wast, Jesuitas, Opus Dei, "Cursillos de Cristiandad", op cit, p 62.
162. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 239.
163. Ibid p, 2 39
164. Zujar, E., "Revolución Española", No. 1 (1966).
165. Magaña, p 70.
166. Gracia Vicente, pp 51 y 54.
167. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 349.
168. "El Opus de Franco," Revista Area Crítica, No. 2 (Julio
1983).
169. "Le Vaillant", p 267.
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CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
8. Identidad entre el "Espíritu
de la Obra" y el "Alma Judía"
Lo que se denomina
"Espíritu de la Obra" y lo que se entiende por "alma
judía" son conceptos sinónimos. Ambos están
inspirados en la moral talmúdica, severa, rígida,
prescriptiva, de militancia y obediencia ciega, de estricto
cumplimiento. Sólo se puede llegar a entender la mentalidad que
preside los actos del Opus Dei, si antes se ha entendido la
noción de lo judaico como estilo de vida y comportamiento.
Cuando Menéndez Pelayo
se refiere a Fray Luis de León le
llama "alma hebrea" porque en sus teorías observa reminiscencias
de sus antecedentes. De igual forma y por los mismos e idénticos
motivos, el alma del Opus, su espíritu, tiene el marchamo de lo
hebreo.
Sus indicios, sus insinuaciones, su disimulo, la ocultación como
principio y la mentira como práctica no dejan lugar a dudas.
Personas que por norma mienten, niegan su condición de
pertenencia a la Obra, delatan ante sus superiores a sus hermanos si
observan que se apartan de la ortodoxia y les hacen correcciones
públicas y vejatorias, sólo cabe dentro de una mente
judía, alejada de la luz y de la afirmación cristianas,
de la caridad y del amor al prójimo, de la comprensión y
la transparencia que deben presidir la vida simple y natural del
cristiano.
En el Opus no hay libertad, sino sumisión. Ni la
correspondencia, ni las amistades, ni las lecturas, ni las relaciones
más íntimas y personales se escapan del control de la
organización. Las confidencias, el vacío
psicológico semanal de los miembros, se pasa a máquina
por triplicado. Es vivir vacío, sin contenido, sumido en la
desconfianza y el recelo de sus semejantes que es la antípoda
del verdadero amor a los hombres.
Vivir en el Opus es reencarnar el espíritu judaico en su
más exagerada manifestación. La ambición, la
avidez, el rencor, el odio. Escrivá resume los rasgos ideales,
los perfiles señeros de sus miembros como "audaces, sagaces,
despiertos y pillos" bajo los auspicios de la "santa eficacia, santa
desvergüenza, santa intransigencia o santa coacción", lo
cual no es, como modelo, un dechado de virtudes, por mucho que
Escrivá se empecine en santificarlas.
Los miembros del Opus, al igual que los judíos, deben de tener
una alta concepción de sí mismos. Deben considerarse los
elegidos, los selectos, los protuberantes.
También están unidos judíos y miembros de la Obra
por su sentido reverencial ante el dinero. No son nada idealistas y su
sentido es eminentemente práctico respecto de los bienes
materiales.
Entre ellos la asistencia y la ayuda mutua es sólo para
sí. Barren siempre hacia adentro. Están siempre
dispuestos a recibir sin dar nada a cambio. No comparten ni sus bienes,
ni sus riquezas con otros que no sean de su misma condición. Su
divisa, en este aspecto, recuerda a la leyenda del repostero que se
exhibe en la sala de estar de la residencia del Opus, Nethernhall, en
Londres que dice "el hermano, ayudado por el hermano, es como una
ciudad amurallada". (170)
Pero claro, los hermanos son ellos, sólo ellos y nada más
que ellos.
El mito del "pueblo elegido" está agudizando en ambas
comunidades. Los judíos no hacen más que repetirlo
machaconamente, que son el pueblo elegido por Dios. Los miembros del
Opus Dei se jactan entre sí de su "elección divina". Es
una idea que se les repite con insistencia para que se imbuyan de ella
y la compartan. Con todo empeño se les hace creer que ellos, por
eso del Opus, son los elegidos de entre los llamados. Incluso cuando se
les admite y penetran, en su recepción, cuando "pitan", se les
felicita por ese inestimable "regalo de Dios", por haber fijado Dios su
atenta mirada en el neófito cuando abandonaba y renunciaba a
todo para confiarse al Opus, que ya durante su vida y en su morada lo
tendrá a buen recaudo como corresponde a un "privilegiado".
Entre las enseñanzas que se imparten a los judíos se les
educa con argumentos como estos:
"- ¿Sabes, hijo mío, que
solamente las almas de los
judíos descienden del primer hombre?
- ¿Quién dice eso, papá?
- El Talmud... Y ¿sabes que el mundo ha sido creado
sólo a causa de Israel?
- Y eso, ¿quién lo dice?
- También el Talmud. Está en el Tratado Bereschich
Rebba, sección 1. Los bienes, por tanto, que poseen los otros
hombres, en realidad pertenecen a los judíos". (171)
El Talmud dispone minuciosamente cómo deben vivir los
judíos. Prescribe hasta los detalles más nimios e
insignificantes. Su vida está reglada, coartada. De ahí
el elogio a la mansedumbre, la discreción o la sagacidad
vulpina, tan cara a los judíos y a los miembros del Opus.
Se dice que la fuerza de los judíos, como la del Opus es la de
callar y que la pervivencia
reside en el secreto. Ellos se sienten orgullosos de ser judíos
o del Opus, aunque no lo digan, no lo manifiesten, lo oculten. Es
preferible que nunca lo digan, que no lo exterioricen, porque en el
silencio de su condición reside su mejor y más
resguardada protección, porque así pueden impunemente
realizar sus planes ocultos, entre la ignorancia de los demás,
porque actúan siguiendo planes según tramas invisibles e
inexplicables para los que les rodean.
No olvidan y celebran el pasaje del Exodo, cuando Aarón, sumo
sacerdote hermano de Moisés, ante el pueblo en su derredor, con
gran alborozo, mostrándole el becerro de oro les insta: "Israel,
he aquí a tu Dios" y no cabe duda que el Opus es un reflejo del
pueblo de Israel.
Se presentan como místicos y religiosos aunque su esperanza se
cifra sólo en los bienes de este mundo, pues ignoran lo que hay
más allá y por eso quieren establecer su paraíso
en la tierra. Piensan que Dios les ha creado no para ganar el cielo,
sino para dominar y someter la tierra. Esa es su fe. (172)
Para los judíos, igual que para el Opus "el
libertador saldrá de Sión" según el apóstol
Pablo cuando repite la promesa de Isaías.
Su espíritu es calculador. Por eso se infiltran tan hondo entre
los bautizados. No les importa el desprecio del pueblo si saben ganarse
la confianza de los gobernantes. Saben bien que los cargos
públicos son el mejor medio de allegar riquezas.
Sobre la condición social de los conversos en general, nos habla
del asunto el cura de los Palacios cuando escribe "y comúnmente
por la mayor parte eran gentes logreras, e de muchas artes y
engaños, porque todos vivían de oficios holgados, y en
comprar y vender no tenían conciencia para los cristianos. Nunca
quisieron tomar oficios de arar ni cavar, ni andar por los campos
criando ganado, ni lo enseñaron a sus fijos salvo oficios de
poblados y de estar sentados ganando de comer con poco trabajo", (173) El retrato
psicológico del espíritu que anidan sería
extrapolable al día de hoy.
Buscan los oficios más lucrativos. Su instinto de ganancia nunca
falla y se aprovechan siempre de cualquier situación. Tienen una
habilidad innata - dice Baer - para los negocios financieros, que es
una de las clásicas características de la raza
judía y del clan opusino.
Los miembros del Opus hacen "sus rezos" y este es un punto de
unión, tienen su repertorio de oraciones peculiar. Recitan los
Salmos que les prescriben.
Otra de las características del espíritu de la Obra es el
positivismo, la doblez, la esperanza a corto plazo, la tenacidad,
cierto espíritu religioso o semisupersticioso por un escaso
número de verdades de simple expresión - más bien
sentidas o practicadas que creídas con fe teórica -
solidaridad instintiva entre sus correligionarios, sobre todo cuando se
trata de problemas prácticos, de escándalos que puedan
trascender.
Podrán ser formalmente cristianos. Gesticulan en cristiano.
Adoptan exteriormente los modos y maneras de los cristianos. Pero se
comportan en todo como judíos. Eso se descubre conociendo su
confuso lenguaje, adivinando lo que quieren y lo que no expresan.
Para el judío, como para los del Opus, su vida es una permanente
contradicción porque carecen de dirección fija y
consecuente. Son hombres prácticos ante todo, con ideales de
apego a este mundo al que se subordina el otro, entes materializados
más que materialistas incluso, anclados en la falsa creencia de
haber sido elegidos; su dialéctica es el argumento de la
prescripción, la verdad que les interesa, sus afanes, la
ambición y el vivir la vida en el reino de este mundo. La
salvación hecha a su medida, por eso se aferran tenazmente a su
pensamiento, a su afán. Su salvación es por ley, por eso
creen en un Dios personal y lejano que sólo se acerca mediante
su poder a requerimiento de prácticas meramente materiales.
Sus expresiones pueden sonar a cristianas, pero no lo son.
Judíos y miembros del Opus tienen una gran afición a la
oración conjunta, los unos en sus sinagogas, los otros en sus
oratorios y retiros. Los del Opus no frecuentan cualquier templo, ni
siquiera eligen cualquier Iglesia. Tienen que ir a los oficios y a los
recintos que se les indica, confesarse con sacerdotes del Opus y evitar
el contacto espiritual y de relación en otros centros
religiosos. No acuden a su parroquia a los oficios. Sólo van a
ciertos templos, donde casi disimuladamente y en secreto, saben que
también van los únicos a los que consideran hermanos y
correligionarios.
Suelen ser muy hipócritas. Insinceros. La falta de honradez para
con los demás que no sean los suyos es algo habitual. Dentro, no
se fían de él ni él de nadie. Es la moral del
condenado por
desconfiado.
El rito es para el judío y para los miembros del Opus
vehículo de salvación. Subordina lo religioso a lo
material y no viceversa. Esa es la gran revelación tanto del
espíritu de la Obra como del alma judía.
La salvación y la santidad se les certifica y garantiza mediante
el trabajo. (174)
Cuanto más trabajen, eso si, para la Obra, más santos. La
docilidad y la servidumbre es una valoración positiva del
trabajo. Cuanto más trabajen, mayores serán las ganancias
de la Obra y por supuesto ésta les dirá que son santos.
Escrivá ha dicho que "el mensaje del Opus Dei es que se puede
santificar cualquier clase de trabajo" sin importar demasiado las
circunstancias en que se desarrolle. Una de las palabras que más
se repite en los Estatutos internos de la Obra es "disponibilidad" que
la encontramos en numerosas ocasiones. Sus pretensiones son la
consecución de una disponibilidad absoluta y de sus miembros por
medio de las técnicas de lavado de cerebro.
De los judíos se suele decir que tienen lengua suave, sangre
fría y piel dura. Los del Opus tienen el mismo caparazón,
la misma consanguinidad y por supuesto el propio verbo.
Ni siquiera la comunicación de su mensaje o de cualquier
transmisión de conocimiento la regalan. Dice el biógrafo
oficial de Escrivá, Salvador Bernal, que el fundador del Opus
"nunca aceptó que la enseñanza fuese gratuita en las
obras apostólicas promovidas por el Opus Dei en el terreno
docente". (175)
Dar es pecado, aunque sea enseñar al que no sabe, recibir una
exigencia. Por eso, "en la obra se pide, se exprimen a las familias de
los socios, a los amigos, a todo el que se acerca". (176)
El Opus tiene alma judía: a) porque da a sus palabras un
significado distinto al que se le atribuye en el lenguaje corriente y
ordinario, no correspondiendo su sentido al corriente de la palabra; b)
porque enmascaran la realidad de las cosas utilizando argumentos
ambiguos, lo que les permite infiltrarse y ocupar posiciones
dominantes; c) porque no quieren que se debata y se discuta
abiertamente la cuestión del Opus a la luz del día; d)
porque el secreto y el disimulo se han convertido en su segunda
naturaleza y han configurado su personalidad; e) porque en el Opus hay
muchos conceptos: económico, religioso, financiero, comercial,
servicio de inteligencia...; f) porque pretenden el monopolio de Dios y
obtener el máximo beneficio como corresponde a su
posición de monopolio en las leyes de mercado; g) porque
manipulan su organización mediante una organización
oligárquica y totalitaria, con ilimitada fuerza de
coacción psíquica, lo que les lleva al dominio absoluto
de sus miembros aunque ellos lo denominan "ayuda espiritual y
religiosa"; h) porque la recaudación prima sobre la
teología.
Quizá nada mejor que una frase de Alvaro del Portillo y otra de
Escrivá, recogida por Salvador Bernal, para definir el
espíritu judaico de la Obra. Decía el sucesor de
Escrivá en la presidencia del Opus, Alvaro del Portillo:
"¿por qué se ha de enfadar el enfermo con el
bisturí, y más si el bisturí es de platino?" (177) La frase de
Escrivá pronunciada en Buenos Aires no es menos ilustrativa:
"Tú y yo hemos de tocar todo lo que no sea
intrínsecamente malo, pero con todo lo que es bueno o
indiferente, sin inconveniente alguno hay que hacer lo del rey Midas:
convertirlo en oro. ¿Está claro?" (178) Aunque
cínicamente diría en 1972 en Barcelona que "el hecho de
manejar dinero o de tenerlo, no quiere decir que se esté
apegando a la riqueza". (179) Esta
última parecía una frase de
remordimiento.
Al esconderse y agazaparse es prácticamente imposible saber
quiénes son y qué cosa son en realidad los miembros del
Opus Dei y sus colaboradores que son todos aquellos que sin serlo se
convierten en "cómplices de las tinieblas". (180) Para algunos autores
el Opus Dei ha venido a ocupar en la Iglesia Católica el papel
que la masonería ocupó entre los liberales.
El espíritu de la Obra tiene una moral muy suya. No retroceden,
en su fanatismo, en la eliminación
de quienes molesten, estorben o impidan la realización
de sus planes. Cuando alguien, de dentro o de fuera de la obra, resulte
incómodo porque sabe demasiado, puede tener una muerte natural o
un accidente que para el caso es lo mismo, si con ello se salvaguarda
la Obra de Dios; eliminar al adversario o al miembro que convenga o sea
peligroso. Ruiz Mateos, el empresario presidente del holding Rumasa,
supernumerario del Opus, que conocía bien las
cañerías de la Obra, ha llegado a decir a este respecto:
"El gobierno y el Opus son capaces de matarme" (181) aunque después,
por obediencia, se pueda extender una declaración oficial de
defunción. Los judíos utilizan los mismos métodos.
En el libro de Los Protocolos de los
Sabios de Sión, durante la sesión XV se
levantó el siguiente testimonio que obra al párrafo 145:
"Todo hombre debe terminar por muerte. Conviene, pues, apresurar el fin
de aquellos que estorban al progreso de nuestra Causa"
La apología del exterminio de las personas inconvenientes
está respaldada por el propio Talmud que autoriza que "los
traidores sean precipitados al pozo y no retirados". Con respecto al
Opus se murmura que son ya decenas las muertes providenciales y
extrañas, de personas que han fallecido en percances no
aclarados y que su coincidencia o su convergencia eran sus
vínculos de aversión o de confrontación interna o
externa con respecto al Opus Dei. Incluso varios de los miembros, de
los que por la labor que desempeñaban en el Opus, podrían
saber demasiado, han sido hallados muertos en "accidentes que pudieron
ser crímenes" (182)
Albareda, López Bravo, Ruiz de Alda, los responsables de la
contabilidad de Rumasa, López Amo... antes de que pudieran ser
gargantas profundas.
Judíos y responsables que están en el secreto del Opus
pueden llegar a ser pérfidos.
Si la simulación es su arma más eficaz, y una nota
definitiva de su carácter, recordemos el caso de
Maimónides, rabino perfectísimo por su ciencia, por su
intolerancia y por su astucia, autor del libro que se considera un
segundo Talmud, la Mishná Thora, de una ortodoxia que los
escribas consideran audaz y rígida, incluso poniendo en tela de
juicio a cualquier israelita que no acatara en su integridad su
doctrina; pues bien, Maimónides, el rabino por excelencia, el
prototipo de judío ortodoxo, el mayor doctor de la sinagoga, a
quien se le ha llamado la antorcha de Israel, la luz del Oriente y del
Occidente y a quien un adagio presentaba como el nuevo Moisés,
"durante dieciséis o diecisiete años profesó
exteriormente la doctrina musulmana". (183) Los elogios y la
sublimación con la que los judíos tratan la figura de
Maimónides, nos recuerda la consideración que le
dispensan los miembros del Opus a Escrivá, que superó al
propio Maimónides en la profesión exterior de la
religión católica.
El Padre exhortaba y exigía que "todo se pasara por su cabeza y
por su corazón", con lo que se aseguraba la judaización
de
todos los actos de la Obra.
La moral del Opus es talmúdica. Recurre cuando le conviene al
engaño, la calumnia, el descrédito personal, la mentira
constante, el fraude, la estafa, la coacción o el
escándalo. Para el Opus no existen conceptos cristianos tales
como dignidad, sentimientos nobles, valor personal, honorabilidad o
fidelidad de palabra.
Cuenta una mujer que durante muchos años vinculó su vida
al Opus que las circulares que se le impartían eran a veces del
siguiente tenor: "nosotros llegaremos a tener parroquias propias,
porque dan mucho y con muchos cepillos de todas las advocaciones y
muchos confesionarios. Nadie se imagina lo que dan esas parroquias,
cepillos y confesionarios. Los confesionarios son una lluvia constante
de limosnas y donaciones y hasta de herencias insospechadas. La mejor
penitencia es la limosna en esos cepillos para con esos medios hacer el
apostolado..." (184)
A pesar de su estricta intolerancia, para ser del Opus no se precisa
siquiera ser creyente, aunque su base jurídica sea la prelatura
personal, base religiosa por antonomasia. Son exclusivistas religiosos,
exclusivistas económicos y exclusivistas políticos... Son
posesivos, pero carentes de generosidad. No comparten con los
demás ni siquiera la figura de Dios, la Obra de Dios son
sólo ellos. Es el rabino instalado en el interior de la Santa
Madre Iglesia.
Su misión está claramente definida: serán un
factor imprescindible en la época apocalíptica -puede ser
la que estamos viviendo -. Entonces es cuando aparecen movimientos
mesiánicos - como el Opus Dei - que se ofrecen para destruir el
viejo edificio y para señalar el terreno y los materiales donde
debe reemplazarse. Muestran gran dinamismo. Son el gusano que devora la
manzana más sana.
En su aspecto de relación tanto los miembros del Opus, como los
judíos son bastante insociables, por su carácter
insolidario. Su exclusivismo les autoexcluye. Son intolerantes.
Fastidian a todos sin querer que se les moleste. Son arrogantes en el
éxito, serviles en la desgracia, cautelosos y acumuladores de
dinero.
Por su forma de pensar y de actuar se puede llegar a la
conclusión que recoge el libro de Abraham F. K. publicado en
Israel bajo el título Un
pueblo, una
religión-misión donde se sostiene "que la
religión
de Cristo es la causa de los males que padece el mundo". (185)
REFERENCIAS
170. West, H. J., p 104.
171. Wast, "Oro", p 45.
172. Ibid, p 90.
173. Bernáldez, p 600.
174. Cristóbal, p 63.
175. Bernal, p 153.
176. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", Planeta,
1976, p 215.
177. Bernal, p 251.
178. Ibid, p 269.
179. Ibid, p 290.
180. Le Vaillant, op cit.
181. "Tiempo y Tribuna", Julio y Septiembre 1989.
182. Revista "Tiempo" (14 Agosto 1989).
183. Wast, "El Kahal", p 41.
184. Moreno, "La otra cara del Opus Dei", p 31.
185. Wast, Jesuitas etc., p 15.
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CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
9. Influencias jesuísticas en
el Opus Dei
Escrivá
recibió una influencia jesuítica por un doble
vínculo. Su confesor inicial del que recibiera "el primer
estímulo para la construcción de la Obra se lo dio a
José María un miembro de la Compañía de
Jesús", (186)
el padre Valentín Sánchez. La relación entre el
Escrivá joven y su consejero espiritual, el jesuita padre
Sánchez, fue al principio íntima, cordial, fluída,
en plena compenetración. Del padre Sánchez
recibiría unos consejos y una enseñanza que jamás
olvidaría. La amistad entre confesante y confesor perduró
hasta 1940, año en que tuvo lugar "un borrascoso encuentro,
después de que el Padre Sánchez leyera la
documentación que Escrivá pensaba someter al estudio del
obispo, criticó duramente algunos artículos de los
Estatutos y despidió poco amigablemente a Escrivá". (187) Aquel
año
Escrivá cambió de confesor, de Sánchez a Portillo.
El segundo vínculo de inspiración para Escrivá que
recibió de los jesuitas fue el descubrimiento de un texto
publicado por primera vez en Paderbon, en Westfalia en 1661, conocido
como Monita Secreta, donde se
recogen las instrucciones secretas de los jesuitas. Era uno de sus
textos predilectos, lo conocía muy bien, lo estudió, lo
devoró, le inspiró. Cabría pensar que los dos
libros que más decisivamente conformaron la voluntad de
Escrivá en los anales previos a la fundación del Opus Dei
fueron El libro del Kahal de
Jacob Brafmann y Monita Secreta de
los jesuitas.
Sobre los jesuitas se han escrito muchos volúmenes, pero
quizá todavía esté por escribir un estudio
exhaustivo de las concomitancias judías dentro de la
Compañía de Jesús; Julio Caro Baroja en el volumen
segundo de su obra Los judíos
en España, escribe: "es sabido que en pleno siglo XVII
los hijos de los conversos y aun judaizantes, estudiaron a menudo con
los jesuitas de las diversas ciudades, donde estos tenían
colegios y que de ellos salieron hombres que de un lado poseían
una sólida educación
talmúdica y de otro, profundos conocimientos
escolásticos, como Isaac
Cardoso, el apologista de
Israel. (188)
Nos sigue narrando el insigne antropólogo
cómo "entre jesuitas y judíos había ocultas y
estrechas relaciones y que en suma, la llamada moral jesuítica
era una moral talmúdica". (189)
No hay que olvidar que según el padre Miguel Marcos -
allá por los años 1593 - de los 27 jesuitas que
habían firmado memoriales contra la organización vigente
de la Compañía, no menos de 25 eran cristianos nuevos,
incluido Acosta, como tampoco, a este respecto, tiene que pasar
desapercibido, que el segundo "Papa Negro", el "General de la
Compañía de Jesús" después de San Ignacio
de Loyola, el Padre Laínez, era de raza judía.
De los jesuitas Escrivá tomó el patrón para su
obra al querer a su semejanza crear un instrumento pasivo y obediente
que se extendiera por el mundo entero para su dominio, que al igual que
los jesuitas, en su futura organización todos sus miembros
caminaran a la voz de su mando, como soldados disciplinados.
Para Escrivá fue una gran revelación conocer la cartilla,
sólo conocida por los miembros superiores de la orden jesuita y
esto después de asegurarse que no se comunicaría nada de
su contenido a nadie y que se renegaría del mismo si ello
conviniere a la Compañía, llamada Monita Secreta.
El manual de las instrucciones secretas no fue nunca impreso, era
manuscrito y se encontró, por manos profanas, por primera vez en
París, en el convento de los jesuitas, escrito por la
mano del erudito Brothier, que era el bibliotecario de la
Compañía. Su texto concuerda íntegramente con el
que más tarde se encontraría en la casa Ruremonde, en
Bélgica y que fue consignado en el Tribunal de Justicia de
Bruselas cuando los jesuitas fueron expulsados del pais... La unidad
del texto de estas instrucciones secretas, sólo conocidas por
los principales miembros de la Compañía, eliminan
cualquier duda sobre su autenticidad. Ch. Sauvestre publicaría
en Francia, en 1861, una edición de la Monita Secreta con comentarios muy
interesantes y curiosos.
En España vio la luz por primera vez como apéndice de la Historia resumida de la
Compañía de Jesús que escribió
Fernando Garrido y se publicó en 1880.
En la Biblioteca de Río de Janeiro se encuentra un ejemplar
manuscrito que fuera hallado en el colegio de los padres de la
Compañía de Jesús cuando fueron detenidos en 1720.
La redacción definitiva se atribuye al padre Claudio Aquaviva,
cuarto General de los jesuitas y reformador de la
Compañía basándose en las recomendaciones
recibidas de sus predecesores.
Esas instrucciones posiblemente fueron una fuente de inspiración
y una herramienta inestimable en manos de Escrivá. Vamos a
seleccionar algunas de las disposiciones que se aplican y se
enseñan en el Opus Dei:
Tratar de alcanzar la benevolencia, principalmente de los
eclesiásticos y de los seglares que ejerzan autoridad, de la que
algún día podrán necesitar.
- Que todos parezcan estar
inspirados del mismo espíritu y que
aprendan a tener los mismos modales.
- Cómprense las propiedades a nombres de amigos
fieles que
presten sólo el nombre y que guarden el secreto. Para que
nuestra pobreza se vea mejor conviene que las tierras que se posean
junto a cualquier colegio estén a nombre de otros alejados, lo
que impedirá que los príncipes y magistrados sepan a
cuánto ascienden las rentas de la sociedad.
- Que los nuestros sólo recorran las ciudades ricas
con la
intención de residir allí.
- A las viejas viudas hay que indicarles nuestra extrema
pobreza para
sacarles cuanto dinero se pueda.
- Que sólo el provincial sepa a cuanto ascienden
nuestros
ingresos; pero que la suma del tesoro de la Compañía, en
Roma, sea un misterio sagrado.
- Es preciso consagrar nuestros esfuerzos a atraer el
ánimo y la
simpatía de los príncipes y personas más
importantes a fin de que nadie se atreva contra nosotros.
- Se captará la simpatía de las princesas por
medio de
sus ayas y criadas; para eso es preciso conseguir la amistad de
éstas, que es el medio de entrar en todas partes y llegar a
saber los negocios más secretos de las familias.
- Que los nuestros consigan de los Obispos el gobierno de
las iglesias
y que los feligreses estén sometidos a la Sociedad, que
sacará de ellos todo lo que se pueda.
- Se deberá influir en los prelados cuando se trate
de la
beatificación o canonización de los nuestros.
- Que los nuestros dirijan a los príncipes y hombres
ilustres,
de forma que parezca que sólo tienden a la mayor gloria de Dios
y a la austeridad de conciencia.
- Hacer creer a los príncipes y a los que ejercen
autoridad que
nuestra Sociedad contiene la perfección de todas las
demás órdenes, excepto el canto y la austeridad exterior,
en la manera de vivir y de trabajar.
Formas de conquistar a las viudas ricas:
-Proporcionarles un
confesor que las dirija a fin de que mantengan su
estado de viudedad, afirmándoles que de esta forma
tendrán el mérito eterno y un medio eficaz para evitar
las penas del purgatorio.
-Apartarlas de las conversaciones y de las visitas de los
que las
busquen.
- Apartar a los criados que no estén en buenas
relaciones con la
Sociedad, recomendando que los sustituyan por individuos que dependan o
quieran depender de los nuestros para que nos informen de lo que pasa
en la familia.
- El confesor no debe tener a la vista otro objetivo que el
de inducir
a la viuda a seguirle en todos sus consejos, demostrándole,
cuando tenga ocasión, que esta obediencia es la condición
única para su perfección espiritual.
- Debe aconsejarle el uso frecuente de la penitencia en la
que descubra
sus más secretos pensamientos y sus tentaciones.
- Hay que inducir a la viuda a hacer donativos,
aprovechando
hábilmente la disposición espiritual.
- No se las debe tratar con demasiado rigor en la
confesión para
que no la aborrezcan, pues se puede perder su simpatía.
- Debe evitarse hábilmente que visiten otras
iglesias o que
asistan a otras fiestas religiosas, repitiéndolas con frecuencia
que todas las indulgencias concedidas a otras órdenes
están acumuladas en nuestra Sociedad.
- Hay que hacer que la viuda disponga de sus rentas a favor
de nuestra
Sociedad, para que de esta manera llegar a ser santa y hágasele
concebir la esperanza de ser canonizada si persiste hasta el fin.
- Si no diera todos sus bienes en vida, debe procurarse
ocasión,
principalmente cuando esté enferma o corra peligro de muerte,
para recordarle la pobreza de nuestros colegios y los muchos que
están por fundarse, induciendo, con dulzura pero con fuerza, a
contribuir a estos gastos si quiere entrar en la gloria eterna.
- Cuando se nos ofrezca alguna cosa, no se
desperdiciará la
ocasión de recibir.
- Lo que se dijo sobre las viudas sirve para los
comerciantes, para los
ricos casados y sin hijos, de los cuales la Sociedad quedará
heredera si con prudencia se emplean los medios indicados.
- A las personas devotas que aspiran con ardor a la
perfección
hay que inducirlas a donar todos sus bienes a la Sociedad, para
alcanzar la perfección suprema.
- Aunque con prudencia, hay que infundir miedo con el
infierno, o por
lo menos con el purgatorio, haciéndoles presente que, así
como el agua apaga el fuego, la limosna apaga el pecado.
- Debe expulsarse de nuestra Sociedad a los que tengan
escrúpulos de adquirir bienes y riquezas para la Sociedad.
Cómo se procederá con los expulsados de la Sociedad:
- Antes de expulsarlos
obligarles a prometer por escrito y a jurar que
no dirán ni escribirán cosa alguna en perjuicio de la
Compañía. Los superiores conservarán, escritas por
los propios expulsados, sus malas inclinaciones, sus defectos y vicios
confesados en descargo de su conciencia según es la costumbre de
la Sociedad, de los cuales, en caso de necesidad, los superiores se
servirán, revelándolos a los grandes y a los prelados.
- Se deberá escribir a todos los colegios
anunciándoles
las expulsiones, exagerando las razones que las motivan, previniendo
que no tengan relaciones con ellos, diciendo en todas partes que la
Sociedad no expulsa a persona alguna sin razones poderosas, igual que
al mar se arrojan los cadáveres.
- En las exhortaciones domésticas se tratará
de convencer
a todos los miembros que los expulsados son individuos inestables,
exagerando los infortunios de los que perecerán miserablemente
por salirse de la Sociedad.
- Cuando se descubra algún hecho indigno y
censurable de su
conducta se deberá divulgar... Tanto los expulsados y sobre todo
los que voluntariamente dejan la Sociedad deben ser completamente
anulados.
- Hay que trabajar con mucha cautela para escoger a los
hombres de
talento, guapos y nobles o que sobresalgan.
- Hay que hacerles comprender que sólo por gracia
especial de la
Providencia ellos son los escogidos entre tantos que frecuentan el
colegio.
- En las exhortaciones hay que censurarles
amenazándoles con la
condenación eterna si no obedecen a la vocación divina.
- Hay que advertirles eficazmente que no revelen su
vocación a
ninguno de sus amigos, ni siquiera a sus padres, antes de ser
admitidos...
En esta selección se constata como Escrivá plagió,
copió literalmente, puso en vigor y consumó las
Instrucciones que había aprendido en su manual de Monita Secreta. Sin este texto
hubiera sido difícil para él iniciar la andadura del Opus
Dei.
REFERENCIAS
186. Ricci, Marina, Revista "30 Días", No. 5 (Mayo 1990), p 16.
187. Ibid, p 17.
188. Caro Baroja, "Los judíos en España", Vol II, p 252.
189. Ibid, p 253.
René Fulop Miller,
"El poder y el secreto de los jesuitas", pp 216-221
S. Pey Ordeix, "Jesuitas y
judíos ante la República".
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CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
10. El Gobierno Mundial, el Nuevo
Orden y el Opus Dei
Un periodista del
cotidiano francés Le Monde se
preguntaba ya en 1972 si se podía hablar de una
"conspiración del Opus Dei" (190) pues las maniobras
teológicas pueden enmascarar el lado oculto, la umbría
del aparato ultrasecreto del proyecto judaico de conquista mundial,
siendo, en este caso, el Opus Dei un arma estratégica de esa
Gran Conspiración.
Una cosa es cierta y es que "todos los miembros del Opus Dei
están convencidos de pertenecer a la Orden que va a conquistar
el siglo con la ayuda de armas modernas, "materia gris" y dinero que
garantice el control de la opinión". (191) La noticia se
anticipaba en la publicación francesa Le espectacle du monde.
El mito, la leyenda y la constatación de la existencia de
gobiernos ocultos, super poderes y grandes potencias que actúan
en silencio y a cubierto, no es una nueva, estando generalmente
asociadas estas tramas al poder mundial, sobre todo en lo
económico y sus derivados: los judíos, como invisibles
regidores de la Historia. Para Serge Hutin (192) el destino de las
naciones depende a menudo de hombres que no poseen cargos oficiales. Se
trata de sociedades secretas, auténticos gobiernos ocultos que
deciden nuestro destino sin nuestro conocimiento.
Se entiende vulgarmente por "sociedad secreta" un grupo más o
menos numeroso de personas, el cual se caracteriza por mantener
reuniones estrictamente limitadas a sus adeptos y también por
mantener el más absoluto silencio respecto a las ceremonias y
rituales en los que se manifiestan los símbolos y se imparten
las instrucciones que esta sociedad se atribuye. Los fines de estas
sociedades secretas pueden ser de lo más variado:
políticos, RELIGIOSOS, ESPIRITUALES, filosóficos o,
incluso, criminales. El Opus Dei estaría relacionado con este
tipo de sociedades. No hay duda alguna acerca del importante papel
político, económico, religioso, de tráfico de
influencia y de control de medios de comunicación en varios
países e instituciones, por lo que no se pueden excluir las
posibilidades de esos contactos secretos entre esta organización
y sociedades que pugnan por el imperio mundial.
El escritor Vázquez
Montalván aseguraba (193) que "Escrivá de
Balaguer, López Bravo, Calvo Serer, López Rodó...
eran la punta del iceberg, pero la fortaleza terrenal del Opus se
debía sobre todo a la parte oculta del iceberg 'matizando que'
la ley de verdad se establece en el subsuelo de las ciudades, la
Historia de verdad la escriben los servicios de información
secretísimos y el poder espiritual lo tienen las sectas
más
secretas... La desaparición de constructores de pirámides
no implica la desaparición de constructores de galerías
secretas. El mundo entero es hoy un gruyere excavado por los secretos
de atletas plutónicos del Opus Dei y uno de los más
anchos y mejor construidos de los túneles conduce al
corazón mismo del Vaticano. El Opus Dei ha recuperado el sentido
del ocultismo y nadie está hoy en condiciones de responder a la
pregunta: ¿Quiénes son? ¿Dónde
están?".
Por eso el medio más leal y eficaz de combatir a los enemigos es
vulgarizando sus doctrinas, desvelando la verdad que, por más
que intenten oprimirla, al final sale siempre a la luz. Como dice San
Juan "solo la verdad nos hará libres". (194)
Para dominar la tierra, es necesaria la coordinación
y compaginación de un gobierno mundial. El filósofo
Joseph de Maistre ya anunciaba el peligro que se cernía sobre
Roma por la acción de sectas conjuradas para tal fin. Para
llevar a cabo misiones de esta envergadura, los "verdaderos
detentadores del poder, los que mueven los hilos, viven en la sombra,
detrás del telón". (195)
El Papa S. Pío X declaraba que "el peligro está hoy casi
en las entrañas y en las venas de la Iglesia; sus golpes son por
tanto más seguros puesto que saben dónde golpear mejor". (196)
No en vano, uno de los jefes del judaísmo, Alfred Nossing,
escribió en Integrales
Judentum (197)
que "la comunidad
judía es más que un pueblo en el sentido político
moderno de la palabra. Es depositaria de una misión
histórica mundial, yo diría incluso cósmica, que
le han confiado sus fundadores, Noe y Abraham, Jacob y Moisés...
La concepción primordial de nuestros antepasados ha sido fundar
no una tribu, sino un Orden Mundial destinado a guiar a la humanidad en
su desarrollo. He ahí el verdadero y único sentido de
escoger a los hebreos como pueblo elegido. Gesta naturae per judeos, he
ahí la fórmula de nuestra Historia. Orden espiritual
destinado a guiar el desarrollo de la Humanidad".
Partimos de la base que el Opus no puede confesar sus verdaderos fines
ni siquiera a la mayor parte de sus adeptos que desconocen el trabajo
judaico que opera a través y en consonancia de su prensa, por
medio de su influencia en la Iglesia, con su peso específico en
los círculos económicos nacionales, en los circuitos de
información de los servicios secretos con los que colabora, en
especial con el Mossad, con el control ejercido sobre sus devotos y a
veces incautos contribuyentes. La emboscada, sin embargo, tiene una
explicación más recóndita y es que el Opus es un
cooperador necesario para la última fase del judaísmo en
su cierre serpentino.
Porcentualmente, tanto los judíos como sus cooperantes del Opus
Dei, forman un porcentaje exiguo de la población del mundo
entero, pero sin embargo controlan y deciden sobre la mayor parte de
las riquezas existentes en el planeta. Unos pocos, por la vía de
sus medios privativos, mueven las palancas que afectan a todo el mundo.
Imbuídos de su predestinación de dominio, su mesianismo
engendra la idea del advenimiento de Israel como centro del mundo, en el omphalos terrae, como el eje y el
quicio de todo lo que se mueve. Su plenitud y su gloria será
cuando se concentre bajo su nuevo orden todo el peso del poder, toda la
carga de la riqueza. El nuevo orden judío figura inscrito en
todos los billetes de banco americanos, en todos los puñados de
dólares que circulan por el mundo, donde se puede leer, en
letras mayúsculas la frase "Nuevo
Orden del Siglo" en latín, es decir su palabra de Orden
se basa en el dinero y esa elección la tiene muy bien asumida el
Opus Dei. Para que Israel reine, hace falta abolir a Cristo, volver a
crucificar sin posibilidad de resurrección.
El Opus forma parte del Apocalipsis. Es un paso más y un paso al
frente para que la serpiente simbólica cierre y complete su
círculo. Y cuando la culebra se muerda la cola, abrace y
estrangule a las naciones, estén todas asidas en su interior,
las cadenas que se establezcan serán irredimibles y se
habrá consumado el estrangulamiento de la libertad.
Comenzará la era de la sumisión al nuevo orden mundial.
Será el mundialismo al poder. Será el pontificado del
buey áureo. La victoria y el triunfo del Opus Dei.
Pero para llegar a esa situación irreversible todavía es
necesaria "la inteligencia oculta que dirige los destinos de los
hombres, puesto que los dirigentes políticos y económicos
visibles son sólo, en realidad títeres movidos por
sabios". (198)
Por eso es necesario el empleo de los métodos
masónicos, incluso dentro de la propia Iglesia católica,
como son los que ejerce el Opus, para en su caso destruirla desde
dentro y de cerca. Es sintomático que gráficamente se
represente a la Obra de Escrivá como una "tela de araña"
tupida, prensil, tentacular.
Todo para llegar al estado del
spiritus mundi, del Nuevo Orden mundial,
del alma del mundo, grado en el que la piedra filosofal, que
previamente se ha transmutado en oro y se ha sublimizado, conduce a los
hombres al comercio y al mercado con lo espiritual y con lo más
sagrado del hombre que es la defraudación de su fe.
El mundo está gobernado o bien por las ideas del judío
Marx o bien por los principios del capitalismo salvaje y egoísta
propulsado por las mentes judías. El judío sigue
soñando con el reino terrestre, donde impondrá sus
postulados y sus valores, porque así lo previno Isaías y
lo vislumbró en su famosa profecía del imperio del mundo.
El hombre dejará de ser tal, para pasar a la condición de
material humano, de elemento productivo o de consumo según
convenga.
Hay que pensar que el mesianismo judío, que se llama a sí
mismo universalista, mundialista, no es en realidad más que un
imperialismo disfrazado pero absoluto. Nuevo Orden es igual a
pan-israelismo o si se prefiere pan-judaísmo, donde se
fragüe la unificación del mundo por medio de la Ley
judía, bajo la dirección y la dominación del
pueblo sacerdotal.
Se avecina una devastadora fraternidad. La gran fraternidad que se
anuncia será la de los cofrades y consanguíneos, los que
se consideran a sí mismos hermanos; los demás,
sólo tendrán la consideración de esclavos.
El Opus Dei se encargará, en el papel que se le asigna en el
Nuevo Orden Mundial, de las labores de sabotaje de centros religiosos y
espirituales, bastión inaccesible por otros medios a los amos
del mundo.
El Nuevo Orden es el plan maestro judío trazado de antaño
y proseguido generación tras generación con tenacidad
perseverante. Es el mismo que los judíos de Arlés
anunciaron a los de Constantinopla en 1489, el mismo que confirmara el
rabino Reichhorn en 1869 sobre la tumba del gran rabino Simeon Ben
Ihuda, el mismo que se deja traslucir por Bernard Lazare o el que
consta en sus famosos Protocolos
de 1897 consensuados en Basilea.
Para eso necesitan un Papa que se adecúe a sus necesidades, que
esté comprometido en el complot. Escrito está en los
Protocolos de los Sabios de Sión que está proyectado por
los judíos "penetrar hasta el mismo corazón de la corte
pontificia, de donde nada en el mundo podrá echarnos, hasta que
hayamos destruido el poder del papado".
Orden Nuevo Mundial significa religión nueva, dogma nuevo,
ritual nuevo, sacerdocio nuevo. El nuevo redentor religioso,
político y social "reinará sobre la humanidad por
instituciones impersonales", abrigado en la propaganda de esta nueva
arma de nuestros días. La novedad será que en la
contienda por la dominación mundial, el mundo judío
apuesta a ganador.
Las espadas están en alto, de nuevo enarboladas por los cruzados
de la fe, bajo el signo sacrosanto de la victoria.
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