CAPÍTULO I


LAS SECTAS Y EL OPUS DEI


3. El secreto oculto y el misterio revelado



El premio nobel de literatura 1990, Camilo José Cela, declaraba que "Yo no soy del Opus Dei porque no me gustan las sociedades secretas". (26) El secretismo dentro del Opus es como una obsesión, como una pesadilla, como un síndrome. Sus adeptos practican el hermetismo. Como escribía Santiago Aroca: "Otro de los mitos de la Obra es el secreto. El Opus Dei oficialmente niega ser una organización oculta". Sin embargo, el artículo 193 sanciona: "Estas Cons-tituciones, las instrucciones publicadas y las que puedan publicarse en el futuro, así como los demás documentos, NO HAN DE DIVULGARSE"; más aún, sin licencia del "Padre", "aquellos dichos documentos que estuviesen escritos en lengua latina ni siquiera han de traducirse a las lenguas vulgares". Incidiendo en esta línea, el artículo 232 afirma: "el negocio y las razones de nuestra vocación no los comunicaremos con extraños, sino muy cautamente y muy rara vez". Para rematar, el artículo 191 proclama el valor de la discreción e indica que los socios de la Obra "deben guardar prudente silencio respecto a los nombres de otros miembros y que a nadie van a revelar que pertenecen al Opus Dei" (27).

Una de las personas que mejor conocen las interioridades del Opus Dei es Alberto Moncada por haber pertenecido al grupo durante muchos años, donde ejerció funciones y labores de relevancia. Ha escrito varios libros en los cuales recoge que una "manía es el secreto y el susurro, simplemente inaceptable en una sociedad moderna", (28) definiendo al Opus de "intrincada madeja" y haciendo suyas las palabras de R. S. cuando afirmaba que "para que se entienda la Obra hay que acabar con el Opus". (29) En el Opus, según condiciones que los dirigentes suelen poner a los que se van, es que no comuniquen a nadie sus experiencias en la Obra", (30) pero "todo poder oculto, toda simulación repugna con las exigencias profundas de la sinceridad cristiana". (31)

Para Yvon le Vaillant el aspecto más sorprendente - y más frecuentemente señalado por los observadores - es el carácter "secreto" del Opus Dei, su naturaleza y su comportamiento de "sociedad secreta". Para ello existen consignas precisas. El sacerdote jesuita Jean Beyer matiza que "el secreto concierne, pues, a los miembros, las casas y los votos del instituto". (32)

Son muchas las máximas del libro de cabecera de los miembros del Opus -Camino - que insisten y reiteran esta necesidad asfixiante en la Obra. Hay capítulos enteros destinados a temas tales como "discreción" o "táctica" donde las consignas de secreto se suceden de forma más o menos explícita. Así podemos leer:

"970: Es verdad que he llamado a tu apostolado discreto 'silenciosa y operativa misión' y no tengo nada que rectificar."

"639: De callar no te arrepentirás nunca; de hablar muchas veces".

"654: Ha afilado tu lengua el despecho. ¡Calla!

"835: ¿Brillar como una estrella..., ansia de altura y de lumbre encendida en el cielo? Mejor: quemar, como una antorcha, escondido, pegando tu fuego a todo lo que tocas. Este es tu apostolado; para eso estás en la tierra".

"840: Que pase inadvertida vuestra condición como pasó la de Jesús durante treinta años".

Las Constituciones del Opus Dei, redactadas en 1947, también insisten, machaconamente, en el aspecto del sigilo. De entre sus artículos destacamos:

Artículo 6.- "El opus Dei... no puede editar revistas u otras publicaciones a nombre de la Obra, a no ser para uso interno de sus miembros, sus miembros no llevan ninguna señal distintiva; hablarán con precaución del Opus Dei con los que no son miembros..."

Artículo 189.- "Con el objeto de alcanzar su fin con eficacia, el Instituto como tal quiere vivir oculto".

Artículo 190.- "... El pertenecer a la Obra no implica ninguna manifestación externa, y se ocultará a los extraños el número de socios, más todavía, los nuestros no hablarán jamás de este asunto con los extraños".

Artículo 191.- "...La falta de discreción podría constituir un grave obstáculo para el trabajo apostólico, y aún provocar algunas dificultades en el ambiente de la propia familia o en el ejercicio de la profesión. Los miembros numerarios y supernumerarios deben estar convencidos de la necesidad de guardar un prudente silencio acerca del nombre de otros miembros y no revelar a nadie su propia afiliación a la Obra, ni siquiera con la intención de hacer conocer al Instituto, sin un permiso especial del director local. Esta discreción obliga sobre todo a los miembros del Instituto y a los socios que lo han abandonado por cualquier razón".

Artículo 193.- "Estas Constituciones, las instrucciones publicadas y las que puedan en el futuro publicarse, así como los demás documentos, no han de divulgarse, ni siquiera han de traducirse a las lenguas vulgares".

Artículo 232.- "El negocio y las razones de nuestra vocación no los comunicaremos con los extraños, sino muy cautamente y muy rara vez".

Sucede con frecuencia que dos miembros de una casa, de una misma residencia de la Obra, fingen no conocerse cuando se encuentran en público. Que miembros de una misma familia no saben que alguno de ellos pertenece al Opus. Que las personas descubren con sorpresa que un amigo, un compañero de trabajo a quien frecuentan durante años, les ha ocultado cuidadosamente esta pertenencia. No es raro que la aventura le suceda aun a los propios obispos que se han sorprendido al saber que tal o cual sacerdote pertenecía al Opus. (33)

A propósito de la proverbial discreción y el secreto que rodea al Opus, otro jesuita, el padre Heyen dice así: "que se nos permita señalar aquí la desviación apostólica que deben evitar los institutos seculares, sobre todo aquellos que deben observar cierto secreto. Se trata del peligro, con pretexto de apostolado, de imitar a los comunistas y de "infiltrarse" en el medio o de apoderarse de las palancas de mando y de los puestos importantes. Se verá, y con razón, en semejante proceder una flagrante deslealtad respecto a los otros cristianos. Se verá en ello sobre todo, una alteración grave por su naturaleza del apostolado específico de estos Institutos: semejante infiltración no significaría utilización a la luz y al amor de N. S. Jesucristo; los medios de sigilo, significarían corrupción". (34) Y los escándalos han sido una constante en la Obra. Eso sí, en secreto.

El Teniente General Fernando Rodrigo Cifuentes hacía las siguientes manifestaciones al referirse al Opus Dei: "Por mi condición de militar, considero totalmente en pugna los altos compromisos que el militar tiene contraídos con la Nación con cualquiera otros que, sin duda se contraen al aceptar la reglamentación de una asociación secreta, puesto que secreta es su labor de captación y actuación". (35) El Coronel Antonio Sánchez Camara matizaba ·"muchos, muchísimos miembros del Opus, si se les pregunta directamente, niegan su pertenencia al mismo ¿por qué?... El Opus Dei es una cosa cerrada y a mí me gustan los espacios abiertos". (36)

El escritor Evaristo Acevedo, en tono distendido, comentaba que el Opus rodea sus actividades de gran sigilo y cautela, casi con la calificación de secreto oficial, "hasta el punto de que ignoro - decía - si mi mujer, hermanos, tíos, primos y amigos estimados pertenecen a la Obra. El misterio y 'suspense' que circundan a los opusianos y las actividades que realizan me impiden juzgar con exactitud si sus propósitos, tareas realizadas y por realizar, son beneficiosos o no para la colectividad". (37) No hay que olvidar que con el espíritu sectario del Opus Dei, quienes son y quienes no son es algo que se silencia y que sólo en contadas ocasiones, y a su entera conveniencia, sus miembros pueden confesar pertenecer a la Obra.

Con la práctica del secretismo al Opus se le ha denominado de formas diferentes que refuerzan su condición: "Santa Mafia", "Franc-masonería católica", este último apelativo se le atribuye a Henri Fesquet, el más célebre cronista religioso del periódico Le Monde, que el siete de junio de 1956 escribía en su columna con el titular de Con el Opus el retorno al equívoco, una especie de Francmasonería católica, donde hablaba de una especie un poco particular de misioneros que ocultan cuidadosamente el nombre de su organización y los móviles verdaderos de su actividad.

Se podría contra argumentar que sus obras corporativas -es decir, las que reconocen como suyas -existen y en ocasiones se las conoce. Esta es la única publicidad que el Opus hace de sus actividades, pero es significativo que no aparecen jamás con su verdadero nombre. Ninguna de ellas pertenece al Opus Dei. En los correspondientes registros no aparece nunca el nombre de esta recatada asociación, sino: patronatos, inmobiliarias, personas particulares o cualesquiera forma de sociedades mercantiles o culturales, lo que dificulta la actuación de los poderes públicos sobre las obras corporativas de este instituto secular. Luego, eso sí, estos patronatos e inmobiliarias encomiendan al Opus Dei la dirección espiritual de dichos centros. (38)

El catedrático universitario de Historia de España Contemporánea, José Cepeda Adán, se hacía la siguiente y lógica reflexión: "no entiendo ni entenderé nunca, el misterio y el secreto que envuelve al Opus en sus actuaciones. ¿Por qué? Si el camino es recto y elevado, con la luz ganará nitidez y se desprenderá de los peligros de la egoísta y oscura tierra". (39)  En esta misma línea el escritor y periodista Antonio D`Olano opinaba que "a las gentes de nuestro tiempo, no pertenecientes a la llamada Obra de Dios les es más difícil comprenderla que la teoría de la relatividad..." Opuslencia... Me dan terror las tinieblas. Todo lo que nos deparan es viscoso, alarmante. En las tinieblas los hombres no establecen contacto, aunque sea a tientas, ni pueden mirarse cara a cara a los ojos. Si somos partidarios de algo confesable ¿Por qué ocultarlo?". (40)

Su inclinación por lo secreto y reservado en la secta les ha llevado a adoptar palabras de pase y toques de reconocimiento, a imagen y semejanza de la masonería. A algunos ha parecido significativo el hecho de que entre los miembros de esta Obra, que entre nosotros ha sido calificada de "masonería blanca" se usen numerosos símbolos, contraseñas y signos. Si, por poner un ejemplo, se encuentra uno en una reunión y una persona que acaba de llegar dice al ser presentada "Pax", no hay que interpretar que esa persona se haya vuelto loca. Significa que es del Opus Dei y que lanza su "santo y seña", para que, si hay en el grupo otra persona perteneciente a la Obra se identifique diciendo: "In aeternum". (41) Ritos secretos. Esotéricos.

Seguramente la adopción de tales actitudes les viene dada al comprobar los resultados tan considerables que tales prácticas le han producido a la masonería. El Opus copió la técnica del secreto, como medio y sistema de penetración y control, con la enorme ventaja de disponer de la asistencia oficial de sacerdotes.

El escritor mejicano Manuel Magaña en su libro Revelaciones sobre la Santa Mafia nos desvela la existencia de "reuniones secretas" de los miembros del Opus Dei con más frecuencia de lo que puede suponerse, con miras al control de la prensa, el cine, la radio, la TV, a fin de que sus planes de infiltración político-religiosa, de alcances internacionales, resulten favorecidos con una imagen pública que oculte los verdaderos propósitos. (42) Quizá, en tono de humor y con intuición de la existencia de tales reuniones secretas, el humorista Manuel Summer, al hablar sobre el Opus, relataba que "cuando era pequeñito le enseñaron en su casa que "secretitos en reunión son falta de educación" para añadir "amo la libertad y no me apetece formar parte de ningún rebaño". (43)

Un investigador y especialista en temas relacionados con el Opus Dei, el periodista Santiago Aroca, daba un paso más sobre la existencia de esas reuniones secretas apuntadas, al escribir que "el críptico lenguaje interno de los socios, en sus altos miembros y dirigentes se llaman por números y no por sus nombres en las reuniones de gobierno en la cumbre." (44) El mundo está necesitado de mayor número de luz y taquígrafos, cuando se enfrenta con sociedades secretas del tipo Opus, que son clanes o cárteles sometidos a la ley del silencio.

La consideración de sociedad secreta ha sido una constante. Daniel Artigues en su documento libro editado en Francia en 1971 con el título El Opus Dei en España, ya en la primera página escribía que se trataba de una sociedad casi secreta que aspiraba, en primer lugar, a captar a las élites, al mismo tiempo que perseguía fines, mal conocidos y más políticos que religiosos, apuntando la notoria reputación de que gozaba el Opus y su gusto por el secreto, concluyendo que "este afán de discreción, como dicen los miembros del Opus Dei, este culto del secreto, como pretenden sus adversarios, es uno de los caracteres esenciales de la Obra". (45)

De ahí que no dude en calificarle con el apelativo de "grupo de presión"

Nunca podremos saber exactamente cuáles ni cuántas son las realizaciones oficiales del Opus Dei, cuáles son los puntos oscuros o de penetración con pretextos virtuosos. Según Yvon Le Vaillant es imposible, por ejemplo, conocer el número exacto de residencias o de casas de estudiantes. Tampoco el nombre del Opus Dei figura en ninguna guía telefónica y Dios sabe que, aquí abajo, el teléfono es un instrumento usual, aunque natural. El Opus no aparece a pecho descubierto, ni hace ninguna publicidad a su nombre, pero conserva el control de la decisión, por lo que se llega a una doble conclusión:

1) El Opus se reserva, sin que lo parezca, la posibilidad de seleccionar a su clientela, sus adherentes, sus interlocutores.

2) Conserva la posibilidad de hacer funcionar estas casas y residencias como trampas. (46)

En cualquier caso es ilusorio pretender el esclarecimiento por parte de los responsables de la obra. Jesús Ynfante, autor del libro La prodigiosa aventura del Opus Dei encuentra en la Obra de Escrivá un "terrible alambique" (47) cuya pertenencia está concebida de una manera múltiple y complicada, desde unos amplios círculos exteriores hasta grupos íntimos, secretos... operando según métodos enigmáticos, de ahí que los menores de 18 años reciben instrucciones de no decir nada a sus padres, de mantener el secreto hasta que los progenitores no tengan capacidad legal para apartarlos del Opus. (48)

Tal es el secreto que impera, que una autoridad dentro de la Obra podía escribir: "dudo mucho que el uno por mil de los miembros conozca las Constituciones del Opus" (49) por lo que razonaba: "la pregunta ¿qué es el Opus Dei? no tiene contestación clara y no puede válidamente sustituirse por la otra ¿qué pretende el Opus Dei? porque entonces pasamos al plano de las 'intenciones' y ese es el terreno movedizo". (50)

Cuenta Antonio Pérez (51) -una de las personas más próximas a Escrivá y durante algún tiempo su secretario particular-: "El Padre tenía siempre una gran preocupación por el secreto. Ello le llevaba a aplicar a estos temas la misma estrategia que a los asuntos internos, es decir, que sólo unos pocos en la cúpula, los conocían y los negociaban con los directamente responsables, manteniendo al resto de los socios fuera de esa información. Esto se producía sobre todo mediante el control de la documentación y la mayor o menor accesibilidad a las notas y avisos de Roma. Había incluso un código secreto para la correspondencia, en el que cada numeral o combinación de numeral con vocales tenía una significación. "El libro se guardaba en un libro llamado San Girolano" recuerda María del Carmen Tapia.

El diario El Mundo el 4 de diciembre de 1991 publicaba una entrevista con el teólogo Hans Küng que se encontraba en Madrid para presentar su obra Proyecto para una ética mundial, y a la pregunta de si ¿tenía la Obra tanto poder en la Iglesia como se decía? respondía sin ambages: "Mucho y, aunque pasado, ahora el Papa apoya a la sociedad secreta del Opus Dei a fondo perdido... El Opus es peor que una secta: es una compañía secreta y clandestina".


REFERENCIAS

26. Jardiel Poncela, op cit, p 64.
27. Aroca, Santiago, "Tiempo" (11 Agosto1986).
28. Moncada, Alberto, "El Opus Dei: Una interpretación", p 21 (Madrid: 1974).
29. Ibid, p 38.
30. Ibid, p 143.
31. Le Vaillant, p 242.
32. Ibid, p 242.
33. Ibid, p 248.
34. Wast, Oscar H., "Jesuítas, Opus Dei y Cursillos de Cristiandad", pp 62-63 (Méjico: 1971).
35. Jardiel Poncela, p 173.
36. Ibid., pp 188-189.
37. Ibid., p 38.
38. García Romanillos, Fernando , "La cara oculta del Opus," Historía, No. 6 (Septiembre, 1975), p 57.
39. Jardiel Poncela, p 67.
40. Ibid, pp 74-75.
41. Carandell, Luís, "Vida y milagros de monseñor Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei", (Barcelona: Editorial Laia, 1975), p 160.
42. Magaña, Manuel C., "Revelaciones sobre la Santa Mafia" (Méjico: Self-published, 1974), p 228.
43. Jardiel Poncela, p 200.
44. Aroca, Santiago, "Tiempo" (07 Julio 1986).
45. Artigues, Daniel, "El Opus Dei en España" (Paris: Ruedo Ibérico, 1971), p 74.
46. Le Vaillant, op cit, pp 94-95.
47. Ynfante, Jesús, "La prodigiosa aventura del Opus Dei" (Génesis y desarrollo de la Santa Mafia) (Ruedo Ibérico, 1970), p 114.
48. "El Opus Dei, El verdadero poder en España," Revista Tiempo (11 Abril 1988), p 16.
49. Moncada, "El Opus Dei: Una interpretación", p 95.
50. Ibid, p 28.
51. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", pp 12-13.


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