CAPÍTULO
I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
13. Sexo y contingencia
La problemática sexual en la Obra, como en las demás
organizaciones de célibes, se convierte en un mecanismo
más de manipulación autoritaria, en una fórmula de
autodesprecio, (147)
en una fuente de incontables lances de conciencia, que mantienen
enganchadas a muchas personas durante largo tiempo en una
dialéctica autodestructiva.
Como diagnostica el psiquiatra Alvarez Vilar, el mismo énfasis
en la castidad que propugna el Opus es un índice de su
afán expansivo. Cuando se encadena la libido su energía
cinética pasa a otras funciones de la psique.
Las consecuencias de la contingencia que se predica suele ser la
neurosis. La represión sexual engendra en el sujeto un estado
permanente de culpabilidad entre la tentación y la
prohibición, entre el poder del deseo y las abominaciones de la
Obra, entre el instinto y la noción de pecado que le amordaza.
Todo ello se hace para moldear personas obedientes y sumisas.
Todas las teorías psicoanalíticas, muy en boga
actualmente, reconocen que la represión e inhibición
sexual, lo que en lenguaje de la Obra se denomina "sacrificar el
egoísmo de la carne", está en la base de su actitud
autoritaria y despótica. (148)
La sexualidad y la capacidad de amar naturales han sido de esta forma -
diría un psicólogo - peligrosamente sublimadas.
En el Opus se ejerce la discriminación por razón del
sexo, donde la mujer sufre las consecuencias de la peor parte, puesto
que las numerarias agregadas y las auxiliares están
minusvaloradas en relación con sus homónimos varones y
con mucha frecuencia destinadas a su servicio.
A.G.C., (149)
numeraria del Opus Dei durante 15 años, relata su experiencia:
"entré a la Obra a los 17 años, pero en ningún
momento me llegaron a decir "El Opus es esto". Lo único que te
venden es la idea de santificación en el mundo. Lo demás
lo vas descubriendo después..."
Las mujeres que regentan las casas de los varones tienen vedado el
trato con ellos. Las casas están juntas, pero separadas por dos
puertas con dos llaves que guardan el director de los hombres y la
directora de las mujeres. El director de los varones suele llamar por
un telefonillo interno a la responsable de las mujeres a primera hora
para decirle "hoy somos tantos a comer". Durante dos horas, por las
mañanas, los hombres no pueden entrar en sus habitaciones para
evitar coincidir con las mujeres que están limpiando. Tampoco
pueden hablar con las sirvientas que les sirven la mesa.
La diferencia entre la vida que llevan los hombres y las mujeres del
Opus es tajante. Mientras los primeros disfrutan de libertad
profesional, dentro de lo que cabe, las segundas están
completamente atadas a su directora. No pueden pasar una noche en casa
de sus padres, salvo si tienen permiso especial. Unos permisos que
sólo se otorgan cuando los padres viven en una población
en donde el Opus no tiene ninguna casa.
Las mujeres tienen que dormir sobre una tabla para "poner su cuerpo en
vereda" como ya se apuntó. Asimismo no pueden viajar solas por
la noche y las más observantes deben pedir permiso para ir a la
peluquería o a comprarse ropa.
Por la calle "guardan la vista" para evitar tentaciones con la mirada y
por eso los hombres suelen llevar la mano en el bolsillo, porque en el
bolsillo llevan un crucifijo que será apretado con los dedos
cuando sobrevenga la tentación. (150) Si la tentación
es muy gorda en vez de crucifijo apretado se podrá quizá
hablar de estrujamiento.
El Dr. Mynareck acusa a estos grupos sectarios y los recrimina por
reprimir la sexualidad dándose una regla proporcional entre el
nivel destructivo del grupo y las tuercas que aprietan para reprimir la
sexualidad, siendo esta proporción en orden directo. Los mayores
represores suelen ser los más reprimidos, con problemas y taras
sexuales y con cierta carga morbosa de su estado patológico
sexual. La contingencia represiva y culpabilizadora crea seres
enfermizos entre la esquizofrenia y el complejo de pecador impenitente.
REFERENCIAS
147. Moncada, "Historia oral del Opus Dei", p 158.
148. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 13.
149. Diario "El País" (01 Mayo 1988).
150. Ynfante, "La prodigiosa aventura del Opus Dei", p 118.
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