CAPÍTULO
I
LAS SECTAS Y EL OPUS DEI
11. Una usurpación escandalosa
El nombre "Opus Dei" implica en su segundo sustantivo, "Dei, un
genitivo sujetivus, que hay
que traducir como Obra de Dios, producido u
obrado por Dios mismo. Así lo interpretan el Fundador y sus
miembros.
Como Moisés se encontró con Dios para escuchar su
voluntad, así Escrivá oyó en su interior el 2 de
octubre de 1928 el deseo de Dios, de que fundara el "Opus Dei". Sus
conceptos básicos, su organización, su vida interior, sus
fines, todo eso, hasta el más mínimo detalle,
corresponde, según él mismo, a la voluntad de Dios: es
divino. No se trata de asunto meramente humano o de pensamiento
racional, sino de algo singular y sobrenatural.
Moisés oyó la voz de Dios, que le comunicó sus
mandamientos, claramente perfilados. Escrivá recibió algo
más, es decir, una especie de poder general. Todo lo que le pasa
por la cabeza en ejecución de su encargo tendrá la
garantía divina, es inconfundiblemente deseado por Dios mismo.
Así aseguraba su obra, cualquier acto hostil hacia la misma
significa un enfrentamiento con Dios.
Jamás en la historia de la
Iglesia, ni un Papa, ni un santo, ni siquiera un hereje, se han
atribuido tales pretensiones.
Dicho en paréntesis: parece natural que en estas circunstancias,
casi divinas, Escrivá exija que ante su presencia se permanezca
de rodillas.
En nuestro mundo era Dios-Hombre quien decía de sí mismo:
"Yo soy el camino, la Verdad y la Vida" (San Juan XIV, 6). Ahora se nos
presenta un judío que dice, de facto, lo mismo de su egreria
persona, copiando y usurpando impúdicamente la venerable figura
de Cristo, pues el camino, la verdad y la vida ya es él (aunque
por pretendido encargo). Lo dice y se lo creen.
¿Cabe imaginar una peor blasfemia o -en otras palabras -una
más impertinente burla?
¿No es eso, además, una muestra de la feroz y eterna
lucha del judaísmo contra la Iglesia de Cristo?
Y es precisamente a los jóvenes a los que se dirigen porque son
conocedores de que la juventud tiene ansias de religión,
altruismo, deseos de espiritualidad. Esa es una baza ganada en un
terreno abonado.
Este laboratorio teológico, alambicado de fervor religioso,
surge de la necesidad de trascendencia que el Opus transforma,
encontrando alquímicamente su piedra filosofal, en ansias de
medro, generando unas relaciones con su clientela "complicadas y hasta
morbosas". (123)
La imaginación popular había hecho circular el chiste
aquel que comparando a los socios del Opus Dei con los platillos
volantes, decía: ¿saben cómo llaman a los del
Opus?" - "No" - "Pues los ORNI: Objetos Religiosos No Identificados".
(124)
El Dr. Alfonso Alvarez Villar, profesor de la Universidad de Madrid y
jefe del departamento del Instituto de Opinión Pública,
experto en Psiquiatría y psicólogo, ofrece sobre el Opus
la siguiente explicación: (125)
En un plano inconsciente ha
surgido alguna vez en nuestra vida el deseo de "arroparnos" en una
poderosa organización que nos facilitase las cosas, nos alentase
a promocionarnos cultural y profesionalmente y hasta nos defendiera
contra esa envidia española que convierte a Celtiberia en una
lucha de todos contra todos. Pero luego han surgido las dudas y, sobre
todo, nos hemos preguntado si tras esa protección no
íbamos a renunciar a una parte de nuestra libertad. Yo he
hablado en muchas ocasiones de las criptorreligiones. El Opus Dei, sin
duda alguna, es una organización criptorreligiosa, aunque, claro
está, afirme su ortodoxia con énfasis."
Además su
mismo nombre lo vincula a estas sectas crípticas, ya que, como
se sabe, Opus Dei significa Obra de
Dios; vale decir, los miembros de
esta organización se consideran representantes de Dios en la
Tierra, como los Hermanos de la Perfección se sentían en
el Languedoc antes, en y después de las persecuciones de
Simón de Montfort. El Opus Dei concentra, pues, en sí
mismo, todas las fuerzas de una dimensión sempiterna del hombre
que yo he definido con el término "iluminismo". Sólo que
aquí este iluminismo ha derivado hacia una de las dos formas que
yo distingo: la de la propagación subterránea. Y
aquí habría que señalar el por qué de una
asociación meramente religiosa se convierte en un grupo de
presión poderoso en el plano político, social,
económico, etc. Pero esto no es por pura dialéctica
interna: el iluminismo críptico tiende a realizar lo que yo
llamo también "el mito del paraíso". Su modelo puede ser,
por ejemplo, la "Nueva Jerusalén del Apocalipsis". El periodista
Mario Rodriguez Aragón llega a escribir que "en Torreciudad se
pretende establecer un criptoculto en concurrencia con el Vaticano".
Es sintomático ver cómo medran estas sectas en ambientes
cristianos y que bajo ningún concepto se dedican a la
conversión de increyentes, de infieles. Son como una enredadera
en torno al árbol. (126)
Sólo proliferan en ambientes de
cristiandad y cuanto más arraigado el sentimiento cristiano en
un determinado pueblo o sociedad, más proclive a la
actuación de estas sectas, aunque en realidad son una
antítesis del espíritu cristiano.
No se puede servir a dos amos al mismo tiempo y no se puede pretender
que los ideales del Opus sean compatibles con los Evangelios.
Lucía Jones escribía que "como católica detesto al
Opus por la sencilla razón que me parece una prostitución
del cristianismo y un foco de escándalos" (127)
El miembro de la Real Academia de la Lengua Española, el
escritor Juan Antonio de Zunzunegui observa que "el Opus, a las almas
sencillas de nuestra sociedad de consumo, no sólo les promete la
salvación de su alma, sino lo que es más atrayente e
inmediato, la salvación del cuerpo en forma de ventajas,
puestos, sinecuras y ganancias pingües y sabrosas.
¡Qué delicia! La insaciabilidad del Opus por el dinero es
como para echarse a temblar". (128)
Bryan Wilson en su trabajo sobre The
Sociology of Sects publicado en B.
Wilson dentro del ensayo sobre Religion in Sociological Perspective,
publicado en 1982 por la Universidad de Oxford, analiza un tipo de
sectas que presentan las siguientes características. Tiende: 1)
a ser exclusivistas; 2) a mantener un monopolio sobre la completa
verdad religiosa; 3) a ser laicas, aunque pueden desarrollar un grupo
de organizadores profesionales; 4) a negar la "virtuosidad religiosa
especial" a todo el mundo, excepto quizás a sus propios
fundadores y a sus líderes; 5) son "voluntarias" - es el
individuo el que elige ser miembro -;6) se preocupan por mantener las
pautas, sancionando a los incapaces y a los díscolos; y 7)
exigen lealtad total.
En la mayoría de las categorías arriba expresadas el Opus
Dei encaja con gran facilidad. (129)
Es exclusivo: 1) en varios
niveles, en su reclutamiento selectivo y en el secreto que le rodea.
Sería incierto decir que afirma tener un monopolio de la verdad
religiosa; 2) pero sus miembros están completamente convencidos
de que la interpretación de la fe católica a la que se
adhieren es la única versión ortodoxa, como lo confirma
la exhortación de Escrivá de Balaguer a sus fieles
después del Vaticano II. El que sea una organización
laica, es uno de sus más orgullosos alardes; 3) aunque
técnicamente sea una prelatura y esté sin duda dominada
por el Clero. Es también una de sus características el
depender casi enteramente de los escritos de su fundador. Por tanto se
acomoda limpiamente con la característica; 4) tal como la
enuncia el doctor Wilson. Los procedimientos de reclutamiento, la
disciplina interna del Opus y el compromiso total exigido a sus
miembros, coinciden con los puntos 5) y 7).
Para los miembros del Opus su "salvación" está
garantizada por el Padre/fundador cuando les promete a sus seguidores:
"Cuando los años pasen, no creeréis lo que habéis
vivido. Os parecerá que habéis soñado.
¡Cuántas cosas buenas y grandes y maravillosas vais a ver!
Puedo aseguraros que seréis fieles, aunque a veces
tendréis que sufrir. Además, OS PROMETO EL CIELO". (130)
Según las enseñanzas del Opus, en la Iglesia puede haber
errores; en el Padre, no. (131)
REFERENCIAS
123. Moncada, "Historía oral del Opus Dei", p 10.
124. Carandell, p 49.
125. Alvarez Villar, Alfonso, en "¿Por qué no es Ud. Del
Opus Dei?", pp 42-45.
126. Cuadernos de realidades sociales, No. 35/36, p 32.
127. Jones, Lucía, "Tiempo" (25 agosto 1986).
128. de Sunzunegui, Juan Antonio, en "¿Por qué no es Ud.
Del Opus Dei?", p 215.
129. Walsh, p 194.
130. Ibid, p 198.
131. Moreno, "El Opus Dei, anexo a una historia", p 122.
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