CAPÍTULO
III
CRIPTOJUDAÍSMO Y EL OPUS
DEI
1. El problema del
Criptojudaísmo en España
El tema del criptojudaísmo en España ha sido consciente y
voluntariamente soslayado, no teniéndose la menor idea de la
existencia del problema converso, sin cuyo conocimiento no es posible
comprender la historia de España, ni explicar los hechos que
están acaeciendo en la actualidad (1). De ahí la
imperiosa necesidad, si se permite, la urgencia, de sacar a la luz tan
importante y transcendental cuestión, divulgarla, estudiarla
serena y detenidamente, refrescar la memoria histórica, tan
quebrada y olvidadiza del pueblo español, para que se conozca
uno de los grandes enigmas ocultos de nuestro pasado que más
inquina y rencor ha rezumado contra lo nacional y lo cristiano.
Desconocer donde se encuentra el enemigo es estar de antemano condenado
a ser aniquilado por éste (2) por ello la ley y el
esclarecimiento, el desenmascaramiento y la apuesta en escena
será la primera etapa de la liberación.
No exagera el judío Roth cuando escribe que la "historia de los
cristianos nuevos constituye una parte inseparable de las de Portugal y
España en el período de su mayor brillo (3) siendo un fragmento
esencial de la historia eclesiástica, con amplias conexiones con
la política, la literatura y la economía. Tanto que
continua el mismo autor que "el país clásico del
criptojudaísmo es España. La tradición ha sido
allí tan prolongada y general que es de sospechar la existencia
de una predisposición marránica en la misma
atmósfera del país" (4).
Julio Caro Baroja (5)
investiga que el examen de la voz griega "Kryptós" y de la
latina "secretus" los diccionarios nos dan las siguientes acepciones:
1) cubierto o encubierto; 2) escondido, oscuro, ininteligible; 3)
disimulado, engañoso. Por ello el judaísmo hispano
adquiere carácter de cosa encubierta al quedar fuera de la ley y
al hacerse encubierto presenta también los consabidos rasgos de
mendacidad y disimulo.
A los judíos conversos que continuaban observando en secreto los
ritos judaicos se les denomina "marranos" que, según
Covarrubias, el origen de esta palabra hay que buscarla en el habla de
los moros, que llamaban marrano al puerco de un año. Otros
autores la hacen derivar del verbo marrar, del latín aberrare, desviarse de lo recto,
por lo que este término se acuñó en España
desde principios del siglo XV para designar a los cristianos nuevos que
se desviaban "del buen camino iniciado con la conversión"
guardando en forma solapada y oculta el ritual hebreo. Otros han
querido derivar la palabra de la raíz árabe murain (6) que significa
hipócrita, o bien de murar,
apóstata. Así mismo se la quiere relacionar con otra
palabra hebrea muranita que
era la vara con la que se castigaba a los excomulgados, aunque en
cualquier caso, marrano equivale al puerco o cerdo en castellano.
Criptojudíos son los judíos clandestinos que en
público aparentan ser musulmanes, cristianos o de otra
religión, pero que en secreto son judíos. Eran los falsos
conversos. Es muy difícil, cuando no imposible, que un
judío, hombre o mujer, se convierta sinceramente y realmente a
otra religión; cuando lo hacen fingidamente, se convierten en
espías o agentes de infiltración o control en la
religión que falsamente adoptan (7).
Según Heine "Las acciones y los gestos de los
judíos, al igual que sus costumbres, son cosas ignoradas por
todo el mundo. Creen conocerlos porque han visto sus barbas; pero no
han visto nada más que eso y, como en la Edad Media, los
judíos continúan siendo un misterio ambulante" (8). El poeta Heine, era
judío y sabía a que atenerse. Pero el que no se conozca
el problema no quiere decir que no exista, lo que sucede que al ser un
problema desconocido es no entendido.
Ténganse en cuenta que el judaísmo es indeleble: no hay
bautismo de agua ni de sangre que lo borre. Los apóstatas del
judaísmo son raros aunque muchos sean los que fingen abandonarlo
para servirlo mejor (9).
No importa que se haya bautizado. Un judío bautizado no deja por
eso de ser judío, pues le está permitido engañar a
los "idólatras" haciéndoles creer que pertenecen a su
culto, pues así lo prescribe su bendito Yore de áh. (10) Para los
criptojudíos, el bautismo de agua no borra el bautismo de sangre
de la Sinagoga.
Así lo habla el Señor Dios, por boca del profeta
Jeremías (111:10) cuando dice que "el pérfido Judá
no ha vuelto a mí de todo corazón; lo ha hecho con
falsía". Por eso, en cualquier nación que habite, y
aunque detrás de él haya habido veinte generaciones
nacidas en esa tierra, el judío se siente siempre cautivo, como
sus antepasados en la orilla de los ríos de Babilonia. (11).
La transhumancia ficticia de religión comienza en
España a partir de 1391, fecha en la que son decenas de miles
los nuevos cristianos que entran en apariencia a formar parte de la
Iglesia, habiéndose hecho estimaciones y cálculos de la
población judeoconversa en el siglo XV que oscilaban entre
250.000 y 300.000 personas (12).
Y si el problema converso ya era grave, lo fue más a partir de
1492 con la avalancha de nuevas conversiones que se produjeron (13) que a nadie
podían convencer de su sinceridad.
Ese aluvión de judíos conversos dió origen al
nacimiento de una nueva clase, la de los conversos, que pronto y desde
su nuevo status y situación comenzaron a trepar acaparando
riquezas y honores. (14)
Los conversos continuaban en su inmensa mayoría
judaizando, teniendo de cristianos sólo el nombre, manteniendo
intacta su relación con la ley mosaica en su intimidad , y entre
los de su raza que la inspiraban confianza. Hacia 1460 fundaron entre
sí una especie de secta que tuvo una cierta importancia y que su
lema podía resumirse del siguiente tenor: "en este mundo no me
verás padecer, en el otro no me verás ajusticiado". (15) Tenían dos
caras, dos rostros, dos nombres, dos personalidades, un solo arraigo y
una sola obediencia ciega.
Los judíos a lo largo de la Edad Media, por ser
responsables colectivamente del pecado de Deicidio, se hacían
repelentes al pueblo que además les consideraba usureros,
astutos, soberbios y de aspecto ingrato. (16) Cuando por diversas
causas pidieron el bautismo se sospechaba que lo hacían sin fe
alguna, lo que no impidió que como muchos de los falsos
conversos eran de "familias pudientes y adineradas, pronto hubiera
cantidad de personalidades de todas clases muy bien situadas dentro de
la sociedad cristiana, salidas de entre los nuevamente convertidos". (17) Eran estos
neófitos, por lo común, apóstatas e
hipócritas.
Los criptojudíos dichos se mantuvieron fieles a su ritualismo
casero, conservando un más o menos limitado número de
creencias y prescripciones, dentro de la tradición
talmúdica, ajustándose a una estructura social que les
permitiría vivir con un mínimo de garantías,
practicando incluso la endogamia y contrayendo nupcias entre parientes
para mantener la cohesión y el secreto, por lo que, para Julio
Caro Baroja, desde fines del siglo XV hasta comienzos del XVIII, las
grandes ciudades de España se vieron repletas de estos
criptojudíos que daban al problema judío en sí un
aire más misterioso y equívoco.(18) En el siglo XIX
Pérez Galdós recogía la tradición de que
gran parte de las familias de comerciantes asentados alrededor de la
Plaza Mayor de Madrid, descendían de judíos, subsistiendo
en España, en todo momento, una sociedad criptojudía que
decidió "con frecuencia los destinos económicos de
grandes y chicos" (19).
Una cosa es el bautismo -ceremonia formal para muchos
judíos- y otra la verdadera conversión en sí. Los
judíos bautizados seguían siendo judíos aunque de
otro modo. Se bautizaban sin convertirse. Se daba una mezcla de
cristianismo formal, incluso exagerado para afuera, y la
práctica clandestina de los ritos judaicos, ocultando la fe
secreta a los propios hijos, para revelársela más tarde,
cuando se les creía capaces de guardar el secreto. (20) Los conversos
resistieron obstinadamente en su ambigüedad religiosa.
Para un prestigioso historiador (21)
los criptojudíos no tenía sino un afán: el de
hacerse ricos cuanto antes, emigrar sus caudales y huir de
España; su ansia consistía en escapar a las
juderías de Amsterdam o de Bayona y volver a vivir en paz con su
conciencia como judíos públicos, por lo que "aquella
máquina criptojudía que gobernaba la economía
española trabajaba del revés. Era un motor no menos
potente que en otros tiempos, pero su eficacia se expresaba en efectos
negativos, desde el punto de vista de los intereses nacionales".
La perversión del grupo criptojudío interior era
innegable como grupo de presión y controlador de los intereses
económicos españoles. Para Fernández Suárez
(22) los
criptojudíos españoles estaban en comunicación con
centros exteriores resueltamente consagrados a destruir el imperio
español por medio de la política y la guerra y a sorberle
-era también un modo de destruirlo- sus recursos financieros. De
este modo el peligro para la nación, que se había tratado
de evitar con la unidad religiosa, se hizo mucho más agudo y
actuante pues se creó un aparato que trabajaba contra los
intereses del país, dentro y fuera, eficazmente organizado, y
cuyo dinamismo destructor se alimentaba en la perduración del
conflicto secularmente mantenido y estimulado por las reacciones que el
propio conflicto suscitaba de una parte y de otra". Un recurso
más del criptojudaísmo fue su mimetismo para incrustarse,
metido en sus repliegues genuinos y secretos, en la sociedad
tradicional española, en la que los conversos ricos - y con
mayor motivo si eran criptojudíos- se buscaban el respaldo de
una estirpe hidalga, comprándola a veces, pura y simplemente.
Para Sombart la súbita multiplicación de falsos
cristianos constituye un fenómeno tan extraordinario, tan
único en la historia de la humanidad, que uno queda asombrado y
estupefacto cada vez que tiene ocasión de profundizar en el
tema, por esa lucha inaudita y singular donde el disimulo más
congénito y la perseverancia más tenaz eran sus mejores
recursos. Los criptojudíos no se apartaron del judaísmo
más que en apariencia, como combatientes que adoptan el
camuflaje del uniforme de sus enemigos y enarbolan su bandera con la
intención de atacarle con mayor seguridad y para aniquilar con
más vigor.
El cristiano asimilado podría abstenerse de pensar en hebreo o
de leer libros judíos, pero en el carácter esencial de
todas sus pasiones y de todos sus actos seguía siendo
íntima e intrínsecamente judío, porque el
judío no puede cambiar "aunque lo desee" y haga lo que haga,
según nos confirma L. Lewisohn.
Los procesos del Santo Oficio contra los criptojudíos desde el
siglo XV al XIX se elevan a 30.847 procesos conocidos y a 37.862 el
número total estimativo de procesos según el siguiente
desglose: (23)
TRIBUNAL
|
No
PROCESOS |
%
AUMENTO
|
RECONCILIADOS
|
RELAJADOS
|
RELAJADOS
|
TOTAL
|
|
CONOCIDOS
|
|
|
ESTATUA
|
PERSONA
|
ESTIM
|
BARCELONA
|
1294
|
-
|
595
|
655
|
44
|
1294
|
CANARIAS
|
27
|
-
|
16
|
11
|
-
|
27
|
CÓRDOBA
|
1295
|
82%
|
2532
|
194
|
620
|
3166
|
CORTE
|
359
|
-
|
301
|
35
|
23
|
358
|
CUENCA
|
2758
|
20%
|
2670
|
469
|
161
|
3300
|
GRANADA
|
1677
|
-
|
1509
|
106
|
62
|
1877
|
LOGROÑO
|
166
|
300%
|
464
|
24?
|
12?
|
500
|
LLERENA
|
1088
|
200%
|
2029
|
61?
|
86?
|
2176
|
MAYORCA
|
1072
|
-
|
475
|
477
|
120
|
1072
|
MURCIA
|
866
|
80%
|
1209
|
70?
|
221
|
1500
|
SANTIAGO
|
483
|
-
|
420
|
44
|
19
|
483
|
SEVILLA
|
8117
|
20%
|
8540
|
159?
|
1041
|
9740
|
TOLEDO
|
7798
|
-
|
6689
|
748
|
361
|
7798
|
VALENCIA
|
2261
|
-
|
1043
|
143
|
7152
|
261
|
VALLADOLID
|
975
|
100%
|
1717
|
43?
|
140
|
1900
|
ZARAGOZA
|
609
|
-
|
416
|
70
|
123
|
609
|
TOTAL
|
30847
|
-
|
30805
|
3309?
|
3748?
|
37862
|
Para los criptojudíos "los sacerdotes cristianos eran
viles perseguidores del pueblo elegido y conservaban su odio a todo lo
cristiano", por lo que se valía de la máscara de la
religión cristiana para seguir materializando sus negocios
tratando de pasar desapercibidos externamente y continuando tejiendo
una red interna clandestina.
El problema del criptojudaísmo no ha sido un tema circunstancial
de un momento determinado de la historia, ni se puede concretar a los
aledaños del 31 de marzo de 1492 cuando se estampaba la firma en
el decreto de expulsión o alternativamente la elección
del bautismo para permanecer residiendo en los reinos. Hubo
judío conversos anteriores al Decreto de Expulsión pues
ya en el año 1480 "dos rabinos visitaron Guadalupe para
cerciorarse si los conversos de allí observaban adecuadamente el
judaísmo" (24)
En pleno siglo XVII el problema del judaísmo seguía en
pie. (25) El
converso español se refleja en nuestra literatura adoptando
vestimentas y ropajes de mil caracterizaciones. En Rinconete y
Cotadillo, Cervantes narra las andanzas de un judío sevillano
que vestido de clérigo se dedicaba a cometer todo tipo de
estafas, falsedades y engaños, personaje que "parece arrancado
de la realidad"(26).
Quevedo nos narra vicisitudes y fechorías, dobleces y
tipología de los falsos cristianos en muchas de sus obras, pues
eran muy numerosos y abundantes los judíos embozados y ocultos
que llevaban con gran disimulo su falta de sinceridad.
En la época de Felipe V rebrotan y se repiten los procesos
contra los judaizantes españoles y como ejemplo vemos
cómo en un auto de fe celebrado en Toledo el 19 de marzo de 1721
salieron varios judaizantes de la tierra y en ese mismo año, el
18 de mayo, en Madrid afloraban en auto de fe judaizantes de esos
contornos.
George Borrow, viajero inglés que recorría España
en 1836, en su obra The bible of
Spain nos refleja su impresión al ver por primera vez a
Mendizábal pensando para sus adentros "I have seen a glance very
similar to that amongst the Beni Israel". Y no se equivocaba en
absoluto. Borrow nos da en sus obras una síntesis del
criptojudaísmo español que Caro Baroja establece en los
puntos siguientes:
1. El criptojudío tiene dos nombres: uno para
cuando anda entre los cristianos, y otro, el de su linaje y su familia
hebrea.
2. El criptojudío sabe dos lenguas.
3. El criptojudío tiene dos familias, con dos
mujeres. Una es aquella con la que está casado legalmente; otra
es la "amiga". Pero para él en realidad son ambas esposas. Este
sistema de bigamia es corriente entre los judíos del Norte de
África.
4. El criptojudío está mal
considerado, es sospechoso para el pueblo. Pero está en buenas
relaciones con la gente influyente y rica porque sus negocios usurarios
le dan fuerza económica. También tiene comprados a los
agentes inferiores de la justicia como alguaciles y corchetes.
5. El criptojudío conoce a los que son de su
misma condición y tiene conciencia de la categoría
religiosa de ciertos linajes.
6. Hay criptojudíos en todas las escalas
sociales desde humildes criados hasta arzobispos de la Iglesia
católica (27).
Realmente el marrano era la metamorfosis del judaísmo
público en el secreto, lo que hacía más peligroso
y difícil de detectar, transmitiendo su fe subterránea de
"padres a hijos". (28)
Pérez Galdós en su obra también nos da
múltiples ejemplos de la pervivencia del criptojudaísmo
en los túneles de la sociedad española del XIX, como lo
hizo notar agudamente Mercedes Formica (29) al detectar que sus
personajes críticos que nos desvela la enigmática
"Fortunata y Jacinta" donde Santa Cruz es apellido judío, como
Santa María, como Aguado...descubriéndonos que el cuidado
que pone en la cesta de la compra de hoy la madre de Santa Cruz y su
fiel escudero procede de la preocupación de la familia por
comprar comida Kasher, es decir comida, sacrificada ritualmente y por
matarifes judíos, subrayando también la boda de Juanillo
con la borrosa y bondadosa Jacinta como unión entre seres de una
misma raza y donde aparece el racismo judío. La devoción
de Jacinta no significa nada, por muy cristiana que sea. El fondo
hebreo queda... Galdós representa en su Obra al judaísmo
secreto hispano.
El criptojudaísmo ha perdurado hasta nuestros días. Un
testimonio irrefutable lo encontramos en el diario ABC del 23 de marzo
de 1969 donde con el título de Los
problemas de nuestras minorias sefarditas se transcribe una
carta de fecha 2 de febrero de ese mismo año de la
Señorita Judith que escribe desde Madrid la que
dirigiéndose a la escritora Mercedes Formica y "teniendo en
cuenta su amplitud de espíritu, le suplicó unas
líneas en las páginas ABC que sirvan para disipar mis
dudas y las de no pocas personas que tienen el mismo problema acerca de
la posición que debemos adoptar en esta nueva época de
libertad religiosa los españoles que, por una razón u
otra, podemos considerarnos criptojudíos por razones de herencia
o tradición familiares... Soy burgalesa - continúa la
misiva. Quedé huérfana muy niña y me educó
mi bisabuela. Ella que era de familia noble, practicaba el
judaísmo en forma inocente, lírica, pura,
sintiéndose ligada a sus antepasados, algunos de los cuales
fueron victimados, según afirmaba, por la Inquisición. Su
influencia hizo que yo siguiera a escondidas, naturalmente, su misma
religión mosaica. Como los grupos criptojudíos
están desde hace siglos muy relacionados, puedo decir que fue
natural que, andando el tiempo, me casara con un caballero andaluz,
judío también, de gran influencia en los cerrados
círculos hebreos de Granada y Málaga. Por el contrario un
hermano de mi marido, el más joven, es sacerdote
católico... a partir del Concilio, aceptó que
practicáramos la religión que de acuerdo con nuestra
conciencia era la verdadera... No diré que somos millones los
españoles que, desde hace cinco siglos practicamos
disimuladamente la religión hebrea, pero sí somos
más numerosos de lo que la gente -y el Estado- supone". El
relato en primera persona es definitivo. El núcleo de
criptojudíos ya desde el principio fue muy numeroso, por eso no
nos extraña la conclusión final de la Sra. Judith.
El rabí Abraham ben Salomón de Tourrutiel escribía
en su Libro de la Traición
que en el año de 5172 (1412-1413 según el calendario
cristiano) se habían bautizado más de 200.000
judíos con motivo de las predicaciones de San Vicente Ferrer,
aunque, naturalmente, "siempre hay que desconfiar de las conversiones
en masa y mucho más tratándose de judíos".
Mariano Sículo dice: "comenzaron a vivir como cristianos. Mas
después, andando el tiempo, por persuasión
diabólica o por la conversación que tenían con los
judíos que habían quedado en su ley, o porque es cosa
difícil dejar las cosas acostumbradas- porque la
naturaleza de los hombres, que no se sabe mudar, cuando conociendo sus
delitos reconocen la virtud y se vuelven a mejor, luego después,
como inconstantes y sin firmeza- difícilmente se tornan a sus
costumbres siniestras y acostumbradas. Así que, pensando los
nuevos cristianos que Cristo no había sido el que Dios
había de enviar, y el que ellos esperaban, arrepentidos de su
conversión menospreciaban la religión cristiana y
celebraban en lugares secretos de sus casas los sábados las
ceremonias judaicas, entrando de noche en sus sinagogas y honrando sus
fiestas pascuales (30).
Los conversos suponían para el pueblo algo más que un
teórico cristianismo fingido. Suponían un equívoco
tremendamente práctico en lo tocante al problema social y
económico que les asfixiaba, pues el pueblo consideraba a estos
judíos bautizados como "adúlteros fingidos de
incredulidad e infidelidad, padres de toda codicia, sembradores de toda
cizaña y división, abundantes en toda la malicia y
perversidad, ingratos siempre a su Dios, contrarios a sus mandamientos,
apartados de sus caminos y carreras, según de esto da testimonio
el salmista Moisés en el Deuteronomio..." (31) (la cita está
tomada de la respuesta a la introducción del relato hecho por el
bachiller Marquitos, en los sucesos de la Ciudad de Toledo contra los
conversos desde el año 1449, que fue el robo que llamaron de
Pedro Sarmiento, hasta el año 1467, en el cual se removió
la clerecía contra los mismos, cuyo manuscrito se encuentra en
la Biblioteca Nacional de Madrid, manuscrito 2041, al folio 18 r-v)
El escritor judío Cecil Roth no obstante su fobia anticristiana,
deja en algunos párrafos traslucir la realidad al escribir que
"el populacho que se inflamaba cada vez más, no podía
apreciar las sutilezas teológicas y en los marranos veía
tan solo a los judíos hipócritas, que no habían
prescindido de ninguna de sus características y trataban de
hacerse camino hacia las más altas posiciones del Estado" (32) El pueblo con ello
perdía la paciencia y exigía por la fuerza, ya que con
los medios pacíficos fracasaba, el apartamiento de la vida
pública de los conversos. Como decía Fray Alonso de la
Espina en su Centinela contra los
judíos la única división era la de
"judíos públicos y judíos ocultos: para los
efectos, todos los judíos" (33) Y con ello no estaba
exento de razón al unificar una separación artificial.
Los conversos forman un núcleo de población
importantísimo, mucho más de lo que buenamente pudiera
creerse. No hay que olvidar que la Inquisición española
nace, precisamente contra los falsos conversos, contra la quinta
columna en la Iglesia, contra los infiltrados, que al principio de su
actuación salvo raras y contadas ocasiones, los encausados son
todos "Marranos". Es preciso constatar que en muchos autos de fe suenan
nombres importantes y familias semitas "distinguidas" y rabiosamente
anticristianos, formando los marranos" un verdadero quiste social". (34)
Entre las costumbres de los judaizantes se podían citar las
siguientes:
1. Adoptar nodrizas judías para alimentar a
los niños de pecho
2. Cambiarse y adoptar varios nombres
3. Lavar a los recién bautizados, nada
más regresar de recibir el bautismo para "desinfectarles"
4. Celebrar una doble boda. La endogamia era lo
habitual
5. Manifestar un odio infinito a Cristo
6. Negación de la virginidad de la Madre de
Dios
7. Cerrar sus ventanas y escupir al paso de la Cruz
en Semana Santa
8. Flagelar el crucifijo
9. Comisión de ciertos crímenes
rituales (Sto. Niño de la Guardia, Sto. Dominguito del Val, etc)
10. Profanar sagradas formas
11. Insultar a los cristianos
12. Prácticas secretas de ritos hebreos. No
santiguarse. Rezar el Semá
13. Beatería externa, alejada de la verdadera
religiosidad.
14. Despreciar las labores de labranza
15. Sentimiento de "grupo social"
16. Practicar la circuncisión.
17. Abstenerse de comer "carnes prohibidas",
derivadas del porcino. No utilizar la manteca para los guisos.
Abstenerse de conejo.
18. Guardar el sábado. Ayuno de guardar
19. Lavar a los muertos y afeitarlos. Amortajarlos
con ropa limpia. Ponerles una moneda en la boca. Colocar una cabecera
de tierra.
20. Dedicarse al comercio y actividades lucrativas y
financieras.
21. Acaparar cargos y dignidades
eclesiásticas.
22. Acumular riquezas
23. Pretender y comprar títulos.
24. Practicar el denominado "juego de Jesús".
25. Ser enterrados en tierra virgen.
26. Guardar el ayuno de Yom Kippur, de Judith, de
Ester y de las lunas del 14 de marzo, 9 de junio, 9 de julio, 10 de
septiembre, 11 de diciembre y 11 de febrero.
27. Cambiar la sábana y mudarse los viernes
de ropa interior.
28. Cortarse las uñas y guardarlas bajo
tierra.
etc, etc...
Desde el punto de vista político encontramos en los conversos
allá donde surge una conspiración o una intriga. Como
ejemplo citemos la participación del estamento marrano en el
movimiento comunero. Entre otros cabecillas podríamos enumerar a
Juan Padilla, casado con María Pacheco, descendiente de
judíos, Juan Bravo, casado, así mismo, con la
judía conversa María López Coronel, nieta de
Abraham Senior, Alfonso de Saravia, Pedro de Acuña -
cuñado de Padilla- Iñigo López Coronel, el
financiero suegro de Bravo...
La fuerza de los conversos fue la de saber callar, conjurarse en el
secreto, tapar sus manejos de miradas extrañas y continuar
subrepticiamente profesando su fanatismo judaico, formando parte de las
comunidades secretas hebreas de cada país y obedeciendo
ciegamente a sus dirigentes de Cahal para adueñarse sin que sea
percibida su intención, del país donde viven y actuando
sólo en beneficio de los de su raza y de lo que Israel
representa.
El problema de las conversiones ha traído una dificultad
añadida y no menos desdeñable desde el punto de vista de
la influencia ejercida en España que ha sido, no la presencia de
un número mayor o menor de israelitas a lo largo de la historia
en la Península Ibérica, sino precisamente su
conversión, pues si los judíos no se hubieran convertido,
se hubieran mezclado menos y su influencia y posición hubiera
sido más detectada y quizá menor, pues al convertirse los
judíos tuvieron la vía expedita para acceder a las altas
jerarquías eclesiásticas desde donde ejercieron su
influencia y arribaron a puestos preeminentes de la nobleza, con lo que
modificaron la sociedad española desde dentro e inocularon de
"alma judía", de "espíritu judío", al no poder
eliminar el converso al judío que llevaba dentro.
La influencia israelita, que hubiera sido externa y accesoria de no
haber existido el problema converso, pasó a ser "existencial".
La penetración fue sutil e íntima, pues no se olvide que
el judío que penetró en el espíritu español
era, precisamente, el converso y en la peculiar psicología del
converso no espontáneo, sino forzado en su intimidad por la
presión exterior, el miedo o la conveniencia.
No hay duda que la España previa al fenómeno converso era
más sencilla en sus expresiones emocionales, más alegre,
más desenfadada que la España posterior que fue adoptando
un aire más sombrío y cetrino por la inmersión
soterrada de los conversos en sus fibras y entrañas.
La venganza del judío violado y falso converso fue terrible: (35) "su espíritu,
atormentado y deformado, tomó posesión del alma
española y no ha abandonado aún su presa".
El criptojudío guardaba con celo en el fondo de su alma cuatro
sentimientos: una ambición desmesurada, una avidez insaciable,
un rencor eterno y un odio inextinguible, (36) que son los cuatro
sentimientos del alma judía: la ambición de dominar al
mundo; la avidez de poseer todas las riquezas; el rencor contra los
goyimlos no judíos y en especial los cristianos-; el odio a
Cristo.
Erasmo consideraba que España estaba profundamente semitizada (37) cuando escribía
que "En España apenas hay cristianos" o" estaís
atestados de judíos. Es un rasgo que os es común,
según parece, con Italia y Alemania en general, pero sobre
todo en España". Ese alud de conversos que se aloja en la
sociedad cristiana hace necesaria la actuación de la
Inquisición que contrariamente a lo que se cree no tenía
jurisdicción alguna sobre los judíos, puesto que estos no
eran ni herejes ni apóstatas, sino solo contra los conversos
falsos, contra los criptojudíos, para hacerles cumplir las
promesas formuladas.
El converso es el contrapunto del hidalgo. El criptojudío busca
la especulación y se desenvuelve bien en ambientes y medios
financieros. Es mentiroso, vanidoso, soberbio; practica la doblez
frente a los valores de nobleza, fidelidad, sinceridad y humildad.
REFERENCIAS
1. Rivanera Carlés, Federico, "Los judíos conversos, obra
inédita", p 1
2. Ibid
3. Roth, Cecil, "A History of the Marranos", Buenos Aires, 1946,
Prólogo
4. Ibid, p 15.
5. Baroja, Julio Caro, "Razas, pueblos y linajes" (Universidad de
Murcia, 1990), p 115.
6. Blázquez, Miguel Juan, "Inquisición y
criptojudaísmo" (Kaydeda, 1988), p 21.
7. Boyer, Jean, "Los peores enemigos de nuestros pueblos" (Colombia:
Editorial Libertad, 1979), p 23.
8. Wast, Hugo, "El Kahal" (Burgos: Editorial Aldecoa, 1946), p 43.
9. Wast, Hugo, "Oro", p 87.
10. Ibid, p 160.
11. Ibid, p 28.
12. Ibid, p 40.
13. Ibid, p 46.
14. Ibid, p 45.
15. Ibid, p 50.
16. Caro Baroja, Julio, "Destino del judío hispano" (Madrid,
1963), p 408.
17. Ibid
18. Ibid, p 415.
19. Ibid, p 417.
20. Fernández Suárez, Alvaro, "Los judíos en la
España moderna y contemporánea," Indice (September 1966),
p 7.
21. Ibid, p 15.
22. Ibid, pp 18-19.
23. Blánquez. Miguel, p 316.
24. Rivanera Carlés, p 2.
25. Caro Baroja, p 121.
26. Ibid, p 125.
27. Ibid, pp 149-150.
28. Roth, p 13.
29. Serrano, Eugenia, "Literatura y guerra santa," Diario El
Alcázar (05 September 1972).
30. Marineo Siculo, L., "Vida y hechos de los Reyes Católicos"
(Madrid, 1943), pp 68-70.
31. Biblioteca Nacional, "Manuscrito 2041", Folio 18v-v.
32. Roth, p 36.
33. López Martínez, Nicolás, "Los
judaizantes castellanos y la inquisición en tiempos de Isabel la
Católica" (Burgos, 1954), p 78.
34. Ibid, p 261.
35. Ibid, p 335.
36. Wast, "Oro", p 46.
37. Blánquez, Miguel, p 129.
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